Libro: La estación de las flechas

Literatura

Como ya sabéis los que venís por estas páginas con alguna frecuencia, desde hace unos meses me estoy interesando en el género de la historieta. O cómic, o novela gráfica, o como sea que lo queráis llamar. A partir de ahora, aquí será historieta. Pero cuando me acerco a las estanterías no siempre me resulta fácil que elegir. El desconocimiento, supongo. Y aunque sigo algún blog en internet sobre el tema, tampoco se me aclaran las ideas. Ni me interesan mucho los super héroes, ni las cosas de japoneses, que parece que sí interesan mucho a la gente que escribe en estos sitios.

Pero el otro día en la FNAC me llamó la atención el título que hoy os traigo, y que estaba apilado en un aparte, lejos de los estantes dedicados al género. Veréis por qué.

La estación de las flechas
Samuel Stento (guion) y Guillaume Trouillard (ilustración)
Sins Entido, Madrid, 2009
ISBN: 9788496722552

Supongamos que en el último cuarto del siglo XIX, un emprendedor visionario se hubiese dado cuenta de una cosa. Los indios, los nativos americanos que más correctamente se dice ahora, tan abundantes en ese tiempo, estaban desapareciendo a marchas forzadas. Y en un futuro, como todo artículo escaso, serían un bien preciado. Supongamos que ese emprendedor ponga un negocio de conservas de indio. Sí, en bote, como las frutas en almíbar o el atún. Y que en nuestra época, una solitaria pareja de jubilados compra un bote de indios en conserva. Una familia, padre, madre e hijo, y los instala en su casa.

Éstas son las curiosas premisas de partida de esta historieta, con muy pocos diálogos y mucha acción. Desde el primer momento, nos sumerge en un particular surrealismo, en el que poco a poco, el modesto apartamento donde viven los jubilados se van expandiendo física y conceptualmente, hasta transportarnos a las vastas praderas del oeste norteamericano. De norte a sur. El frigorífico pueden ser las heladas tierras del lejano norte canadiense, mientras que el salón tal vez sean las cálidas tierras del sur de los Estados Unidos. A partir de ahí, se desarrollan una serie de aventuras donde se mezcla el divertimento con la crítica de determinados elementos de nuestra sociedad moderna.

La propuesta es curiosa, aunque encuentro algún problema. Los principales se deben a que obviamente los autores son de origen francés, y se ha realizado una adaptación donde se supone que los jubilados viven en Salamanca. Pero hay elementos que chirrían en esta adaptación puesto que determinados elementos culturales de la historia son claramente propios de nuestros vecinos del norte. No sé muy bien a qué fin no los dejan como estaban, si total no afecta a la esencia de la historia. Por lo demás, me ha parecido entretenida y original, con algunas imágenes estéticamente muy bonitas. Creo que esta obra da una idea de hasta que punto la historieta puede tener unas formas propias, alejadas de otros medios de expresión artística literarios y visuales.

No son las praderas del oeste en casa, pero son unas praderas cerca de casa, en la Plana de Zaragoza - Canon EOS D60, Tokina AT-X Pro 12-24/4

Si te preparas para el fin del mundo, no te olvides de desgrabar en tus impuestos

Humor

Ayer fue una tarde tranquila. Lo cual está muy bien. Uno se ajetrea en el trabajo por la mañana, y por la tarde uno se calma. No necesariamente se inactiva, pero se calma. Y ayer fue una tarde calmada.

Cuando llegué a casa y comí algo, decidí ver una película grabada de la televisión por satélite, De aquí a la eternidad. No es que fuera una novedad, pero siempre es un placer volver a ver este extraordinario filme. Bien. Sobre todo por la maravillosa presencia de Deborah Kerr. Mejor.

Cuando terminó, bajé a hacer compras diversas. La fruta y esas cosas. Y ahí me encuentro con un antiguo amigo de la infancia, de visita en Zaragoza para ver a sus padres. Quedamos en que se subía un momento a casa y charrábamos un rato. Mi intención para mi tranquila y calmada tarde era ver la segunda manga del gigante femenino de los juegos de Vancouver 2010 a las 18:30, y a continuación salir a jugar al tenis un rato.

Así que se viene a casa, y mientras comienzan y vemos el esquí, empezamos a hablar de la película que ambos hemos visto recientemente, The Road – La carretera. Su curiosidad es saber qué diablos provoca la situación postapocalíptica que se presenta en el filme. Yo le digo que no importa, que la película va de otra cosa. Pero el no se da por satisfecho. Para tenerlo entretenido, y mientras se acerca la actuación de las 10 esquiadoras con opción a medalla, para que no me dé mucho la vara, le dejo el portátil y le digo que haga una búsqueda sobre el tema. Objetivo conseguido. Mientras se afana en la búsqueda, yo contemplo la debacle austriaca que con tres esquiadoras en los cuatro mejores tiempos de la primera manga se tienen que contentar con un bronce, y el triunfo de una joven alemana más contenta que ni sé y la plata de una eslovena que está como un queso.

