[Libro] La mujer de al lado

Literatura

La lectura de relatos de ficción, novela principalmente, es lo más habitual en mí, salpicado de vez en cuando con algo de ensayo sobre historia y algo de divulgación científica, más o menos profunda según las materias. Estas dos últimas variantes surgen con menos frecuencia ultimamente o, por motivos diversos, no las traigo a estas páginas. Pero también cada vez con más frecuencia intercalo esas lecturas con la historieta, que de unos años a esta parte he descubierto/redescubierto como potente arma para contar historias.

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En la ficción japonesa, no es infrecuente encontrar referencias al mundo mitológico de las creencias populares. No es el caso de esta colección de cuentos, que se mueve dentro del realismo puro y duro. Quizá, con cierto atrevimiento por mi parte, se podría comparar con el realismo italiano, también de posguerra.

Es cierto que es fácil caer en algunos prejuicios con este estilo narrativo. Determinados géneros, como la historieta de tebeo, los superhéroes o determinados productos serializados para adolescentes que nos llegan de Japón, hace que mucha gente vea la historieta como algo que no va con ellos. Que pertenece a otros grupos de edad o a grupos de friquis más o menos raros. Y esto es un error, porque hay cantidad de relatos maduros, adultos y profundos, o relatos adultos, entretenidos y pícaros, que de todo hay, que pueden convenir a todas las edades a poco que te sacudas los prejuicios de encima.

La historieta japonesa es un de las más variadas, aunque cuando te asomas a las libreerías, especializadas o no, lo que te abruman son los volúmenes de aventuras serializadas pensadas en el público adolescente principalmente. Pero tiene autores de gran calado que te dejan muy pensativo sobre la naturaleza del ser humano.

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En cualquier caso, aprovecharé la ocasión para trasladarme al mundo de la fantasía y la mitología japonesa a través del arte que encontramos en el Museo Nacional de Tokio.

Encontré hace ya algún tiempo un recomendación sobre este libro de Yoshiharu Tsuge en un artículo que también hacía alguna reflexión como la que encabeza esta entrada, que no encuentro ahora y no soy capaz de enlazar, y poco después lo vi en una librería, en una edición elegante aunque de aspecto sencillo, que te entra por los ojos. Publicada por Gallo Nero, es una pequeña colección de historias cortas sobre personas muy corrientes, con problemas debidos a su extracción social, a su carencia de dinero, a los problemas del Japón de posguerra, que no es la brillante sociedad tecnológica y tecnofílica que conocemos ahora. O que creemos conocer ahora. Relatos costumbristas, quizá con un trasfondo autobiográfico, ya que un personaje presente es el historietistas sin trabajo o mal pagado que mal vive en ese Japón de los años 50 o 60. Relatos donde el protagonismo para a esos sectores de la sociedad que más sufren cuando esta está enferma, mujeres, niños,… También las relaciones. Relaciones de amor o sólo deseo, o ese punto gris entre ambos en el que es difícil definir de qué se trata.

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Un lugar donde empaparse de la estética y el arte del País del Sol Naciente.

Aunque puede existir la tendencia a ser leído con rapidez, dado que se trata de historias pequeñas, casi mínimas, con un dibujo sencillo, que no simple, esto sería un error. Porque son historias que llevan sus cargas de profundidad en las que hay que caer, que hay que conocer y comprender. Por lo demás, me conmovió en ocasiones y lo considero muy recomendable. Y son historias mucho más universales de lo que su nacionalidad nos puede hacer pensar.

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Y donde encontramos esta placa lacada con la técnica del maki-e, auténtica tarjeta postal del siglo XVIII enviada desde Roma por un embajador nipón. Los más avezados la habréis reconocido… es la Fontana de Trevi… que le llamó la atención como a tantos turistas hoy en día.