[TV] Cosas de series; magos y cantantes actrices

Televisión

Toca hoy una ronda de series surcoreanas. Creo que es uno de los pocos motivos que me vinculan todavía a Netflix, plataforma sobre la que cada vez hay más probabilidades que me dé de baja. Y no por las polémicas sobre sus tarifas y planes de los últimos tiempos, sino porque su catálogo, más allá de ciertas cosas más o menos exóticas, cada vez me interesa menos. En fin. Vayamos con mis placeres «inconfesables» favoritos de los últimos tiempos.

Algunas fotos en las calles de Seúl, un día de fiesta nacional en la capital surcoreana.

Hwanhon [환혼, resurrección o algo así], conocida en el resto del mundo como Alchemy of souls o Alquimia de almas, fue una agradable sorpresa hace unos meses, una serie de aventuras, una épica fantástica, con magos, hechizos, y esas cosas, pero sobre todo con unos personajes/intérpretes que funcionaban muy bien en sus interacciones, y en su química interpersonal. La pareja formada por la actriz Jung So-Min y su partenaire masculino Lee Jae-Wook conformaban una cabeza de reparto que funcionaba muy bien, acompañada de un amplio reparto que cumplían. No era ninguna obra de arte de la ficción televisiva, pero entretenía mucho, lo pasabas bien durante nada menos que 20 episodios. Pero quedaban 10 episodios para cerrar la historia. Pero lo primero que llamaba la atención es que había un cambio de protagonista femenina, válido por la dinámica y el universo de la serie, aunque no sé muy bien a qué se debió cuando la protagonista original era lo mejor de la serie. Bueno, la serie ha tenido un final decente, con un happy end un poco forzado. Lo cierto es que la serie pedía un final más dramático por la historia, aunque menos por el tono general de la serie. Y la nueva protagonista, Go Yoon-Jung… pues es muy majica, no lo hace mal, pero no es lo mismo. Sinceramente. Pero bueno… no pasa nada. Se termina de ver la historia, y a otra cosa mariposa.

Las creadoras de la serie anterior, las hermanas Hong, fueron responsables también de otra serie con elementos sobrenaturales, Hotel del Luna, que también me resultó entretenida, y en la que también destacaba su protagonista femenina, conocida por su nombre original, Lee Ji-Eun, cuando es actriz, pero conocida como IU (아이유 Aiyú) cuando se mueve como cantante de k-pop en el mundo de la música. Una de las cantantes solistas con más éxito en Corea del Sur y en otros países asiáticos, con una larga lista de números uno, superventas y premios en su carrera, que empezó siendo una adolescente. Aún no ha cumplido los 30 años. Es muy mona y no canta nada mal, con temas de cierta calidad en su repertorio en lo que he podido escuchar. No mucho, pero algo. Que te enganches a su música o no… es pop… y eso está muy asociado a una edad y un lugar. En Netflix hay una serie antológica de cuatro episodios, cuatro cortometrajes dirigidos por directores de cine de prestigio en el país asiático, que vi hace tiempo. Se deja ver. Como son cortos de poca duración la volví a ver en una tarde tonta hace poco. Y era coprotagonista de la última película de Koreeda, rodada en Corea del Sur, que me gustó mucho, y en la que lo hacía muy bien. Realmente bien. No sólo es una cara mona, evidentemente. Con estos antecedentes, viendo que en Netflix hay tres series más en las que interpreta papeles de mayor o menor protagonismo, recientemente he visto dos de ellas.