Y justo cuando estoy a punto de apagar el televisor, me sorprende una carcajada de este amigo. Se ha metido en una página dedicada a los «survivalists«. Gente que cree que el mundo se va a acabar en el 2012, mayoritariamente norteamericanos, y discute las mejores estrategias para sobrevivir al cataclismo. En uno de los artículos, habla de cómo deshacerse de todos los chismes inútiles que tenemos en nuestras casas, de que la mejor opción es donarlas a las ONGs (¿para qué lo quieren estas organizaciones si se va a acabar el mundo?)  y que además eso tiene una consecuencia muy interesante

¡¡¡Si les dan un recibo por la donación, podrán desgrabarlo de sus impuestos!!!

Estos «survivalists«, ¿realmente tienen una noción clara de lo que significa que se acabe el mundo? Al fin y al cabo ellos son los que creen que tal cosa va a suceder un día de estos… ¿Por qué diablos querrán ahorrar dinero? ¿De qué les servirá?

Sigo preguntándome por qué alguien definió al Homo sapiens como animal racional. En qué se basaba. Porque yo cada vez lo entiendo menos.

Acueducto y Cándido

Si se acaba el fin del mundo, adiós a Cándido, y sobre todo, adiós al cochinillo segoviano - Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5

Libro: Ni d’Ève ni d’Adam (Ni de Eva ni de Adán)

Literatura

De vez en cuando, me gusta leer alguna obra extranjera, generalmente de ficción, en su idioma original. Lo cual reduce mis posibilidades al inglés y al francés. El objetivo es fundamentalmente pedagógico, refrescar los idiomas. Pero también el conservar de vez en cuando las sutilidades idiomáticas que muchas veces, y de forma irremediable e irreparable, se pierde en la traducción. Así que, de vez en cuando leo en inglés o en francés; es un hecho. Otro hecho es que Amélie Nothomb es una de las escritoras en lengua francesa más prolíficas y más leídas en la actualidad. Y que sus novelas suelen ser de extensión muy contenida, tirando a cortas. Un último hecho es que es muy fácil encontrarlas en la FNAC de Plaza de España en edición de bolsillo.

Todos estos hechos junto hacen que el libro que comento hoy sea el tercero que leo de esta autora belga nacida en Japón, con los antecedentes de uno que me gustó, Cosmétique de l’ennemi, y otro que se me atragantó, Métaphysique des tubes. Veamos que ha pasado con éste. En cualquier caso, me decidí por él debido a que escuché recientemente una recomendación para su lectura en la radio. No recuerdo quién fue «el culpable».

Ni d’Ève ni d’Adam
Amélie Nothomb
Le Livre de Poche, 2009
ISBN: 978-2-253-13323-0

Para empezar, decir que la edición es muy mona, ya que el librito viene encerrado en un estuche de cartón de lo más mono. Que servirá para guardarlo una vez leído. Claro está. Porque mientras tanto, menudo rollo el llevarlo encima, dado que el libro de bolsillo ha de servir para eso, para llevarlo en el bolsillo y sacarlo y disfrutarlo en ratos muertos en nuestra vida cotidiana.

La historia que nos narra es autobiográfica. Y básicamente es una historia de amor. Entre dos personas de nacionalidades y de culturas diferentes. La escritora regresa al Japón dónde nació y vivió hasta los cinco años con la idea de que también es su país, también es patria. Y allí inicia una relación con un joven de buena familia, que quiere aprender francés. A partir nos va narrando los episodio significativos de una relación de amor, que lo es simultáneamente con el chico y con el país que la acoge.

El tono de la narración es ágil, a veces desenfadado, yo me he reído en varias ocasiones, y en muchos capítulos he ido con una sonrisa por el mundo mientras leía las aventuras de la protagonista. Los malentendidos por culpa del idioma, las relaciones sociales e interpersonales a través de la comida, la ironía de una belga encantada con las montañas (Bélgica es un país básicamente llano en buena parte del territorio; en el resto tampoco es que sea montañoso, como mucho ondulado), etc…

Creo que la escritora se reserva para sí aspectos de la relación, menos divertidos, menos especiales, pero nos cuenta los aspectos esenciales de la misma. Entre los aspectos negativos, he de decir que no acabo de comprender del todo la naturaleza especial del chico. Más allá de que pueda ser más o menos mono y atento, aparece como un niño pijo, relativamente desocupado gracias al desahogo económico de sus padres. Hay que tener también en cuenta que estamos hablando de personas que apenas sobrepasan los veinte años de edad, muy al principio de la década de los noventa. De todas formas, el personaje protagonista es la escritora misma, su proceso de descubrirse y de saber quién es, de definirse cultural y personalmente, aunque sea por contraste con su enamorado y su entorno.

