Libro: La batalla de Leyte

Historia, Literatura

Desde hace unas semanas voy siguiendo la nueva serie bélica producida por Steven Spielberg, The Pacific. Como sólo quedan dos capítulos para que termine hablaré de ella de aquí a 10 días o poco más. Esta serie va acompañando las peripecias de tres infantes de marina estadounidenses en el escenario de guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. El caso es que me viéndola me ha entrado el interés por conocer un poco más como fue ese duro escenario bélico, del cual he leído menos que del europeo. Por razones obvias; Europa me queda «más cerca».

Entre los hechos que más me han interesado está la reconquista de Filipinas. Esta campaña, que comenzó con el desembarco del ejército de MacArthur en Leyte, tuvo especial interés por diversos motivos. Hubo mucha política en la decisión de realizarla. También porque se discutieron ampliamente los motivos económicos y estratégicos de la misma. En resumen, su conocimiento da muchas pistas sobre las condiciones que lleva a que una potencia gane o pierda una guerra.

Visitando hace unos días la FNAC encontré este libro que habla sobre la batalla naval que, aunque es conocida por diversos nombres, creo que el más conocido es Batalla del Golfo de Leyte; aunque su escenario real fue mucho más amplio que este accidente geográfico, abarcando amplias zonas de los mares que rodean las islas Filipinas y los estrechos que las separan entre sí. Así que aprovechando que terminé de leerlo ayer, en el 65º aniversario del final de la guerra en el escenario europeo, os comentaré qué me ha parecido.

La batalla de Leyte
Jean-Jacques Antier
Inédita Editores; Barcelona, 2008
ISBN: 9788496364929

Antes de nada he de decir que los libros sobre la historia de las guerras o las batallas siempre me dan un poco de miedo. Me gusta la historia, y los hechos bélicos forman parte de la historia. Así que necesariamente, de vez en cuando leo algo sobre la historia de las guerras. Pero he comprobado que en ocasiones me siento incómodo con este tipo de literatura. A veces, el autor ofrece un enorme cantidad de datos sobre unidades militares con sus numeraciones y sus múltiples denominaciones que hacen difícil seguir con precisión lo que se está narrando. Otras, el autor es un militar que analiza de «forma científica» los hechos, friamente, lo cual es algo que me cuesta asimilar. Soy de los que opinan que en las guerras no pelean los buenos contra los malos. Siempre creo que en las guerras está el «ejército de los malos» contra «el de los peores». Y obviar que en las batallas el ser humano deja de tener importancia como persona para ser un mero instrumento de la política, de la ambición, del odio racial, etc., reduciéndolo a un visión presuntamente objetiva de los hechos, me incomoda y mucho.

En esta ocasión, el autor es un periodista que se ha especializado en la historia de la guerra naval. Y su condición de periodista se nota por la agilidad de la narración, que no llega a ser novelesca, pero casi. Se agradece su habilidad para narrar sin confusión una serie de hechos, algunos de los cuales sucedieron simultáneamente, de forma clara, estableciendo con precisión las causas y los efectos de las decisiones de los principales responsables militares de ambos bandos, el japonés y el norteamericano. De este modo, el libro se lee fácilmente y con rapidez. Es ameno.

No obstante he encontrado alguna debilidad. Una, por ejemplo, que desconozco si es culpa del escritor o del traductor, es la falta de uniformidad a la hora de ofrecer algunos datos. Y así, en algunos capítulos las medidas se ofrecen en el sistema métrico decimal (bombas de 453 o 906 kilogramos), mientras que en otros se ofrecen en el sistema imperial (bombas de 1000 o 2000 libras). Creo que también hay líos con los metros, los kilómetros, las millas náuticas, etc.