Producers (título original en inglés), cuanta los avatares de los estudios de producción de la principal cadena de televisión pública surcoreana, en forma de ficción. Los dos personajes principales son dos productores ya establecidos, muy amigos entre sí, y con una tensión sexual no resuelta. Ella, Kong Hyo-Jin, produce programas musicales con éxito. Él, Cha Tae-Hyun, produce un programa de entretenimiento que está en fase de agotamiento en las audiencias. Pero en paralelo hay un par de coprotagonistas secundarios, dos personajes más jóvenes. Ella, Lee Ji-eun, es una cantante de éxito que empieza a estar harta de su peligrosa y manipuladora agente. Y él, Kim Soo-hyun, es un productor novato, que entra a formar parte del programa de entretenimiento en crisis, en el que comenzará a participar la cantante. Y entre los que surgirá también una tensión romántica difícil de definir, porque él chico se cuela por la productora veterana. Fundamentalmente en clave de comedia, es del año 2015 y eso significa que tiene una producción considerablemente más cutre que lo que vemos hoy en día. Pero entretiene bastante. En ella, la actriz que nos interesa, está razonablemente bien, aunque sin que su interpretación tampoco destaque especialmente. Como en tantas series surcoreanas, probablemente lo que más vale es la interpretación de Kong Hyo-jin, la actriz protagonista. Ya la había visto en otra serie… más floja.

Y luego está Naui Ajeossi [나의 아저씨] cuya traducción al inglés My Mister, es como es conocida internacionalmente. Y esta serie de 2018 sí que ha sido una agradable sorpresa inesperada. Un serio drama en torno a un ingeniero estructural en sus cuarentas, Lee Sun-kyun, que ocupa un puesto de responsabilidad en una empresa, pero no directivo, y sus conflictos familiares y profesionales, que lo empiezan a llevar a la deriva. Sus hermanos, contrapunto cómico en ocasiones, cuando no suman al drama, son una catástrofe en sus relaciones familiares y profesionales. Y su mujer, abogada independiente de éxito, tiene una aventura con uno de sus jefes, antiguo compañero más joven del protagonista en la universidad (en Corea del Sur, el tema de la edad es importante en las relaciones sociales). En un momento dado, como consecuencia de una confusión en las maniobras sucias por el poder dentro de la empresa, el protagonista es comprometido, más cuando interfiere una nueva empleada auxiliar muy joven, Lee Ji-eun, de poco más de veinte años. Esta interferencia, primero lo comprometerá más, pero luego le sacará del lío. La chica vive en la pobreza con su abuela sordomuda, y tiene un pasado complejo como consecuencia de las enormes deudas que dejó su madre, y haber matado a un prestamista, lo cual la persigue hasta la actualidad. La serie se centra en la compleja relación que se desarrolla entre ambos dispares personajes, que acabaron al final podrán ser la vía de redención y salida adelante el uno del otro, en medio de las trampas que les surgen por el camino. Además de esta trama principal, hay varias tramas secundarias, en torno a las familias de ambos, que complementan bien a la principal y tienen también su interés, con un plantel de intérpretes secundarios que funcionan muy bien. La serie está muy bien valorada en muchos sitios, muestra la capacidad de la Lee Ji-eun para asumir papeles dramáticos alejada del glamur propio de su agraciado físico, y a mí me convenció. Desde luego, no encaja como «placer inconfesable» como califico muchas series coreanas, sino que tiene méritos propios para ser recomendada.

[TV] Cosas de series; las series surcoreanas se extienden y los confusos destinatarios de la animación japonesa

Televisión

Esta semana traigo dos series muy distintas, procedentes de extremo oriente.

Empezaré por Dr. Brain 브레인, la primera serie surcoreana que se ofrece en Apple TV+. Y es que parece que las plataformas de contenidos en línea se están dando cuenta que la jugada de Netflix de apostar por las producciones del país asiático les está saliendo muy bien. Bien con producciones propias, bien como distribuidores mundiales de series producidas inicialmente para consumo local. Y que progresivamente han aumentado de calidad, pasando poco a poco de estar incluidas en la categoría de placeres inconfensables, a las de series interesante por sí mismas capaces de competir ventajosamente con las de otras nacionalidades. Poco a poco hemos ido descubriendo que el pequeño pero abundantemente poblado país del Asia oriental tiene una fenomenal cantera de intérpretes, y que cuando trasladan su buen hacer cinematográfico a la pequeña pantalla, alejándose de los clichés habituales de los k-dramas, nos ofrecen historias muy interesantes. Sin embargo, el drama con tonos de ciencia ficción en seis episodios de Apple TV+ se queda un poco a mitad de camino de ser reconocido como una buena serie de televisión. Adaptación de un webtoon, género muy popular en Corea del Sur.

