The Revenant (2015; 112016-0207)
Tengo que reconocer que esperaba esta película con una cierta ansiedad. Con una mezcla de esperanza y miedo. Me explicaré.
Hace ya muchos años vi en televisión una película que me impactó notablemente. No la vi cuando su estreno en pantalla grande porque yo era muy chico, por lo que mi conocimiento de ella fue más tardío. En ella, Sydney Pollack nos contaban la historia de un antiguo soldado del ejército de los Estados Unidos que se fue a las montañas a vivir su vida de forma solitaria, aunque acabó conviviendo con una nativa americana y su hijo. Estos fueron asesinados y comenzó una épica aventura de venganza y supervivencia. De paso, se reivindicaba la magnífica y terrible belleza de la naturaleza en Norteamérica. Contaba con valores ecológico notables. Se trataba de Jeremiah Johnson (Las aventuras de Jeremiah Johnson en España), y la protagonizaba un inspirado Robert Redford, para mí en su mejor papel. No es el western mi género favorito; pero reconozco que cuando alguno me gusta, me gusta mucho. No tengo términos medios con este género.

A falta de fotografías de las Rocosas, nos conformaremos con los Pirineos.
La película de Alejandro González Iñárritu, protagonizada por Leonardo DiCaprio, que hoy nos ocupa ha venido precedida de una importante campaña publicitaria, y por muchos comentarios sobre la calidad del filme. Se anuncia que tanto el director como el actor protagonista son favoritos para ganar los premios Oscar en sus respectivas categorías. Pero conforme se acercaba la fecha de estreno y se iban desvelando algunos detalles de su trama, más similitudes iba yo encontrando con aquella película de los años 70 que tanto me impactó década y media más tarde. Y de ahí mi ansiedad. ¿Iba a encontrarme con otra experiencia notable como aquella? ¿O palidecería en comparación? A su favor ya podemos hablar la innovaciones tecnológicas de los últimos 40 años. Frente al rodaje con película de 35 mm de aquella, ahora nos encontramos con las más modernas técnicas de rodaje digital, con sensor de 65 mm (54,12 x 25,59 mm efectivos) y resolución 6K. Pero como comentaremos en la próxima película dentro de unos días… la potencia tecnológica no siempre garantiza la satisfacción cinéfila.
Veamos. La película está bien, bastante bien. Pero de alguna forma no ha conseguido engancharme ni de lejos como aquella de Pollack y Redford que supo atrapar mi imaginación y mi sensibilidad. Hace ya 25 años que un amigo mío dijo… «cada vez que la gente sale del cine diciendo ‘qué bonita la fotografía’ es que algo falla en la película». Pues bien, qué bonita la fotografía. Con sus primeros planos a base de grandes angulares, con sus diafragmas cerrados y sus soles formando estrellitas por los picos de difracción, por su colorido, por sus contraluces,… Incluso rompiendo de forma injustificada la cuarta pared cuando la respiración del protagonista empaña la lente frontal del objetivo de la cámara, o salpica la sangre contra el filtro protector de la misma… rompiendo la magia de quien supones solo y de repente se hace evidente que no.

Que cada vez es más difícil encontrar nevados con las temperaturas elevadas en invierno que estamos teniendo.
Mientras tanto,… DiCaprio nos ofrece una exhibición de dedicación física al filme, pero sobre un personaje mucho más plano y menos sutil que aquel Jeremiah Johnson de mis recuerdos. Incluso con viajes alucinatorios incluidos. El filme roza incluso la inverosimilitud absoluta ante la evolución física del personaje, que hace que directamente no te creas la pelea final… No puede ser… no puede tener fuerzas. Es mentira.
Esta película es un alarde. Técnológico, de estilo de dirección, de iluminación, de interpretación física (incluid el antagonista principal, Tom Hardy), de localizaciones, de… ¡este Iñarritu, con ese apellido y estos alarde debe descender de uno de Bilbao, vamos! Pero a mí no me acaba de atrapar. Veo demasiado el artificio. Y también en la historia, en el guion.
No nos engañemos. Es una buena película. Si vais a verla no quedaréis decepcionados. O por lo menos, no demasiado. Pero no se me va a quedar en el recuerdo como un peliculón de los de verdad… Pena, oye.
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: ***

Pero también pueden ser bellos y duros, oye. ¿A que sí?