La dureza del cambio de hora, no tomarse la vida en serio, y esa «cámara de fotos» que se llama iPhone

Fotografía personal, Humor, Música

Odio profunda e intensamente el cambio de hora de primavera. Lo odio. Me sienta como el culo. Y esto no ha hecho más que empezar. Porque esta noche, cuando sean haya las once de la noche, me iré a la cama con ganas de dormir. Al fin y al cabo, esta noche pasada sólo he dormido cinco horas. Malhadado sea el cambio de hora y el que lo inventó. Lo que decía, me iré a la cama con ganas de dormir, pero mi cuerpo creerá que sólo son las diez, y a pesar de que me estaré muriendo de sueño, no me dormiré. Y empezaré a ponerme nervioso, y por lo tanto, incluso cuando sean las doce y mi cuerpo crea que sean las once, tampoco me dormiré. Y esta noche que viene, si tengo suerte, tampoco dormiré más de cinco horas. Y mañana, todo será una mierda. Me pasa todos los años. No creo que este sea un excepción. Ahora me iré a dar una caminata para cansarme más, pero de nada servirá. Maldito cambio de hora.

Con el fin de olvidarme de este incordio, esta mañana me he sentido intrascendente. Nada de tomarse la vida en serio. He ignorado por completo las correrías de los fórmulas uno. Y me he puesto a enredar en el ordenador. En una entrada reciente en Hipersónica me enteré de que Zooey Deschanel canta. En un grupo que se llama She & Him. Bueno. Yo es que estoy enamorado perdidamente de esta chica. Es una monada. Como actriz no es que me haya entusiasmado ninguna de sus películas, pero con esos ojos… Bueno, el caso es que he buscado a ver si estaban en Spotify, que sí, y también por Youtube, que también. Y oye,… musiquita ligera, pegadiza y con buen rollo, con la voz grave que tiene la chica que tampoco está tan mal. Es casi como si fuera una chica yeyé del 2010. Os pongo un vídeo.

Pero claro, cuando uno entra en Youtube, nunca se puede saber. Y no sé como me he encontrado con una chica asiática, probablemente japonesa que es la caña. Utilizando tres iPhones se monta un conjunto instrumental para acompañarse a sí misma, mientras canta canciones de Beyoncé y Lady Gaga. Y no lo hace mal. Y es feliz. Que bien se lo pasa uno cuando se pone intrascendente. ¡Mirad, mirad, cómo imita a Beyoncé!

Y claro, con esto del iPhone, resulta que tengo uno que me regalaron hace unos meses. Y lo utilizo sobre todo para comunicaciones interneteras. Pero claro, el cacharro tiene una cámara de fotos que… bueno,… es una cagarriña. Pero he aquí que hace unos días me sorprendió que el Denver Post publicara en su fotolog un reportaje del reportero gráfico David Guttenfelder con fotos tomadas con su iPhone y procesadas con un programa para este aparato, supongo que Shake It Photo, 79 céntimos de euro cuesta, para darles un aspecto de polaroids. He pasado probando unos días con algún otro programa gratuito similar, pero sin acabar de convencerme mucho.

En algún rincón de Huesca

En algún rincón de Huesca.

El caso que me dije: «Carlos, no seas rancio, que por 79 céntimos no vas a quedarte sin diversión». Y me lo compré. Allí por la tarde hice alguna prueba; pero motivado por la creatividad de la chica japonesa, hoy me he lanzado a probarlo a fondo. Así que me he dado un largo paseo esta mañana, y he ido comprobando lo que daba de sí el tema.

Si mi música te hace vomitar...

Músico callejero en el Paseo de la Independencia, consciente de los efectos que puede causar su música.

Primero he tomado contacto con la naturaleza. Así que en las orillas del Huerva así como en el Parque Bruil he comprobado como se comportaba el invento con los tonos vegetales. Lo cierto es que el primer plano de margaritas es un uso alternativo. No está tomada con la cámara del iPhone, sino con la Panasonic Lumix GF1 con el Leica DG Marcro-Elmarit 45/2,8. En casa la he pasado al iPhone y le he aplicado el programita. Resulta un poco sacrílego utilizar un «leica» (esta fabricado por Panasonic), para luego obtener un imagen borrosilla. Pero… es divertido.

Margaritas

Margaritas en las cercanías del Huerva a su paso por el barrio de Las Fuentes.

Parque Bruil

Los árboles del Parque Bruil se encuentran todavía a caballo entre lo invernal y lo primaveral.

Parque Bruil

No tengo muy claro qué son las "ruinas" dispersas por el Parque Bruil; a ver si me documento.

Después, ya que estaba por allí, me he pasado por el Centro de Historia de Zaragoza, para ver que había en exposición. Y me he encontrado con una en la que de una forma más o menos didáctica, explican a los visitantes la pintura de Velazquez. Así que he aprovechado para ver como se comportaba el invento en interiores.

Entendiendo a Velazquez en el Centro de Historia

Diego Velázquez inmortalizándose a sí mismo en Las meninas.

No está mal, ¿verdad? A continuación he seguido mi paseo, aunque a partir de ahí he asumido el papel de un presunto turista entre los más característicos monumentos de la ciudad. No creo que sustituya a mis cámaras habituales en los viajes, pero realmente me he divertido.

La Magdalena

La Magdalena, al sol de la mañana primaveral.

Plaza San Bruno

Auténticos turistas descansando en la Plaza San Bruno; por cierto, ¿dónde está el mercadillo?

El Pilar

Y, finalmente, el Pilar, mientras esperaba en la parada para coger el autobús para volver a casa.

En fin, y de momento, esto es lo que ha dado de sí el tema. ¡Ay, cómo relaja una mañana de intrascendencia, sin tomarse la vida muy en serio! A ver si así duermo bien esta noche.