[Televisión] Cosas de series; desnudos en serie

Televisión

Como dije hace unos días, la entrada televisiva casi fija de los jueves ya ha desaparecido de este Cuaderno de ruta. Pero eso no quiere decir que no vaya a haber entradas televisivas cuando la ocasión lo merezca. Y después del último episodio emitido de Game of Thrones, la ocasión lo merece.

La afamada serie de fantasía medieval o edad media fantástica, como prefiráis, se asoma a sus últimas temporadas. Se comenta que la siguiente podría ser la última, aunque también se comenta que podría estar dividida en dos entregas para alargar la cosa. Ya ha pasado con otras series con tirón y prestigio. El caso es que argumentalmente está cogiendo carrerilla. Después de haber sumido a buena parte de sus protagonistas en sus más profundas miserias, los que quedan vivos claro, están dando muestras de reacción y de que aquí se va a armar. Veremos a quien le sabe bien y a quien le sabe mal.

Hemos empezado esta entrada con Game of Thrones, y Game of Thrones empezó su andadura en Winterfell.

Hemos empezado esta entrada con Game of Thrones, y Game of Thrones empezó su andadura en Winterfell.

La cuestión es que una de las que resurge de sus cenizas, nunca mejor dicho, es la última de los Targaryen. Aunque hay teorías que afirman que hay un par más de tapadillo. Ya veremos, que dijo un ciego a otro ciego. El caso es que la impetuosa Daenerys (Emilia Clarke) se caracterizaba en los primeros compases de la serie por estar casi más minutos en pelotas que vestida. Incluso la actriz, conforme adquiría fama y caché, protestó y hemos tardado volver a ver sus encantos.

Los desnudos fueron frecuentes en las primeras temporadas, vinieran a cuenta o no. Luego se han hecho más raros y ajustados. No quiere decir con ello que haya desaparecido el sexo de la serie… incluso el más bárbaro. Pero es que una cosa es el sexo y otra el desnudo en la ficción audiovisual, aunque vayan unidos con frecuencia. De hecho, algunos de los desnudos más notables y sonados de la serie no han tenido carácter sexual.

Siempre he identificado Winterfell con Escocia. Más que con los países nórdicos.

Siempre he identificado Winterfell con Escocia. Más que con los países nórdicos.

No cabe duda de una cosa. En la televisión, el desnudo actúa con frecuencia como un gancho para atraer a la audiencia. Fijémonos en algunos ejemplos notables. Los espías, por ejemplo. Tanto en Homeland como en The Americans, los desnudos eran frecuentes en los primeros capítulos. Conforme las series adquirieron el respeto de la crítica y el respetable, los fueron espaciando llegando casi a desaparecer o a hacerse muy esporádicos.

En otros casos, son desvergonzadamente uno de los atractivos de la serie. Flesh and Bone presuntamente trata del mundo de la danza clásica, pero desde luego su principal objetivo parece mostrar los estilizados cuerpos de las gráciles, a veces excesivamente flacas, protagonistas. Y en ocasiones va unido con tramas de violencia o crimen, como pasa en el turbulento pueblo de Banshee o en el mundo de los clubs y la droga de Power.

Qué vamos a decir de las series donde el tema principal es el sexo de una forma u otra. Hace poco se estrenó la para mí poco afortunada The Girlfriend Experience, donde las jóvenes recién graduadas complementan sus sueldos en los bufetes de abogados con ingresos extras como acompañantes para todo de adinerados «caballeros». No pasé del segundo episodio, pese a la promesa de abundancia cárnica. Y la semana pasada sin ir más lejos, aparecía como novedad Submission, que nos promete llevarnos al mundo del BDSM, tan de moda desde que se publicó una célebre trilogía de infames novelas de las cuales han hecho una no menos infame primera entrega cinematográfica, que cometí el error de ver en vídeo casero. De hecho los 25 minutos del primer capítulo de esta nueva serie le dan mil vueltas a todo los escrito y filmado sobre los famosos tonos o matices del gris (¿mediocre?)… que por algún misterio se han traducido en castellano como «sombras». Pero no nos olvidemos que en la más que entretenida Secret Diary of a Call Girl, la estupenda Billie Piper sugería mucho pero enseñaba poco.

Y a Escocia nos vamos en las fotografías de esta entrada; Edimburgo, Glasgow, los paisajes de las Highlands...

Y a Escocia nos vamos en las fotografías de esta entrada; Edimburgo, Glasgow, los paisajes de las Highlands…

También están los desnudos reivindicativos. Como los de Girls, en la que su protagonista reivindica, y hace bien, claramente, y hace bien, la diversidad en la morfología femenina frente a los estereotipos que impone la moda. O aquellos en los que como ya he dicho no necesariamente hay motivos sexuales. Como los desnudos carcelarios de Orange Is the New Black o los eventuales sufridos testimonios de The Leftovers.

