Como ya he dicho en años anteriores, puede que el número disparos individuales, el número de fotos que he realizado en digital durante 2021 sea superior al de fotos procedentes de película tradicional. Es algo propio de la dinámica propia de cada tipo de fotografía. Al con consumir fungibles… para hacer una foto, accionas más el obturador de la cámara cuando estás en digital. Pero fuera de los viajes, he dedicado bastante más tiempo a las cámaras de antaño y a la película fotoquímica que a los sensores digitales. E incluso en los viajes, ha habido alguno de ellos en los que al final, en la selección que ha ido al album físico, en papel, de recuerdo del viaje, ha habido más representación de las fotos procedentes de la película que de la cámara digital. Como ya he dicho anteriormente, disfruto más de las viejas cámaras con su rollo de acetato, o el material que sea que sirva de soporte a la emulsión sensible a la luz.
Vamos por meses… 12 meses, 12 fotos… más los autorretratos que sirven para identificarme al principio de la entrada. Y en los que dejo constancia que también he usado la película instantánea este año. Tanto Instax de Fuji, como las nuevas Polaroid. Para ver más sobre ello, visitad mi cuenta en Instagram dedicada a este tipo de fotografía.
Enero – Una gran tormenta de nieve, bautizada como Filomena, marcó el primer mes del año. También en mis fotografías, con estos rollos de Bergger Pancro 400 expuestos a un índice de exposición de 1600, y prolongando el revelado, para aumentar el contraste de las tomas.Febrero – Durante el año he usado cámaras de una diversidad de formatos. Desde el más pequeño, de 17 x 24 mm, como esta foto realizada con la Olympus Pen F sobre Fujifilm Neopan 100 Acros II, al 6 x 9 cm. Aquí, jugando con el grafismo y el contraste entre el positivo y el negativo en la pasarela del Voluntariado de Zaragoza. Un recuerdo de la Expo 2008.Marzo – Con distintas cámaras y técnicas, he dedicado su tiempo al paisaje industrial de Zaragoza. Y todo comenzó con una exploración del polígono de Cogullada con la Hasselblad 500CM y un rollo de Kodak Portra 800.Abril – El dicho popular afirma que mayo es el mes de las flores. Pero fue marzo y abril en el Parque Grande de Zaragoza cuando más tiempo dediqué a fotografiarlas. Como esta «sakura», flores de cerezos ornamentales japoneses, fotografiadas con mi vieja amiga Canon EOS 100 y el EF 200 mm f2,8L USM II sobre Kodak Ektar 100. Una película que cada vez uso más.Mayo – Este año no he usado el filtro infrarrojo tanto como pensaba. Pero la llegada a casa de una Leica M6 me llevó a probar suerte con este tipo de fotografía a mano alzada, con un Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8 como objetivo, sobre película Rollei Superpan 200. No le cogí del todo el punto al enfoque, obligado a usar f4 como diafragma más cerrado posible, incluso a pleno sol.Junio – Me agencié un adaptador y unas máscaras para usar película de 35 mm con la Hasselblad 500CM, aquí sobre un rollo de Ilford FP4 Plus. Y no quedaron mal. Pero es muy incómodo usar la cámara para tomas horizontales… y no lo he vuelto a usar.Julio – Durante el verano me metí en un dinámica… que creo que no volví a repetir. En Twitter existe lo que se llama la #CrappyCommieCameraParty, que básicamente consiste en usar durante dos o tres meses que dura las viejas cámaras realizadas en los países del antiguo bloque soviético. Y como tengo un par, más unos cuantos objetivos, 50 mm de focal diversos, me puse a ello. Pero los resultados pueden ser inciertos. Como demuestran las rayas causadas por la Zenit 3M con su Mir-1 37 mm f2,8 sobre un rollo de Lomography Metropolis. Que es una película en color con los colores mal definidos, que a veces funciona bien, pero puede cansar. Todo el experimento de la «party» acabó cansándome.Agosto – Dicho lo dicho para el mes anterior, cuando estas viejas ópticas las usas adaptadas a cámaras más decentes, como ese mismo 37 mm soviético sobre una Canon EOS 650, los resultados pueden estar bien, incluso sobre una película de dudoso origen como la Lomography Color 400.Septiembre – Volviendo a los paisajes industriales, la combinación de entorno ferroviario e industrial del polígono de Cogullada, próximo al Arrabal de Zaragoza, resulta muy atractiva fotográficamente hablando. Aquí con Hasselblad 500CM y Carl Zeiss Sonnar 150 mm f4 C T* sobre Kodak Ektar 100.Octubre – En septiembre aparecieron dispersos por Zaragoza unos coloridos Goyas para conmemorar un aniversario de los redondos de su nacimiento. Y también me llegó una Olympus Trip 35, que es un cámara muy sencilla pero bien construida de hace 50 años, con la que me lo paso muy bien. Aquí con un rollo de Kodak ProImage 100, la alternativa más económica de la marca americana a la Kodak Ektar 100. Bueno… son dos películas muy distintas que sólo coinciden en su sensibilidad nominal.Noviembre – Y otro de los paisajes urbanos de Zaragoza que también he explorado fotográficamente varias veces este año es el tramo del Ebro entre los puentes de la Almozara y de Santiago. Al atardecer, con buena luz otoñal. En este caso con la Hasselblad 500CM, una vez más, con el Sonnar 150 mm, otra vez, sobre Kodak Ektar 100, de nuevo. Una combinación interesante para el paisaje urbano.Diciembre – Y con las copiosas precipitaciones de principios de diciembre, llegaron las avenidas del Ebro. Y en otra tarde de sábado, por fin empecé a encontrar buenos resultados con la Holga 120N. Su calidad técnica es horrenda. Pero con la luz adecuada, me gustan las fotos. En esta ocasión sobre un Ilford Delta 400 caducado hace un par de años.