[TV] Cosas de series; recuperando la afición por las series surcoreanas

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta están comentadas desde el punto de vista de la técnica fotográfica en Fotos en serie. El último episodio de una de las series, el sobrante, desde mi punto de vista, transcurre en Zurich,… y allí nos vamos fotográficamente.

Desde que me suscribí a Netflix… ya no me acuerdo muy bien cuánto hace, las series surcoreanas han sido mis acompañantes habituales en mi descanso de los fines de semana. Series que invitan a no pensar mucho en nada, entretenidas, donde sale gente guapa,… muchas veces placeres inconfesables sin pies ni revés,… el cachondeo del emplazamiento de producto publicitarios, no pocas veces rayando el ridículo más cómico,… Pero también de vez en cuando con series de una calidad innegable. Descubrir que algunos de esos actores y esas actrices realmente tienen capacidades interpretativas notables. Y las series que se salen de la norma, producciones interesantes y estimulantes. Pero en los últimos tiempos… pues como que no. Les estaba perdiendo el gusto… o me he cansado de determinados argumentos y situaciones. Porque repetitivas son un rato. Repiten tópicos hasta la saciedad. No obstante, en torno al mes de septiembre he encontrado algunas series que realmente me han gustado. Vamos con ellas.

Esquire (título original en inglés), en inglés/español se ha titulado Beyond the bar/El sinuoso camino del derecho, y es un drama legal con unas gotitas de romance. Nada que empalague, muy moderado y alejado de los tópicos de la comedia romántica surcoreana. Una joven abogada (Lee Jin-wook), de buena familia, pero que busca salir adelante con su esfuerzo y por sus medios, entra a trabajar en un prestigioso bufete… a pesar de que casi la caga en la entrevista. No dudará en aceptar al equipo menos glamuroso del bufete, pero en el que más hay que aprender y bregar, al frente del cual hay uno socio (Jung Chae-yeon), recto, que no admite frivolidades y espera rigor y honestidad en el trabajo. Se deberán enfrentar a los casos en los tribunales, y a los socios con menos escrúpulos en el bufete. Y a las dificultades de sus vidas personales, más privadas. Entre el procedimental, y el desarrollo personal, es una serie que intenta lanzar un mensaje ético sobre las formas de hacer, frente a los muchos dramas legales que hay en la televisión coreana que se centran en torno a la corrupción y los personajes excéntricos. Sus protagonistas lo hacen bastante bien, y acabas enganchándote porque les has cogido cariño. Diponible en Netflix. Te deja con buen rollo. Fundamentalmente drama, poca comedia.

Samagwi: sarinjaui oechul [사마귀: 살인자의 외출, la mantis: la salida del asesino] es conocida en inglés/español como Queen Mantis/Reina Mantis. Y es una versión surcoreana de la serie francesa La mante, que vi hace unos años… y que no me gustó gran cosa. Por lo que en principio no pensaba darle una oportunidad a la versión coreana. Pero un día me puse… y me enganchó. Está mejor. Bastante mejor. A pesar del joven policía protagonista, cuyo actor, Jang Dong-yoon, no me acaba de convencer gran cosa. Y mira que es un actor popular y bien valorado en su país. Pero el resto lo hace muy bien, especialmente, la protagonista, Go Hyun-jung, la asesina en serie presa, que ha de ayudar a la policía a atrapar a un imitador que le ha salido. Lo cierto es que tiene más ritmo y más interés que el original, y la mayor parte de los intérpretes lo hacen mejor. No es la octava maravilla del género, pero me atrapó y me lo pasé bien. Y son solo ocho episodios. Poco para una serie surcoreana. También se ve en Netflix.

