[Cine] Una odisea espacial, 48 años después, a lo grande

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Una tarde de finales de invierno, cerca de Almudévar, en la que hubo un eclipse de luna; la película de hoy juega con eclipses, alineamientos, conjunciones, oposiciones… astronómicas, claro.

2001: A space odyssey (1968; extra/20251128)

Debió ser en 1977. Un año en el que en España pasaran muchas cosas, después del referendo de la ley de reforma política en el més de diciembre de 1976, y de la convocatoria de cortes constituyentes en junio de ese 1977. No sé llamó así a la convocatoria. Simplemente elecciones generales. Pero bueno, todo el mundo sabía que tenían que redactar una constitución nueva. Y por aquel entonces, no recuerdo exactamente la fecha, supongo que al socaire de los nuevos tiempos y las nuevas tolerancias, el cine Rialto, tradicional cine de reestreno, lo que en otros ámbitos se llamaba un cine de barrio, se convirtió para asombro de un vecindario de clase obrera, en cine de arte y ensayo. Ahí es nada. La cuestión es que, estando yo acostumbrado a ir al cine los domingos por la tarde al Rialto, en la cuesta de la avenida de San José de Zaragoza, a cinco minutos escasos de mi casa, cuando era un cine de reestreno, de péplums y espagueti-westerns, seguí yendo a ver las películas que de repente allí empezaron a proyectarse.

Tengo el recuerdo de que fue allí donde vi por primera vez, en una sala de cine, la película 2001: A space odyssey, aunque doblada al castellano, o sea, 2001: Una odisea del espacio. Y tengo el recuerdo muy nítido… aunque no puede ser. Porque el Rialto se convirtió en sala de arte y ensayo en octubre de 1977. Yo acababa de empeza 1º de BUP, el bachillerato unificado y polivalente del ministro tecnócrata franquista Villar Palasí. Que conste que todavía hay muchos que piensan que aquella EGB y aquel BUP eran mejores que casi todo lo que ha venido después. No tengo criterio. No soy ducho en pedagogía y no tengo hijos que me lo pongan en perspectiva. Pero lo que sí recuerdo es que, unos meses antes, cuando todavía estaba en 8º de EGB, u octavo de básica, el profesor de ciencias, el señor Ibarra, quien sabe si había llegado todavía a los 30, pero era serio y con la barba me parecía muy mayor, nos preguntó una tarde si alguien había visto la película. Y yo levanté la mano. La había visto. Luego no pudo ser el Rialto. Fui el único que levanté la mano. Me preguntó que me había parecido y qué había entendido. No recuerdo qué respondí, pero sonrió levemente, ya he dicho que era serio, y dijo que muy bien. Existe la posibilidad que viese la película en el cine Arlequín, que había recibido este nombre en 1976, antes era el Fuenclara, por estar en el palacio de este nombre. Y que aunque formalmente no era de arte y ensayo, recuperaban películas prohibidas durante la dictadura, para estrenarlas con los nuevos tiempo. Recuerdo perfectamente El gran dictador de Chaplin. Pero no estoy seguro. Me gustaba ir al Arlequín con las personas que iba…

En cualquier caso, aquella visualización de 2001… fue uno de los hitos que me marcó en mi afición al cine. En lo que se refiere a 1997, también fue el estreno de La guerra de las galaxias, pero también, como he dicho, el año del Rialto como cine de arte y ensayo, lo que me condicionó mucho. Les vacances de monsieur Hulot, Solyaris,… y otras muchas, película impensables para un adolescente, entonces y ahora, pero que devoraba con pasión… y me convirtieron en un «raro» de por vida. Fíjate tú que forma de enfocar mi afición a las aventuras espaciales; 2001… de Kubrick, la galaxia de Lucas y Solyaris de Tarkovsky, en un espacio de dos años. Dos de arte y ensayo, aunque la de Kubrick se estrenó en salas convencionales en todo el muno y una supercomercial. Dos norteamericanas y una soviética. Y tres estilos totalmente distintos.

