[TV] De cómo Hank Moody salió del mayor apuro de su vida,… si es que salió, y aprendió algo en el intento

Televisión

Está recién terminada la cuarta temporada de Californication, una temporada cuyo eje central es el juicio contra su protagonista Hank Moody (David Duchovny) por el delito norteamericano conocido como statutory rape, que algunos identifican en español con el estupro, aunque no es lo mismo. Esencialmente es mantener relaciones con un menor por debajo de la  edad legal de consentimiento, aunque no concurran las circunstancias que sirvan para definir el delito como violación. La cuestión es que la edad de consentimiento sexual es muy variable. En España es muy baja, situándose en los 13 años, aunque la probabilidad de que a un adulto le condenen por estupro en caso de mantener relaciones con un menor de 16 son muy altas. En EE.UU. suele ser bastante más alta, dependiendo de los distintos estados, que la sitúan entre los 16 y los 18 años. Y si todos recordamos, el pícaro Moody se lo montó en el primer capítulo de la primera temporada de la serie con Mia (Madeline Zima), la hija de quien en ese momento era novio de su ex, la siempre interesante Karen (Natasha McElhone). Aunque el desconocía el dato de la edad de tan desarrollada físicamente criatura.

La temporada ha tenido dos partes claramente diferenciadas. La primera en el que nuestro protagonista y buena parte de su entorno caen en un estado de descontrol absoluto, tanto en el sexo como en el consumo de drogas y alcohol, que les lleva a situaciones demenciales, en una especie de huída hacia adelante ante lo que se viene encima. En su línea de tirarse a toda bicho viviente femenino que se pone por delante, vuelve a arruinar toda posibilidad de arreglar las cosas con Karen, de quien no podemos olvidar que está perdidamente enamorado pese a todo. En una segunda parte, conforme se acercaba el momento del juicio, las cosas se han vuelto más calmadas, Moody se ha vuelto más reflexivo y, dentro de su innato cinismo, menos autodestructivo. Guiado, a duras penas, por su abogada, la guapísima Carla Gugino, con quien también mantiene el consiguiente affair, llega al momento del juicio en el que muchas cosas se plantean. Pero tendremos que esperar a una quinta temporada para ver si hacen mella en el escritor.

La serie ha seguido con sus constantes. Por un lado, el sexo desenfrenado de Moody y su cohorte. Chicas, y no tan chicas, guapas mostrando generosamente sus encantos. Tipos extravagantes que viven su vida como si no estuvieran en este mundo. Y Moody por ahí perdido y a lo suyo, sin que sepa exactamente qué es lo suyo. Por otro lado, desde el primer momento, esta serie es la historia de amor entre Moody y Karen, una historia de amor que todavía no sabemos si podrá tener un final feliz. Aunque a algunos nos gustaría decir que sí. De momento, hemos dejado a ambos en la carretera, alejándose de California. Está por ver cómo y dónde vuelven a encontrarse sus caminos. Bueno,… supongo que en California, pero ya veremos.

Recomendación musical

He escuchado mientras escribía esta entrada a Fernanda Takai cantando Diz que foi por aí. Me encanta la vocalista de Pato Fu cuando canta en solitario. Aunque no la he encontrado en Spotify

Ánades junto al puente de hierro

Pato fu... no, sólo patos, bajo las arcadas del puente de hierro en Zaragoza - Pentax K-x, SMC-A 50/2

Series de televisión que terminan, y otras que quedan

Televisión

Hoy, la Iglesia católica celebra la festividad de los Santos Inocentes. Como bastante inocentada me parece la actitud de dicha institución los 365 días del año, y como desde hace un tiempo vengo pensando en fundar la Liga para la rehabilitación de la memoria de Herodes, o escribir un libro titulado Herodes, ese incomprendido, pues pasaré de soltar la típica chorrada del día y me dedicaré a hablar un poco de televisión.

Con la llegada de lo que en Estados Unidos llaman la mid-season, algunas de las series de televisión que en un futuro llegarán a nuestro país, otras no, terminan o se ven canceladas. Hay muchas que en estas fiestas navideñas tienen un parón en su programación y volverán a alegrarnos o a dar la vara, según los casos tras los días de principio de año.