Eunjunggwa Sangyeon [은중과 상연, Eun-jung y Sang-yeon los nombres de los personajes de las dos protagonistas], que en inglés/castellano se titula You and everything else (o Two Women)/Tú y todo lo demás, es una serie exclusiva de Netflix. Quince episodios de una hora de duración para contarnos la historia de dos amigas/rivales, en tres periodos de su vida. Cuando comienza la serie, una de ellas es una guionista de televisión, Eun-jung (Kim Go-eun), que se defiende sin problemas en la vida, a sus cosas, y la otra, Sang-yeon (Park Ji-hyun), una productora de cine de prestigio a la que acaban de dar un premio. Se conocen desde la infancia, pero llevan sin verse ni hablarse desde diez años antes, cuando Sang-yeon el hizo un mala jugada a Eun-jung. A pesar de ello, le llama y le pide un favor como amiga. Tiene un cáncer avanzado, va a entrar en fase terminal, y quiere viajar a Suiza para terminar con su vida mediante la eutanasia. Eun-jung se escandaliza de que le llame para eso… y empieza a recordar su vida en común. La infancia, cuando Eun-jung era tirando a pobre y Sang-yeon tirando a rica, y además perfecta en estudios y deporte, pero de una forma u otra acaban relacionándose como amigas. La época universitaria, cuando Eun-jung lleva una vida normal, y Sang-yeon ha acabado pobre y a base de esfuerzos a conseguido entrar en la universidad, época en la que competirán por un joven. En esta época una cámara Leica M3 es coprotagonista, lo cual me encanta. Y la época cuando empiezan a trabajar en el mundo del cine, y cuando se produzca la traición de Sang-yeon.

Esta serie me ha gustado bastante, y parece que es algo que ha sucedido con mucha gente. Las interpretaciones son espléndidas, especialmente por parte de Park Ji-hyun, a pesar de que le toque el papel más feo… o quizá por eso. La había visto en alguna otra serie… como secundaria, y me parece una actriz muy competente. En cualquier caso, la relación de amistad-rivalidad está muy bien planteada. Dos chicas, dos mujeres, que envidian de la otra algo que creen que no tienen, sin pararse a pensar que no hay motivos para complejos, que cada cual arrastra su mochila. Una relación llena de malos entendidos, de falta de diálogo sincero entre ambas, siempre con la sombra de lo que envidian. Si tengo que poner un pero, está en el último capítulo, que quizá sobra, y solo sirve para satisfacer a los fanáticos de la tele-cebolla. En la que además plantean un contexto eutanásico absolutamente irreal, y sé de lo que me hablo por motivos profesionales. Un paciente que solicita la eutanasia no está en condiciones de salir a cenar con vestido elegante la noche de antes con su amiga y acompañante. Nop. Esto no funciona así. De hecho pensaba que, dado la moralidad conservadora del país asiático, no iban a llegar a ese punto de la historia. El caso es que para contarlo como lo cuentan, podrían haber cerrado la serie antes. Puesto que la historia principal e importante ya estaba contada. Pero a pesar de ello, me ha gustado bastante, como ya he dicho.

Con posterioridad, he visto alguna serie surcoreana más, especialmente aprovechando el periodo vacacional que he disfrutado recientemente, pero no entran en este bloque, son otra historia. Ya veremos si alguna de ellas la introduzco más adelante en alguna entrada de versiones coreanas/japonesas de la misma historia.

[TV] Cosas de series; misterios policiales, romances y relaciones familiares

Televisión

Aunque hay algunas series surcoreanas que se estrenan completas, todos sus episodios a la vez, en Netflix, lo más habitual es que las series distribuidas por Netflix en exclusiva, pero no producidas por la plataforma aunque lleven su sello, se estrenen al ritmo del país de origen. Un par de episodios a la semana, en días consecutivos. Por ejemplo, sábado y domingo. O miércoles y jueves. Lo que sea. Por lo tanto, se da que se acumula el final de las mismas en algunas fechas. Es lo que ha pasado con dos de ellas. La otra, es una serie que me salté en su momento, pero que ante las buenas críticas, he recuperado.

