Otitis media, Zenda y mis más queridos malos de película

Cine

Hoy me ha tocado sufrir. Después de unos días de molesto catarro, este ha desembocado en una otitis que me ha hecho volver del trabajo antes de la hora, ante la imposibilidad de mantener el tipo en el «frente de batalla» diario. Hay que saber retirarse a tiempo.

Así que a las dos y media en casa. Y puesto que no apetece hacer nada en especial, salvo esperar que la «tormenta auditiva» pase, pongo la tele. Y… ¡oh, sorpresa! En TCM hechan una de mis películas de aventuras clásicas favoritas. El Prisionero de Zenda, versión 1952. En el IMDb.com encontramos 9 versiones de esta historia de aventuras romántica, desde 1913 hasta la versión televisiva de 1996.

Esta versión me gusta. Tal vez por el héroe clásico que representa Stewart Granger, paradigma del caballero inglés, caballeroso y arrojado… mmmmm… no está mal,… pero… no. No es por esto.

Claro. Es que encontramos a la aristocrática Deborah Kerr, interpretando a la bella e impecable Princesa Flavia. Este es un motivo mucho más notable para ver una película. Esta o cualquier otra en la que actúe. ¡Qué actriz! ¡Qué expresividad! ¡Qué elegancia! Cuando sale en pantalla, su presencia expulsa a todos los demás de la misma. No hay nadie más… mmmmm… mucho mejor, ¿verdad?… pero… no. Su presencia es decorativa. Imponente, pero decorativa.

Y nos queda lo mejor. Uno de mis malvados literiario-cinematográficos favoritos. Rupert de Hentzau, interpretado por un impecablemente cínico James Mason. ¿Cómo le van a este actor los papeles tortuosos y cínicos! Un malo sin escrúpulos. Traicionero, con recursos, que ni siquiera tiene el detalle de morir. Que acaba la película tan impecablemente peinado como la empieza, mientras que el héroe acaba con el brazo en cabestrillo y sin chica. Que desparece en la noche como una promesa de ulteriores fechorías. Estupendo.

Y es que uno tiene debilidad por los malos de las películas. El Sheriff de Nottingham en Robin de los Bosques, Sir Daniel Brackley en La flecha negra, el tribuno Mesala en Ben-Hur, los malvados templarios de Ivanhoe, Cruella de Vil y sus abrigos de piel de dálmata, el mascarón del galáctico Darth Vader (aunque aquí siempre he preferido la impecable presencia del Gran Moff Tarkin, interpretado por el estupendo Peter Cushing), el infumable Fu-Manchú, la bruja de Blancanieves, y tantos y tanto otros… ¡Qué hubiese sido el cine de aventuras sin ellos! Rindámoles un sentido homenaje. Muchos dieron la vida para nuestra diversión. Y son lo que realmente ponen la salsa al cine de aventuras. No esos sosos y estirados «héroes».

La fotografía de hoy, una vista de Praga, esa ciudad que pretende ser de cuentos y aventuras, como la Strelsau, capital de Ruritania, el mítico país donde encontramos el Castillo de Zenda.

Los tebeos de antaño; frescos, relieves, pavimentos

Italia, Viajes

En el reportaje que fui publicando en estas páginas con motivo de mis vacaciones en la Toscana, hice alguna referencia a los maravillosos frescos que adornaban muchas de las iglesias y catedrales, y que son los precursores de los actuales comics. O siendo más castizos, de los tebeos. Algún comentario e imagen aparecieron dedicadas a las escenas del maravilloso pavimento de marmol de la catedral de Siena.

Ante una feligresia medieval o renacentista básicamente iletrada, la mejor forma de mostrar las enseñanzas de las escrituras sagradas era plasmarlas en las paredes de las iglesias, donde los fieles se reunían todos los domingos.

Algunos ejemplos los tenemos en los maravillosos relieves de la puerta principal del Baptisterio de Florencia.


