Tras la vuelta del viaje de vacaciones, me encuentro con una serie de novedades en la cartelera cinematográfica. Novedades sobre cuya calidad no puedo asegurar nada a priori, pero que me atraen por los antecedentes. Como es este largometraje de la francesa Julia Ducournau, que ya hace unos años nos propuso una película peculiar y compleja, que sorprendió bastante. Y aquí nos ofrece una de esas películas que suelen adoptar el calificativo de inclasificables, que ha tenido bastante aceptación en festivales, aunque también se anunciaba como compleja de visualizar.

La joven Alexia (Adèle Guigue de niña; Agathe Rousselle de adulta) sufre a los siete años un accidente de tráfico mientras iba dándole la murga en el coche a su padre que obliga a un intervención craneal, por la que tendrá que llevar un implante de titanio en su región temporal derecha. Ya con treinta años se gana la vida con bailes eróticos en un entorno de fanáticos del motor, y tiende a resolver sus conflictos con violencia. Llegando al homicidio. Lo cual le obliga a huir, refugiándose en casa de un jefe de bomberos separado de su mujer, Vincent (Vincent Lindon), que vive con el pesar de que diez años antes desapareció su hijo sin dejar rastro cuando era un niño. Alexia se hará pasar por el niño ausente ya crecido, e iniciará una extraña relación con Vincent.
Como ya he comentado, fácilmente puede asignarse al género de inclasificables. Lo que empieza como una huida de una persona que ha cometido una serie de crímenes como consecuencia de su estado emocional permanentemente alterado, permanentemente dañado, se convierto poco a poco en una reflexión sobre el concepto de paternidad (¿maternidad?), con un fuerte componente de realismo fantástico, es decir, introduciendo elementos fantásticos en un entorno social similar a la realidad. La película es muy potente en los aspectos visual y sonoro, reflejando la maestría de la directora a la hora de manejar el lenguaje cinematográfico. Las interpretaciones de los personajes protagonistas también tiene elementos más que notable, en unos trabajos muy intensos y muy físicos.
¿Cuál es mi parecer sobre la película? Es difícil de decir. Esta es una de esas películas que un aficionado al cine tiene que ver. Pero que supone un riesgo por la complejidad de los conceptos y de los elementos formales del largometraje. No la considero una película para todos los públicos, y no me estoy refiriendo a la recomendación por edades, sino a la madurez cinematográfica y riesgo que está dispuesto a correr el espectador. Globalmente puedo decir que considero que me mereció la pena, aunque reconozco que en el momento de salir de la sala del cine mis sentidos y mis sensaciones se encontraban saturadas y algo abotargadas por lo que había presenciado. Quedáis avisados. En cualquier caso, la película nos habla de cuestiones mucho más profundamente humanas de lo que puede parecer en las formas, y eso es lo que le da buena parte de su valor.
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: ***