En cualquier caso,… la pregunta siempre es… ¿son necesarios? ¿O son gratuitos? ¿Por qué cabrean tanto a los sectores más conservadores como a las féminas más progresistas? ¿Siempre son signo de «cosificación» de la mujer? ¿Siempre son una forma de considerar al espectador, masculino predominantemente, como un memo que no piensa en otra cosa? ¿O existen casos en qué están justificados como un recurso expresivo, argumental e incluso artístico más? Probablemente de todo un poco. O la respuesta que podríamos decir, es… Según.

Dime la serie y la situación y te diré qué opino. A veces me resulta más ridícula la situación de las escenas de cama en la que aparece siempre la chica envuelta en una sábana, en la que permanece enrollada cuando se levanta a «hacer pis» o lo que sea. Los contorsionismos de muchas actrices y de los cámaras para que no se vea el «peligrosísimo pezón» en pantalla. Quizá ni tanto ni tan poco. Quizá la ausencia de naturalidad, la imagen que se vende, las expectativas falsas que despiertan son algunos de los problemas con los que nos encontramos.

En cualquier caso, es un tema que está ahí. Y ahí lo dejo.

Aunque sea con un veterano carrete en blanco y negro expuesto en 1996 con mi Minox 35ML, cámara que me abandonó un día de calor en un tren entre Lieja y Lovaina.

Aunque sea con un veterano carrete en blanco y negro expuesto en 1996 con mi Minox 35ML, cámara que me abandonó un día de calor en un tren entre Lieja y Lovaina.

[TV] Adios al diario secreto de nuestra ‘pilingui’ favorita,… o una de ellas al menos

Televisión

Cuatro temporadas de 8 capítulos cada una han durado las andanzas televisivas de Belle… o Hanna. Como prefiráis. Basada en el éxito editorial de hace unos años en el cual una call girl a través primero de un blog y posteriormente de un libro nos contaba la vida de una prostituta de lujo, Secret Diary of a Call Girl ha sido una adaptación libre a la televisión, protagonizada de forma absoluta por la encantadora Billie Piper, que pasó de heroína de la ciencia ficción, casi infantil, como acompañante del Doctor, a animar las veladas de los papas de sus anteriores admiradores.

Desde luego, la presencia de la Piper siempre fue un estimulante aliciente para seguir la serie, que basó sus primeras temporadas en contarnos las andanzas de la call girl, con alguna incursión en sus dificultades para compaginar su vida ‘profesional’ con su vida de relación privada y familiar. Temporadas desenfadadas, divertidas, básicamente en el terreno de la comedia, aunque eventualmente tuvieran algún puntito dramático. De esos de, no todo es de color de rosa.

Sin embargo, en sus últimas temporadas se ha puesto más énfasis en su vida de noviazgos y amistades, y sus dificultades para compaginarlas con su vida como prostituta, especialmente conforme sus mejores amigos o potenciales novios conocer cual es su modo de ganarse la vida. Hasta la tercera temporada todo fue bien. Sin embargo, creo que la última temporada ha supuesto un bajón notable. Tanto las situaciones como las interpretaciones han sido más exageradas, rozando la protagonista la histeria. Me ha dejado un poco frío.

En cualquier caso, ha sido la despedida de un personaje que nos ha ofrecido momentos muy buenos y divertidos y a la que recordaremos con cariños. Y por supuesto, sigo pensando que Billie está estupenda. Aunque cada vez se notaba más que le doblaban las escenas de cuerpos ligeros de ropa.

Recomendación musical

Mientras escribo esta entrada, estoy viendo en la televisión una actuación de Diana Krall, interpretando The Boy From Ipanema, una canción sobre la música de Garota de Ipanema, en inglés, en la que hay un cambio de sexo del protagonista. Sin embargo, cada  vez me casa más la Krall dedicada a los estándares facilones. Prefiero cuando arriesga un poquito como su The Girl in the Other Room, mi álbum preferido de la cantante canadiense.

Leicester Square Underground

Belle/Hanna no sería Belle/Hanna sin Londres; aquí, follón de taxis junto a la estación de metro de Leicester Square - Canon Digital Ixus 400

Series de televisión que terminan, y otras que quedan

Televisión

Hoy, la Iglesia católica celebra la festividad de los Santos Inocentes. Como bastante inocentada me parece la actitud de dicha institución los 365 días del año, y como desde hace un tiempo vengo pensando en fundar la Liga para la rehabilitación de la memoria de Herodes, o escribir un libro titulado Herodes, ese incomprendido, pues pasaré de soltar la típica chorrada del día y me dedicaré a hablar un poco de televisión.

