Oferta de Amazon Flash que me llevó a uno de los policías más afamados del llamado nordic noir, Kurt Wallander del sueco Henning Mankell. Tenía la sensación de que no era la primera novela que leía de esta saga detectivesca,… pero no es así. Vi la serie que la BBC dedicó al personaje, encarnado por Kenneth Brannagh, pero no había leído todavía ninguno de los libros. Asumiendo que la serie fuese fiel al espíritu de la obra literaria, estaba ya familiarizado por lo tanto con el personaje y sus características.

Me confieso poco aficionado al género negro al estilo escandinavo. Bueno… soy muy selectivo en lo que se refiere al género detectivesco/policíaco/negro. Es un género que ha producido novelas excelentes, pero también una cantidad inmensa de furrufalla. Perdón por el aragonesismo,… una cantidad inmensa de material literario de poco valor. Que al parecer entusiasma a no pocos lectores, pero no a mí.
Así pues he encarado desde poco antes de mis vacaciones de Pascua hasta el tren de regreso a casa, cuando lo terminé, pensando que era una lectura razonable para un momento de poca concentración y de relajo general. Según he podido comprobar, se le considera el 12º libro y último de la serie sobre el inspector de policía Wallander. Serie que incluye también alguno dedicado a su hija Linda, también policía. En este libro tiene un papel secundario, aunque trascendente, ya que el caso se desarrolla alrededor de los «suegros» de esta.

Es una novela de carácter crepuscular, con el inspector de policía cumpliendo sesenta años, debutando como abuelo, y aquejando diversos problemas de salud, algunos más normales y otros más preocupantes. También cumple con la función de ir cerrando determinados episodios de la vida del inspector, faceta del libro que aprovecharán más, supongo, los fieles a la saga. Pero el caso es que en este libro Mankell aprovecha para hacer una reflexión sobre el mundo de la guerra fría, el espionaje, la posición política de Suecia en el mundo, su pretendida neutralidad, y cosas similares. El principal personaje «invitado» al mundo de Wallander es el «suegro» de Linda, un oficial de la armada sueca de cierto nivel, que durante un tiempo fue comandante de submarinos, y su implicación en el mundo del espionaje durante los años de la guerra fría.

Como me ha pasado con otros escritores nórdicos, suecos específicamente, dedicados al género detectivesco, tiene un estilo muy prolijo, con muy poca economía de medios, lo que me da la sensación de que hay muchos párrafos de sobra, que no aportan nada al desarrollo de la historia y que causan una sensación de repetición constante de conceptos. La trama de misterio policíaco que plantea es relativamente previsible, incluso cuando el escritor pone trampas para despistar. Lo que cuenta, se puede contar en menos páginas. Y probablemente, mejor.
¿Qué es lo mejor de este libro? Aparte de que se deje leer, que me lleva de nuevo a las agradables tierras de Escania, el sur de Suecia, dónde he pasado buenos momentos, y alguno de cierta tensión también. Pero no me deja con muchas ganas de seguir profundizando en el personaje. Me contento con la serie británica sobre el mismo, que no estaba nada mal.