En lo que se refiere a frescos, en la Iglesia de Santa Maria del Carmine, también en Florencia, en la Capella Brandaci, además de escenas del Génesis, encontramos abundancia de escenas de la vida de San Pedro. Una pequeña maravilla, poco conocida para la mayoría de los abundantes turistas que visitan la ciudad, y que hacen fila en las más conocidas gallerias y demás museos y palazzos de la espléndida capital toscana.


Ahora que estoy digitalizando mis diapositivas de mi viaje por Rumanía en 1995, una década antes, me vuelvo a encontrar con algo similar. Incluso más espectaculr en ocasiones. Y así, en la Bucovina rumana, encontramos un pléyade de monasterios ortodoxos cuyas paredes, tanto interiores como exteriores, se encuentras pintadas con impresionantes frescos.

Un ejemplo lo tenemos en el Monasterio de Voronet. En la primera de las imágenes, podemos encontrar las escenas del Apocalipsis de San Juan que suelen adornar las fachadas laterales oriendas hacia el sur de las iglesias de estos monasterios, y que suelen constituir los frescos más espectaculares de los mismos.


Ya en el interior, en los primeros vestíbulos del Monasterio de Voronet, los frescos se dedican a las vidas de los martires, y en algunos de ellos asistimos a escenas de gran crudeza, con todo tipo de mutilaciones que ilustran la más curiosa variedad de torturas. Vamos. Digno de los más fetichistas sado-masoquistas. Esos mismos contra los que las diversas iglesias despotrican por pervertidos. Si ya lo dijo el poeta… «todo es según el color…»

Piratas informáticos del espacio

informática

Venga, vamos. Que es domingo. Hace frío, pero puede ser un día tranquilo y agradable. Saldré a pasear; como no hace viento, abrigadito será agradable. Así que hoy no nos tomaremos la vida demasiado en serio… total… para lo que hay.

Y la bitácora sobre novedades en materia de software y otras cosicas informáticas Download.com se hace eco de una noticia del suplemento de tecnología del diario británico The Guardian.

ETs maliciosos podrían aprovechar la red de búsqueda de vida extraterrestre SETI@home para introducir virus y otros códigos maliciosos en los sistemas de la Tierra.

Y seguramente, a continuación nos mandarán mensajes spam proponiéndonos visitas a las visitas donde tres venusinas se lo montan a lo salvaje con los selenitas, nos propondrán estupendas hipotecas para nuestra segunda residencia en la Osa Mayor, o mediante avanzadísimas técnicas de phising nos quitarán nuestros tristes ahorros que irán a parar a desaprensivos piratas de la galaxia Andrómeda.

¿Os imagináis al bichito aquel cabezón al que se le encendía la bombillita que tenía en la punta de los dedos, sentado en una habitación oscura con varios monitores y teclados, comiendo una asquerosa pizza rancia y bebiendo cocacola light? Al menos, así es como las películas yanquis nos dibujan el aspecto de los piratas informáticos. ¿O será el más famoso pirata de la galaxia, Han Solo, con su fiel compañero Chewbacca, quienes se dedicarán a sacarnos los cuartos para poder pagar sus deudas con Jabba el Hutt?

En fin. Que eso. Que hoy se trata de pasárselo bien. Que para eso está la prensa seria. Como The Guardian.

La realidad fotográfica que hoy os propongo es menos marciana. Dos rapaces rumanos subidos a un árbol, y sumidos en una considerable pobreza en el año 95, miran con desconfianza a unos extraños extraterrestres españoles que van haciendo turismo por la ciudad de Sighisoara.

Revisando viejas fotografías – La catedral de Chartres

Fotografía personal

Estos días en los que he estado revisando viejas fotografías, antes de reiniciar el proceso de digitalización de diapositivas que tenía un tanto abandonado, me encuentro con muchas de las imágenes que obtuve en mis primeros tiempos como aficionado a la fotografía. Con la vieja Pentax P30N. Entonces me sentía orgulloso de ellas. Ahora descubro cuanto interés hay que poner para empezar a sentirse satisfecho con tus propias fotos.

