Esta semana Lenscratch es mi principal fuente de recomendaciones. Principalmente, aunque no únicamente porque han dedicado buena parte de la semana a fotógrafos que crean su obra en forma de dípticos o partes de fotografías o imágenes de algún tipo en las que se incluyen técnicas fotográficas.

Así el miércoles nos mostraban la obra de John Bernhard, con dípticos emparejados por sus características compositivas y formales, aunque también puedan tener relaciones temáticas; el jueves fue el turno de Gail Samuelson (instagram) y sus fotografías tomadas en Maine, dípticos en los que combina interiores y exteriores o paisajes; y finalmente, el viernes, con mucha más intervención sobre las imágenes, y técnicas mixtas, Cédric Zuwala (instagram) realiza una reflexión entre los paisajes interiores del ser humano y los paisajes exteriores del medio en el que vive.
Los dípticos o trípticos, por no hablar de los retablos, más complejos, han sido durante toda la historia del arte una constante. Grupos pequeños o grandes de imágenes que se complementan formalmente a la hora de representar un concepto estético, de narrar una historia, complementar una idea, o confrontar ideas contrapuestas o en conflicto. En la últimas década se ha dado un fenómeno curioso, espontáneo. Con el resurgimiento de la fotografía con película tradicional, no pocos fotógrafos han abrazado las pequeñas Olympus Pen, y similares de otras marcas, con sus negativos de 17 x 24 mm, algo menos de la mitad del habitual 24 x 36 mm. Y los laboratorios, al digitalizar los negativos revelados, por la configuración de sus escáneres, los digitalizan con frecuencia en pares. Lo que ha hecho que muchos fotógrafos presentaran su obra en pares, en dípticos. Yo también lo he hecho en ocasiones. Y me parece una idea interesante. Pero más difícil de llevar a buen término de lo que parece. Es necesario trascender el emparejamiento casual, que puede funcionar, hacia un díptico pensado, coherente y que transmite un mensaje mejor definido e intencional.

En Lenscratch también, el lunes se habló también de pares. Pero no de pares de imágenes, si no de personas; ocasionalmente algún trío. Elisa Haber (instagram), de una forma humorística y festiva fija su mirada en los pares de gemelos. Con algún trío de trillizos que otro. Son diversos los fotógrafos u otros artistas que se fascinan con la identidad física de dos personas distintas, cada una con una personalidad propia. Pero en su trabajo, se traslada a la localidad de Twinsburg [twins = gemelos], para retratar a los participantes en un concurso de gemelos disfrazados. Publicaron la entrada a tiempo de celebrar la fecha del 22 02 2022.
Vamos a otro par curioso, y cuya relación la he establecido yo… porque me ha parecido así. En Photography of China nos han hablado de la obra de Juan Mencarini Pierotti. A pesar de tan italianos apellidos fue un español empleado en China en distintos puestos de los servicios de aduanas marítimas y de exportación e importación de bienes. Y que encontró su tiempo para fotografiar el paisaje, natural y humano, del gigante asiático. Fotografías de tamaño contenido, 13 x 19 cm, probablemente positivadas por contacto, realizadas en la última década del siglo XIX. Un pequeño tesoro que acabó adquirido por un empleado de aduanas francés y donado a una sociedad geográfica del país vecino. Fue miembro de algunas de las primeras sociedades fotográficas en China.

Y Asia, sus paisajes, su cultura y sus gentes, sigue siendo una fuente de inspiración y polo de atracción para muchos artistas occidentales. Como, por ejemplo, así que emparejemos a Mencarini con los también españoles Albarrán Cabrera (instagram). Ya que estamos con pares, un dúo fotográfico, formado por Anna Cabrera y Ángel Albarrán. En Another Magazine nos presentan varias de las series del dúo, aquellas en las que dirigen su mirada al paisaje japonés, con fotografías actuales pero de aspecto atemporal, muy pictóricos en ocasiones, emulando la estética oriental, utilizando procesos de copia e impresión, así como dobles exposiciones, alternativos a los procesos habituales.
Siempre he dicho que, en tecnología fotográfica, siempre he sido más aficionado a las ópticas que a las cámaras. Una cámara no deja de ser una caja oscura con una superficie sensible y un orificio en el otro extremo, que con el tiempo hemos complicado hasta grandes extremos. Pero las ópticas, las responsables de que la imagen que contemplamos y seleccionamos se reproduzca con fidelidad, o con intencionada infidelidad, en esa superficie sensible… y sus variedades y compromisos. Eso me parece apasionante. Para quienes compartan mi fascinación, en Lens Rentals han publicado un artículo donde dan un repaso a los diseños más primitivos, originados en el siglo XIX o en las primeras décadas del XX, y que progresivamente perfeccionados han sobrevivido hasta hace muy poco tiempo, donde nuevas técnicas de diseño y fabricación los han ido sustituyendo.
