[TV] Cosas de series; romance telepático y drama familiar en Japón

Televisión

Generalmente, las series de nacionalidad japonesa no las separo de las del resto del mundo como hago con las surcoreanas. Estas últimas presentan características tan propias y tan peculiares, y constituyen un rito particular en mi condición de telespectador, las series de los fines de semana, que las comento aparte. Pero con las japonesas… no. Unas más. No obstante, en esta ocasión voy con dos estrenos recientes del País del Sol Naciente agrupados. Estrenos recientes en Netflix en algo parecido al simulcast o transmisión simultánea. Es decir se emiten al mismo tiempo en cadenas de su país de origen y en Netflix. O si no es al mismo tiempo, es con muy poco retraso. Es lo que sucede con muchas series surcoreanas de Netflix, que aparecen como «originales» de la cadena, pero no son de producción propia. Estas japonesas no aparecen como «originales».

Como sucede con frecuencia en las series japonesas, las localizaciones pueden ser ficticias. En cualquier caso, en la segunda de las de hoy, es una ciudad costera. Como Katsuura, en la península de Kii, donde pernoctamos en 2019 cuando visitamos la ruta de peregrinación de Kumano Kodo.

.

La segunda que empecé a ver, aunque la terminé antes puesto que ya estaba disponible de forma completa en Neflix fue Eye love you (アイラブユー), con título original en inglés, que es un juego de palabras, es homófono con I love you (te quiero). Y la cosa va del romance entre una mujer japonesa (Fumi Nikaidō), de 30 años, ejecutiva en una empresa chocolatera con sensibilidad medioambiental, que pasa de ligar porque tiene propiedades telepáticas, y escucha los pensamientos de los demás cuando los mira a los ojos (de ahí el título). Y en un momento dado liga con un estudiante de doctorado surcoreano (Chae Jong-hyeop), que trabaja de repartidor de comida a domicilio, y que como piensa en coreano, no lo entiende. A partir de ahí, todo tipo de enredos, a los que hay que añadir los de los personajes secundarios. Me llamó la atención por su protagonista femenina. He visto a Nikaidō en alguna película, principalmente de corte dramático, e hizo un papel que me gustó mucho, a pesar de que salía poco, en la serie más exitosa del año pasado. Pero siempre papeles dramáticos. Pero aquí aparece en un papel de comedia romántica, y me entró la curiosidad. Una serie que pretende asumir algunos de los recursos de las comedias románticas surcoreanas. Pero con la ventaja de ser 10 episodios en lugar de 16, y de 45 minutos de duración en lugar de 70. Me lo pasé bien. Aunque sea tirando a intrascendente. Es simpática.

La primera que empecé a ver, pero que terminé más tarde, por ser emitida capítulo a capítulo cada semana, es Raion no kakurega [ライオンの隠れ家, la guarida del león], conocida en inglés/castellano como Light of my lion/La guarida del león (esta última la traducción literal del título original). Es un drama familiar. El protagonista es Hiroto, un hombre joven (Yūya Yagira), que lleva una vida tranquila trabajando como empleado municipal, y cuidando de su hermano (Ryōta Bandō) que padece un trastorno del espectro autista. Cuando aparece en la puerta de su casa un niño, que dice llamarse León (Raion ライオン, adaptación al japonés del inglés lion). Hiroto sospecha que es el hijo de su hermana (Machiko Ono), que desapareció de sus vida cuando era una adolescente, casada con un empresario, y que se sospecha se ha podido suicidar. Aunque de fondo está la peripecia sobre la hermana y el niño con el padre del crío, la serie va del buen rollo de los valores familiares. Tiene momentos inspirados y momentos menos inspirados. Pero está muy bien valorada por el público en su país. El argumento tiene alguna inconsistencia, hay tramas secundarias con poco sentido. Por ejemplo, la relación con su compañera de trabajo, parece destinada al romance, pero no se resuelve de ninguna forma precisa y resulta superflua. La actriz es muy mona pero muy floja. Y otras que están poco explotadas a pesar de ser interesantes, como la relación entre la periodista y el policía. Es una de esas series que te dejan con la sensación de que había material para ser mucho mejor.

[Cine en TV] Polar (2019) // River’s Edge (2018)

Cine

Dos estrenos en Netflix que, como en años previos, incluyo ya en mi listas de estrenos del año. Uno me merecerá poco comentario. El otro algo más.

Polar (2019; 12/20190224)

Adaptación al cine en forma de producción propia de Netflix de los relatos gráficos de Víctor Santos, de quien he leído alguna cosa, aunque ninguna de la serie Polar, y que es dirigida por el sueco Jonas Åkerlund, quien fundamentalmente se ha dedicado a dirigir videoclips y documentales sobre el mundo de la música.