En fin. De todos modos, no merece la pena ponerse excesivamente trascendente, y disfrutar de lo que aprovechable había y de los recuerdos que nos proporcionan. Como esta imagen de la fachada asimétrica de la fabulosa catedral de Chartres. Le he dado un toquecillo de antigüedad. El original era en color… de las viejas diapositivas Perutzchrome, que eran baratas. Creo que las hacía Agfa, que en paz descanse (si no ya, pronto). Pero bueno… por darle saborcillo.

Scarlett Johansson… que no se malogre, por favor

Cine

Hubo una época en la que los actores y las actrices de Hollywood tenían glamour. Pero un glamour inteligente, a veces provocador, otras veces ingenuo, íntegro o disipado, sobrio o siempre ebrio, de alcohol o de emociones y sentimientos. Pero tenían glamour. La felina y conservada en alcohol Ava Gardner, la estilizada y elegante pícara «Slim» Lauren Bacall, la liberada y sin embargo pringada Katherine Hepburn, la desgraciada Marilyn Monroe, la joven Liz Taylor, la prematuramente malograda ß ,… y muchas otras. Y otros para quienes los prefieran masculinos.

Hoy en día es difícil encontrar ese glamour. Las actrices de hoy son más materiales, más vulgares, más carne de la prensa del higadillo banal, cutres en sus manifestaciones públicas… y qué decir de su presencia en pantalla. Qué difícil es combinar el glamour con una buena interpretación.

Y qué vamos a encontrar entre las actrices más jóvenes. Meras piezas de carne decorativa para para adornar películas de acción donde un testosterónico macho se dedica a realizar exceso altamente increibles, mientras destroza varias docenas de coches con explosiones pirotécnicas. O tontas adolescentes de 15 a 45 años, que viven eternamente en un ambiente estúpido de instituto.

Pero parece que algo de inteligencia aparece de vez en cuando a orillas del Pacífico en el sur de la California estadounidense. O sea Hollywood. Y es el caso de la rubia, pálida, bajita y sensual Scarlett Johansson. Esta joven actriz de aspecto nórdico y talla y curvas más mediterráneas, muestra una capacidad relativamente camaleónica para pasar de la joven desorientada de Lost in Translation a la adolescente que se busca a si misma en el pasado de su madre de A love song for Bobby Long. De la modosita criada flamenca de Girl with a Pearl Earring a la fatal aspirante a actriz que complica la vida del irlandés en Rhys-MeyersMatch Point. Y siempre destilando esa sensualidad, ese glamour de sus labios rotundos, de su voz grave y profunda (para quien disfruta de las versiones originales) y de la rotundidad de sus femeninas formas.

No es que no halla hecho algún bodrio que otro. De esto no se libra nadie hoy en día en Hollywood. A evitar la lamentable The Island. Pero… está empezando… y no hace malas elecciones en sus papeles. Tiene mucho tiempo para madurar y mejorar todavía. Como decía en el título… ¡que no se malogre, por favor! ¡Y que otras sigan su ejemplo!

Ilustraremos la entrada de hoy con algunas bellezas más exóticas como las que procedentes de la India encontramos por las calles de Londres, escenario de la última película de la Johansson, como he comentado en entradas anteriores.

Mi primera vez… en Lisboa

ferrocarril, Portugal, Viajes

No. Lo siento, pero no. No pienso desvelar mis experiencias sexuales. Ni en Lisboa, ni en ninguna otra capital europea. Es que… pues que no me gusta presumir…

Así que me referiré a mis experiencias fotográficas. El otro día comprobé que ahora se han cumplido quince años desde mi primer viaje a la capital portuguesa. El primero de cuatro, que han hecho que sea una de mis ciudades preferidas. Aun habré de volver en nuevas ocasiones.