Resumiendo, un novelita que me ha gustado bastante, que a pesar de leerla en francés creo que no me he perdido gran cosa de lo esencial que nos está contando, y que puede ser bastante recomendable. Está publicada también en castellano, así que nos excusa. Y si a alguien se le atranganta, que no creo, pues tampoco es muy larga.

Manneken Piss

Ya que con frecuencia la autora se ríe de los tópicos sobre su nacionalidad, nos asomamos aquí a uno de los más grandes tópicos de Bruselas, la capital belga; el famoso Manneken Piss - Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5

CineTren: El puente sobre el río Kwai

Cine

Incluir El puente sobre el río Kwai en mi listado de filmes sobre el ferrocarril en la historia del cine era una de mis asignaturas pendientes. Pero aunque sea un clásico, dado mi bajo nivel de afición a la películas bélicas, pues sólo la había visto una vez que yo recuerde y hace ya mucho, mucho, mucho tiempo. Así que he aprovechado su emisión en un canal de cine de la televisión por satélite, para volver a verla y así escribir con más tranquilidad de espíritu.

Podéis acceder a la reseña de esta película a través del enlace anterior, o directamente en el enlace a su página dedicada. Espero nadie dude sobre la inclusión en esta categoría de cine y ferrocarril,… para los despistados, trata sobre la construcción en Tailandia durante la Segunda Guerra Mundial de un puente ferroviario por unos prisioneros ingleses en manos de los japoneses. Y es entretenida. Típica y tópica, sus principales méritos son algunas de sus interpretaciones y la espectacularidad de la producción.

El puente sobre... bueno, del Ferrocarril de Arganda,... que también es muy mono - Canon EOS 40D, EF 24-105/4L IS USM

The Road – La carretera (2009)

Cine

The Road – La carretera (The Road, 2009), 22 de febrero de 2010.

Con el título bilingüe en España, nos vamos a ver esta película del género post-apocalíptico, que por culpa del tráiler casi me pierdo. Alguna vez he dicho que soy contrario totalmente a la pena de muerte, salvo para los que ponen los títulos en castellano a las películas extranjeras, a quienes no considero ya seres humanos. Creo que voy a tener que extender esta consideración a los que montan los tráileres de las películas. Si son de humor, te destripan los mejores gags. Si son de acción, te destripan las escenas más espectaculares. Muchas veces te destripan el argumento. Y en otras, como en esta película, te venden algo que no es. Sí, hay escenas duras y momentos de tensión a lo largo del filme; pero esto no es una película gore, una película de miedo al uso, o un remake de Mad Max. No es nada de eso.

Basada en la premiada y aclamada novela del mismo título de  Cormac McCarthy, este largometraje dirigido por John Hillcoat nos narra la historia de un padre y su hijo, en un mundo en el no sólo se ha hundido y ha desaparecido la civilización humana, sino que la vida en general ha muerto o está muriendo. El niño nació en el momento en que se produce la desconocida causa de este apocalipsis.  Un resplandor, fuego, lluvia, frío, cenizas, ausencia de la luz del sol, una familia refugiada en su casa, con un niño en sus primeros años de vida, hasta que la madre no soporta más la desesperanza, y en un acto frío y calculado, pero en el fondo de amor hacia su familia, se interna en la noche para morir. A partir de ahí, comienza este viaje de ambos protagonistas, buscando el mar y el sur, buscando tierras más calidas y gente buena. Porque los pocos supervivientes de este mundo, las están pasando canutas, y para muchos de ellos, la única solución nutricional es el canibalismo.

En lo que se refiere a la realización y la producción del filme, he de decir que es uno de los mundos apocalípticos más conseguidos que he visto en el cine. Con un mínimo de efectos especiales, con un máximo de utilización de las localizaciones y de un buen director de fotografía, como es el español Aguirresarobe. Se ha acusado de frialdad en la realización al director, pero es que es necesario transmitir al espectador de ese mundo nuevo y desconocido, falto de vida. En los muchos sentidos de la palabra vida.

