Aquí os dejo unas cuantas fotos de la mañana, en los hocinos del Pajazo y en Martín del Río. Por la tarde en Peñas Royas, la luz era muy fea y no le puse otro carrete de película a la cámara.
El río Martín nace en la provincia de Teruel, en la sierra de San Just, en la comarca de las Cuencas Mineras, en el término de Martín del Río, como confluencia de varios ríos y torrentes en dicho término municipal. Y en buena parte de su curso alto excava las sierras generando hoces o cañones más o menos profundos, más o menos vistosos, en muchos casos acompañados de un paisaje de interés geológico, de interés paleontológico, no es difícil encontrar algún lugar donde ver icnitas de dinosaurios, y de interés arqueológico, que van desde pinturas rupestres que forman parte del conjunto que se declaró Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995, a restos de poblados o necrópolis medievales.
Con un buen amigo que tiene casa en Martín del Río y que tenía que ir a dar vuelta por temas de mantenimiento de la misma, salimos a pasar una buena parte del sábado recorriendo algunos de los parajes del curso alto de río Martín.
Por la mañana, tras parar un momento en Martín del Río, con tiempo soleado y agradable, nos acercamos a los Hocinos del Pajazo, un cañón formado por el río de las Parras uno de los tributarios que forman el río Martín en el término municipal de Martín del Río. El cañón tiene un sendero, habitualmente mantenido para poder recorrerlo con cierta comodidad, pero que tras las inclemencias del tiempo invernal, precisa bastante mantenimiento. La corriente se ha llevado por delante bastantes necesarios puentes, y se han producido notables desprendimientos de rocas de las paredes que forman el cañón. No nos adentramos mucho, porque particularmente yo no soy muy hábil al cruzar haciendo equilibrios sobre estrechos troncos u otras incidencias. Siempre he tenido una estabilidad muy precaria, y la edad no mejora la cosa.
En la zona, también pudimos visitar unas tumbas de un necrópolis medieval cuya datación se estima entre finales del siglo XI y principios del XII, un momento en el que la zona todavía se encontraría bajo dominio musulmán, recordemos que Zaragoza es tomada por los cristianos en 1118, al final de la segunda década del siglo XII, pero no hay indicios de qué religión profesaban las personas allí sepultadas.
Tras comer un plato combinada en un restaurante de Martín del Río… Un inciso… para los que se lían con la toponimia. No confundir Martín del Río, en la comarca de las Cuencas Mineras de la provincia de Teruel, con San Martín del Río, en la comarca del Jiloca, también en la provincia de Teruel. No es que estén muy lejos uno de otro, unos 60 km por carretera, pero son distinto lugar. Bueno tras comer, nos dirigimos a Peñas Royas, un núcleo de población perteneciente a Montalbán, aguas abajo del río Martín, a cinco kilómetros y medio del núcleo principal del municipio.
Allí, el río Martín se vuelve a encañonar en medio de un notable paisaje de plegamientos de rocas de color rojizo que da nombre a la población y al paraje. Nos encaramamos a un mirador sobre el conjunto del paisaje, aunque dejamos para más adelante la exploración de las icnitas de dinosaurio y de las pinturas rupestres que se encuentran por el lugar. Desde el mediodía, las nubes se habían echado sobre la comarca y la luz, nunca especialmente buena durante todo el día, se había vuelto francamente modorra. Nos dejamos como deberes el volver con más tiempo y mejores condiciones para una exploración del lugar más a fondo y tranquila.
Ayer por la tarde salí a pasar lo que quedaba del fin de semana con unos amigos, en su casa de Martín del Río, y una cuanta peña más. Una reunión muy animada. Muy bien. Acabo de volver, y he decidido no dejar el día en blanco en este Cuaderno de Ruta. Os dejo con unas cuantas fotografías del lugar, así como de las visita que hemos hecho a Escucha y su museo minero, y el paseo por Montalbán, pueblo con rincones majetes.
Llego a Martín del Río, población de la provincia de Teruel en la comarca de Cuencas Mineras, al ponerse el sol. Se promete una cena copiosa, así que nos damos un paseo para hacer ganas de comer.
Tras un día de calor, el atardecer está agradable, y se agradece el descenso de temperaturas que trae.
Una semana justa antes de esta foto, el río Martín, tan tranquilo aquí, iba desbordado debido a unas lluvias torrenciales.
La prometida cena copiosa llega, y las brasas colaboran al buen sabor de la misma.
Un paseo nocturno para rebajar grasas; y una foto de la Vía Láctea, que ilumina ligeramente el cielo sobre nuestras cabezas.
Vemos caer algunas perseidas, pero fotografiarlas es más complicado. De echo, aunque la foto apunta a la constelación de Perseo, si no me orienté mal, no tengo claro si la estela corresponde a una perseida o algún objeto artificial.
