[TV] Cosas de series; médicos, cirujanos, técnicos de radiología y otros sanitarios en Japón

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Como no tengo fotos de hospitales o servicios médicos en Japón, me limitaré a poner algunas escenas urbanas de Gifu.

En su momento ya comenté algunas cosas relacionadas con las series surcoreanas que se desarrollan en ambiente sanitario. También cuestiones relacionadas con la ética asistencial o la bioética, donde se manifestaban claramente conservadores; maniqueamente conservadores. Y como no hablar de la que es una de mis series favoritas surcoreanas, y su derivada, también en un ambiente de hospital. En todas las filmografías televisivas, periódicamente aparecen series sobre cirujanos, urgencias y otros servicios médicos, que suelen atraer a los espectadores. Claro… a costa de sacrificar notablemente la verosimilitud de las situaciones planteadas. Aunque siempre hay honrosas excepciones. En los últimos meses, he podido ver varias series en Netflix con estos temas, pero realizadas en Japón. Que siempre tienen un punto distinto, muchas veces excéntrico o raruno. Vemos.

Kōnodori [コウノドリ, cigüeña], conocida por el mundo como Dr. Storks (Doctor Cigüeña), nos lleva por las vidas y andanzas de un servicio de obstetricia en un hospital japonés. Un poco como sucedía en Resident Playlist, pero menos centrada en los residentes, y con un protagonista excéntrico, que se apellida como el título de la serie, aunque en ocasiones se oye pronunciar konotori. Tori 鳥 es ave en japonés, aunque muchas veces, cuando se usa solo o en el ámbito gastronómico suele significar pollo. Así pues, el doctor Cigüeña es el héroe de la función, que rodeado de residente, matrona, otros compañeros, y algún antagonista cascarrabias, va tratando situaciones complejas en cada episodio. Suele pasar en estas series japonesas que se utilizan también para lanzar mensajes educativos a los espectadores. No falta la escena en la que se suelta una parrafada claramente dedicada a que los espectadores aprendan algo útil. El protagonista (Gô Ayano), además, es un consumado pianista, aunque su identidad como pianista es anónima, y pocos saben que es a la vez obstetra. También es costumbre que el protagonista, macho, suela estar acompañado de una coprotagonista, hembra, que suele ser una residente (Mayu Matsuoka), algo torpona, pero muy voluntariosa, monilla, y de buen corazón. Tópicos constantes en la representación de género en las series niponas. En cualquier caso, se deja ver con agrado, y funciona razonablemente bien. Tiene dos temporadas.

Hace años, en Amazon Prime Video, me lo pasé muy bien con la serie Dokutā X 〜 gekai Daimon Michiko [ドクターX〜外科医・大門未知子〜, Doctora-X, cirujana Michiko Daimon], comúnmente conocida simplemente como Doctor-X. Una serie muy divertida, que llevaba al absurdo la incompetencia general de los cirujanos de una hospital universitario ficticio en Tokio, frente a la infalibilidad de su protagonista (Ryôko Yonekura). Me lo pasé muy bien. Y cuando visitamos Japón en 2019, en un anuncio luminoso en el famoso cruce de Shibuya pudimos ver que se anticipaba una nueva temporada de la serie. Nunca llegó a estrenarse en Prime Video. Ni esa, ni la siguiente. En total, la serie tiene siete temporadas, de las que en la plataforma de Amazon están disponibles cinco. Y curiosamente, una película, un largometraje, de 2024, que de alguna forma sirve para cerrar definitivamente la historia de los personajes principales, al mismo tiempo que nos informa sobre su pasado. La serie estaba muy bien, la película es floja, floja, floja… No voy a entrar más. En cualquier caso, cualquier parecido de las situaciones planteadas por la serie y la película con la realidad es pura coincidencia. Una parodia de tomo y lomo.

En estos momentos, está en emisión, no ha terminado todavía, una serie, 19 Banme no Karute [19番目のカルテ, algo así como la especialidad médica nº 19] que me ha dejado absolutamente atónito. En inglés español se titula The 19th medical chart/La 19ª especialidad. Y esa especialidad es… médico general. Es decir,… lo que tradicionalmente es el médico no especialista. Es cierto que en España la situación es confusa, y lo digo desde el punto de vista de que soy médico y corro el peligro de cabrear a algunos de mis compañeros, y se creó una especialidad, Medicina de Familia y Comunitaria, que por la trasposición de una directiva europea a la norma española ha acabado siendo el requisito para trabajar de médico general para el sistema público de sanidad. Lo cual entra en una contradicción esquizofrénica en la que una especialidad, y los que la cursan defienden a capa y espada que son especialistas, capacita para ser… médico general. Cosas que pasan. En la serie, en un hospital… contratan a un médico general… que utilizan unas técnicas extrañísimas, casi esotéricas, para definir lo que es la visión integral del médico general… o del médico de familia. Nada que ver con la realidad. Se repite el binomio de protagonista masculino sabio (Jun Matsumoto) y pupila femenina joven, mona, voluntariosa,… y torpona al principio (Fuka Koshiba). Pero no me ha convencido… he visto seis episodios, y tengo pocas ganas de ver más. Ya veremos. Aquí lo dejo.