Hipage [힙하게, algo así como en la cadera o a propósito de la cadera], internacionalmente Behind your touch, o en castellano Con tacto especial, es una comedia romántica con misterio policial. Los protagonistas son una joven veterinaria (Han Ji-min) que se hace cargo de la clínica de su abuelo en una pequeña ciudad de provincias, y un policía (Lee Min-ki) que es destinado a la misma ciudad tras meter la pata en un caso estando destinado en una unidad de prestigio en Seúl. Durante una tormenta, mientras exploraba a una vaca en sus ancas, la chica adquiere la capacidad de ver el pasado de las personas cuando les toca en sus glúteos (de ahí lo de la cadera del título). Y aunque ambos se llevan mal, colaborarán para descubrir a un asesino en serie. Por supuesto, acabarán desarrollando una tensión romántica no resuelta, Aunque hay otro cateto, un sospechoso (Kim Jun-Myon), que conforma el típico triángulo junto la hipotenusa el cateto mencionados. Predominantemente comedia, tiene algún momento dramático, es entretenida, pero sin más. Un producto de consumo fácil y olvido más fácil todavía, que se salva por la gracia y la empatía con sus personajes y el razonable buen hacer de sus intérpretes. Una de las cuestiones más graciosas es una metedura de pata, no sé si en el guion original o en la traducción al inglés/castellano; denominan a los poderes de la chica y otros psicometría. La psicometría es la rama de la psicología que estudia las variables de la psique humana usando elementos de medida como tests y pruebas que usan valores cuantitativos para describir estas variables. Algo de lo más prosaico y muy poco extraordinario.

I yeon-aeneun bulgahangnyeok [이 연애는 불가항력, este amor es una irresistible], internacionalmente Destined with you, en castellano Un amor predestinado, es una comedia romántica. También con un peligroso criminal de por medio. Y algo de fantasía. Una funcionaria de parques y jardines de una ficticia ciudad (Jo Bo-ah) y un abogado que deja su bufete para trabajar en el ayuntamiento (Kim Ro Woon) acaban en un romance que parece originario por una poción mágica contenida en un viejo libro de conjuros, elaborado por la chica para enamorar a otro funcionario de alto nivel del mismo ayuntamiento. Y así, entre enredos, misterios criminales, vengativas exnovias y corrupciones políticas y empresariales se desarrolla serie. Un poco lo mismo que la anterior. Es entretenida, predomina la comedia sobre el drama y el misterio, y también se salva, como la mayor parte de estas series, por la simpatía de los personajes y el razonable buen hacer de los intérpretes que participan.

En su momento dejé pasar esta serie; estaba muy liado entonces. Pero es la que tiene una valoración más alta y está más reconocida por la crítica, entre las series de 2023. Así que me apunté a ver Nappeun-eomma[나쁜엄마, mala madre], conocida internacionalmente como The Good bad mother, o en castellano, La buena mala madre. Aunque tiene algunos elementos de comedia, esta serie habría calificarla más bien de drama. El padre y esposo de los protagonistas es asesinado por unos intereses derivados de la corrupción política y su relación con organizaciones criminales. La mujer (Ra Mi-ran) sale adelante con su granja de cerdos; el hijo (Lee Do-hyun), nacido de forma póstuma a la muerte del marido, es criado de forma muy estricta, para que llegue a ser un abogado, a ser posible un fiscal, importante. Y lo consigue pese a las dificultades. Para acabar mezclado él mismo en asuntos turbios de corrupción, hasta que sufre un accidente que lo deja amnésico y discapacitado, volviendo al pueblo con su madre. Entre medias, está su relación con su amiga de toda la vida (Ahn Eun-Jin), nacieron a la vez, relación amorosa que terminó bruscamente. Ahora la joven, madre de dos mellizos, vuelve al pueblo con su familia también, después de una serie de eventos desafortunados. Y a partir de ahí, hay que reconstruir la vida de todos y descubrir qué es lo que pasó en realidad en el pasado. Esta serie, de 14 episodios en lugar de 16 como las anteriores, tiene más enjundia. E interpretaciones más profundas. No deja de ser un producto eminentemente televisivo, pero con más enjundia. Y con buenas interpretaciones. La chica hacía un secundario en una de mis series surcoreanas favoritas que era de mis favoritos. Y aquí sigue haciéndolo bien y siendo encantadora.

