El contenido de este fotocomentario ha surgido de forma natural cuando redactaba mi última entrada sobre técnica fotográfica, Dando vida a los días grises de otoño – Leica M6 con Adox Color Mission. En el mundo de la fotografía, y sospecho que es similar en otros mundos del consumo y la tecnología de consumo, abundan los «expertos» que hacen revisiones de productos, y que se muestran entusiasmados por productos, nuevos o de antaño, que denominan «con carácter». Que tienen «carácter».

¿Y que es esto del «carácter»? Pues a la conclusión que yo he llegado, estos productos con «carácter» son productos que presentan deficiencias, cuando no son simplemente malos. Los ejemplos que más se me ocurren son del mundo de la fotografía. Las cámaras Lomography tienen «carácter». Los objetivos fotográficos soviéticos de los años 50, 60, 70 y 80 tienen muchísimo «carácter». Algunas cámaras para película fotográfica de hace cincuenta o sesenta años tienen también bastante «carácter».
Que conste que el «carácter» en objetos o instrumentos de hace varias décadas no me parece mal. Si es producto de las limitaciones tecnológicas de la época o del hecho de que fueron diseñados para fines distintos de los actuales, pueden ser objetos o instrumentos que en su momento se consideraron de alta calidad, pero que han quedado obsoletos o superados por sus equivalentes actuales. Que se sigan usando con fines expresivos, o emulando su uso original, me parece estupendo, siempre que seamos conscientes de sus limitaciones. Pero que nos vendan objetos o instrumentos nuevos, con «mucho carácter», a precios elevados en ocasiones, como si ese «carácter» fuese una virtud intrínseca… me pone de mal humor. Pero bueno son cosas del capitalismo. Aunque buena parte de esos productos son made in China, una dictadura de partido único… un partido comunista. ¡Qué «carácter»! ¿Verdad?

