[Música] Futurama vs Psyché Rock

Música

Siempre me ha costado mucho hacer listas tipo «mis 10 libros favoritos», «mis 10 películas favoritas», «mis 10 discos favoritos», «mis 10 destinos de viaje favoritos»… y esas cosas. No tiene mucho sentido. Cada libro, cada película, cada pieza musical, cada viaje tiene su hic et nunc. Su tiempo y su lugar. Su aquí y ahora. Cosas que leí cuando tenía 20 años y me entusiasmaron ahora me darían pereza o quizá no me convenciesen. ¿Con qué me quedo? ¿Con la sensación del momento o con lo que me podría suponer ahora? ¿Son listas «móviles» que van evolucionando? ¿Siempre distintas? Entonces… ¿qué sentido tiene hacerlas si son perennes? Pero hay constantes. Det sjunde inseglet (El séptimo sello) sería una constante de un listado de películas desde que la vi, y era poco más que un adolescente, pero The Godfather (El padrino) no. Por ejemplo. Lo cual además demuestra que soy raro de narices… porque habría muchas más personas que incluirían la segunda que la primera.

Pierre Henry era parisino, así que nos iremos de paseo a París, a la azotea del Centro Pompidou, en un estupendo atardecer de invierno.

Pues bien… en series de animación, Futurama sería una constante histórica que se resistiría como gato panza arriba a desaparecer de los primeros puestos de la lista. Simplemente escuchar los primeros compases de la música de apertura de cada uno de los episodios de la serie ya me pone de inmediato buen humor y a la expectativa… incluso cuando no estoy viendo la televisión. Os la dejo puesta aquí.

Pues bien,… recientemente Apple ha sacado una nueva aplicación para el iPhone/iPad, Clásica (en realidad Apple Music Classical pero aparece identificada con esa sencilla palabra), pensada para escuchar música… pues eso, clásica. No es que no se pudiese escuchar este tipo de música con su aplicación Música, pensada para escuchar… pues eso, música. Es que está en principio pensada para ese tipo de música. Desde que estuvo disponible el 28 de marzo me la instalé y la he estado usando. Creo que es un producto que tiene que evolucionar y madurar, pero desde ese momento dedico más tiempo a escuchar música clásica. El separar estilos de música me parece un acierto. Ojalá pariesen una Apple Music Jazz. En fin.

Estaba ayer escuchándola en casa mientras revisaba las fotografías de viajes en el día del año 2022 para un libro de fotografías, cuando seleccioné una lista de reproducción de la propia aplicación llamada Clásica avant-garde: imprescindibles. Abarca desde el impresionismo musical de Satie y Debussy, que es lo que más me llamó la atención y por lo que empecé a escucharla, están entre mis compositores preferidos, hasta música contemporánea experimental y electrónica. Muy diverso. Desde las dos últimas décadas del siglo XIX hasta todo el siglo XX prácticamente. Y en esto estaba cuando sonó algo que no conocía. ¿O sí? Es Psyché Rock de la Messe pour le temps présent de Pierre Henry, en el ámbito de la música concreta, de 1967. E inmediatamente me puse de buen humor y a la expectativa. Que no lo puedo poner aquí, supongo que no lo permite por cuestiones de copyright, pero que os lo dejo enlazado.

Comprobaréis que la música de la intro de Futurama, acreditada a Christopher Tyng, esta fuertemente basada en la obra de Henry. No lo sabía. De hecho, no conocía la música de Henry. Por lo que se ve, Tyng muestre varias piezas además del Psyché Rock de Henry, con distintos estilos, y de distintas procedencias, para crear la mezcla que constituye la sintonía de la serie de animación. Me ha encantado saberlo, y he pasado un buen rato esta tarde escuchando distintas versiones y variaciones basadas en la música de Henry. Como la de Fatboy Slim, que es el paso intermedio entre Henry y Tyng.

[Libro] Música, sólo música – Haruki Murakami y Seiji Ozawa

Literatura, Música

Dos características de este ensayo… por llamarlo de alguna forma, me llevaron a leer este libro.

