The Third Wife [La tercera esposa] (2018; 05/20190116)
Película vietnamita, con diálogos en el idioma oficial de ese país, pero que aparece con el título original en inglés y por eso va así. Siempre que la película que presento la he visto en versión original, procuro respetar el título original. Es la segunda película que vi la semana pasada. Durante los años 90, quizá muy al principio de los 2000, vi algunas películas del director vietnamita Tran Anh Hung, protagonizadas en mayor o menor medida por su esposa Tran Nu Yen Khe. Me gustaron mucho. Años más tarde, hacia 2011, pude ver la adaptación que este director realizó de Norwegian Wood, la novela más famosa de Murakami Haruki; película interesante, aunque un tanto fallida desde mi punto de vista. El caso es que este primer largometraje de la directora Ash Mayfair se presentaba con la colaboración como asesor artístico del veterano director del sudeste asiático, y precedida de comentarios y críticas interesantes, aunque diversos. Me interesó.

Como curiosidad, no convencí a nadie de que me acompañara y fui solo a una sesión a las cuatro de la tarde en versión original. La sala de cine está sólo a unos 10-15 minutos caminando de mi lugar de trabajo, de donde salgo alrededores de las tres y media, así que me venía muy cómodo. Salvo la primera media hora en la que había otro espectador… estuve solo.
Mayfair nos presenta en poco más de hora y media una historia situada los años de final del siglo XIX, aunque tanto el lugar como la ambientación dotan a la película de una profunda atemporalidad. Una joven, May (Nguyen Phuong Tra My) casi una niña, de catorce años se desplaza a una hacienda donde se va a desposar con un terrateniente que ya tiene dos esposas. La mayor es Ha (la mencionada Tran Nu Yen Khe, a sus cincuenta años tan elegante y atractiva como hace veinte), y la segunda es Xuan (Mai Thu Huong). Pronto descubrirá que la vida en la familia es más compleja de lo que pensaba, que hay un entramado de relaciones e intereses. Y, aunque es bien recibida y apoyada por las esposas mayores, pronto percibirá que su posición que en la familia dependerá de que sea capaz de dar un hijo varón a su esposo. Y la tensión interior aumentará cuando quede embarazada al poco de la unión.

Lo primero que hay que decir es que el trabajo interpretativo por parte de este grupo de mujeres, los hombres aparecen siempre en un segundo plano y con pocas intervenciones, es absolutamente impresionante. La joven protagonista tenía sólo 12 años cuando se presentó a la selección para el papel, la cámara la va siguiendo casi constantemente, y aguanta el tipo con una expresividad y una solidez impresionantes. Es una película de pocos diálogos. Y estos actúan como complemento al despliegue visual y sonoro que la directora nos muestra en los poco más de 90 minutos, de cadencia aparentemente pausada, pero en los que no dejan de pasar cosas trascendentes constantemente. Economía de medios y aprovechamiento máximo del lenguaje cinematográfico para lanzar mensajes, para mostrar sensaciones o expresar sentimientos. Muy buen fotografía de la directora de fotógrafa tailandesa basada en EE.UU. Chananun Chotrungroj. Y el sonido y efectos de sonido son también de una riqueza exuberante.
La película está rodada en un paisaje de aspecto paradisíaco. Bellísimos paisajes fluviajes, rodeados de cortados montañosos y selvas, profundas cuevas, armoniosas haciendas, tranquilos templos budistas… Todo lo cual contrasta con el hecho de que las mujeres que protagonizan esta película están encerradas en una presión construida sobre una estructura social basada en el patriarcado en el que son un elemento más de la riqueza y del estatus del terrateniente. El despertar de la niña obligada a convertirse en mujer a marchas forzadas desde el momento en que llega a la hacienda y tras los ritos oportunos ha de entregarse físicamente al marido, siendo expuestos a la vistas de todo el mundo los restos de esta primera noche. Pero conforme crece y va acomodando sus percepciones, sus deseos, sus preferencias, también aumenta el conflicto. En la película se genera una tensión que tiene su primera consecuencia en la llegada de otra niña a la hacienda para convertirse en la primera mujer del joven adolescente hijo del hacendado, siendo rechazada por estar este colado por otra de las mujeres de la hacienda. Y ese aparente paraíso se puede convertir en un infierno en un momento dado. La película está llena de simbolismos y metáforas que se nos ofrecen visualmente. Los diálogos, en ocasiones, resultan incluso aparentemente banales, aunque como digo no hay desperdicio en esta cinta.

Bellísimo y valiente alegato contra las estructuras patriarcales que todavía persisten en buena parte del globo, en muchas culturas que, amparándose en las tradiciones y su forma de ser, mantienen situaciones de opresión hacia las mujeres. Pero también hacia otras personas de la sociedad, muchas veces con el apoyo de las religiones mayoritarias y de las estructuras de poder de la sociedad. Esta película ha superado las expectativas formadas en torno a ella, tanto en los aspectos formales cinematográficos, como en el potente mensaje que aporta. A pesar de haberla visto en solitario… la considero imprescindible. Aunque quizá no sea del gusto de los deglutidores compulsivos de palomitas que necesitan tres horas para ver cómo unos cuantos machotes vestidos con pijamas de colores se lían a tortas y destruyen Nueva York, mientras tipos con un parche en el ojo nos dan la brasa dando explicaciones peregrinas sobre porque el malo es tan malo. No. A esos puede que no les interese.
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: *****
- Valoración subjetiva: ****