Con la llegada de lo que en Estados Unidos llaman la mid-season, algunas de las series de televisión que en un futuro llegarán a nuestro país, otras no, terminan o se ven canceladas. Hay muchas que en estas fiestas navideñas tienen un parón en su programación y volverán a alegrarnos o a dar la vara, según los casos tras los días de principio de año.

Entre las que han terminado las últimas semanas están series que son emitidas por canales de cable en Norteamérica. Al ser canales más específicos, de suscripción por pago, sus contenidos son más osados, más adultos. Y consecuentemente, los productos que ofrecen, que se salen de los caminos más populares y familiares, pueden ofrecer mejores calidades. Han terminado temporada recientemente True Blood (1ª temporada), Dexter (3ª temporada) y Californication (2ª temporada). Las tres tienen un denominador común; la calidad. Luego, tienen temáticas distintas; los vampiros, un simpático asesino en serie, o la atribulado vida sexual, social y familiar de un peculiar escritor neoyorquino exiliado a la soleada California.

Volviendo a alguno de los contenidos del primer párrafo de esta entrada, seguro que ninguna de las tres series recibirá el beneplácito de la Conferencia Episcopal. El sexo tiene presencia, en mayor o menor medida en estas series, aunque en Dexter se ha moderado muchísimo. Pero que una rubita sureña se enamore de un «sanguinario» vampiro y follen como locos, que un asesino en serie incapaz de tener sentimientos se monte un matrimonio por amor y vaya a tener un hijo, o que nuestro escritor favorito, enamorado locamente de la madre de su hija, con quien no está casado, se beneficie a todo bicho viviente de sexo femenino, incluyendo flirteos con adolescentes… pues seguro que los monseñores no son muy partidarios. Pero todas ellas, en medio de sus aventuras, hablan de las relaciones humanas con mayor profundidad que los productos para todos los públicos.

En las televisiones generalistas norteamericanas, las cosas siguen como estaban. Va bien alguna serie ya consolidada como la dedicada al cínico doctor House, que está teniendo momentos muy interesantes. Pero el resto está acomodada en su gloria alcanzada. Lo cual es malo porque no tienen el punch de otros años. Ir al detalle es agotador, y aquí lo dejo.

De Inglaterra nos llegan series muy cortitas, de unos 6 episodios, pero que pueden ser muy interesantes. Desde luego, es muy interesante The Secret Diary of a Call Girl, que me ha llevado a estar locamente enamorado de la guapa Billie Piper, a quien también se puede ver en el canal SciFi en España como acompañante del Doctor. Hemos tenido una nueva temporada de The IT Crowd, es grupo de divertidos inadaptados sociales que trabajan en el departamento de informática de una empresa, y que han estado un poco menos divertidos e inspirados que en las dos primeras. Pero todavía nos arrancan alguna que otra sonrisa, e incluso tímidas carcajadas. Otra serie reseñable de origen británico ha sido la nueva versión de Survivors, serie a caballo entre la ciencia ficción y los dramas apocalípticos. En sus seis capítulos, empezó con un primero tremendamente interesante, que prometía mucho, pero que luego se desinfló, hasta que remontó un poco en los dos últimos, dejándonos con un cliffhanger interesante.

En lo que se refiere a la ciencia ficción, se acerca el final de Stargate Atlantis. No es una gran cosa, pero entretiene mucho. Hasta cierto punto echaré de menos las andanzas intergalácticas del coronel Sheppard y sus colegas. Y sobretodo las apariciones de la adorable doctora Jennifer Keller. Esta chica ya me encandiló en la extinta Firefly, con el mismo papel de ingenua aventurera espacial.

Finalmente, en el mundo de la fantasía, no ha funcionado la segunda temporada de Pushing Daisies. Lo cual es una lástima, ya que menudo cuelgue llevaba yo con la simpatiquísima resucitada Charlotte Charles. Pero tras una primera temporada interesante aunque corta, la segunda no ha terminado de encontrar un rumbo adecuado. Una pena.

En homenaje a esta última, os dejo con una imagen del Cementerio del Père Lachaise de París.

Sentado

Grupo escultórico en el Cementerio del Père Lachaise, París - Panasonic Lumix LX3

Fin de series; hasta el año que viene… o no

Televisión

Desde hace un par de años, me he aficionado de nuevo, tras varias décadas de desafección a ver algo de televisión. No mucha. Un ratito después de comer, y un ratito por la noche después de cenar. Y puesto que estos ratitos no pasan de 30 a 60 minutos, pues lo mejor es ver el episodio de alguna teleserie. Sobre todo, desde que parece que el talento para los buenos guiones y los buenos personajes se ha transferido del cine de toda la vida a la televisión.