El personaje principal es un científico investigador del cerebro (Sun-kyun Lee), que fue un niño especial, en el espectro de los trastornos autistas, con dificultad para expresar emociones, cuyo hijo murió y cuya esposa (Yoo-Young Lee) está en coma por un presunto intento de suicidio por la depresión consiguiente. Pero en sus investigaciones, que implican entrar en la mente de otras personas, descubre que quizá el niño no murió y que su esposa no intentó suicidarse, comenzando una investigación que a veces choca con las de la policía. La parte de ciencia ficción roza más bien la fantasía pseudocientífica. Hay una forma de identificar rápidamente a estas últimas; cuando se aplica el adjetivo «cuántico» indiscriminadamente a cualquier cosa… ahí estamos. Y llega un momento que la suspensión voluntaria de la incredulidad no funciona, combinado con unas interpretaciones que no carecen de calidad, pero que resultan frías en su conjunto. No me ha terminado de convencer. Pero sólo son seis episodios de una hora. Y aunque me muestre un tanto escéptico hacia el resultado final, la serie tiene críticas bastante favorables. Vosotros veréis. Apple TV+ tiene un catálogo relativamente reducido comparado con otras plataformas, pero para quienes nos manejamos en el ecosistema de servicios de la manzana, podemos encontrar su coste combinado con otros servicios muy razonable o prácticamente insignificante en aumento de gasto. Así que…

Habitualmente, siempre tengo alguna serie de animación japonesa que voy viendo poco a poco, sin prisas, en ratos muertos, bien de Netflix, bien de Amazon Prime Video, que son las plataformas con mejores oferta al respecto. Y la última que he visto es Edens Zero, una serie de la que estuve a punto de no pasar del primer episodio, pero ciertos desconciertos y elementos más o menos incomprensibles para mi, llevaron a que siguiera con ella. Me pasa con frecuencia, ver el primer episodio de una serie de animación y decidir que no es para mí y no seguir. Pero de vez en cuando cuela alguna que veo más por curiosidad que por interés real o por su grandes cualidades. Y esto me ha pasado en esta ocasión. Como la mayoría de estas series, es adaptación de una serie de historietas.

A primera vista, en el primer episodio, el encuentro entre una aspirante a estrella de las redes sociales en un universo alternativo con viajes espaciales y un huérfano criado por robots en un mundo deshabitado por los humanos me pareció que contenía mucho de infantilismo, y que parecía destinado más a la chavalada más pequeña que a otros grupos demográficos. Pero me sorprendía que la recomendaciones de edades fuera 16+ y no apareciera en el catálogo de Netflix Infantil. Así que seguí haber… y efectivamente, con una estética de aventura espacial fantástica o fantasía espacial, con los típicos personajes aniñados, pero con chicas de enormes glándulas mamarias, había temas relacionados con la violencia, el sexo, la esclavitud y otros más propios de adultos. La serie, en su conjunto, es entretenida. Pero todavía le doy vueltas a la cabeza a esos aspectos propios de la cultura japonesa en los que no tengo claros que carencias o cosas raras pasan por la cabeza de los nipones en cuestiones sexuales. Apostaría sin miedo a perder que a la mayor parte del femismo no le gustan estas series, con abundancia de fan service, por mucho que algunos hablen del empoderamiento de sus personajes femeninos. Me entra cierta perplejidad, eventualmente con algún elemento de rechazo. Obviamente, tras los primeros 25 episodios emitidos en dos tandas de 12 y 13 episodios cada una, se espera una nueva temporada para resolver la línea argumental primaria o principal. Ya veremos si la vemos.