En más de una ocasión he comentado recomendaciones que proceden del blog Oscar en fotos, del mejicano Óscar Colorado Nates. Recientemente actualizó uno de sus artículos sobre la teoría fotográfica, en concreto sobre los elementos del lenguaje fotográfico. La fotografía, tanto en su uso documental como en su uso artístico, o cualquiera de los otros usos que se le quieran dar, no deja de ser una forma de comunicación, visual, entre los seres humanos. Como otras artes. Como otros medios visuales. Y para que la comunicación sea efectiva, el emisor del mensaje y el receptor deben compartir un mismo lenguaje, un mismo código. Y esto no siempre es así; por lo menos, no siempre. Por lo tanto, bien vendrán artículos como este para dar un repaso a la gramática del lenguaje fotográfico.

En otro blog muy interesante, que publica con menos frecuencia de la que me gustaría, es Cartier-Bresson no es un reloj. Y recientemente, creo que el mismo día que el anterior, publicó un artículo que ha repercutido notablemente en algunos grupos de amantes de la fotografía en las redes sociales. Y todo a propósito de un diálogo que encontramos en Los puentes de Madison (The Bridges of Madison County). No en la película que conoce la mayor parte de la gente, sino en el libro de Robert James Waller (1939 – 2017) en el que se basa el filme. Y en él, el ficticio fotógrafo Robert Kincaid afirma que la comercialización de la fotografía, entendida como una de las bellas artes, conlleva la uniformidad de los estilos por exigencia de los editores (o de los marchantes, de paso), produciendo una regresión a la mediocridad del medio, penalizando el riesgo, la originalidad y la experimentación. Lo cierto es que eso es algo que sucede en la mayor parte de los órdenes de la vida. Las sociedades avanzan mucho más despacio de lo que podrían por las tensiones conservadoras que valoran más la seguridad que la innovación. De todas formas, la ventaja de los fotógrafos aficionados es que pueden hacer lo que quieran; están menos sometidos al mercado que los profesionales. Así que, dejad de imitar a otros y haced lo que os dé la gana.

En Magnum Photos publicaron un artículo con un par de fotografías del británico Chris Steele-Perkins, que trata sobre su trabajo sobre las nuevas familias británicas, en el que pone de manifiesto la diversidad creciente en la sociedad de su país, un poco a la contra de las tendencias aislacionistas de una parte de su sociedad y sus políticos que han llevado al desbarajuste del Brexit. Pero creo que podría haberme pasado desapercibido si no fuera porque inmediatamente la fotografía de presentación me recordó a las meninas de Velazquez. Y es que las artes dialogan constantemente entre sí, a veces de forma manifiesta, otras de forma subconsciente. Y eso es hermoso. Después, una vez hecha la parada en el artículo e investigados los enlaces hipertextuales, resultó que el trabajo en conjunto me pareció muy interesante.

En Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red nos proponen visitar la obra de la fotógrafa griega Stefania Orfanidou que, aunque actualmente radicada en Atenas, en su país natal, está vinculada a nuestro país, pues estudió en Bellas Artes en Madrid. He estado mirando un rato en su página web y la verdad es que, dejando aparte de que a veces no se cargan las imágenes correctamente, es muy interesante y recomendable.
Y termino con un vídeo recomendado desde American Suburb X ASX, publicado por los Fine Arts Museums of San Francisco en su cuenta de Youtube sobre el artista Ed Ruscha. Está bien… adepto al pop-art, los mismo pinta, que fotografía… Y sobre todo, usa las palabras, estableciendo un vínculo entre estas artes y el diseño gráfico.