La interpretación es de primer nivel.  Viggo Mortenssen está altamente convincente, dotando al personaje de una gran intensidad en su amor y en su deseo de esperanza para el hijo, al mismo tiempo que deja que afloren las contradicciones entre el deseo de que su hijo sea buena persona y la necesidad de convertirse en un desalmado para sobrevivir en tan adversas condiciones. Al niño, Kodi Smit-McPhee, sólo le encuentro una pega. Dadas las circunstancias en las que nació y vive, es demasiado guapo. Aparece delgadito, pero no acaba de dar el pego de niño desnutrido de entre 10 y 11 años. Claro que también me parece obvio que su aspecto físico, con un gran parecido con el de la actriz que representa a su madre, Charlize Theron, es necesario como un recuerdo o un reflejo constante de esa madre, que no deja de ser un fantasmal tercer compañero de viaje. El papel de esta última es pequeño, pero necesario, ya que nos permite comprender mejor a los personajes protagonistas, y además lo hace muy bien. Por lo menos a mí me transmite muy bien la desesperanza que siente desde el momento en que da a luz a su hijo. El resto del reparto tienen papeles muy cortos, siendo los más significativos Robert Duvall, como viejo irreconocible que no entiendes muy bien cómo puede estar vivo y que nos da una de las pocas pistas sobre el origen de esa catástrofe, se sabía que iba a suceder pero no se podía hacer nada, y Guy Pierce en su aparición final y trascendente para el futuro del niño.

Para ir terminando, es una película que me ha gustado mucho. Que me ha interesado. De lo mejor que he visto en este tipo de filmes. No es comparable a las películas sobre sociedades distópicas. Muchas de estas son sociedades que surgen tras una catástrofe universal. Sin embargo, en esta película no hay un a sociedad que podamos calificar como distopía. No existe sociedad en absoluto. Es el derrumbe total de la civilización humana. Son seres humanos abandonados a sí mismo; situación aberrante en sí misma para un ser vivo básicamente social. Las únicas pegas que se pueden poner es al sentido del final de la película.

Atención que lo siguiente puede destripar la película, aunque en este caso no lo considero importante:

Para mí, el final es previsible con mucha antelación. Es obvio que el hombre está enfermo y que no durará mucho. Desde luego, no lo suficiente para que el niño alcance la madurez, aunque lo prepara para ello. Es obvio que la única esperanza para el niño es encontrar a alguien con quien formar un embrión de nueva sociedad; sino es el final. Y el final del niño es una metáfora del final definitivo de la humanidad. Especialmente, porque el niño representa lo que es bueno en la humanidad. Y eso sucede, el encuentro con una familia de gente buena, el hecho de que haya una niña con ellos, el haber encontrado un escarabajo vivo poco antes de morir el padre, son signos de esperanza. Pero, por otra parte, ¿es realmente posible perdurar con sólo estos elementos? Ahí queda.

Fin del destripe de la película.

Así que sólo me queda poner nota al filme. Y ahí va:

Dirección: ****
Interpretación: ****
Valoración subjetiva:
****

Paisajes solitarios, casi desolados, como este entre Mainar y Retascón, en la provincia de Zaragoza - Pentax *ist DS, SMC-M 200/4 (probablemente)

A falta de pan, buenas son tortas; o,… a falta de rugby, esquí

Deporte

Este fin de semana, el Seis Naciones ha descansado. Así que, a esperar tocan. Pero a cambio, he entretenido las tardes del fin de semana viendo algo de los Juegos Olímpicos. Fundamentalmente esquí. Especialmente entretenido el Super Gigante femenino. También la Super Combinada masculina, pero siempre me gustan más las pruebas para especialistas. Un descenso de verdad siempre es más vistoso y emocionante que un descenso de combinada. Creo. Pero bueno. No estuvo mal.

Pero lo que insospechadamente me pareció muy entretenido de ver fue una prueba de biatlón. Creía que esto sería muy soso. Como me lo parece en general el esquí de fondo. Como espectáculo, que como deporte a practicar me merece un gran respeto. Pero no. Las tandas de disparos cada vuelta, con las penalizaciones y esas cosas, hacen de estas pruebas algo muy entretenido. He visto la prueba femenina de salida en grupo (o en masa, que dicen por la tele, pero me gusta más la traducción que he elegido yo). Y fue muy divertida.

Así que nada, a ver si puedo ver algo más de aquí al final de los juegos.

