Hoy estaba convencido de que tendría tiempo de sobra para subir esta entrada de recomendaciones fotográficas y muchas otras cosas más. Pero he empezado un curso sobre un asunto de interés en mi trabajo y de poco interés aquí, que me ha tenido entretenido más tiempo del que pensaba. En fin… iré un poco rápido.

Hace unos días se conmemoró el día internacional contra la violencia de género (por favor, no digáis «se celebró el día» porque hay poco que celebrar en estos temas). Y en Cartier-Bresson no es un reloj lo hicieron trayéndonos a la memoria una de las más célebres fotografías de Nan Goldin, en la que la propia fotógrafa es víctima del maltrato. Corresponde al seminal trabajo The Ballad of Sexual Dependency.
En The Picture Show de la NPR nos hablaron de las fotografías de Mary Ellen Mark. Siempre una de mis favoritas. Y no sólo porque frecuentemente nos llevase y acompañándose al mundo del cine y a sus figuras más notables. No sólo por eso. Una de las fotógrafas imprescindibles del siglo XX.
Siempre se discute cuáles son los límites de lo que debe mostrar la fotografía documental, la fotografía de reportaje. En Albedo Media lo discuten sobre la base de una fotografía estéticamente bella en el horror que transmite. El fotógrafo Enrique Metinides retrato a la periodista Adela Legarreta después de haber fallecido atropellada en Ciudad de Méjico. Es una fotografía impresionante, casi irreal.
Los movimientos culturales o subculturales de la juventud siempre han atraído a muchos fotógrafos. Véase por ejemplo la obra de Miguel Trillo en España, que ya he comentado en estas páginas. En AnOther Magazine mostraron recientemente un trabajo similar de los años 50 del siglo XX, del fotógrafo Ken Russell (aunque es más conocido como cineasta), que enfocó su objetivo sobre las Teddy Girls londinenses de aquella época de la posguerra británica. Lo original es que se fijó en las «girls» y no en los «boys» como el resto del personal.
Me han parecido de lo más interesantes las fotografías del intercambio entre la fotógrafa Carissa Dorson (otra artista que le da más al vídeo/cine que a la foto fija) y su padre. Dorson siempre sintió que no había tenido mucha comunicación con su padre. Y viviendo alejados, uno en cada costa de los Estados Unidos, parecía difícil de remediar. Así que le propuso un intercambio fotográfico. Uno hacía una foto, y el otro le contestaba con otra relacionada… y así siguiendo la cadena. La cuestión es que le ha dado para un libro y, sobre todo, para experiencia creativa y comunicativa. Lo han contado en Lenscratch.