Entre las que han terminado las últimas semanas están series que son emitidas por canales de cable en Norteamérica. Al ser canales más específicos, de suscripción por pago, sus contenidos son más osados, más adultos. Y consecuentemente, los productos que ofrecen, que se salen de los caminos más populares y familiares, pueden ofrecer mejores calidades. Han terminado temporada recientemente True Blood (1ª temporada), Dexter (3ª temporada) y Californication (2ª temporada). Las tres tienen un denominador común; la calidad. Luego, tienen temáticas distintas; los vampiros, un simpático asesino en serie, o la atribulado vida sexual, social y familiar de un peculiar escritor neoyorquino exiliado a la soleada California.

Volviendo a alguno de los contenidos del primer párrafo de esta entrada, seguro que ninguna de las tres series recibirá el beneplácito de la Conferencia Episcopal. El sexo tiene presencia, en mayor o menor medida en estas series, aunque en Dexter se ha moderado muchísimo. Pero que una rubita sureña se enamore de un «sanguinario» vampiro y follen como locos, que un asesino en serie incapaz de tener sentimientos se monte un matrimonio por amor y vaya a tener un hijo, o que nuestro escritor favorito, enamorado locamente de la madre de su hija, con quien no está casado, se beneficie a todo bicho viviente de sexo femenino, incluyendo flirteos con adolescentes… pues seguro que los monseñores no son muy partidarios. Pero todas ellas, en medio de sus aventuras, hablan de las relaciones humanas con mayor profundidad que los productos para todos los públicos.

En las televisiones generalistas norteamericanas, las cosas siguen como estaban. Va bien alguna serie ya consolidada como la dedicada al cínico doctor House, que está teniendo momentos muy interesantes. Pero el resto está acomodada en su gloria alcanzada. Lo cual es malo porque no tienen el punch de otros años. Ir al detalle es agotador, y aquí lo dejo.

De Inglaterra nos llegan series muy cortitas, de unos 6 episodios, pero que pueden ser muy interesantes. Desde luego, es muy interesante The Secret Diary of a Call Girl, que me ha llevado a estar locamente enamorado de la guapa Billie Piper, a quien también se puede ver en el canal SciFi en España como acompañante del Doctor. Hemos tenido una nueva temporada de The IT Crowd, es grupo de divertidos inadaptados sociales que trabajan en el departamento de informática de una empresa, y que han estado un poco menos divertidos e inspirados que en las dos primeras. Pero todavía nos arrancan alguna que otra sonrisa, e incluso tímidas carcajadas. Otra serie reseñable de origen británico ha sido la nueva versión de Survivors, serie a caballo entre la ciencia ficción y los dramas apocalípticos. En sus seis capítulos, empezó con un primero tremendamente interesante, que prometía mucho, pero que luego se desinfló, hasta que remontó un poco en los dos últimos, dejándonos con un cliffhanger interesante.

En lo que se refiere a la ciencia ficción, se acerca el final de Stargate Atlantis. No es una gran cosa, pero entretiene mucho. Hasta cierto punto echaré de menos las andanzas intergalácticas del coronel Sheppard y sus colegas. Y sobretodo las apariciones de la adorable doctora Jennifer Keller. Esta chica ya me encandiló en la extinta Firefly, con el mismo papel de ingenua aventurera espacial.

Finalmente, en el mundo de la fantasía, no ha funcionado la segunda temporada de Pushing Daisies. Lo cual es una lástima, ya que menudo cuelgue llevaba yo con la simpatiquísima resucitada Charlotte Charles. Pero tras una primera temporada interesante aunque corta, la segunda no ha terminado de encontrar un rumbo adecuado. Una pena.

En homenaje a esta última, os dejo con una imagen del Cementerio del Père Lachaise de París.

Sentado

Grupo escultórico en el Cementerio del Père Lachaise, París - Panasonic Lumix LX3

Fin de series; hasta el año que viene… o no

Televisión

Desde hace un par de años, me he aficionado de nuevo, tras varias décadas de desafección a ver algo de televisión. No mucha. Un ratito después de comer, y un ratito por la noche después de cenar. Y puesto que estos ratitos no pasan de 30 a 60 minutos, pues lo mejor es ver el episodio de alguna teleserie. Sobre todo, desde que parece que el talento para los buenos guiones y los buenos personajes se ha transferido del cine de toda la vida a la televisión.

