Hoy es el Día Mundial de la Fotografía Estenopeica (Worldwide Pinhole Photography Day), y algunos aficionados de Zaragoza lo hemos celebrado juntos. Ayer realizando la toma de fotografías. Y hoy con revelados y demás. Pero de eso iré hablando a lo largo de la semana que viene. De momento vamos con algunas recomendaciones fotográficas recogidas durante esta semana.
La primera de ellas es un obituario del que me enteré en primer lugar en Clavoardiendo, aunque luego apareció en distintos medios y foros de fotografía. Falleció hace unos días el fotógrafo Pierre Gonnord (1963 – 2024), francés, pero afincado en España desde hace unos 25 años, año más, año menos. En alguna que otra ocasión he visitado alguna exposición de este fotógrafo, creo que en PhotoEspaña. El caso es que he contemplado en diversas ocasiones sus retratos, tanto en exposiciones, como en publicaciones. Unos retratos muy característicos, con un estilo que recuerda en gran medida la iluminación y los retratos pictóricos de los pintores flamencos de los siglos XVI y XVII. Era joven todavía. Podría haber dado todavía mucha guerra en este arte. Una pena. Pero es lo que hay.
Entre las muchas cosas que tenía para este fin de semana, he encontrado un ratito para pasear por la orilla del Ebro, donde me he entretenido con unas currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) que evolucionaban en los arbustos y los árboles entre el puente de Piedra y el puente de Hierro.
En Another Magazine dedicaron una entrada a Peter Hujar. Hujar también fue un destacado retratista. Y fotografía a muchas figuras del mundo del arte y de la cultura en Nueva York. Y otras muchas personas de las culturas y colectivos más diversos de la Gran Manzana. En el artículo que he mencionado se pueden ver algunos. Creo que es un fotógrafo, ya fallecido hace varias décadas, que hay que conocer.
Volviendo a Clavoardiendo, me interesó el artículo que dedicó a la fotógrafa Ruth Lauer Manenti. Es una artista polifacética; no sólo fotografía, también dibuja. La fotógrafa centra sus últimos trabajos en la figura de su madre, también artista, a propósito de la enfermedad de la que falleció. Comprende retratos y fotografías del entorno vital de la madre, así como naturalezas muertas de los objetos que se encuentran en este entorno. Blanco y negro delicado. Poético.
Hoy he pasado la mañana del domingo al contrario que otros domingos. En lugar de comenzar desayunando tranquilo y revisando cosas en casa hasta el momento de salir a hacer lo que fuese, he salido pronto de casa, no tanto como pensaba, para buscar un buen lugar para hacer algunas fotografías de la Maratón de Zaragoza 2023. Y luego, he vuelto, he seleccionado algunas fotos, y me he puesto a revisar cosas. Y he seleccionado algunas recomendaciones fotográficas para este domingo. Aquí van.
En AnOther Magazine nos recordaban hace unos días al fotógrafo Peter Hujar. Uno de esos fotógrafos, artistas en general, tan activos en Nueva York durante los años 70 y 80 del siglo XX, y que fue golpeado tempranamente por la pandemia de sida que tan duramente azotó determinados ambientes de la Gran Manzana, y de muchos otros lugares, como la hace todavía en África en general. Poco conocido hoy en día por muchos aficionados, pero no olvidado del todo, viene bien recordarlo de vez en cuando.
Los regímenes autoritarios y totalitarios tienden a verse a sí mismo como grandiosos. Y eso se refleja en sus construcciones, en su arquitectura, en sus monumentos. Brutalismos de estéticas… peculiares, horrendas. Es curioso como muchas veces convergen aquellos totalitarismos que, entre ellos, se ven de sentidos opuestos. En realidad todos son variantes de los mismo. En FK Magazine nos han mostrado la obra de Petri Juntunen, que ha ido recorriendo Europa buscando las huellas de los regímenes dictatoriales caídos. Conviene no olvidar lo que suponen, en todas las esferas de la vida.