Esquí de verano

Esquí de verano en el Matterhorn Ski Paradise, cerca de Zermatt, Suiza - Pentax K10D, SMC-M 200/4

Libro: The Contact Sheet

Fotografía

Si te gusta la fotografía, tarde o temprano te compras libros sobre fotografía. Para muchos, hay dos tipos de libros de fotografía. Por un lado los libros técnicos. Aquellos que están escritos con el fin de que el fotógrafo adquiera las técnicas básicas o avanzadas que le permitan exprimir al máximo las capacidades del material tanto en el momento de la toma de la imagen como en el procesado de la misma. O la post-producción que llaman ahora. Por otro lado, están los libros destinados a mostrar y difundir la obra de los fotógrafos. En ellos quedan expuestos las obras seleccionadas y representativas de los autores, lo que te permite tener en casa estas obras de arte sin la necesidad de realizar los grandes dispendios que supone lad adquisición de obra original. Algunos de estos libros son magníficos en sí mismos, dignos de ser coleccionados, y aumentando su valor con el tiempo, cuando se conservan bien.

Pero hay una tercera categoría de libros de fotografía. Aquellos que muestran las obras de los mejores, y al mismo tiempo tienen la misión de mostrar al aficionado cómo se desarrolla el proceso creativo que puede llevar a obtener mejores fotografías. Y el que hoy nos ocupa es de estos.

The Contact Sheet
Steve Crist (editor)
AMMO Books, 2009.
ISBN: 978-0978607692

The contact sheet, la hoja de contactos; una herramienta básica de los tiempos de la fotografía sobre película con procesado químico. El fotógrafo iba tomando imágenes en sus carretes, y luego procedía a un cuidadoso proceso de selección y edición sobre los negativos copiados sobre papel, sin ampliación, simplemente depositándolos en contacto sobre la hoja de papel fotográfico sensible, y lanzando un destello de la duración adecuada desde la ampliadora. Cuando el material de origen son las diapositivas, la hoja de contactos se sustituye por la mesa de luz, una lámina retroiluminada sobre la se depositan los positivos transparentes y se estudian y analizan para tomar decisiones. Hoy en día, en tiempos de fotografía digital, una función similar la ejercen los programas que permiten clasificar y organizar las imágenes obtenidas con nuestras cámaras digitales. La esencia es la misma en todos los casos, tomar decisiones para llegar, tras el procesado, a obtener la mejor imagen posible. Pero para quienes han metido sus manos en el tradicional laboratorio, a vueltas con los carretes de película en blanco y negro, la materialidad de la hoja de contactos tiene una calidad especial.

Y el libro que nos ocupa va precisamente de eso. Seleccionadas una colección de fotografías, muchas de ellas muy conocidas, de muchos de los fotógrafos de referencia del siglo XX y también de la actualidad, se nos muestra la hoja de contactos de la toma junto con la imagen definitiva, con su procesado definitivo y ya procesada. Podemos ver qué otras imágenes se tomaron y estaban allí, y podemos analizar bajo que criterios estéticos y técnicos se escogieron las que se conocen. En algunos casos, se nos muestran ampliadas otras imágenes de la toma que no fueron seleccionadas, pero que podrían haberlo sido, siendo también de alta calidad. La nómina de fotógrafos es muy notable. Dorothea Lange, Nan Goldin, Elliot Erwitt, Imagen Cunningham, Martin Parr, Jeanloup Sieff, Anton Corbin, y así hasta más de cuarenta auténticos maestros de la fotografía.

Cada fotografía se acompaña de una explicación en cuatro idiomas; inglés, francés, alemán y castellano. Esto tiene la ventaja de poder llegar a un mayor número de personas; pero también tiene el inconveniente de que limita la extensión del texto y la explicaciones sobre la toma, quedando este un poco escueto. La calidad de impresión y encuadernación, importante en este tipo de obras, es muy buena.

Cuando me dispuse a comprarlo, no lo encontré en ninguna de mis librerías sobre fotografía habituales españolas. De ahí que mirase mis opciones en el extranjero, siendo la mejor opción la compra a través de Amazon Francia, donde estaba a la venta por una librería adherida, la Librairie Coiffard de Nantes. El ejemplar me costó 42 euros, gastos de envío incluidos, y me llegó en un estado absolutamente impecable en el tiempo prometido. En la actualidad (21 de febrero de 2010), no aparece como disponible en Amazon Francia, pero sí en las tiendas de EE.UU. y Reino Unido a precios delirantes. Parece que tiene mucha demanda. En la editorial, AMMO Books aparece al precio de 40 dólares, sin gastos de envío.

Zoo - Jirafa

No de una hoja de contactos, sino en la mesa de luz para diapositivas se produjo la selección de esta jirafa del Zoo de Madrid en la primavera de 1990 - Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5

Deporte y fotos desde Vancouver

Deporte

Se están celebrando unos Juegos Olímpicos en Canadá. La cabeza, quien pone el nombre a los juegos, es la capital de la Columbia Británica, Vancouver. Un lugar que me gustaría visitar.