Domingo por la mañana; soy de dormir lo justo, y mientras espero que el resto de la compañía se vaya despertando me doy un paseo por los alrededores.
Aunque son las ocho de la mañana, la luz es dura, y busco motivos en las zonas de sombra.
Una vista del paisaje que rodea Martín del Río.
A las once de la mañana nos dirigimos a visitar el museo minero de Escucha. No es mi primera vez. Antes de entrar hay que ponerse cascos y algún otro dispositivo como medidas de seguridad.
Con este aspecto bajaremos a la Mina Se Verá.
Por motivos no muy claros, no permiten hacer fotos en el interior; pero yo obtengo alguna imagen clandestina.
En el exterior, la inactiva Central Térmica de Escucha domina el paisaje.
Tras la visita a la mina, y antes de tomar un aperitivo e ir a comer, nos damos un paseo por Montalbán.
Montalbán es un pueblo que tiene algunos rincones curiosos y, a pesar del calor, el paseo es agradable.
Después del vermú y la comida, nos limitaremos a hacer la sobremesa hasta que se haga una hora prudente para volver a Zaragoza.
Hace casi ocho años, entre el 10 y el 12 de octubre de 2004, pasé un fin de semana con unos amigos por la provincia de Teruel. Nos alojábamos en Torre los Negros, y nos movíamos haciendo excursiones por la provincia. El día que volvíamos a Zaragoza visitamos un entorno natural que estaba muy bien. Unas hoces atravesadas por un riachuelo, que aparentemente es el que daba lugar unos kilómetros aguas abajo al ríoMartín.
Ayer debatía con un amigo cuya familia es oriunda de Martín del Río, a pocos kilómetros del lugar por el que paseamos, si el paraje que yo visité es el mismo u otro por el que estuvo paseando hace unos días. El conoce la zona mucho mejor que yo. Y yo tengo el problema de que tengo «memoria fotográfica». Vamos, que cuando pasa un tiempo, no me acuerdo bien de las cosas, pero si miro las fotos, entonces ya me voy acordando. El tema es que me vine a casa con la sensación de que me había liado un montón al contar como fue aquello.
He repasado tirando de «memoria fotográfica» y he «recordado» como fue aquello. Y os lo cuento con fotos, a ver si así, cuando José Antonio lea/vea esta entrada, nos aclaramos de donde estuve yo. Porque seguro que el sabe dónde está cuando visita los hocinos del río Martín.
Ayer no atiné bien a recordar como llegamos. Pero hoy, con la «memoria fotográfica» me he acordado. No veníamos de Torre los Negros, sino de la sucursal de Territorio Dinópolis en Galve. Y antes de dejar aparcado el coche junto a una borda en el campo, pasamos por lo que después de mirar el mapa estoy casi seguro que era el núcleo de población de Las Parras.
El día había estado nublado y de llover. Mejor por que eso permitió que los contrastes no fueran fuertes por el sol, y las fotos salieran mejor. En el año 2004, llevaba una Canon Ixus 400 de 4 megapíxeles que en buenas condiciones daba un resultado digno, pero que no funcionaba muy allá si pasabas de los 200 ISO de sensibilidad, y la latitud de exposición del captor era más bien flojita.
Conforme comenzamos el paseo fue asomando tímidamente el sol. Y ambiente de gotas de agua con rayos de sol a ras… toca arco iris claro.
Antes de llegar a las hoces atravesamos un bosquecillo, por el que corría el cauce del río, que nosotros en aquel entonces suponíamos el Martín. Pero puede ser alguno de los afluentes que lo originan.
Finalmente, llegamos a una poza al pie de las hoces, que se formaba con los saltos de agua que caían entre ellas.
Fuimos remontando la hoz, siguiendo una senda paralela, más o menos, al cauce del agua.
A los lados, unas paredes verticales con algunas buitreras.
Poco a poco fuimos subiendo hasta la parte superior, con el tiempo ya un poco más seguro, sin miedo ya a la lluvia que nos había acompañado parte del día.
En un momento dado encontramos las ruinas de lo que podría haber sido una especie de ermita, o algo así. Quizá otro tipo de construcción, pero lo recuerdo así.
Desde allí nos asomamos a los saltos de agua desde arriba. Era principio de otoño de un año que no debió ser muy lluvioso en general y tampoco caía una gran cantidad de agua. Pero caía.
Como ya se nos hacía tarde, y no iban a haber muchas horas más de luz, empezamos el regreso, cuando el cielo empezaba a estar completamente despejado.
Y ahora veremos si estas fotos y comentarios sirven para determinar en qué hoces estuve yo aquel día del Pilar del año 2004.