[Cultura] Visita al Palacio de Larrinaga

Cultura

Desde pequeño, sobretodo cuando iba a pasear y jugar entre las vías de Miraflores, siempre nos llamó la atención el curioso caserón que se alzaba próximo a la facultad de veterinaria en Zaragoza. A las gentes sencillas del barrio les oí denominarlo no pocas veces «el palacio de la reinaga«, preguntándome no pocas veces, que tipo de «reina» sería esa que era tratada con tanto respeto. Más tarde me enteré que no era el palacio de ninguna reinaga, sino de un señor, rico, que se apellidaba Larrinaga.

Visita al palacio Larrinaga

Vista exterior del Palacio de Larrinaga, en el número 123 de la calle Miguel Servet, de Zaragoza. Ya se adivina el grupo de visitantes a través de la puerta exterior de entrada.

Hace unas semanas, en el grupo Fotógrafos en Zaragoza (FeZ) en Flickr surgió la iniciativa de hacer una actividad colectiva, aprovechando las visitas guiadas que organiza GozArte, y allí nos hemos juntado 30 personas con nuestras cámaras de fotos a las 12 del mediodía. Una visita que ha sido instructiva y a la vez muy divertida.

Visita al palacio Larrinaga

Carlos, el simpático y ameno guía de GozArte, sirviéndose de unas láminas para complementar gráficamente sus explicaciones.

Normalmente, las fotografías del reportaje hubieran acompañado cualquier otra entrada. Pero llevo toda la tarde con molestias en la garganta y cierta «malagana«, síntoma clínico propio de los zaragozanos de pro. Así que después de descansar un rato, me he animado a procesar las fotos y a subir una entrada extra a este Cuaderno de Ruta.

Visita al palacio Larrinaga

Ya dentro de la mansión, el grupo admira los suelos del vestíbulo de entrada.

Visita al palacio Larrinaga

Con las láminas de Carlos, podemos comparar el estado actual del edificio, perteneciente hoy en día a Ibercaja, con el aspecto que ofrecía en el pasado.

Visita al palacio Larrinaga

Los materiales de construcción de la mansión fueron modernos, con cementos, hierros y esas cosas. Pero la decoración simula los estilos y los materiales de otras épocas. Ni el capital es de bronce, ni la columna de marmol.

Visita al palacio Larrinaga

Los objetos de decoración son conocidos por salir corriendo a la primera de cambio, por lo que los fotógrafos se ven obligados a acecharlos con sigilo para conseguir fotografiarlos. La ensaladera rococó ha caído acribillada por numerosas ráfagas de fotos.

Visita al palacio Larrinaga

Si hay espejos, hay ocasiones para el autorretrato. Empuñando la Canon EOS 5D Mk II que me he llevado como cámara principal, calzada eventualmente por los 28, 50 y 85 más luminosos que tengo.

Visita al palacio Larrinaga

«Procesador de textos» mecánico de antaño, una bonita y elegante Underwood.

Visita al palacio Larrinaga

A la salida, los grupos de visitantes se fotografían con unos «canotiers» ellos, y una sombrillas para el sol ellas. Esperando estoy que se publique la que nos han hecho a nosotros.

Visita al palacio Larrinaga

Durante la visita he recordado que yo ya había estado en otra ocasión en el interior del palacio, cuando era un colegio que pertenecía a los marianistas, como nos ha recordado Carlos ilustrándolo, cómo no, con una de sus inagotables láminas.

Bodegón con setas y Leica

También me he llevado la Leica IIIf, pero sus fotos tardarán unos días en verse. Como alguien me ha dicho que era una cámara más para fotografiarla que para fotografiar, no estoy de acuerdo, he preparado en casa una naturaleza muerta, y os la dejo aquí.

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