Tengo la sensación de que en estas latitudes estos juegos están pasando sin pena ni gloria. No merecen nunca la atención de los juegos de verano, y la posibilidades de medalla para el deporte español en deportes de inviernos son muy, muy, muy escasas. Así que no hay tanto tirón mediático y de público.

Pero los deportes de invierno son muy bonitos. Las coloridas indumentarias de los deportistas sobre la blanca materia de la nieve y el hielo, la estética de las formas humanas en ejercicio, dan lugar a fotos estupendas. Así que nada. A ver fotos.

De la ceremonia inaugural, recomiendo acudir a nuestro habitual The Big Picture de The Boston Globe.

De los primeros días de competición, podemos ira a un habitual mío también de los blogs de fotoperiodismo, el Captured Photo Collection del Denver Post.

Y os dejo una foto apropiada, claro.

Batallero

Nieve en las montañas que rodean la estación de invierno de Formigal - Fujifilm Finepix F10

Un hombre soltero (2009)

Cine

Un hombre soltero (A Single Man, 2009), 15 de febrero de 2010.

Nos encontramos ante dos hechos interesantes. Por un lado, este filme es la adaptación literaria de una novela del mismo título de Christopher Isherwood, una de cuyas adaptaciones dio lugar también al musical y a la película Cabaret, una de mis favoritas, tanto como musical como en el conjunto del cine que he visto en general. Por otro lado, es la primera incursión en el cine como director del diseñador de moda Tom Ford, para lo cual ha escogido militantemente una historia sobre el amor homosexual, una de las más reconocidas de la literatura contemporánea.

Y la historia va de un profesor universitario, ya maduro, sumido en una profunda depresión por la muerte en accidente unos meses antes del que fuera su pareja, un arquitecto notablemente más joven que él a quien conoció al final de la Segunda Guerra Mundial. La época en la que se desarrolla la historia, la crisis de los misiles entre los EE.UU. y Cuba. La acción transcurre a lo largo de un día en la vida del profesor. Un día en el que pronto nos enteramos que ha tomado una decisión definitiva para acabar con su situación. Una decisión drástica y dramática. Lo vemos en un vecindario acomodado en California, interactuando con vecinos con distinto nivel de tolerancia ante su homosexualidad, así como en el entorno universitario en el que trabaja, dando clase y relacionándose con algunos alumnos. Con uno en especial, en el que parece que salta una chispa similar a la que en un momento hubo con su difunta pareja. También lo vemos con su mejor amiga, aquella con la que tuvo una historia en su juventud, que está enamorada de él, pero a quien sólo quiere como eso. Como amiga. Todo llevará a un desenlace sobre su problema vital, al final del día,… sobre el que no comentaré más aquí.

Que el director, aunque novel, tiene un trasfondo artístico y estético es algo que se hace presente a lo largo de toda la película. La atención al detalle, al encuadre, a la belleza formal,… la cuidada fotografía, con tonos desaturados cuando nos encontramos con el profesor deprimido, y tonos calidos y saturados cuando nos encontramos al profesor ilusionado y enamorado,… He de reconocer que está muy bien hecha desde el punto de vista formal y estético. Sin embargo, hay aspectos de la historia que me quedan un poco deshilachados, y el final, que se vuelve previsible por las numerosas pistas y el desarrollo de los acontecimientos, me dejó un poco frío. Demasiado frío, dado el carácter del mismo.

En cuanto a la interpretación, es de lo mejor del filme. Tanto por la sobriedad y elegancia que introduce el británico Colin Firth, como la chispa mezcla de alegría y amargura de Julianne Moore como su mejor amiga, como por el tono que da a su personaje el joven Nicholas Hoult como el alumno que aporta nueva vida al profesor. No es de extrañar que haya habido por ahí premios y candidaturas a premios. Están bastante bien.

Resumiendo, una historia interesante, que creo que podría haber estado mejor planteada en algunos aspectos y resuelta, con una realización más que interesante para un director novel. Creo que merece la pena ir a verla. Y ahora la puntuación:

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva:
***

Támesis

Londres, visto aquí desde la cúpula de Saint Paul, una referencia lejana para los protagonistas del filme - Pentax P30N, SMC-A 50/2

Carnaval, mucho frío y Seis Naciones

Deporte, Política y sociedad

Este fin de semana ha sido el fin de semana de carnaval. No es una fiesta que me llame especialmente la atención, pero desde hace unos años, suelo bajar el domingo al Paseo de la Independencia de Zaragoza para la celebración del carnaval infantil con la cámara de fotos. Siempre se pilla alguna foto curiosa.

