Hoy es día de fiesta en Zaragoza. El segundo patrono de la ciudad según los católicos. Dos tradiciones se esperan de un día como este. Comer roscón y que haga viento. Por lo poco que me he asomado a la ventana, la segunda no se va a dar. Y aunque ha amanecido frío, al mediodía y en las primeras horas de la tarde apetecerá salir a pasear.
La mañana la he empezado muy activo. En la visita del sábado al Palacio de Larrinaga me llevé la Leica IIIf con un carrete de Ilford XP2 Super. Pero al avanzar los últimos fotogramas que hice el domingo, me despisté, forcé la cosa, y se rompió el carrete. Imposible llevarlo al minilab a su proceso habitual. Así que miré por internet, y comprobé que aunque es para proceso cromogénico C-41, existen soluciones para revelarlo como una película en blanco y negro cualquiera. Ayer me acerqué a Imesa, donde todavía se pueden encontrar químicos para el revelado en Zaragoza, y esta mañana me he puesto a la tarea. Secándose está el carrete. Mi primera impresión es que el revelado que le he aplicado ha sido demasiado enérgico, y los negativos están muy contrastados. Pero hay imágenes. Ya lo creo que hay imágenes. Así que cuando se seque y las escanee… bueno, un día de estos os las pongo.
Mientras, os propongo, ya que es día de fiesta. Un paseo por Zaragoza. En fotos, claro. En blanco y negro, pero con cámara digital.

El domingo, tras ir tirando con la Leica hasta el accidente, en la plaza de España pasé a la digital que llevaba en el bolsillo.

Fui paseando hasta la plaza de San Felipe, donde habíamos quedado con la posibilidad de pasear y luego tomar el vermú dominical.

Esta plaza, los domingos se convierte en un remedo de la place du Tertre parisina, con pintores y otros artesanos ofreciendo sus obras.

Muchos miran y preguntan, pocos compran. Que conste que estuve a punto de comprar un par de pequeñas acuarelas por 10 euros cada una. Pero luego me puse a pensar donde cuadraban en mi decoración doméstica, y desistí.