Hay otro aspecto. Con métodos modernos, más o menos irregulares, uno puede ver los capítulos de las teleseries conforme van saliendo, en versión original, y si es necesario, con subtítulos en castellano. Yo sé que a las productoras, las distribuidoras y otras gentes similares se enfadan cuando se enteran de estas prácticas. Yo pago religiosamente todos los meses a una plataforma de televisión de pago. No me gusta echarle morro al asunto. Lo único que pasa es que toda la gente esa que se enfada todavía no se ha enterado de que su «timing» y el de los espectadores está desacompasado. Que si en estos momentos una película es estrenada en salas de cine simultáneamente o casi en decenas de países, el espectador empieza a esperar algo parecido para otro tipo de espectáculos.

Dicho esto, a lo largo de la temporada que comienza con el principio del otoño y acaba con el final del verano, uno puede ver muchas cosas, aun con unos tiempos de dedicación diaria tan modestos. Y voy a comentar aquello que más me ha gustado. Daré los nombres de las series en inglés, y si se han estrenado por estos pagos, entre paréntesis, en español. Nada comentaré de las que me han parecido mediocres o normalitas. Para no alargarme.

En el terreno de las series más adultas, quizá las que más me han llamado la atención fueron cuatro. Damages (Daños y perjuicios), Californication, Weeds y Dexter. La verdad es que todas terminaron sus temporadas hace bastantes meses. Pero todas ellas disfrutan de excelentes guiones, temporadas de una duración moderada, en torno a los doce capítulos, y temas que no tratan al espectador como un tarado.

Respecto a series más para todos los públicos y con trayectoria larga, la más inspirada ha sido House M.D., con algunos capítulos muy inspirados, especialmente el final de temporada con dos episodios que son de lo mejor. También me gustó mucho el episodio antártico con Mira Sorvino… una actriz afectada por la maldición de los oscars(*), pero que a mí siempre me ha caído simpática. Y siempre recordaré a… no lo digo porque sería destripar el final a quien no lo haya visto… pero siempre la recordaré.

Entre las comedias, he seguido disfrutando de How I met your mother (Cómo conocí a vuestra madre), con capítulos realmente brillantes. Es curioso que pareciéndose a Friends, me resulta más madura, más inteligente y en general mejor. Pero tiene menos éxito. Y sobre todo esa monada de serie, lamentablemente cortada por la huelga de guionistas que fue Pushing Daisies. Enamorado estoy de Anna Friel. A más distancia, con su gracia pero con menos nivel, se puede ver con dignidad Samantha Who?

Ha seguido el drama histórico de The Tudors (Los Tudor), con la misma calidad que la primera temporada, aunque quizá han alargado demasiado la historia de Ana Bolena, que con toda seguridad se podía contar con menos episodios. Teniendo en cuenta que la historia con la siguiente mujer no es muy larga, la podrían haber añadido. Claro que el final de temporada queda mejor con un buen tajo en el cuello de una guapa reina.

También de este lado del charco he encontrado alguna cosa interesante, especialmente esa pequeña joya británica en seis episodios, sobre las andanzas de cuatro amigas de Bristol que es Mistresses. Y ahora estoy a vueltas con Secret Diary of a Call Girl, donde seguimos las peripecias de una «pilingui» de lujo, personificada por la guapa Billie Piper.

Finalmente, un comentario sobre las series para «friquis». Por una lado está Lost (Perdidos)… bueno,… ¿qué decir de la más amplia y compleja «paja mental» que se ha parido en la televisión mundial? Me ha interesado a ratos, pero reconozco que el conjunto que representan los últimos tres episodios de la temporada, me ha parecido estupendo. Cuando quieren, estos guionistas lo hacen fenomenal. Por otro lado está Battlestar Galactica (Galactica),… pero como ésta es la única serie en la que me permito una pequeña dosis de «friquismo» personal… pues ya le dedicaré una entrada en exclusiva después del último capítulo de la primera mitad de la cuarta temporada, que es… ¡¡¡ESTE VIERNES!!!

Por lo demás, algunas de estas series volverán en unos días o unos meses, y podremos volver a disfrutar de ellas… o no, porque muchas tarde o temprano decaen. Otras, simplemente no volverán. Y será una pena… o no, porque vendrán otras, que puede ser mejores… o no… ¡Qué mal se me da leer el futuro!

La foto de hoy, dedicada a la única serie de las comentadas que todavía tengo en activo. El Londres donde transcurren las peripecias de Belle, nuestra guapa «pilingui» de lujo.

(Fujifilm Finepix F10)

(*) Son muchas las actrices, especialmente jóvenes, que tras ganar un oscar han caído en la mediocridad más absoluta. La maldición de los oscars.