En primer lugar, es el libro más recientemente publicado de Haruki Murakami en castellano. De Murakami he leído todas sus novelas y bastantes relatos cortos. Pero hasta ahora no había leído ninguno de sus ensayos. O libros de «no ficción» como parece que se les llama ahora con frecuencia, supongo que para que no se despisten demasiado los ya habitualmente demasiado despistados lectores. Españoles y de otros países, porque parece que la tendencia es común a muchos países. No los había leído… porque los temas que trataba en ellos no me atraían lo suficiente. Quizá le de una oportunidad a alguno de ellos en algún momento, pero no por ahora. Siendo el tema de este nuevo libro la música,… pues me parecía más atractivo.

En segundo lugar, aunque le he llamado ensayo, en realidad es un libro de conversaciones. Entre Murakami y el director de orquesta Seiji Ozawa. Un tipo muy dinámico, muy animado, y que lleva tanto tiempo dirigiendo orquestas en occidente, que ya casi no parece japonés en sus comportamientos y modos. Aunque eso puede ser una opinión basada en aspectos muy superficiales de su apariencia pública y hay que cogerla con pinzas. Desde que leí las conversaciones de Truffaut con Hitchcock, este género me ha atraído mucho, especialmente si de lo que se habla me interesa. Y la música, quieras que no forma parte de nuestras vidas. Yo escucho música con mucha frecuencia. Mientras trabajo para aislarme del entorno. Mientras estoy en casa, haciendo otras cosas o simplemente descansando. En ocasiones, cuando salgo a caminar por caminar, suelo ir acompañado de la música. Y por las noches, cuando eventualmente me despierto a mitad del sueño y no consigo volver a conciliar el sueño porque pensamientos invasores me lo impiden, como esta misma noche pasada, poner música y centrarme en su escucha, ayuda a ahuyentar estos pensamientos impertinentes y me ayuda a volver a los brazos de Morfeo.

¿Escucho música clásica? A veces. No es infrecuente, pero tampoco es lo más frecuente. El jazz, alguna música brasileña y determinadas curiosidades de lo que ahora aparece en las tiendas de discos, reales o virtuales, como «músicas del mundo» son frecuentes. También cierto tipo de pop independiente, alejado de la música prefabricada de las corrientes principales del pop, que no suelo soportar. Tampoco soy rockero. El rock dejó de evolucionar realmente hace mucho tiempo, y con eso dejó de interesarme bastante, y las más de las veces no colabora bien en mi intención de ayudarme a relajarme y aislarme del mundo. También hay que decir que buena parte de lo que hoy en día se llama «rock» no es más que ciertas formas de pop. Es una opinión. Probablemente equivocada, pero es lo que hay.

Murakami es un conocido melómano. Sus novelas están llenas de referencias musicales, que muchas veces empiezan en el propio título de la novela. Recordemos que su novela más conocida, en España y otros países occidentales titulada Tokyo Blues, tiene como título original Norwegian wood, como la famosa canción de The Beatles. Por poner un ejemplo. Las más de las veces las referencias son jazzísticas. Recordemos también que durante unos años, el escritor junto a su esposa regentarón un café y club de jazz. Pero no son infrecuentes las referencias a la música clásica. De la que dice tener una extensa colección de discos.

Ozawa, por otra parte, fue diagnosticado de un cáncer esofágico en 2010 que le llevó a una larga y compleja convalecencia durante la cual, escritor y director concertaron una serie de encuentros, de entrevistas, que se realizaron en torno a la escucha de algunas de las piezas claves del repertorio del maestro. Estas se prolongaron hasta entrado ya el 2011. Y estas entrevistas son las que constituyen el núcleo principal de lo que se cuenta en este libro, en el que ambos intercambian puntos de vista que no dejan de ser instructivas y pueden ayudar a afrontar la escucha de la música clásica de otra forma.

¿Me parece recomendable? Si te gusta la música clásica y te sientes atraído por este tipo de conversaciones, puede resultarte bastante interesante. No creo que esté al nivel, ni de lejos, de aquellas conversaciones entre Truffaut y Hitchcock que eran un auténtico manual para entender el cine del director británico, o el cine en general. Pero permite conocer mejor cómo es la vida de un director de orquesta, cuáles sus responsabilidades, su forma de trabajar, las dinámicas del medio, y por qué una misma pieza interpretada por dos orquestas distintas y con distintos directores, puede realmente ser cosas distintas. Interesante. Aunque hay una cosa que recomendaría a quien tenga mucho tiempo y acceso a una enooooorme discoteca de música clásica. Yo no lo he hecho. Y eso es… escuchar la música de la que hablan mientras se leen las conversaciones.