Ayer fue día de esquí. Aunque con algunas nubes al principio del día en Formigal, fue un buen día. O por lo menos una buena mañana… no agotamos las horas de apertura de la estación. Cuando llega el momento adecuado, plegamos y nos vamos a comer tranquilamente en algún mesón del valle.
Después de comer, como todavía quedaban unas horas de luz, aproveché que había echado alguna cámara de fotos en el maletero del coche para dedicarme a un rato a la fotografía.
Después de tomar algunas imágenes de la parte alta del Valle de Tena, empecé a pensar cual de las múltiples posibilidades entre el Pirineo y Zaragoza podría ofrecer un buen interés fotográfico.
Me decidí por acercarme a fotografíar la coqueta iglesia románica de San Juan de Busa. Aislada en el monte, en una pradera entre Lárrede y Oliván, de una sencillez total y encantadora, siempre ha sido una de mis favoritas del románico en el Serrablo. Eso sí, para hacer tiempo hasta que la luz fuera adecuada, tomé algunos apuntes fotográficos en San Pedro de Lárrede.
Cuando las sombras se abatieron sobre el valle, empecé a regresar hacia Zaragoza; pero aún tuve la oportunidad de aprovechar los últimos rayos de sol sobre las cumbres pirenaicas.