Nos cuenta la historia del asesino a sueldo Duncan Vizla (Mads Mikkelsen), que se va a retirar tras una lucrativa carrera, pero cuyo empleador, Blut (Matt Lucas), no quiero desembolsar la pensión de retiro, por lo que encargará a su secuaza, Vivian (Katheryn Winnick), para que movilice a sus matones y lo liquiden. Vizla se refugiará en un alejado lugar de Montana, donde conocerá a una joven, Camille (Vanessa Hudgens), que condicionará el resultado final de esta caza al hombre.

Con una estética excesiva, una historia excesiva, y unos efectos visuales excesivos para intentar trasladar el ambiente de las historietas, a pesar de contar con algún acierto en el lado del reparto, esta historia no ha llegado a interesarme en ningún momento realmente, poniendo duramente a prueba mi «suspensión temporal de la incredulidad», y con un guion predecible y no especialmente dinámico. No especialmente recomendable.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **
Para ilustrar esta entrada, y puesto que la película más interesante es la dedicada a la adolescencia nipona, imágenes de esta durante nuestra visita a Itsukushima… pero nunca tan oscuras como las que nos muestra la película.

Ribāzu ejji [リバーズ・エッジ] (2019; 14/20190305)

Bajo el título internacional de River’s Edge, el título original no deja de ser la transcripción en kanas japoneses de este mismo título en inglés, nos llega a través de Netflix la distribución internacional de la última película del japonés Isao Yukisada, de quien no creo haber visto ninguna película previa. Fue presentada en la Berlinale del año pasado con cierto éxito y, aunque no tiene una elevada valoración en el público votante de sitios como IMDb, venía avalada por una diversidad de críticas bastante positivas. A mí, tal y como la presentaba la plataforma de vídeo bajo demanda, literalmente como «película juvenil», y pareciendo una película de institutos japoneses, no me atraía demasiado. Pero alguien me dio un toque para que le prestase atención.

La película, rodada en un «anticuado» 4:3, va siguiendo las desventuras de un grupo de seis adolescentes en los años 90 del siglo XX, en algún suburbio de una ciudad japonesa, probablemente Tokio o alguna otra de su área metropolitana. En un momento dado hacen una referencia y se filman algunas escenas en el acuario de Hakkeijima, que se encuentra en Yokohama… así que por ahí van los tiros. Los dos personajes más protagonistas, dentro del tono de película coral, son Haruna Wakasuka (Fumi Nikaidō), una joven vivaz y despierta pero algo confusa en la vida, y un joven gay, Ichiro Yamada (Ryō Yoshizawa), que recibe con frecuencia abusos de otros chicos del instituto. Haruna sale con un chico, uno de los abusones, Kannonzaki (Shūhei Uesugi), que a su vez mantiene relaciones sexuales esporádicas con Rumi (Shiori Doi), una amiga de Haruna, que se nos presenta como bastante promiscua. Completan el cuadro Kanna (Aoi Morikawa), la chica enamorada de Ichiro, con quien sale, porque a este le sirve de tapadera de su homosexualidad, y Kozue Yoshikawa (Sumire), una joven modelo, que padece algún que otro trastorno de la alimentación y a la que le gustaría ser algo más que amiga de Haruna.

Lejos de la habitual ñoñería melíflua de algunos dramas de instituto japoneses, que perpetúan con frecuencia una serie de estereotipos y roles, especialmente la chica tontita, pero buena gente y muy mona, que se enamora del chico arisco y altivo, muy inteligente y que todas pretenden, y donde todos llevan inmaculados uniformes mientras cursan su bachillerato preparatorio, aquí nos encontramos con un grupo de adolescentes en estado de desorientación vital permanente. Nada de uniformes, ropa de calle, normalita y corriente; vaqueros, sudaderas, suéters, camisetas,… Un paisaje feote, de urbanizaciones de colmenas de hormigón. Un río alrededor del cual pasan cosas y que desagua las aguas de las feas y humeantes industrias cercanas, y un misterioso cadáver abandonado completan el paisaje de la película. No hay maniqueísmos, ni héroes. Todos los chicos y chicas tienen sus debilidades, pero también despuntan sus cualidades.

Una realización descarnada. Escenas de violencia y sexo muy directas. Una visión inicial y superficial diría que estas son algo gratuitas, y destinadas a la explotación sexual del físico de algunas de las protagonistas. Pero en realidad, compruebas que también tienen un ritmo y, sin palabras, nos aportan información sobre cómo son las relaciones entre los jóvenes, y especialmente sus vulnerabilidades. El formato casi cuadrado de los fotogramas colabora en la sensación de opresión y ahogo.

No hay complacencias, ni happy ends en esta película. Que en realidad no tiene una conclusión definida salvo para alguno de sus protagonistas, ya que la vida de todos los demás continuará. Sin muchas esperanzas. Una visión del Japón de los años 90 amenazado por algunos actos terroristas, por la crisis financiera asiática, por problemas medioambientales y urbanísticos, que curiosamente tienen eco en lo que ha ido sucediendo en el mundo en las décadas siguientes, lo que hace que esta película, cuya acción está situada 20 años o más atrás en el tiempo, sea plenamente actual y válida para cualquier país del mundo. A mí me parece bastante, bastante recomendable.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****