[TV] Cosas de series; la chica de «La Bruja», auténtica robaescenas…

Televisión

Comentaba hace unos días la sorpresa que me di al ver una película coreana en Netflix que había desechado hasta el momento, porque tenía una confusión sobre el género al que pertenecía, e incluso, correctamente encuadrada, no era un tipo de película que habitualmente disfruto. Sin embargo, la película, sin ser una gran maravilla, funcionaba muy bien como entretenimiento. Y buena parte de su mérito radicaba en la idoneidad de su protagonista principal, una joven actriz surcoreana de nombre Kim Da-mi o Kim Dami. Yo creo que habría que escribirlo de la segunda manera, pero se suele ver de la primera. En cualquier caso, recordar que en Corea, como en otros muchos países asiáticos, el apellido, Kim, va delante del nombre propio, Dami. La cuestión es que esta actriz ha trabajado muy poquito todavía, pero siempre con éxito. Y tiene dos series en Netflix que paso a comentar, porque las he visto en las últimas semanas.

El barrio por donde se mueven los protagonistas de la segunda de las series que comento hoy recuerda al Bukchon Hanok, donde abundan las casas de estilo tradicional coreano. Por ello traigo algunas fotografías de ese barrio de Seúl para ilustrar esta entrada.

Itaewon Class 이태원 클라쓰 es una serie distribuida por Netflix fuera de Corea de Sur, lleva el apelativo de «una serie de Netflix», que lleva ya un tiempo en programación, a muchos les alivió el confinamiento por la pandemia de la primavera de 2020. Cuando se estrenó, vi el primer episodio, en el que no aparecía Kim Dami, y no me enganchó. Me parecía la típica serie de tipo pobre y desgraciado (Park Seo Jun) que se enfrenta al ricachón poderoso y sumamente malvado (Yoo Jae-myung)… todo lleno de tópicos… y, no sé… en aquellos tiempos me apetecía algo más ligero. De hecho, parecía que la chica protagonista e interés romántico del chico era otra (Kwon Nara, nombres cogidos de IMDb, obsérvese la falta de homogeneidad en como transcribir el nombre de pila, casi siempre bisílabo; a esta actriz volveré cuando termine una serie que tengo ahora en marcha). Lo dejé… y se me olvidó. Pero con el tiempo me sorprendió la cantidad de buenas referencias que había a la serie, y los premios y reconocimientos que había recibido en su momento. Tras ver la película mencionada de Kim Dami, le di una segunda oportunidad y…

… la serie gana muchísimos enteros cuando entra en escena nuestra protagonista de hoy. Que incluso al principio parece ser un personaje secundario que funciona como una auténtica robaescenas, en las que siempre destaca sobre sus interlocutores, sea el protagonista de la película, sea su rival femenina, la ya mencionada Kwon Nara. Su papel es la de una jovencita influencer en las redes sociales, de buena familia, que asume el papel de gerente en la empresa de ocio y restauración que ponen en marcha el protagonista junto con un par de marginados sociales, para pelear y desbancar al malvado ricachón. Su presencia en pantalla hace que la serie funcione a un nivel superior que cuando no está. La serie, en su conjunto, resulta bastante entretenida. Como casi todas las series coreanas, dieciséis episodios de 70 minutos son excesivos para lo que ha de contar… pero se sostiene bastante bien. Y se nota el interés de tentar a otros mercados, planteando temas de mayor diversidad e integración, con un personaje transexual, interpretado por una mujer, eso sí, y un coreano de piel negra, que nadie reconoce como tal coreano. Sin provocar demasiado al conservador público de su país eso sí. Hay una tensión sexual no resuelta entre el personaje transexual y un compañero de trabajo masculino, no formalmente declarada, y que mantienen dentro de los límites de la amistad… sin atreverse a dar el paso siguiente. Nunca sabré si realmente estaba planteado que Kim Dami fuese la coprotagonista femenina de la serie, o que fuese Kwon Nara, como parecía al principio. Quizá fuese este segundo caso, pero los responsables de la serie, viendo como funcionaban, la adaptaron para dar el protagonismo a la primera. Esa es la sensación que me da en ocasiones. El caso es que funciona. Y la serie es perfectamente visible, sin necesidad de incluirla en el cajón de los placeres inconfesables.