Tras la experiencia de los confinamientos asociados a la pandemia de covid-19, el fotógrafo Andrew Rovenko (instagram) reflexiona sobre nuestro mundo, nuestro medio ambiente natural y social con la ayuda de su hija pequeña. Vestida de astronauta, recorre los desiertos paisajes crepusculares, con las huellas del ser humano presentes por doquier, pero con solo la pequeña figura de la niña presente en los mismos. Unas fotografías melancólicas, pero bellas, que abre la imaginación, en la que aprecias la complicidad entre padre e hija, y que a mí me ha encantado. Lo hemos visto en Blind Magazine.
Un escándalo de abusos sexuales por parte de una figura pública en China llevó al artista y director de cine Zhou Chengzhou a reflexionar sobre los abusos sexuales a niños, un problema que según nos dice presenta cifras elevadas en el gigante asiático. Para ello ha contado con la colaboración voluntaria de más de 30 víctimas, que además de su propia persona, aportan objetos que representan el entorno de los abusos. Lo hemos visto en Photography of China.
Finalmente, en Iconic Photos hemos podido ver algunas de las fotografías tomadas por el japonés Taizo Ichinose en las guerras en Indochina, sea Vietnam, Camboya, Laos… Siempre hemos tenido la visión de esas guerras de los numerosos fotógrafos occidentales que las cubrieron. Pero también los hubo de otros países. Ichinose tuvo un mal final ya que fue arrestado por los jemeres rojos en 1973 y ejecutado, simplemente por ser periodista y fotógrafo. Con solo 26 años. Volvemos al sinsentido y el horror de los regímenes totalitarios, cualquiera que sea el signo del totalitarismo, variantes de un mismo tema.
Así es. Últimamente no he tenido mucho tiempo para fijarme en los artículos de los sitios de fotografía que sigo en internet y componer un conjunto coherente de recomendaciones fotográficas para un domingo. Y eso que llevo varios rellenándolos con libros, revistas y otras cosas. Por lo que lo que tenía acumulado… acumula un tiempo. En fin. No obstante os dejaré algunas cosas que me han llamado la atención. Las fotografías son de este mismo fin de semana… que no ha sido muy boyante, pero alguna foto he hecho.
En el blog sobre (mayormente) fotografía con película tradicional 35mmc, publicaron hace unos días un artículo sobre una cámara de formato medio relativamente tardía. Recuerdo ver artículos sobre ella o una de sus derivadas en Chasseur d’images en los años 90. Era el sistema Rolleiflex 6000, en el que destacaba algún objetivo muy luminoso para el formato, teleobjetivos muy cortos o focales estándar largas. Como un Planar 110 mm f/2. Lo normal es que los objetivos más luminosos del formato medio abriesen como mucho a f/2,8. Pero se hicieron algunos objetivos en el intervalo de aperturas f/1,9 – f/2 que son muy apreciados por su capacidad de separar el sujeto retratado del fondo. Y a propósito de ello, mencionan en el artículos a Erich Salomon, un ingeniero y zoólogo alemán que devino fotógrafo, y que obtenía unos retratos espontáneos ambientales estupendos usando una Ermanox con un objetivo tremendamente luminosos para la época, un Ernostar 85 mm f/1.8, sobre placas de vidrio de 6 x 4,5 cm. He visto algún ejemplar de estas cámaras Ermanox en algún museo de la fotografía y siempre me han fascinado. Las fotos de Salomon están muy bien. Pero tuvo mal fin. Después de ser haber peleado para su país, Alemania, en la Primera guerra mundial, fue «premiado» siendo llevado a Auschwitz en la Segunda por su origen judío. Es lo que hubo… y en cierta medida, lo que hay.
En color, distintos modelos de Ermanox en el Museo del Aparato fotográfico de Vevey, Suiza. En blanco y negro, el ejemplar del Centro Portugués de Fotografía en Oporto.
Me gusta mucho el ya fallecido fotógrafo Peter Hujar. Una exposición sobre él pude ver hace pocos años en PhotoEspaña. En Lensculture nos hablan de una iniciativa de la escritora y fotógrafa Moyra Davey que ha reunido en un libro algunos textos propios, algunas de sus fotografías y fotografías de Hujar. Me entra cierta curiosidad por el libro. Ya veremos… Pero en general la cosa me ha interesada. Porque las fotos de Davey me han parecido que entonaban con las de Hujar.