Pero ayer… ayer hacía lo que se dice un frío de la leche. Poco más de cero grados, pero con un vientecillo que sin ser muy fuerte contribuía a que la sensación fuera de menos de esos famosos cero grados centígrados que marcan el punto de congelación del agua. Y esta era la perspectiva a las 11:45 horas de la mañana cuando me he encontrado con una amiga y su peque, que estaban sufriendo igualmente las inclemencias meteorológicas, por lo que hemos tomado la sabia decisión de irnos a tomar un café (un chocolate caliente para mí) y hablar de nuestras cosas.

Así que… no he pillado más de cuatro fotos mínimamente ilustrativas del evento. Otra vez será.

Stitch

Me dicen que el monstruito se llama Stitch, aunque dentro hay una niña que se llama Julia - Panasonic Lumix GF1, Leica DG 45/2,8 Macro

Pero bueno, vamos a lo importante. Segundo fin de semana de competición en el Torneo de las Seis Naciones de rugby. Y francamente, ha sido interesante.

Para empezar, Escocia casi da la sorpresa en Cardiff, ya que a falta de un minuto, o menos, para el final del partido ganaba de tres puntos. Pero Gales se tomó en serio lo que faltaba y consiguió darle la vuelta al marcador y ganar de siete. Una pena por Escocia, que se mereció mejor suerte, pero ya se sabe lo que decía la canción, «si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos». Y los escoceses llevan unos años predestinados aparentemente a pelear por evitar la Cuchara de madera. En cuanto a los galeses,… si se tomarán en serio lo de jugar a fondo todo el partido, serían imparables. Pero parece que se reservan para los últimos minutos.

Después Francia hizo valer su candidatura formal al título ganando con autoridad a la campeona del año pasado, Irlanda, en Saint-Denis. Victoria sin paliativos. En estos momentos, la más firme candidata al título. Porque aunque Inglaterra, que jugó en el Flaminio de Roma contra Italia, lleva los mismos puntos,… la verdad es que no convenció nada, incluso permitiendo a los italianos soñar con la proeza de su primera victoria en la historia contra los ingleses.

La próxima semana descanso. Una pena. Porque entretiene mucho. Ale, os dejo con otra imagen carnavalera.

¿Superhéroe o Supervillano?

Parecía un super-héroe, pero con ese antifaz y esa calavera, igual es un super-villano - Panasonic Lumix GF1, Leica DG 45/2,8 Macro

Libro: Releyendo a Tintín; Tintin au Tibet

Literatura

Quienes siguen este Cuaderno de ruta saben que en los últimos meses he comentado varios libros de aventuras gráficas o novelas gráficas. Historietas, en resumen. O como quiera que haya que llamarlos. Pero he aquí que en casa tengo dos colecciones completas de las historietas de dos de los personajes de este mundo más famosos, y de origen en el mundo francófono; el galo Astérix y el belga Tintín. Así que he decidido releer alguna de las aventuras de este mundo pero intentando alejarme de prejuicios que se originaron en mi infancia. Con una mirada más adulta.

Tintin au Tibet
Hergé
Casterman, París/Tournai, 1991.
ISBN: 9782203001190

Como ya he dicho en la pequeña introducción a esta entrada, intento acercarme a las aventuras del personaje sin prejuicios. Me explicaré. Cuando yo era niño, como me imagino que sucedería con muchos de mi generación, o por lo menos así me consta entre mis amigos y conocidos, los personajes de historieta modelo eran Mortadelo y Filemón. Es decir, personajes caricaturescos de grandes narizotas, destinados a hacer reír, o al menos a parecer risibles. Y esta idea, como muchas otras procedentes de la pobreza intelectual de la época, quedó bastante grabada en nuestras jóvenes mentes. En ese contexto, personajes como Astérix eran asumidos con bastante naturalidad puesto que el aspecto de la historieta no se alejaba del estándar impuesto.

Pero he aquí que uno de los curas jóvenes que de vez en cuando pasaban por el colegio escolapio donde recibí la educación formal académica nos insistió en un momento dado en abrirnos a otros conceptos. Y particularmente nos recomendó al pequeño e intrépido reportero belga que hoy nos ocupa. Como consecuencia de eso, conseguí hacerme con la propiedad de un ejemplar de El templo del Sol, aparte de leer otros volúmenes de las aventuras de Tintín en las bibliotecas públicas de los parques de Zaragoza durante el verano. Sin embargo, no acabó de cuajar en mí dura mollera aquellos dibujos tan distintos del ya mencionado estándar de personajes ridículos y narizotas.

