[Libro] La agonía de Francia – Manuel Chaves Nogales

Literatura

Unas semanas antes de irme de vacaciones, me llamó la atención en las ofertas de mi tienda habitual de libros electrónicos este libro del periodista español Manuel Chaves Nogales. Del cual en ese momento no sabía gran cosa. Pero lo que me llamó la atención fue el tema. Me explico. Aunque la cultura francesa siempre me ha atraído mucho, hablo el francés desde joven, no muy bien, pero soy capaz de conversar. Y leo en francés sin muchos problemas. Creo que es un país que ha ofrecido grandes cosas en las artes, las ciencias y el pensamiento. Pero al mismo tiempo, su historia moderna, desde la revolución de 1789 hasta nuestros días, está tan llena de contradicciones… que muchas veces he pensado que esos logros se alcanzaron a pesar de los propios franceses. En alguna ocasión, hace ya muchos años, en clase de francés en COU, la profesora, que era buena profesora pero con una falta de empatía por los alumnos masculinos que ocasionaba roces, nos dijo que los franceses tienen el corazón a la izquierda, pero el bolsillo muy a la derecha. Algunas de las cuestiones que ensombrecen mi opinión sobre Francia son algunas como el hecho de que celebren todavía a Napoleón, que no dejó de ser un tirano de mala especie, su nefasta política colonial, su hipocresía durante la Primera Guerra Mundial, ya que creo que la buscaron por revancha tanto o más como los alemanes, siendo responsables de muchas muertes, y su connivencia con el ocupante alemán en la Segunda Guerra Mundial, mucho más prevalente que las actividades de la resistencia. En los últimos tiempos, que fueran prácticamente el primer país de la Europa Occidental que diera cancha a un partido fascista, tampoco hace que mejor mi opinión. Y no olvidemos que la Quinta República francesa es consecuencia del golpe militar en Argelia en 1958 que devolvió el poder a De Gaulle, que lo usó para finiquitar la parlamentaria Cuarta República, para instaurar un régimen presidencialista, de menor calidad democrática, aunque reformas posteriores lo hayan suavizado a «semipresidencialista». Muchos analistas creen que el golpe de estado fracasado de 1981 en España estuvo inspirado, en lo que se refiere a sus actores menos radicalizados a la derecha, por aquel mayo de 1958 en Francia.

Pero quizá una de las cuestiones que más me han sorprendido es la facilidad con la que Francia se acomodó a la ocupación del ejército de la Alemania nazi tras la derrota sin paliativos de junio de 1940, y especialmente la ignominia que supuso el régimen de fascista del mariscal Pétain con capital en Vichy, especialmente colaborador en la represión de los elementos democráticos de la sociedad y en el exterminio de judíos. Nunca he considerado a Francia como uno de los victoriosos de esa guerra. Fueron derrotados y luego liberados. Que a las otras potencias aliadas les conviniera darles un trato de favor de cara al futuro de Europa y a la confrontación con la Unión Soviética… es otro cantar. Por eso «parece» que fueron de los ganadores. El caso es que este libro de Chaves Nogales nos habla de las razones por las que Francia sucumbió tan fácilmente ante el empuje alemán.

Chaves Nogales fue un periodista republicano español. Republicano moderado, en buenas relación con Manuel Azaña, lo que lo sitúa en posiciones políticas de centro izquierda. En cualquier caso, viajero incansable en su profesión, conoció las realidades de los estados totalitarios, tanto en la Unión Soviética como en Italia y Alemania. En 1933 entrevistó a Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, a quien consideró como un personajes ridículo. Previamente había escrito artículos y libros previniendo los males del régimen soviético. Cuando se desencadena la Guerra Civil en España, como es lógico, se pone al servicio de la República. Pero en 1937 se autoexilia ante los desmanes de la izquierda radical en su área de influencia, bajo el convencimiento de que ya no era posible un régimen democrático como resultado de la guerra; o se caería en una dictadura fascista, como sucedió, o se caería en una dictadura comunista, títere de Stalin. Hace tiempo que esta idea se instaló en mi cabeza también. Se instaló en París, donde se mantuvo muy activo, y conoció de primera mano la situación francesa en los años previos a la contienda mundial, así como vivió en directo la caída de Francia y del gobierno francés antes de huir a Inglaterra donde murió muy joven, pocos años después. Fue juzgado en rebeldía y condenado tras su muerte por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo del régimen fascista español; lo cual no deja de ser triste y chusco al mismo tiempo en diversas dimensiones.