Contrastando su narración con alguna otra fuente, parece que su relato tiene bastante rigor histórico. Es preciso. Sin embargo, es complaciente con algunos personajes. Su descripción de las motivación del MacArthur para recuperar las Filipinas con prioridad a otros objetivos incluye ciertas observaciones del general que le hace parecer a él y su padre, que fue gobernador de las islas bajo el dominio norteamericano durante un tiempo, como si los norteamericanos fueran liberadores y paternales tutores de los isleños. La realidad nos dice que tras la independencia de España, se declaró una primera república independiente en las Filipinas que fue abolida por los EE.UU. tras una guerra de más de 10 años, tras la cual pasó a ser un colonia de la potencia norteamericana. Dicha guerra incluyó un gran número de muertes civiles con frecuentes represalias de los norteamericanos contra la población civil y el uso frecuente de la tortura; vamos, lo habitual en las guerras de ocupación, las haga quien las haga. Así que esta complacencia del autor hacia el general norteamericano y sus motivaciones, me hace sospechar de otras opiniones sobre otros protagonistas más importantes en los sucesos relatados. Porque no creo que sea un indocumentado e ignore la realidad de la historia filipina. O sí. Vaya usted a saber.

Por otra parte, MacArthur es un secundario en esta historia. Los actores principales fueron diversos almirantes de ambas armadas con distintas responsabilidades en los fracasos y en los éxitos de ambos bandos. Éxitos parciales de los japoneses, porque la operación en su conjunto fue un gran éxito para la armada norteamericana sólo empañada por las decisiones de alguno de sus más destacados almirantes. Lo que si es de destacar es que esta batalla, o más apropiadamente este conjunto de batallas, pasará a la historia como la última confrontación naval en la que los buques de guerra se enfrentaron a cañonazos, siendo además la de más envergadura de la historia por el número, tamaño y potencia de los buques puestos en acción.

Al final de la misma, se puede asegurar que ni la marina ni la aviación japonesa podían poner ya en serio riesgo a las tropas aliadas, y el Japón quedó aislado de la posibilidad de recibir materias primas con las que sostener el esfuerzo bélico. Lo cual habla de la importancia de la acción.

El libro, en su conjunto, gustará a los aficionados a la historia, y en especial a los de la historia bélica o del conflicto mundial. Para el resto, supongo que no tendrá mayor interés.

Batallador

Monumento a Alfonso I "el Batallador" en el Parque Grande de Zaragoza; uno de los grandes líderes militares del Reino de Aragón, y al mismo tiempo un nefasto político, que a punto estuvo de acabar con el emergente reino a su muerte por culpa de sus desastrosas disposiciones testamentarias - Panasonic Lumix GF1, Canon-S 50/1,8 II

Triste 70º aniversario

Historia

Hace unos días, ElPaís.com lo definía como El peor día del siglo XX. Considerando lo que ha supuesto el siglo XX en materia de sufrimiento humano, casi habría que considerarlo el peor día de la especie humana. Como desconocemos lo que sucedió en tiempo prehistóricos, sí que me atrevería a decir que fue el peor día de la historia del ser humano. Tal día como hoy en 1939, el ejército alemán invadía Polonia y daba comienzo a la que sería la mayor conflagración bélica y la mayor catástrofe humana conocida entre las provocadas por el hombre.

Grua medieval - Gdansk

La ciudad libre de Danzig, hoy la polaca Gdansk, fue uno de los primeros objetivos del ejército alemán - Canon EOS 40D, EF 24-105/4L IS USM

Es sencillo culpar a Hitler y a los nazis alemanes de lo sucedido, y efectivamente, a estas alturas nadie duda de que fueron los principales villanos en la catástrofe. Pero mirarlo así sería simplificar estúpidamente las causas del conflicto. Y digo estúpidamente, porque sería de estúpidos no recordar permanentemente lo que no hay que hacer si queremos evitar otra guerra como esa. El cierre en falso de la I Guerra Mundial en el Tratado de Versalles, el malicioso influjo que los nacionalismos han ejercido sobre las poblaciones, el capitalismo ultraliberal descontrolado que condujo a la Gran Depresión, los brazos abiertos que los extremismos fascistas y comunistas ofrecieron a las poblaciones desencantadas, la inoperancia de las democracias en frenar a los fascismos cuando estuvieron a tiempo, en Austria, en Checoslovaquia, en España, en China, etc. Se podrían citar muchas más causas.