Con el tiempo, volvía a ver 2001… en salas de cine varias veces más. Al menos dos veces en los cineclubs universitario mientas estudiaba en la facultad. Y en los años 90 algún reestreno con versiones restauradas. Desde el momento en que salió al mercado la película en formato DVD la compré, la tengo por ahí, muerta de asco, pero la vi con frecuencia, una vez al año durante varios años. Y en su momento compré, con más calidad, la versión blu-ray, aunque probablemente sólo la viese un par de veces en ese formato cuando compré en 2007 el televisor de plasma que todavía tengo y uso, al que estoy acostumbrado. Y siempre encontraba algo nuevo. Algún detalle que ampliaba mi comprensión de la película. No sólo eso, en casa de mis padrinos, con una de cuyas hijas iba al cine arlequín, siendo ella una veinteañera cuando yo tenía 13 o 14 años, tenían la biblioteca Salvat, una colección que se vendió por entregas de 100 libros de la literatura mundial. Y allí estaba la novela de Arthur C. Clarke, escrita tras la película, en la que la Discovery, en lugar de a Júpiter, se dirigía a Japeto, una de las lunas de Saturno. Como me gustaba el capítulo sobre la maniobra de aceleración en la órbita de Júpiter. La leí varias veces. De las secuelas que escribió Clarke nada diré, porque no pegan ni con cola. Además, son secuelas de la película y no de la novela. Todo pasa en Júpiter.

En estos momentos, en Zaragoza, en el cine Palafox, se está emitiendo de nuevo la película en pantalla grande. En la sala 4, que es la tradicional del cine Palafox, antes de que se convirtiera en multicines. Una proyección de una copia de época, de los años 60, en buen estado, en formato 70 mm, para ver la película en toda su gloria visual, como la vieron los espectadores de la época del estreno mundial, y con la banda sonora incorporada, con sus defectillos acumulados. Qué espectáculo más maravilloso. Qué grande era Kubrick. Hacía tiempo que no me sentía tan emocionado por una experiencia cinematográfica. De las que son raras en estos momentos. Donde algunas cosas ya no maravillan… porque se dan por descontado. Pero en aquellos momentos… qué maravilla. Y qué historia. Qué momentos. Ganas me dan de volver a ir antes de que la quiten para siempre… o hasta el próximo evento dentro de unos lustros o décadas. Quién sabe.

Valoración

Dirección: *****
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: *****

[Cine] Sennen Joyū (2001), evento especial Kon Satoshi

Cine

Sennen Joyū [千年女優 Millenium Actress] (2001; 20/20210318)

Os hablaba el lunes de la única serie que concibió el director de cine de animación japonés Kon Satoshi (recordemos que en los nombres japoneses, el apellido va por delante). Y hoy voy con la película de este director que vi por primera vez, y en pantalla grande, el pasado jueves en un evento especial en un cine de Zaragoza. Hace algo más de un año, antes de los confinamientos por la pandemia de covid-19, ya pudimos ver en un evento similar la más famosa y alabada de las películas de Kon. Y lo cierto es que esperábamos que siguieran estos eventos con el resto de su filmografía que, lamentablemente, no es muy extensa. Cuatro largometrajes. De los que, antes del evento de enero del año pasado, sólo había visto tres en televisión, y ninguno en pantalla grande. Coincide que la película del pasado jueves es la única que nunca había visto del director, ni en televisión ni, por supuesto, en pantalla grande. Así que estreno para mí, 20 años después de su estrenos en festivales. En España nunca se estrenó en cines, fue directa a DVD, y sólo se ha podido ver en eventos especiales en salas de cine, y la versión digitalizada en 4K actual es una celebración de ese vigésimo aniversario. De momento no parece anunciada la programación del resto de las películas de Kon, en forma de ciclo.

He elegido unas cuantas fotos de Arashiyama en Kioto, porque al final del famoso bosque de bambúes es posible visitar la casa del actor de cine de época Ōkōchi Sansō, y de alguna forma, en la película de hoy, la casa donde vive retirada la actriz protagonista me la recordó.

La película nos cuenta cómo un director de documentales, junto con su videógrafo, se dirige al lugar donde vive retirada desde hace 30 años, alejada del mundo, la actriz Fujiwara Chiyoko. La que durante décadas fue una de las reinas de la pantalla, desapareció de repente, y Fujiwara quiere resolver el misterio de lo que pasó, al mismo tiempo que le entrega un objeto que encontró y que le pertenece, una pequeña llave… que es la clave para entender la vida de la actriz de los mil años. Porque a partir del momento en que le entrega la llave, la actriz le cuenta su vida de una forma absolutamente apasionante.