Y revisando mis archivos fotográficos digitalizados, me he encontrado con la primera fotografía que hice en esta bella ciudad. En la Praça do Comércio. Y he decidido publicarla hoy aquí. Como no, conjuga la fotografía con otras de mis querencias. El ferrocarril y los tranvías. Así que aquí queda. 12 de octubre de 1990. Ha llovido un rato. No tanto como quisieramos, pero ha llovido un rato.

Una canción del pasado (A Love Song for Bobby Long, 2004)

Cine

A Love Song for Bobby Long (2004): Directed by Shainee Gabel

Con cierto retraso, puesto que es una película del año pasado, nos llega esta película dirigida por Shainee Gabel, y protagonizada por John Travolta, Scarlett Johansson y Gabriel Macht. La historia gira entorno a Lorraine, madre del personaje que rerpresenta Johansson, que acaba de morir, dejando en herencia a su hija una casa en la que deberá convivir durante un año con los personajes de perdedores que representan los otros dos. La madre muerta viene a ser el cuarto protagonista de la película, ya que su recuerdo marca el devenir de los acontecimientos y, como se muestra al final, es quien ha planificado los mismos hasta un desenlace que se va adivinando con el transcurso del filme. La película roza el pastelón pero, afortunadamente no lo llega a alcanzar, manteniendo un nivel razonable.

Los dos primeros actores son quienes se van haciendo poco a poco con la película, siendo el alma de la misma, mientras que el tercero ejerce el papel de catalizador para lo que ha de pasar. Travolta demuestra que cuando quiere y le dan el papel, es un excelente actor. Johansson muestra que las cosas no son por casualidad, que las películas más conocidas que va presentando se acompañan de una carrera de trabajos más modestos, pero con consistencia (salvo cuando se mete en berenjenales estúpidos como La Isla, aunque supongo que cobraría bien).

A estos tres personajes se añaden unos cuantos secundarios que pretenden dar un poco de ambiente a la situación intimista en la (tristemente destruida) calida ciudad de Nueva Orleans, quizá el quinto protagonista del largometraje. Quizá están un poco desaprovechados, puesto que con un poco de desarrollo hubieran proporcionado alguna clave extra sobre el pasado de nuestros protagonistas. Entre ellos destaca una muy atractiva y comestible Deborah Kara Unger. Es también una pena que no proporcione un contrapunto femenino al crecimiento de la adolescente Purslane (vaya nombrecito, el de una flor silvestre), siempre rodeada de tanto macho sin rumbo.

La película es recomendable. Especialmente, por los actores que están muy bien. Pero eso sí. El que espere acción, que se vaya a otra película. Es un filme sobre sentimientos. Sobre el proceso de madurar. Sobre la amistad y el amor. En el sentido amplio de todos estos términos. Yo le doy un siete.

Repaso estos días algunas de mis fotografías más antiguas. Yo llegué tarde a esto de la fotografía. Cuando pude costearme un modesto equipo, vamos. Este simpático pingüino me retrotrae al año 1990, a los alrededores del Palacio de la Magdalena. En Santander. No tengo grandes fotografías de aquella época. Pero sí algún buen recuerdo. Pongámonos nostálgicos; como con la película de hoy.

Salud pública y fotografía – Sebastiao Salgado

Fotografía

No soy yo especialmente aficionado al diario El Mundo. Ni por su línea ideológica, aunque de todo tiene que haber en una sociedad plural, ni por su estilo, si bien aquí ya no tengo tan claro que de todo tenga que haber. No obstante, pululando por los mensajes del grupo de noticias es.rec.fotografia, encuentro un enlace a las páginas de dicho diario que me interesa.