Hay quienes opinan que antes del 1 de septiembre de 1939, el mundo ya llevaba varios años en guerra. Que si se considera esa fecha el principio de la guerra supongo que será porque las grandes potencias no estaban involucradas todavía. Como si el sufrimiento de los demás no importara.

Noria - Prater

Viena, la capital austriaca, no se supo resistir al encanto de los totalitarismos - Panasonic Lumix LX3

Las consecuencias fueron terribles. Nunca antes las poblaciones habían sufrido con tanta virulencia las consecuencias de las guerras. Las ciudades fueron bombardeadas inmisericordemente; los muertos civiles dejaron de ser un daño colateral de las guerras para ser un objetivo buscado por parte de los distintos contendientes. Graves fueron las afecciones que el Eje causó en ciudades como Coventry, Rotterdam o Shanghái por poner algunos ejemplos. Pero no menos graves fueron las consecuencias de los bombardeos sobre Hamburgo, Dresde, y no digamos ya los resultados de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Ya lo he comentado en alguna ocasión. En una guerra no hay buenos y malos; hay malos y peores.

Zwinger

El bello Zwinger de Dresde, tal y como lo contemplamos hoy en día, es una reconstrucción del existente antes de la guerra; la ciudad quedó totalmente arrasada por las bombas incendiarias - Pentax *ist DS, SMC-A 50/2

Podemos hablar también de los tremendos movimientos de poblaciones, de los desarraigos que la guerra provocó en millones de personas, obligadas a abandonar para siempre los hogares que habían sido de sus antepasados desde tiempo inmemorial. Millones de refugiados rusos huyendo desesperadamente hacia el este del odio racial alemán cuando no desplazados por la tiranía de Stalin, millones de polacos sin saber cuál iba a ser su tierra de una año para otro, regiones enteras de la antigua alemana desaparecidas como tales con toda su población obligada a desplazarse, cientos de miles de mujeres violadas al paso de los distintos ejércitos, miles de mujeres asiáticas obligadas a prostituirse para el ejército imperial japonés, y así listas interminables de desmanes.

Río Óder - Wroclaw

"Festung Breslau" proclamó Hitler, la fortaleza de Breslau, para defender esta ciudad entonces de predominio étnico alemán; hoy día es la Wroclaw polaca, repoblada por los polacos obligados a abandonar Lwów, actualmente en Ucrania - Canon EOS 40D, EF 24-105/4L IS USM

Y qué decir del extremo odio racial desplegado hacia los judíos, pero también hacia los gitanos, hacia las poblaciones eslavas de las regiones conquistadas,… que no fue exclusivo de los nazis. Se registraron brotes antisemitas contra las maltrechas y escasas poblaciones judías que quedaron en Polonia y en la Unión Soviética. También sufrieron persecuciones las poblaciones alemanas que se negaron a abandonar sus hogares inicialmente al final de la guerra.

Auschwitz-Birkenau - Alambradas

El campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, el lugar que representa lo peor de la inhumanidad del nazismo y de la guerra - Canon EOS 40D, EF 28/1,8 USM

Creo que es necesario mantener la memoria de lo sucedido. Tengo la sensación de que el regreso de los fanatismos que sacaron a la luz lo peor de la especie humana están ahí, dentro de todos nosotros. Esperando a salir. Desde el año 1945 no ha vuelto a haber un conflicto de semejante calibre sobre la faz de la Tierra. Pero esta tampoco ha conocido la paz. Seguimos recibiendo noticias de masacres de poblaciones civiles por motivos religiosos, raciales, étnicos; los nacionalismos y los totalitarismo siguen acechando. El arsenal atómico que apunta a las ciudades de todo el mundo es suficiente para exterminarnos como especie varias veces. Mejor será que no olvidemos… por que si no…

Memorial del Holocausto

Un joven se alza sobre las estelas del Monumento a los Judíos muertos en Europa por el nazismo - Canon Digital Ixus 860 IS