No sabía muy bien sobré qué hablar en este domingo en este Cuaderno de ruta. Me he levantado muy tarde para lo que es habitual en mí, lo habitual en domingo es que hable de fotógrafos y sus fotografías, pero me he encontrado también conque tengo acumuladas dos películas, dos adaptaciones literarias a la gran pantalla, y que durante los próximos días este Cuaderno de ruta estará en modo «sólo fotos». Al final me he decidido por el cine. Entre otras cosas por las vueltas a la cabeza que le he dado a la adaptación de la novela del mismo título de Joyce Carol Oates, que reconstruyen en forma de ficción la vida de Marilyn Monroe, y que me ha despertado sensaciones muy contradictorias. Vamos a ella.

Leí la novela de Oates entre diciembre de 2019 y enero de 2020. En un momento en el que no tenía problemas para engancharme a la lectura en cualquier lugar y en cualquier momento. Semanas después comenzó el desbarajuste pandémico, y mi capacidad de concentración ante un libro descendieron a niveles alarmantes. En 2019 leí un total de 53 libros, mientras que en 2021 sólo leí 23, siendo muchos de ellos de muy corta extensión. En este 2022, con un canto en los dientes me daré si sobrepaso los 30. El caso es que aquella novela dedicada a Marilyn, o más bien a Norma Jeane, me impresionó. Basada en la vida de la persona real, Oates creo un personaje de ficción a través del cual denuncia la explotación de una mujer y de su sexualidad por la sociedad patriarcal. Nos cuenta una biografía ficticia que puede no ser verdadera, pero es plausible. Desgraciadamente.
En esta película de 2022, el director Andrew Dominik confía en tres elementos para salir airoso de la difícil adaptación de una novela compleja, árida en ocasiones, es muy poco complaciente con nadie ni con nada, y larga, con más de 900 páginas de texto. El primero es ser razonablemente fiel al texto, aunque no pueda detenerse en todos los detalles del mismo, lo que haría la película interminable. El segundo es una realización que mimetiza algunas de las imágenes procedentes de las películas de la época, con una relación de aspecto 4:3, más o menos, aunque existan escenas en otros formatos, tanto en blanco y negro como en color, siempre con una gradación tonal o del color que recuerda a la época de los años 40, 50 y principios de los 60. Y el tercero y más importante, confía en la presencia física y el buen hacer de la protagonista absoluta del filme, Ana de Armas. Por lo demás… el argumento es el mismo de la novela, la vida de Norma Jeane a través de sus más o menos tóxicas relaciones, tanto profesionales como personales, con los hombres. Aclarar que la relación a tres de Norma Jean con Cass Chaplin y Eddy G Robinson Jr no está constatada en la historia real. De hecho Cass Chaplin no murió antes que Norma Jean sino

En general, la película tiene todos los ingrediente para ser una gran película, candidata a premios y recordada en el tiempo. Y sin embargo, desde mi punto de vista no transmite las mismas sensaciones que la novela en que se basa, a la que sin embargo, en los argumental, es muy fiel. Pero es un tema de enfoque y de visión. Inmediatamente tras visionarla no sabía muy bien cómo explicarlo. Pero tras leer otras revisiones y reseñas del filme fui haciéndome a la idea de los motivos de mi alejamiento subjetivo de la película. Si Oates utiliza la figura de Norma Jeane para cuestionar la mirada masculina hacia la mujer, convirtiéndola en un objeto del deseo, en un ente sexual sin personalidad propia, mi sensación final es que el enfoque de Dominik no sólo no consigue cuestionar la explotación sistemática de la mujer sino que cae en la trampa y nos ofrece también un mirada explotadora de la sexualidad tanto de la actriz protagonista como de la mujer a la que representa. Y esto me generó incomodidad. Por otro lado, de Armas es una actriz muy solvente, pero en contra de los mucho que se ha alabado su interpretación, no acabo de ver a la persona real en su ella. No me parece que haga mal trabajo ni mucho menos, pero no la acabo de ver como Marilyn ni como Norma Jean.
La película no es una mala película ni mucho menos, pero no la veo al nivel de los catorce minutos de aplausos en la bienal de Venecia. Tampoco la veo en la bajísima puntuación del público votante en IMDb, plataforma en la que no llega al seis sobre diez. En algún lugar en el medio de estas dos visiones, de cierta crítica y de la mayor parte del título, está la valoración en la que yo situaría esta película. Como curiosidad, decir que esta novela ya tuvo una adaptación temprana en forma de miniserie de dos episodios poco después de su publicación en 2000, que se emitió en 2001. Pasó sin pena ni gloria.
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: ***