Se trata de un reportaje fotográfico de Sebastiao Salgado sobre el fin de la polio en el Mundo. El reportaje da fe de los esfuerzos precisos para la erradicación de una enfermedad que durante mucho tiempo causo notables sufrimientos en las sociedades de todo el mundo. En la actualidad, los esfuerzos coordinados de numerosas organizaciones han llevado a que estemos a un paso de su erradicación mundial. Ya numerosas regiones del Globo se encuentran libres de la enfermedad, especialmente los países más ricos. Por lo que los últimos esfuerzos se han de desarrollar en los países más pobres, muchas veces tremendamente dificultados por las guerras y los regímenes dictatoriales de estos países. Es esta la mirada que nos transmite Salgado. A la vez de esperanza y de denuncia.

Sebastiao Salgado siempre se ha mostrado comprometido con las situaciones de catástrofe humana y humanitaria, denunciando con sus poderosas imágenes en blanco y negro las situaciones más tristes de nuestra condición de seres presuntamente «racionales». En este caso combina dos aspectos importantes en mi vida. El profesional, la salud pública, y mis aficiones, la fotografía. ¡Qué más necesito para recomendarlo!

Las principales víctimas de la polio son los niños. Homenajeemos pues en esta foto a estos «locos bajitos«, donde uno de los mimos de las Ramblas barcelonesas se acerca a uno de los más pequeños acompañado, inevitablemente, por su madre.

Fotografía Nocturna

Fotografía

Hoy paso a comentar otro de los fotógrafos que me ha llamado la atención en el número de noviembre de Visión salvaje, Jose Benito Ruiz.

En este caso, su página en la telaraña mundial consta de una animación en flash, y un anuncio de que este sitio pronto estará activo. Las fotografías que nos ofrece en la revista son paisajes nocturnos. Larguísimas exposiciones, apoyadas por selectivos disparos del flash, que nos ofrece una nueva visión de la naturaleza, llena de color, cuando sólo esperamos oscuridad y ausencia de matices.

Altamente recomendable, con unas técnicas al alcance de cualquiera que tenga un equipo fotográfico razonable y paciencia, mucha paciencia.

No he ensayado yo la fotografía nocturna de paisaje. Pero sí en algunas ocasiones en mis viajes, he tomado imágenes al anochecer. Como este típico paisaje de Londres.

Visión salvaje, macrofotografía y mis frustraciones personales

Fotografía

Hace unos días, mientras curioseaba en un quiosco de prensa, encontré una revista de fotografía de naturaleza en castellano que no conocía. Se trataba del número 3 (noviembre – diciembre de 2005) de Visión Salvaje.

Excelente, oye.

Se basa en una abundante profusión de fotografías de alta calidad, con comentarios sobre las técnicas utilizadas para tomarlas tanto desde el punto de vista del amante de la naturaleza como del fotógrafo. Tras cada artículo, una par de páginas con las miniaturas de las imágenes y los datos técnicos de la toma. Qué más quieres.

El precio puede parecer un poco caro. Son siete euricos. Pero la verdad es que la calidad de la impresión y de la presentación lo justifican. Más si se tiene en cuenta que la cantidad de publicidad que encontramos es pequeña.

Entre los artículos, uno dedicado a la macrofotografía con anillos de inversión de objetivos, firmado por Juan Antonio Herrero. Son las imágenes que más he mirado y remirado. Y eso que tenían que competir con las Torres del Paine, con el quebrantahuesos pirenaico y con unas maravillosas fotografías nocturnas. He encontrado que mantiene una interesante página en la telaraña mundial y una bitácora, Bichos y fotos. No dejéis de visitarlas.

Siempre me ha atraído la macrofotografía, pero nunca he tenido la paciencia ni la dedicación para desarrollarla. Y esto me frustra un poco. Y eso que creo que podría haber progresado. Os pongo una muestra de algo que hice en su tiempo (pulsad en la imagen para verla a mayor tamaño).

