Pues sí. Hasta cierto punto se han cumplido los pronósticos en la última jornada del Seis Naciones que se celebró ayer sábado por la tarde. Aunque hubo una sorpresa, y posibilidades para otra. Veamos.
El primer partido de la tarde, celebrado en Cardiff, enfrentó a una Gales desmotivada y a una Italia… que son muy malos. Por lo que los «jones» y «williams» que constituyen la selección del dragón no tuvieron problemas para ganar a los italianos a pesar de la desgana. Visto lo visto, podríamos decir que Gales ha realizado un torneo decepcionante, quedando en cuarto lugar, mientras que Italia de alguna forma consiguió sobreponerse a su absoluta flojera evitando la Cuchara de madera en el partido contra Escocia. Y ya les vale.
Irlanda, que jugó en su casa contra la débil Escocia, tenía todo a su favor para llevarse la Triple Corona y… falló estrepitosamente con los voluntariosos escoceses, que consiguieron en Dublín lo que les falló en Cardiff donde se les fue el partido por los pelos. Lo cierto es que salvo el mal partido contra los italianos y la imposibilidad de parar a los franceses, los escoceses no merecían el último puesto, y el partido de ayer fue una justa recompensa a sus esfuerzos. Excelentes los delanteros escoceses. Para los irlandeses fue un fracaso sin paliativo.
Y con el torneo ya en sus manos tras el fracaso irlandés, a Francia sólo les quedaba redondear la jornada venciendo a su eterno rival, Inglaterra, adjudicándose de paso el Gran Slam. Y así fue, pero sin gran brillo. El principio del partido fue emocionante tan un bonito ensayo de la caballería inglesa. Si los británicos iban a jugar con esa fluidez, el partido podía ser suyo. Pero los franceses fueron controlando el juego, y a base de golpes de castigo entre palos se pusieron con 5 puntos de ventaja al llegar al descanso. Lo cierto es que la aparición de la lluvia deslució las posibilidades de un juego a la mano, alegre y vistoso. La segunda parte fue de dominio inglés, que sólo vio recompensados sus esfuerzos tras la salida al campo de Jonny Wilkinson, ayer suplente, que metió un difícil golpe de castigo entre los palos, con tiempo de sobra para remontar. Pero a partir de ahí, los franceses volvieron a centrarse en el partido, comenzaron a recuperar balones y a matar el partido jugando con su delantera. Y al final consiguieron ser el equipo ampliamente destacado del torneo, un claro y justo vencedor del torneo.
Y hasta el año que viene, claro.

Si en 1990 hubiese estado construido el Stade de France, sede de los partidos internacionales de Francia, tal vez se vería al fondo detrás del Sacre Coeur, en esta toma a través de los telescopios de la Torre Eiffel de París - Pentax P30N, probablemente con un Sigma 28-70/3,5-4,5 a traves de un telescopio de monedas