Hace unos años, un buen amigo me volvió a hablar del personaje en términos muy elogiosos. Yo por aquel entonces había completado mi colección de Astérix en versión original, en francés, con alguno de los títulos tardíos publicados por Uderzo. Empecé a interesarme de nuevo por el personaje del belga Hergé, y empecé a adquirir los títulos publicados del personaje, hasta que terminé la colección a principios de 2008. Los fui leyendo todos, y reconozco que me gustaron más que en mi infancia.

Ahora, con este renovado interés por el género de la historieta, he decidido, con calma volver a releer algunos títulos intentando mantener una cierta limpieza de prejuicios en mi actitud. Y por eso he empezado por las aventuras del reportero belga en el Himalaya. Es uno de los últimos, de los más recientes, y tiene un tono melancólico. Es un libro cuya base temática es la amistad. Tintín recibe la noticia de que uno de sus mejores y más queridos amigos, el chino Tchang Tchong-Jen, ha resultado muerto en un accidente aéreo en el Himalaya tibetano. El belga se resiste a creer en la noticia, y decide salir en búsqueda de su amigo pese a que todos los que le rodea le advierten de la futilidad de dicha búsqueda.

Las dos cosas que más impresionan del libro son, por una lado, la exquisita ambientación de los lugares y las épocas que es propia de casi todas las aventuras del personaje, y por otro lado, un cierto tono melancólico en la búsqueda del amigo perdido que nos habla de la importancia que tenía para el autor el tema de la amistad.

Lo que también me queda claro es que uno de los problemas para que de niño rechazase al personaje, o al menos dejase de mostrar interés por él, es que el personaje es más adulto de lo que era admisible para el niño de 9 o 10 años que era yo entonces. Es muy posible que una toma de contacto con el personaje durante mi adolescencia hubiese sido mucho más positiva. Y desde luego, ahora lo considero absolutamente recomendable también para un adulto que quiera recorrer esa parte de la literatura que es la historieta.

Cheverny

Aunque debemos suponer que la residencia ficticia de Tintin y su amigo el capitán Hadock, el Chateau de Moulinsart, está en algún lugar de la Valonia belga, lo cierto es que está inspirado en el Chateau de Cheverny, en el Loira francés, aquí con su aspecto en 1990 - Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5

Tengo que ser más social

Páginas personales

Me lo dicen con frecuencia. Me lo digo a mí mismo a menudo. Hay que socializar más. Pero soy así, no me gustan los grandes grupos de gente. Me siento a gusto en grupos reducidos, cuando no hay que tomar en cuenta las reacciones de muchos. Soy introvertido. No de una forma patológica, pero lo soy. Y claro, eso también se nota con la cosa de internet. Siempre utilizo las herramientas que la red de redes me ofrece más pensando en la satisfacción o necesidades personales que en la relación con otros. Incluso este Cuaderno de Ruta tiene ese origen como ya he explicado en alguna ocasión.

Pero me he propuesto hacer un esfuerzo. Abrí un cuenta en Facebook que he ignorado supinamente aunque de vez en cuando me llegan «propuestas de amistad». Bueno, pues nada he estado mirando un poco a ver qué se puede hacer y he ido cambiando algunas cosicas. Nada espectacular, pero quien sabe, igual le encuentro alguna utilidad. No sé.

Google ha sacado un competidor de esa red social basada en GMail. Se llama Google Buzz. Bien, pues también le dedicaré algún rato a que aparezcan por allí mis cosas. Supongo que habrá que tener ambas partes una cuenta de GMail para poder comunicarse por esa vía. Pero bueno. Alguien habrá por ahí.

Finalmente, si observáis la columna de la derecha de esta página, veréis algunos cambios cosméticos junto con el añadido de un nuevo enlace. Bajo el epígrafe Google Reader, aparece Elementos compartidos, que es donde podréis acceder a los artículos que me parecen interesantes de los que veo en el lector de noticias mencionado. Incluso podréis suscribiros a los mismos.

Bueno. Todo un esfuerzo para alguien como yo lo que acabo de contaros. Os dejo con una foto. Sigo recuperando fotografías de antaño. De mis comienzos con una cámara. Me siguen pareciendo horribles desde el punto de vista fotográfico, pero estupendas desde el punto de vista de los recuerdos. Quizá algunos de mis seguidores de las redes sociales anteriores sonrían al ver la imagen de hoy.

Cripta de la Catedral

"Fantasmas" en la cripta de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, La Rioja - Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5