Geu hae urineun 그 해 우리는 (Aquel año, nosotros…), titulada en inglés y castellano respectivamente Our beloved summer o Aquel verano inolvidable es una serie muy reciente también en Netflix. Comedia romántica en la que los protagonistas son dos personas de 28, 29 años, que fueron pareja durante cinco años, desde que terminaron el instituto y hasta que ella cortó cinco años antes de la época actual. Se conocieron en el instituto cuando protagonizaron un documental debido a sus caracteres opuestos, siempre discutiendo. Ambos arrastraban complejos desde la infancia, por pérdidas importantes en su vida. Él, poco ambicioso, tranquilón (Choi Woo-sik), mal estudiante, ha acabado por tener éxito y dinero como dibujante e ilustrador. Ella, muy ambiciosa, nerviosa (Kim Dami), con calificaciones altas, trabaja con intensidad por su salario en un empresa de relaciones públicas. Diez años más tarde, por el éxito del antiguo documental en las redes sociales, un amigo y compañero común, les propone rodar un nuevo documental.

De Kim Dami ya he hablado. Su coprotagonista fue conocido por ser uno de los personajes de la afamada película coreana que triunfó en los Oscar. Y ambos coincidieron en la película a la que me he referido al principio de esta entrada,… donde se hicieron novios. Son pareja en la vida real. Y eso se nota. La serie es una comedia romántica amable, sobre personas que arrastran sus lastres emocionales y tienen que encontrar su rumbo. Todos los personajes, principales o secundarios, arrastran consigo la tristeza de la pérdida o el abandono. Con dificultades. Pero también con buen rollo, en realidad. Son buena gente. Todo el reparto cumple muy bien con su tarea, aunque sea con personajes más o menos estereotipados. Pero que despiertan la empatía del espectador. La gran baza de la serie es la enorme química que hay entre los dos protagonistas. Supongo que el ser pareja en la vida real hace que se sientan cómodos interactuando, y eso se nota. Todavía faltan de emitir dos episodios, para el 14 de febrero, casualmente, pero yo he tenido la oportunidad de verlos ya. Tiene un final muy típico de las comedias románticas coreanas. Muchos piden una segunda temporada. Pero yo lo dejaría como está. Aunque la vería.

[TV] Cosas de series; volvamos a los placeres inconfesables surcoreanos

Televisión

Hace dos meses que no comentaba ningún k-drama. O sea ninguna serie de televisión surcoreana, que sea comedia o drama, siempre son k-dramas. Los habituales de estas páginas son conocedores de que, desde que comencé mi suscripción a Netflix, son uno de mis placeres inconfesables o culpables favoritos. Aun «disfrutando» de muchas de las «virtudes» que en series de otras nacionalidades no soporto, no puede dejar de verlos. Y son especialmente «atractivos» los fines de semana, cuando me quiero relajar y no pensar en nada. Pero tras los últimos que vi o terminé de ver en diciembre… ninguno de los estrenos que apareció en la plataforma de vídeo bajo demanda me engancho. Chungo. Que te quiten uno de tus vicios inconfesables, como el chocolate, el parmesano u otros realmente no confesables… es chungo. Una catástrofe. Hasta que llego…

Run on. Su título original, en coreano, 런 온, no es más que la transcripción a su alfabeto del título en inglés. O sea que ese es su título original. En España, no sé si en otros países de habla española también, a veces hay diferencias, que pueden ser muy curiosas, lo han traducido con el «originalísimo» El amor es la meta. Típico hasta la médula. El (Yim Si-wan), joven, guapo, rico, de «buena» familia, es un atleta del equipo nacional de atletismo, adalid de los más jóvenes y débiles contra los abusones, lo cual le dará problemas. Ah… y su padre es un político sin escrúpulos, y su madre una actriz famosa, y su hermana la número uno del circuito de golf internacional. No es moco de pavo. Ella (Shin Se-Kyung, ha protagonizada ya algún otro k-drama en Netflix), joven, muy guapa, pobre, huérfana, es la encargada de hacer los subtítulos en las películas de cine. Tanto de las habladas en inglés que necesitan subtítulos en coreano, como las coreanas que necesitan subtítulos en inglés para su exportación. Sip… al parecer, según esta serie, esta profesión es fundamental para el triunfo de una película en el mundo del cine. Una verdadera heroína. Sin el trabajo de estos abnegados profesionales, películas de Oscar no llegarían a triunfar… No estoy de coña. Esto está planteado así en la serie. Bueno… no vamos a entrar en la trama en la que se dan los enredos habituales en estas series, con sus momentos ligeros y algunos más dramáticos. Con en muchas otras, generalmente el nivel interpretativo de las chicas es superior al de los maromos. Y muchas veces los secundarios son más interesantes que los protagonistas. La chica protagonista de esta serie tiene unos recursos interpretativos limitados, pero los aprovecha muy bien y se adaptan a estos papeles muy bien, lo que hace que sea muy fácil empatizar con ella. La serie no tiene nada de especial, pero es arquetípica, ideal para no pensar en nada y hacer alguna risa de vez en cuando.

