Ladies in Lavender (2004): «Dirigida por

Charles Dance

Película británica, de buena factura como es tradicional en los filmes de esta nacionalidad, en la que dos ancianas de Cornualles se ven asaltadas por picores primaverales ya olvidados (especialmente una) ante la llegada de un jovencito polaco, víctima de un naufragio, a las playas de la región en la década de los treinta. El jovencito resultará ser un virtuoso violinista.

Las dos protagonistas son dos sólidas actrices veteranas de la escena y la pantalla inglesas, Judi Dench y Maggie Smith, que saben dar el toque adecuado a sus personajes. El chico, un alemán que nos deleitó con Good bye, Lenin, se limita a cumplir. Entre los actores de reparto destaca Natascha McElhone, una actriz británica joven y sólida en su interpretaciones, que muestra sus modos aun con un papel pequeño aunque importante.

No está mal, aunque tampoco dejará mucho recuerdo. Para pasar un rato agradable, lejos de los efectos especiales y con sentimientos. Además, las costas de Cornualles en verano son muy bonitas.

En la foto, qué puede haber más británico que un guardia a caballo en el Mall londinense. Esta y otras fotos de mis periplos por Europa en De viaje con la cámara al hombro.

Star Wars Revelations .. A Panic Struck Productions Film

Ya dije hace unas semanas que, estando en vísperas del estreno del episodio III de Star Wars, algo hablaría del tema.

Pero no. No hablaré de las superproducciones del tío George. De SuperLucas.

Hablaré de unos tipos que, presuntamente, gratis et amore se han hecho una película de 40′, sin ánimo de lucro para no irritar a los leguleyos del tío George, basada en el universo de los Caballeros Jedi (para los legos en la materia, pronúnciese yedai, no yedi).

La peliculita en cuestión se titula Star Wars Revelations y puede ser descargada gratis siguiendo los enlaces de la página vinculada en el título de esta entrada. Los actores no parecen proceder del Actor’s Studio precisamente; voluntariosos son sí, pero poco más. Los efectos especiales cantan mucho, pero son dignos cuando se refieren a las escenas espaciales. En «tierra» son muy de cartón-piedra. El argumento, simplón, pretende situarse en algún punto entre el episodio III y el IV de las trilogías de Lucas. Los restos de los Caballeros y Damas Jedi intentan salvar los muebles que pueden, hasta que aceptan la premonición de que sólo dos de ellos quedarán (¿adivináis quienes son? ¿no? Pues a ver los episodios IV, V y VI; que ya va siendo hora). Mientras tanto comienzan los preparativos de la Rebelión.

De los personajes de la saga original sólo reconocemos a Darth Vader, al Emperador Palpatine, un presunto R2-D2, y menciones a Bail Organa y Mon Mothma. Aparece un mundo mil veces mencionado y hasta ahora nunca visto; Corellia, la patria chica del bueno de Han Solo. Por cierto, que tiene un sorprente parecido con el neoyorquino Central Park.

Está claro que es un producto de aficionados, que se lo han debido pasar de miedo. Este tipo de productos no pueden competir ni de lejos con el cine comercial. Pero… ¿si en vez de una de fantasía y ciencia ficción, que exige complejos efectos especiales, hubieran planteado un guion razonable, con unos actores razonables y un planteamiento más serio? ¿Estaremos ante una nueva forma de realizar cine?

La imagen de hoy corresponde a una vista panorámica en las cercanías de la laguna de Gallocanta, situada a caballo entre las provincias de Zaragoza y Teruel.

Code 46 (2003): Dirigida por Michael Winterbottom

Tras una tarde de pateo de Zaragoza, cansados por los tempranos calores con los que nos amenaza esta seca primavera, nos metemos a las 9 de la tarde a ver una película de Ciencia Ficción. Lo cual en los tiempos que corren es una temeridad. Lo más normal es que te «frían» a efectos especiales, y que te cuenten una historia absurda, estúpida o ninguna historia en absoluto.

Bien. Pues no. No hay efectos especiales abrumadores. No hay láseres. No hay monstruos (salvo los propios seres humanos). Ni batallas espaciales. Hay un futuro. Un futuro probable. Y relativamente cercano. El ser humano, controlado por las grandes multinacionales, tal vez por los gobiernos. Las paradojas de la ingeniería genética. El significado de la libertad. Y una historia de amor. Prohibido. Con cierto regusto pecaminoso. Aunque tierno y sincero, como los buenos.

Quizá no pase a la historia como una obra maestra. Su repercusión comercial parece muy modesta. De hecho, se estrena en España con dos años de retraso. Pero es un soplo de aire fresco en el desolado paisaje de la fantasía y el cine de anticipación.

Los «protas» están muy bien, el siempre sólido Tim Robbins, y especialmente, la poco frecuente y excelente Samantha Morton (qué inolvidable Hattie en Sweet and Lowdwon [Acordes y desacuerdos] de Woody Allen).

Yo, a pesar de alguna debilidad en el guion hacia el final de la película, le pongo un siete. Es decir, que si te gusta el género, a por ella.

En la imagen, el Atomium de Bruselas, símbolo de un ¿futuro de ciencia y prosperidad? Esta y otras imágenes de mis viajes en De viaje con la cámara al hombro.