[Recomendaciones semanales] Entre pausados retratos e inmediateces informativas

Fotografía

Hoy en día se hacen fotos. Muchas fotos. La mayor parte se perderán en el marasmo de las redes sociales. Quedarán olvidadas incluso para aquellos a quienes les evocó cosas en su momento. Pero hoy en día la foto tiene más la misión de contar a los demás lo que está pasando que transmitir un mensaje duradero, o un recuerdo importante, o generar belleza. Claro… a veces, la inmediatez actual es interesante. Muy pocas horas pasaron desde que se anunció la agresión con disparos al antiguo primer ministro japones Shinzo Abe [安倍 晋三 Abe Shinzō, en japonés], hasta que aparecieron amplios reportajes fotográficos en los medios. Véase por ejemplo esta recopilación de fotografías en NPR (National Public Radio), procedentes de distintos medios y agencias, de distintos fotógrafos, pero que en su conjunto cuentan adecuadamente la historia. Eso sí… hoy no me da para comentar al personaje, que no me es muy simpático, ultranacionalista y revisionista de la triste historia de su país en la primera mitad del siglo XX… pero menos los que en las redes se alegraron de su muerte violenta… No es eso. De verdad. No es eso.

La bella ciudad de Nara se ha hecho tristemente famosa estos días por ser el escenario del asesinato de Shinzo Abe. Sin embargo, mis recuerdos de aquel lugar son de paz, de armonía, de felicidad. Qué pena,… lo de la violencia en el mundo.

Vayamos a otras cosas. Vayamos a Bernard Plossu, que para eso es uno de mis fotógrafos favoritos. Especialmente, porque tiene la capacidad de recordarme que para obtener buenas fotografías, merece la pena simplificar el proceso y no complicarlo. En Blind Magazine, nos muestran las fotografías de sus viajes en Italia, comparándolas en muchas ocasiones con grabados y pinturas de artistas del pasado En concreto de François-Marius Granet. Un ejercicio curioso. Fotografías en blanco y negro y en color. Recordemos, hablando de simplicidad, que Plossu suele fotografiar con cámaras Nikkormat (o Nikomat en Japón, su lugar de fabricación), la serie de réflex para aficionados de Nikon a finales de los años 60 y la primera mitad de los años 70 del siglo XX. Y que prácticamente sólo usa una focal, el estándar 50 mm. Y con eso basta. Simplicidad técnica y poner el énfasis en el mensaje.

Joel Meyerowitz lo hace un poco más complejo. Porque para muchas de sus series usa gran formato, con negativos de 8 x 10 pulgadas (aproximadamente 20 x 25 cm). Como por ejemplo para su serie dedicada a las personas pelirrojas. Serie de retratos absolutamente fascinante. Como recientemente se ha editado un libro con ellos, aunque tienen ya unas décadas, son muchos los medios que se hacen eco de este trabajo. Yo tomo la recomendación de PhotoBook Journal. Desde que pude visitar una amplia exposición retrospectiva de su obra en Viena en 2015, se ha convertido en uno de mis fotógrafos favoritos. Y le sigo incluso en redes sociales. También es muy inspirador en sus composiciones y en su gestión de la luz.

Ya lo he comentado en otras ocasiones. Los autorretratos, la mayor parte de las veces como selfis realizados con el teléfono móvil, están de moda. Pero son algo de toda la vida. Hoy mismo me he hecho yo uno con la Fujifilm Instax SQ6 sobre película instantánea. Ya os lo enseñaré un día de estos. Pero claro… ya es más raro que realmente llamen la atención o compongan un cuerpo de obra interesante. A mí me han parecido interesante los de la fotógrafa Anna Grevenitis (instagram), en los que se muestra ante la cámara en fotografías en blanco y negro realizando actividades cotidianas, de apariencia banal, en compañía de su hija, una simpática niña/adolescente con trisomía de 21. La serie abarca bastantes años. Y en todas las fotografías, la fotógrafa mira directamente a la cámara… es decir, al espectador. Como devolviendo todas esas miradas invasivas que siente cotidianamente, en sus actividades diarias con su hija, de la gente curiosa… que mira,… que quizá no puede evitar mirar. Aunque no las siente hostiles ni irrespetuosas… sí que invaden su intimidad. Tomemos nota. Lo hemos visto en LensCulture.

Finalmente, bonitos paisajes los que nos han mostrado en Oldskull, realizados por Vadim Sherbakov, viajando por todo el mundo. Tomadas a primera hora de la mañana o al atardecer, las horas de los fotógrafos de paisaje, salvo que te llames Ansel Adams, que entonces las haces cuando quieres, o preferentemente a mediodía. Algunos de esos paisajes los conozco. El más reciente que he visitado, la iglesia de Santa Maddalena en Villnösstal/Val di Funes, en el Tirol del Sur, con el Gruppo delle Odle/Geislergruppe al fondo, típico macizo dolomítico. Más de una vez he pensado en hacerme con un dron para hacer fotografía aérea… pero luego pienso en Bernard Plossu, que nos recuerda que, lo de hacer fotografías, se puede hacer sencillo. Muy sencillo.