Y luego tenemos Radiation house, en inglés en el original. También hay dos temporadas, pero de momento sólo están disponibles en Netflix la primera temporada y un episodio especial que sirve de resumen global de la primera temporada. Y aquí también entramos en el terreno de lo extraño e incomprensible. Aquí los héroes no son médicos, sino técnicos de radiología. Los siete técnicos del servicio de radiología de un hospital, al que llegan dos nuevos, un joven extraño (Masataka Kubota) y una joven normal (Alice Hirose)… joven, mona, voluntariosa, torpona, etc etc etc. Aunque el personaje principal femenino es una radióloga (Tsubasa Honda)… menos joven, mona también,… y sorprendentemente incapaz tal y como la presentan en la serie. Y que es la amiga de la infancia del protagonista que, aunque es médico especialista, sin que nadie lo sepa, o casi nadie, trabaja de técnico para apoyar a su antigua amiga, que parece no acordarse de él y por la que está colado. Situaciones irreales, con técnicos haciendo tareas no habituales en ellos, al menos en España, y… desconcierto absoluto para quien conozca el ambiente de estos servicios en nuestro medio. Casi nada que ver con la realidad. Pero es razonablemente entretenida. Qué se le va a hacer. Por lo demás, sigue esquemas similares a las anteriores series.

Lo que comentaba, comedias/dramas o mezcla de ambos, que siempre tienen un punto extraño, raruno, que nada tiene que ver con la realidad que conozco, siendo médico, de lo que pasa en los hospitales. Es lo que hay.

[TV] Cosas de series; médicos residentes y hospitales televisivos

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Escenas cotidianas en Seoul para ilustrar la entrada de hoy.

Desde que Grey’s Anatomy llegó a la televisión, los dramas médicos, a veces comedias, pero siempre con un puntito dramático, sufrieron un cambio. Ya no se centraban tanto en los veteranos, aguerridos y habilidosos médicos experimentados y capaces de resucitar a un muerto con sus habilidades quirúrgicas o en un box de urgencias, sino que los protagonistas venían a ser los médicos en formación. Los sufridos médicos internos y residentes, conocidos popularmente en España como MIR. Una confesión he de hacer. Yo… fui MIR.

Entendámonos… yo no fui el prototípo de MIR. No hice una especialidad clínica,… y lo mío fue distinto. Lo que luego contaré se aplica sólo en parte, pero no voy a entrar en detalle. Bueno… Para empezar… oficialmente, ya no se llaman MIR. Dado que además de plazas para médicos se convocan también plazas para biólogos, enfermeros, farmacéuticos, físicos, psicólogos y químicos, ahora se llaman «profesionales sanitarios en formación», y a los años de formación se les llama los años de «formación sanitaria especializada». No todos esos profesionales están considerados luego profesionales sanitarios,… pero no voy a entrar ahora en los intríngulis del estatuto de las profesionales al servicio de la sanidad española. Da igual. Todo el mundo sigue hablando de los MIR. Y salvo los interesados, pocos hablan de los otros profesionales que se forman en régimen de residencia. En España está regulado de forma inequívoca desde el año 84, aunque previamente hubo experiencias y evolución del sistema de formación de médicos internos y residentes.

El origen del modelo, profesionales que aprenden trabajando en jornada completa y exclusiva y en un centro sanitario, se originó en Estados Unidos. Y de ahí se fue generalizando por todo el mundo. El médico interno era el médico recién salido de la facultad que dedicaba al menos un año a coger práctica en un hospital, rotando por las distintas especialidades; medicina interna y derivadas, cirugías diversas, urgencias… Al terminar, o se iba a montarse su consulta de médico general, o bien optaba a las plazas de médico residente, durante varios años, en los que se centraba en el aprendizaje a fondo de una especialidad concreta, médica o quirúrgica. Lo de llamarse «internos» y «residentes» es porque prácticamente vivían, residían, en el hospital. Comenzaron siendo asistentes sin sueldo, aunque ahora, por regla general, tienen un salario, inferior al del médico especialista, y a cobrar por las guardias realizadas, aunque el modelo retributivo ha variado con el tiempo y ha sido diverso en distintos lugares del mundo.

Lo que vemos en las series de televisión es que son jóvenes que prácticamente viven en el hospital, trabajan muchísimas horas, están muy puteados, hacen guardias como locos, siempre están cansados y con sueño, y al parecer ligan y follan mucho. Por lo menos, esto último, los protagonistas. La realidad actual, ya desde el momento en que yo hice la residencia, cuando se alcanzaron algunos logros, es que en España están reguladas las jornadas máximas semanales y el número de guardias promedio. Y no viven tan mal, ni mucho menos. Pero eso no tenía gracia a efectos dramáticos.