Por la película es realmente apasionante, divertida, emocionante, trepidante en algunos momentos. Al más puro estilo de Kon, constantemente mezcla la realidad con la ficción de las películas de la actriz. La vida de la actriz se enmarca entre dos famosos seísmos, el primero de ellos identificado claramente como el Gran terremoto de Kanto de 1923, día en el que nació, y menos claramente identificado, al final de su vida el Gran terremoto de Hanshin-Awaji o de Kobe de 1995. Ya digo que no creo que este último esté claramente mencionado, pero es el evento más famoso de este tipo en aquella época, y que marcó el imaginario nipón en cuestiones de catástrofes, hasta el Terremoto y tsunami de Tōhoku en 2011, con la catástrofe nuclear añadida. Al principio de su adolescencia, en la convulsa época de los años 30, dos eventos marcan su vida. Su encuentro con un joven pintor que huye de la infame kenpeitai por sus ideas políticas, que le entrega una llave y del que se enamora, y la propuesta de un estudio para debutar como actriz, lo cual acepta como forma de salir a buscar al pintor a Manchuria. El resto de su vida, hasta su retirada como actriz se ve marcada por estos dos sucesos. Por un lado la búsqueda del pintor, que adquiere caracteres dramáticos en los peores años de la represión durante las guerras de finales de los 30 contra China y contra el mundo en los 40; por otro lado, su prolífico trabajo como actriz interpretando heroínas en todo tipo de papeles y películas, películas que abarcan la historia de Japón desde la época Heian hasta la conquista espacial, pasando por el cine de samuráis o de monstruos tipo Godzilla. Mil años de historia, que dan origen al título, junto con la maldición de cierta bruja de ficción, y que además coinciden con el cambio del milenio durante la realización y el estreno de la película.

Mucho más sencilla de entender que otras películas de Kon Satoshi, conserva no obstante el sello del director. La constante mezcla de escenas de la realidad, con las escenas de sus películas, abren la puerta a una riqueza visual y conceptual impresionante, junto con una acción trepidante en la búsqueda de la actriz de su pintor amado. La diversión está asegurada. Y también la emoción, por las traiciones, por las fidelidades, por los sentimientos puestos en marcha… y especialmente ese cierre final tan espléndido, esa cita final «だって私…あの人を追いかけてる私が好きなんだもの。» [«Porque yo… lo que realmente he amado ha sido la búsqueda»]. Hay quien la ha incluido en listado de las 10 películas de animación que todo aficionado al cine debe ver. Y aunque eso es opinable porque hay mucho donde elegir, tampoco diría yo que no tuviese un lugar digno en esa decena de obras de referencia.

Fujiwara Chiyoko es una actriz ficticia. Los listos de la cosa dicen que está basada en dos actrices reales. A una la conozco, Hara Setsuko, por interpretar a las distintas Noriko de la denominada «trilogía de Noriko» de Ozu Yasujirō. Tres películas independientes entre sí, de la posguerra mundial, en las que Hara interpretaba tres personajes distintos, tres mujeres modernas de la época, de nombre Noriko, que asumían los valores positivos de la tradición nipona al mismo tiempo que se incorporaban a la modernidad como mujeres trabajadoras y que toman sus propias decisiones. La otra es Takamine Hideko, que no recuerdo haberla visto en ninguna película, aunque tiene una filmografía muy extensa. Ambas nacieron a principios de los años 20, ambas se retiraron en los años 70 mucho antes de su muerte y siendo relativamente jóvenes. Y entre las dos rodaron todo tipo de películas abarcando toda la gama que aparece en la película de Kon.

Concluyendo, creo que mi opinión se deduce fácilmente de lo comentado hasta ahora. La película es muy divertida, muy entretenida. Como además no es muy larga, no llega a los 90 minutos, se te pasa en un vuelo. Es emocionante, empatizas con los caracteres. Es un homenaje al cine enorme, que cualquier aficionado al cine agradecerá. Y además tenemos la estupenda animación de Kon Satoshi en su versión más asequible a todos los públicos. Totalmente recomendable.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: *****