El japonés Issei Suda ya ha aparecido en estas páginas. Fallecido recientemente, en 2019, Suda combinaba su mirada sobre las costumbres ancestrales del país isleño asiático, con una mirada crítica e incisiva sobre el Japón de su tiempo. En AnOther Magazine le han dedicado una entrada a propósito de un par de exposiciones en Amberes, una de ellas la primera gran retrospectiva fuera de su país. Pues debiera haber más porque es un fotógrafo realmente muy interesante.
En Pen Magazine han hablado de otro fotógrafo japonés cuya mirada me ha llamado mucho la atención. Se trata de Ryōji Akiyama. Por lo que se ve, en su momento realizó un trabajo sobre la niñez en su país, Japón, encontrando lo que llamó una infancia triste, con niños cansados, muy sometidos a presión en su entorno escolar y familiar. Estoy tratando de encontrar algo sobre ella. Sin embargo, la que se hizo más célebre fue una serie, muy amplia, de los años 80, en el ámbito de la apertura de relaciones entre China y Japón, muy deterioradas por la guerra de los años 30-40, en la que recogía la vida de la infancia en China… encontrándose una infancia feliz, de niños mucho menos presionados, que jugaban, que leían por placer… mostrándolo en unas fotografías que rebosan esponataneidad y alegría. Recientemente se ha publicado un nuevo tomo sobre inéditas de aquel trabajo que no se publicaron en su tiempo.
En Booooooom me ha llamado mucho la atención una serie de la fotógrafa norteamericana, joven, veinteañera, Meghan Marin (instagram). En ella refleja un viaje realizado en mayo de 2019 con su madre y su hermana menor, una adolescente. Su madre padece un trastorno mental grave, y tras el viaje sufrió una recaída y no han vuelto a verse. Por lo que estas imágenes, fotografías de un viaje familiar, pero magníficas en forma y fondo, adoptan una relevancia especial. A mí me han tocado el alma.
Por último, en Photography of China, me han gustado los retratos de Ye Fan (instagram), una shangainesa establecida en Nueva York, que ha trabajado con otras artistas de todo tipo, mujeres jóvenes nacidas en China y establecidas en los Estados Unidos. Este es uno de esos trabajos que me llama la atención más por la forma que por el fondo. Pero algunos de los retratos me han gustado mucho.
Sip. Esta semana he marcado bastantes potenciales recomendaciones fotográficas, que pueden venir bien para distraer el tiempo de los amantes de la fotografía en el aislamiento domiciliario. Desgraciadamente, no he tenido mucho tiempo para digerirlas adecuadamente. Así que las indicaré… y que cada cual coja lo que le parezca mejor.
Oscar colorado nos propone una interesante galería y minibiografía del fotógrafo Suda Issei. Un fotógrafo que ha tuvo diversas etapas en su fotografía, algunas de las cuales me interesan más que otras, pero potente en general.
Siempre he pensado que se habla demasiado poco del fotógrafo Peter Hujar. Y a mí me parece un estupendo retratista y un expresionista en blanco y negro soberbio. En Cartier-Bresson no es un reloj nos hablan de él.
Las páginas web de las marcas fotográficas están muy orientadas al autobombo. Pero en esta semana me ha gustado un artículo en Lenspire de Zeiss. El surcoreano Yang Kyeongjun (instagram) reflexiona sobre la crisis de identidad de su novia nacida en China y residente en EE.UU.
En medio de una situación de calles vacías, me llama la atención la reflexión del chino Zhou Hanshun (instagram) sobre el ambiente frenético de la gran ciudad. Lo hemos podido ver en Photography of China.
En Lenscratch dedican un obituario al fotógrafo neoyorquino Robert Herman. No lo conocía, pero me ha parecido interesante. Fotografía en la calle con mucho más estilo y sentimiento que la agresividad de moda en la actualidad.
Algunos festivales en Japón de origen religioso o mitológico, dos términos que en el País del Sol Naciente se confunden mucho más que en la cultura occidental, tienen centenares de años de antigüedad. Como nos cuentan en el British Journal of Photography, el fotógrafo Kobayashi Kisei se pregunta sobre los curiosos rituales de los mismos.
Finalmente, en Aesthetica Magazine deciden recuperar la figura de un fotógrafo que podemos considerar un clásico en vida, tanto como fotógrafo, como teórico de la fotografía y como docente de la fotografía. Stephen Shore es una fuente inagotable de inspiración.