Ha habido y sigue habiendo muchas series que tratan este tema. Ya he mencionado Grey’s Anatomy, pero una que me divirtió mucho en su momento fue Scrubs, una comedia de situación con mucha gracia y su punto de mala baba. Y que es unos años anterior. Aunque no fue tan longeva ni de lejos. Porque la del hospital de Seattle sigue en cartelera televisiva, acabamos de ver su 21ª temporada,… inexplicablemente… puro guilty pleasure. Y ahora, me voy al otro extremo del mundo, porque voy a hablar de la serie que ha motivado esta entrada. Y esta es Eonjenganeun seulgiroul jeongong-uisaenghwal [언젠가는 슬기로울 전공의생활, la vida de los residentes que algún día será sabios] Este título en coreano me parece un rollazo, y prefiero el título internacional en ingles, Resident Playbook.

Emitida recientemente en Netflix, donde la podéis encontrar, se podría decir, aunque no lo sea estrictamente, que es un spin off de una de mis series favoritas de la cadena, Hospital Playlist, que recientemente volví a ver y me siguió gustando mucho. Pero si en aquella se centraba en un grupo de amigos que ya son veteranos médicos especialistas quirúrgicos que rondan los cuarenta años, y en la que los residentes eran personajes secundarios, aunque varios de ellos se volvieron entrañables, en la actual los protagonistas son los residentes de primer año de Obstetricia y Ginecología de otro hospital que pertenece a la misma cadena de hospitales que el de la serie original. De hecho, los personajes principales de aquella han tenido presencia en la actual, ya que en cada uno de los doce episodios de la actual hay algún cameo de los protagonistas de aquella.

La serie actual tiene también un reparto coral,… aunque hay una de las residentes (Go Youn-jung) que tiene un mayor protagonismo. La actriz protagonizó la segunda temporada de una serie de ambiente histórico con toques fantásticos y que también me gustó mucho. Si Hospital Playlist tuvo una primera temporada que fue principalmente comedia, y una segunda temporada que tenía un tono más melancólico y dramático, sin abandonar la comedia,… a veces melodramático, Resident Playbook adopta esta segunda versión. Aunque hay alivios de comedia frecuentes, tiene un tono más dramático, y cae con más frecuencia en el melodrama. Me costó un poco entrar en ella, en los dos primeros episodios, las comparaciones con la original eran odiosas, lo cierto es que poco a poco me empezó a gustar, y reconozco que llegó un momento que esperaba con ganas los dos episodios que se estrenaban el fin de semana. Y sentí bastante empatía, especialmente por la chica más protagonista. Actúan bien en general. Y los argumentos y los casos médicos son más realistas que la media de estos programas.

Hay un motivo por el que decidieron que la especialidad fuera obstetricia y ginecología, y no las habituales estrellas de estas series que son la cirugía cardiotorácica, la neurocirugía, los trasplantes y demás, o el estrés de la urgencia. Corea del Sur es el país de la OCDE con menor natalidad y mayor tendencia al envejecimiento. Por lo que esta especialidad no es nada deseada por los jóvenes médicos, esta en crisis, y les cuesta cubrir las plazas, tanto en formación como de médicos ya especializados. Además es una de las más propensas a los litigios por presunta mala praxis. Algunos de estos problemas se aprecian en la serie. Los creadores de la serie han intentado tocar tierra, y no alejarse de la realidad. Lo cual les generó problemas, porque cuando la estaban rodando surgió un fuerte conflicto laboral entre los médicos residentes coreanos y el gobierno de su país, que llevó a dimisiones en masa, a huelgas, a una insuficiencia de recursos en los hospitales y a problemas con la correcta atención en hospitales.

Un conflicto muy duro y desabrido. En el que la mala prensa hacia los médicos ha sido la norma, lo cual ha endurecido sus posturas. No sé si se ha resuelto el problema. Pero que responde problemas reales, pero también a intereses corporativistas. Por un lado, los residentes suelen ser mano de obra mucho más barata en los hospitales que los especialistas formados, especialmente en guardias y urgencias. Pero sus condiciones labores no siempre son las adecuadas. Ahí tienen razón. Pero por otro lado, hay especialidades en las que se limita intencionalmente el número de especialistas en formación para generar una escasez de profesionales que están más cotizados… se genera una especie de oligopolio. En España también se da esto último. El pagano suele ser el paciente. Como consecuencia de estos conflictos, la serie estuvo a punto de cancelarse antes de emitirse. Y de hecho se retrasó bastante su estreno. En cualquier caso, me parece una serie bastante recomendable. Con sus peculiaridades surcoreanas, claro está.