Pandemias, Manhattan y mi resfriado

sociedad

Hoy me siento absolutamente patológico. Mañana tengo que hacer una breve presentación sobre las pandemias de la gripe. Está de moda esto. El domingo pasado, el suplemento dominical del Heraldo de Aragón ofrecía un artículo sobre el tema. Nada sensacionalista claro. Todo muy mesurado… Entre el texto aparecían destacadas y con un tipo de letra enorme y de llamativos colores cosas como…

…el 25 por ciento de la población enfermará y un millón de españoles fallecerá. Ese es el cálculo más pesimista.

Y en realidad, ni siquiera nadie puede asegurar cuándo puede venir la próxima pandemia de gripe… ni si tendrá que ver con la actual epizootia de gripe aviar… pero claro,… entonces no se venden periódicos.

De todas formas una cosa es cierta. Tarde o temprano volveremos a sufrir una pandemia de gripe. De la que no podemos prever ni su extensión ni su gravedad.

Mientras tal cosa ocurre, heme aquí con una infección viral de vías respiratorias altas. Lo que vulgarmente se llama un resfriado. Un catarro. Que en mi caso se suele acompañar de enormes cefaleas (por su intensidad; no por el tamaño de mi cabeza, también respetable).

Así que toda la tarde en casa. Entre las pandemias de gripe, terribles pero hipotéticas, y mi catarro, banal pero tristemente real. Por lo menos me consuelo con la televisión. Sí, sí. No estoy delirando por alguna misteriosa y extraña fiebre. Con la televisión. Es que en un canal de pago echan Manhattan. Y desde que vi el domingo Match Point, esta semana estoy francamente favorable a Woody Allen. Bueno. Y aunque no hubiera visto Match Point. Siempre me ha gustado mucho Manhattan.

Esto no es Manhattan. Ni el Londres de Match Point. Es Barcelona. El puerto. Y también está muy bien; qué queréis que os diga.

K.I.S.S., cuando trabajes con Photoshop

Fotografía

… o Photoshop Elements.

Desde hace unos años trabajo mis fotografías digitales con una u otra versión de Adobe Photoshop. Ya me he dejado unos dinerillos en las versiones que adjuntan a los dispositivos de adquisición de imágenes, fundamentalmente escáneres o grabadoras de cedés o deuvedés. Photodeluxe 1 y 2, Photoshop LE 5, Photoshop Elements 2, en versiones para compatibles con IBM PC o para Mac OS.

No consideraremos los photodeluxes, productos absolutamente infumables para cualquier fotógrafo serio, aunque sea a un nivel aficionado. Afortunadamente, ya han pasado a mejor vida. Los photshops LE eran versiones muy recortadas de la versión completa. Utilizables para un fotógrafo aficionado. De verdad. Lo que más se echa en falta respecto a la versión completa son las capas de ajuste. En cualquier caso, también desaparecieron.

Nos quedan los photoshopselements, de los que ya vamos por la versión 4 para Windows XP y por la versión 3 para Mac OS X. Yo tengo la versión 2. Aquí sí que hay capas de ajuste, pero por algún motivo que desconozco, Adobe escamotea las herramientas curvas y mezclador de canales. Y dado que las versiones más modernas no las proporcionan, no tengo mucho interés en procurarme versiones de estas. Se puede usar la versión 2, siempre que nos hagamos con los complementos que nos proporciona Earthboundlight, por ejemplo.

Una de las características más importantes de los photoshops es que una misma cosa se puede hacer de diversos modos. Lo cual hace todo mucho más confuso. Así que aplicaremos el viejo método K.I.S.S., de los anglosajones para hacer las cosas. Y que significa K.I.S.S. Muy sencillo:

Keep It Simple, Stupid
(Hazlo sencillo, estúpido)

O lo que es lo mismo. Seguid un proceso organizado y sencillo para trabajar con vuestras fotos. Como el que se propone en la Digerati University.

Sigo pensando en la última película de Woody Allen, Match Point, y sus vistas de Londres. Esta vista de The London Eye y el elefante de Dalí junto a la Saatchi Gallery en el County Hall, también sale.