Como comentaba el domingo, el sábado estuve en Madrid, visitando exposiciones de PhotoEspaña 2018, con un grupo de colegas de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. Como sucede en otras ocasiones en las que sólo dispongo/disponemos de un día para visitar exposiciones, lo habitual es centrarse en las que se celebran en los ejes Alcalá-Gran Vía y Recoletos-Paseo del Prado, que permiten desplazarse caminando de una a otra sin perder mucho tiempo. Casi todas pertenecen a la sección oficial, alguna no. Y algunas de ellas pertenece a la sección Carta Blanca, en la que se permite a un fotógrafo de prestigio proponer o comisariar algunas de las propuestas expositivas del festival. Este año, la invitada es Cristina de Middel; pero de la sección Carta Blanca comentaré otro día. Y luego está la exposición que no era de PhotoEspaña.
No mencionaré todas las exposiciones, sólo las que más me llamaron la atención.
En el Círculo de Bellas Artes hubo dos que atrajeron mi atención. La más llamativa es El siglo soviético, una selección de los fondos de fotografía soviética entre 1917 y 1972 del Archivo Lafuente, en el que podemos seguir con bastante precisión la evolución y las tendencias en la fotografía de la Unión Soviética durante este período de tiempo. Desde el interesantísimo constructivismo ruso representado por Aleksandr Ródchenko, hasta la fotografía claramente propagandística del estalinismo o de la posguerra mundial. Sin embargo, las fotografías que más llamaron la atención por su calidad y por su contenido fueron las del conflicto bélico con la Alemania nazi. Conviene detenerse en el documental dedicado a Yevgueni Jaldéi, soldado fotógrafo soviético de origen judío a quien debemos algunas de las fotografías más icónicas del conflicto, incluyendo el izado de la bandera roja sobre el Reichstach en Berlín en 1945, pero que por su origen judío fue marginado en la posguerra, permaneciendo desconocido hasta la década de los ochenta del siglo XX.
También en el Círculo de Bellas Artes encontramos una exposición de fotografía africana con dos grupos de fotografías. Realizadas todas ellas en Senegal, por un lado grandes ampliaciones de un fotógrafo anónimo, retratando a personas de la sociedad senegalesa en Saint-Louis. Por otro lado, copias vintage del influyente estudio de Mama Casset. En todas ellas se pone de manifiesto que, lejos de la tendencia de los fotógrafos occidentales de fotografiar o el tipismo primitivista o la miseria de África, estos fotógrafos muestran gente alegre, bien vestida y educada. Rompiendo un poco los esquemas y los estereotipos.
En el Instituto Cervantes encontramos Evolucionarios, muestras del trabajo de los finalistas y ganadores del premio de fotografía Fundación ENAIRE. Es una exposición colectiva, en la que se aprecia cierta tendencia a primar los temas medioambientales, pero a la que quizá falta profundidad. Encontré más interesante el catálogo que la propia exposición, y cómo sólo costaba 10 euros, lo compré. Aun tengo pendiente hojearlo detenidamente.
La galería de la tienda de Loewe en Gran Vía nos muestra los trabajos y colaboraciones de los fotógrafos y artistas contemporáneos Peter Hujar y David Wojnarowicz. Sorprende la descripción de la exposición que aparece en el sitio oficial de PhotoEspaña, que habla de retratos y de la transformación del paisaje urbano de Manhattan. Ambos artistas fueron militantes activistas del movimiento LGBT, y la exposición es claramente una declaración de principios en cuanto a los miembros destacados de esa comunidad, y de su aspiración a una libertad en su afectividad y en su sexualidad.
Aparte de estas exposiciones, mencionar que en CentroCentro, el edificio del antiguo Palacio de Comunicaciones, visitamos una exposición de Lara Albuixech, no perteneciente a PhotoEspaña sino a la programación propia de este centro cultural del ayuntamiento madrileño, en la que da repaso a la memoria histórica de la triste y catastrófica descolonización del Sahara Occidental, y la deuda que con su pueblo contrajo y nunca pagó el estado español. Y lo hace desde la nostalgia de haber pertenecido a una familia que durante un tiempo, durante su infancia, vivió allí. Trabajo claro, directo, honesto, con excelentes retratos y fotografías de lugares evocados.