Hay otro aspecto. Con métodos modernos, más o menos irregulares, uno puede ver los capítulos de las teleseries conforme van saliendo, en versión original, y si es necesario, con subtítulos en castellano. Yo sé que a las productoras, las distribuidoras y otras gentes similares se enfadan cuando se enteran de estas prácticas. Yo pago religiosamente todos los meses a una plataforma de televisión de pago. No me gusta echarle morro al asunto. Lo único que pasa es que toda la gente esa que se enfada todavía no se ha enterado de que su «timing» y el de los espectadores está desacompasado. Que si en estos momentos una película es estrenada en salas de cine simultáneamente o casi en decenas de países, el espectador empieza a esperar algo parecido para otro tipo de espectáculos.

Dicho esto, a lo largo de la temporada que comienza con el principio del otoño y acaba con el final del verano, uno puede ver muchas cosas, aun con unos tiempos de dedicación diaria tan modestos. Y voy a comentar aquello que más me ha gustado. Daré los nombres de las series en inglés, y si se han estrenado por estos pagos, entre paréntesis, en español. Nada comentaré de las que me han parecido mediocres o normalitas. Para no alargarme.

En el terreno de las series más adultas, quizá las que más me han llamado la atención fueron cuatro. Damages (Daños y perjuicios), Californication, Weeds y Dexter. La verdad es que todas terminaron sus temporadas hace bastantes meses. Pero todas ellas disfrutan de excelentes guiones, temporadas de una duración moderada, en torno a los doce capítulos, y temas que no tratan al espectador como un tarado.

Respecto a series más para todos los públicos y con trayectoria larga, la más inspirada ha sido House M.D., con algunos capítulos muy inspirados, especialmente el final de temporada con dos episodios que son de lo mejor. También me gustó mucho el episodio antártico con Mira Sorvino… una actriz afectada por la maldición de los oscars(*), pero que a mí siempre me ha caído simpática. Y siempre recordaré a… no lo digo porque sería destripar el final a quien no lo haya visto… pero siempre la recordaré.

Entre las comedias, he seguido disfrutando de How I met your mother (Cómo conocí a vuestra madre), con capítulos realmente brillantes. Es curioso que pareciéndose a Friends, me resulta más madura, más inteligente y en general mejor. Pero tiene menos éxito. Y sobre todo esa monada de serie, lamentablemente cortada por la huelga de guionistas que fue Pushing Daisies. Enamorado estoy de Anna Friel. A más distancia, con su gracia pero con menos nivel, se puede ver con dignidad Samantha Who?

Ha seguido el drama histórico de The Tudors (Los Tudor), con la misma calidad que la primera temporada, aunque quizá han alargado demasiado la historia de Ana Bolena, que con toda seguridad se podía contar con menos episodios. Teniendo en cuenta que la historia con la siguiente mujer no es muy larga, la podrían haber añadido. Claro que el final de temporada queda mejor con un buen tajo en el cuello de una guapa reina.

También de este lado del charco he encontrado alguna cosa interesante, especialmente esa pequeña joya británica en seis episodios, sobre las andanzas de cuatro amigas de Bristol que es Mistresses. Y ahora estoy a vueltas con Secret Diary of a Call Girl, donde seguimos las peripecias de una «pilingui» de lujo, personificada por la guapa Billie Piper.

Finalmente, un comentario sobre las series para «friquis». Por una lado está Lost (Perdidos)… bueno,… ¿qué decir de la más amplia y compleja «paja mental» que se ha parido en la televisión mundial? Me ha interesado a ratos, pero reconozco que el conjunto que representan los últimos tres episodios de la temporada, me ha parecido estupendo. Cuando quieren, estos guionistas lo hacen fenomenal. Por otro lado está Battlestar Galactica (Galactica),… pero como ésta es la única serie en la que me permito una pequeña dosis de «friquismo» personal… pues ya le dedicaré una entrada en exclusiva después del último capítulo de la primera mitad de la cuarta temporada, que es… ¡¡¡ESTE VIERNES!!!

Por lo demás, algunas de estas series volverán en unos días o unos meses, y podremos volver a disfrutar de ellas… o no, porque muchas tarde o temprano decaen. Otras, simplemente no volverán. Y será una pena… o no, porque vendrán otras, que puede ser mejores… o no… ¡Qué mal se me da leer el futuro!

La foto de hoy, dedicada a la única serie de las comentadas que todavía tengo en activo. El Londres donde transcurren las peripecias de Belle, nuestra guapa «pilingui» de lujo.

(Fujifilm Finepix F10)

(*) Son muchas las actrices, especialmente jóvenes, que tras ganar un oscar han caído en la mediocridad más absoluta. La maldición de los oscars.