Sinceramente, acabé leyendo este libro porque me equivoqué al seleccionarlo. Me equivoqué de autor, no era obras de Michel Bussi lo que buscaba. Y «me equivoqué» de tema. No es que fuera una equivocación exactamente esto último. Yo iba con una idea en la cabeza, pero la sinopsis de este libro me llamó la atención, y acabé pinchando el botón de comprar. Ahora, en un momento, os cuento se la «equivocación» mereció la pena o no.
Un avion sans elle
Michel Bussi
Presses de la cité, 2012
Edición electrónica
Introducción al libro, en vísperas de la navidad de 1980, un avión procedente de Estambul con destino París sobrevuela los Alpes, y cuando enfila las cimas del Jura, en la frontera entre Suiza y Francia una novela comienza a desestabilizar al aparato. Pocos minutos después, entra en pérdida y cae sobre las laderas del Monte Terrible, donde comienza un incendio que acaba con la vida de los posibles supervivientes. Salvo que unos metros del accidente aparece una niña, un bebé de tres meses que, milagrosamente, ha sobrevivido en muy buen estado. A partir de aquí, dieciocho años más tarde, un detective privado está decidido a acabar con su vida. En dieciocho años no ha conseguido desentrañar el principal misterio de aquel suceso. La identidad de la niña, convertida ya en una joven atractiva e inteligente. Una niña que se disputaron en su momento dos familias. Dos parejas de presuntos abuelos, una de ellos, ricos, de la periferia pija de París, poderosos, influyentes, conservadores,… La otra, pobres, vendedores de pescado frito en una furgoneta de Dieppe, de izquierdas convencidos, no menos orgullosos… A estos últimos, la justicia les entregó la niña. Pero sobretodo son dos personas las que quieren saber la auténtica identidad de la chica. Uno, el presunto hermano mayor según la justicia, que no quiere que la chica sea su hermana… La otra, la que hubiese sido hermana mayor de la chica si la justicia hubiese fallado de otra forma, que mataría porque la chica fuese su hermana… Y algunas muertes por el camino.

Buena parte de la acción de la novela sucede en París y alrededores. No recuerdo si pasan en algún momento por Concorde, porque van de metro en metro, pero aquí queda.
Se supone que en la novela hay un misterio. No se supone, lo hay. Pero es un misterio que, para cualquiera que tenga dos dedos de frente, algún conocimiento del desarrollo de la genética y sus aplicaciones judiciales, o capacidad para consultar en internet, sabe que es imposible que el misterio dure 18 años. Aun contando la época en que sucede la acción como las vísperas del año 2000. Luego eso quiere decir que esos análisis son inconclusos. Lo cual deja sólo dos posibilidades… no entraré a hacer el trabajo de quien quiera leer el libro. Al final, mi hipótesis inicial, la que construyo en los primeros minutos tras abrir el libro es la que triunfa. Y cualquier lector mínimamente avispado lo deducirá, incluso con los magros datos que he dado en esta entrada.
Por lo tanto, como principal interés del libro está el camino que recorren los personajes del libro. El protagonista no es la chica. Emily, la chica en cierto modo es el macguffin que lleva a actuar a Marc, su hermano mayor según decisión de la justicia. Y que en el plazo de un par de días tiene que asimilar toda la información que el detective, de improbable nombre Crédule Grand-Duc, ha adquirido en dieciocho años, y llegar a la conclusión correcta. Y eso, supone desentrañar muchos secretos, algunos de ellos tristes, otros incómodos. Y también ir en contra, y a veces a favor, de las personas del entorno, especialmente la también improbable hermana mayor «alternativa» de Emily, Malvina de Carville, personaje entre lo bufo y lo siniestro.

Lamentablemente no tengo fotografías del Jura ni de la Alta Normandía, así que más París, el Arco de Triunfo de l’Etoile.
Al final tenemos un thriller en el que los investigadores son gente, que tendrían que haber llevado sus vidas, y se meten en este lío improbable. Improbable por la cantidad de coincidencias que el escritor obliga a que sucedan para que la historia pueda durar más de 500 páginas, quizá un número excesivo. Improbable, porque tanta carambola puede resultar de difícil tragaderas para el lector, especialmente el más avispado. Improbable, porque casi imposibles son algunos de los caracteres que se nos proponen. No obstante, el libro se deja leer, entretiene, tiene algún momento de emoción y de atrapamiento de lector, aunque esté muy lejos de ser una obra redonda. A mí me ha servido para practicar la lectura en francés. Eso sí. Y a darle varias vueltas a la homofonía de un avion sans elle y un avion sans ailes… aunque sin necesidad de darle vueltas a esta homofonía, la resolución del misterio está por ahí…