El libro analiza la situación de Francia en los años previos a la catástrofe, así como lo sucedido en los dos meses desde la invasión alemana de Bélgica y los Países Bajos en mayo de 1940. El tono de cada capítulo es periodístico, por lo tanto habrá que ser cautos a la hora de valorarlo como libro de historia. Es como un compendio de artículos de opinión sobre la situación y los hechos acontecidos en Francia en ese periodo de tiempo, más que un análisis histórico del periodo. Podemos considerar al periodista como un profesional ecuánime, un buen profesional, y desde ese punto de vista el libro es un documento de un valor excepcional. Pero como todo texto periodístico, no conlleva el mismo rigor que el texto del investigador historiador, documentado y filtrado. Conlleva consigo su carga ideológica. Chaves Nogales dibuja una situación con la que en general es fácil estar de acuerdo, puesto que se dio en muchos países. Tras la crisis del capitalismo más liberal en 1929, las democracias liberales se tambalearon y se vieron fuertemente tensionadas y amenazadas por los totalitarismo que al atenazaban por derecha e izquierda. Es lo que había pasado en España y en algunos países centroeuropeos, con consecuencias nefastas, y es lo que tensionaba la Francia de la Tercera República. Régimen que estuvo en vigor entre dos derrotas francesas ante los alemanes, la de 1870 y la de 1940. Francia, para Chaves, estaba atenazada entre una burguesía, clase industrial y ejército claramente atraídos por los regímenes fascistas, y unos movimientos obreros que estaban siendo manipulados y sirviendo a los intereses del estalinismo a través de la Tercera Internacional. Vamos,… que observaba la misma deriva que la que le había hecho ser pesimista con el final de la guerra española tal y como lo podía prever en 1937.

Chaves transmite un tono muy desesperanzado por la Francia de aquel momento. Admirador del pasado del país galo como tierra de libertades, padre de las democracias liberales, tierra de acogida a los perseguido, se muestra pesimista con su presente y su futuro por haber abandonado estas ideas ante los cantos de sirena de los populismo de extrema derecha y extrema izquierda. Está convencido de la capacidad de Francia para haber derrotado a Hitler, especialmente en los primeros compases del conflicto bélico antes de que se entrara en esa fase que se llamó la drôle de guerre, que para él fue determinante para minar por completo la capacidad defensiva y ofensiva del ejército francés. Nos dice estar convencido de que entre los oficiales jóvenes franceses hay muchos que saben cómo hacer una guerra moderna, pero las decisiones están en manos de los viejos dinosaurios que vivieron la Gran Guerra. Y al mismo tiempo, esa misma oficialidad ha sido seducida por el fascismo. Chaves no deja títere con cabeza en su crítica a la sociedad y a la clase política francesa.

Como libro de opinión, que es, debemos afrontar su lectura con espíritu crítico. Evidentemente, se notan desde el principio dos cosas. Una, el profesionalismo y saber hacer del periodista experimentado y bregado. Dos, la profunda convicción ideológica a favor de la democracia liberal, de la moderación y del diálogo que mueve al autor. Creo que es una lectura que merece la pena. Creo que es pertinente. Creo que es fácil que las poblaciones caigan con relativa facilidad en las tenazas entre fuerzas extremas o populistas. Algo de eso estamos viendo hoy en día, donde el diálogo entre moderados es mucho más raro que la tensión constante, y donde vemos aliarse a quienes representan fuerzas teóricamente centradas con los extremos antidemocráticos. En cualquier caso, es evidente que las ideas que yo me había hecho sobre la Francia que abrió con facilidad sus puertas al fascismo alemán, son compartidas por este testigo directo de los hechos que fue Chaves Nogales.

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