Animado por la relajación mental que me generó la anterior, me atreví con The Uncanny Counter, que en realidad fue estrenada antes… pero que no me atrajo, porque las series de espíritus y fantasmas coreanos me resultan un poco… no sé, meh. Titulada en español con el descriptivo A la caza de espíritus malignos, en coreano es 경이로운 소문 Gyeong-iloun Somun, que es un juego de palabras, al parecer, por que 소문 Somun, tanto puede ser el nombre del protagonista como la palabra que en coreano significa rumor. Así… sería El asombroso Somun o Asombrosos rumores. El caso es que el chico protagonista es una adolescente en su último año de instituto, cuyo padres policías murieron en un accidente (que a lo mejor no fue), por lo tanto… sí, otro huérfano, en el cual quedó cojo, y del cual abusan los chicos en el colegio… que de pronto es poseído por un espíritu y se convierte en cazador de espíritus malignos. Haciendo equipo con otros tres que fueron poseídos por espíritus buenos cuando se encontraban en coma irreversible, teniendo una segunda oportunidad en la vida. Una de ellas es otra chica un poquito mayor que él que… mira tú por donde… es huérfana. Que no falten los huérfanos. Y por supuesto los políticos corruptos, villanos favoritos en estas series. Especialmente si son poseídos por espíritus malignos de los peores. No hay romance en esta ocasión. Unas insinuaciones muy ligeras de que lo pudiera haber entre los dos huerfanitos, pero que no llevan a ninguna parte. Como veis, acúmulo de tópicos y lugares comunes para otra serie que funciona como placer inconfesable, pero bastante entretenida, por la cuota de acción. Lo peor… los chándales rojos que se ponen para salir a cazar espíritus malignos.

La próxima serie coreana… que ya he terminado de ver… no la incluyo aquí porque no es un placer inconfesable. Es una serie con méritos propios, independientemente de su nacionalidad. Por cierto, hablando de traductores de subtítulos… me encantan algunas de las expresiones latinoamericanas de los subtítulos de Netflix para los k-dramas. Como cuando a un chico apuesto le dicen buenmozo. Todo junto.

[TV] Cosas de series; amables médicos coreanos y «absurdos» militares espaciales

Televisión

A pesar de que el viernes me tomé un día de fiesta, que me tendría que haber permitido esponjar mi tiempo el fin de semana, pudiendo hacer más cosas en estos tres días, lo cierto es que he estado tan liado que ni el sábado ni el domingo he escrito nada en este Cuaderno de ruta, a pesar de que tenía temas para ello. Bueno. Hoy tampoco ando sobrado de tiempo, así que voy a lo fácil, como la mayor parte de los lunes. Televisión.

Hoy también nos vamos a Corea del Sur, fotográficamente hablando, a Dondaemun y sus modernos edificios dedicados al mundo del diseño.

En no muchos días me merendé la que parece ser primera temporada de Hospital Playlist [Seulgiroun Euisasaenghal, 슬기로운 의사생활]. Nada que ver el título «internacional», o sea, en inglés, con el título original en coreano que vendría a significar algo así como vida de doctor/es sabio/s. Frente a lo que es costumbre en la series coreanas que llevan el sello Netflix, no tiene 16 episodio sino 12. Y todo indica que es una primera temporada a la que seguirán otras. La mayor parte de las ocasiones, las series surcoreanas de Netflix son dramas en una única temporada. La serie es amable y simpática, y tiene un reparto en el que no falta gente que interpreta con razonable solvencia. Los guiones son simplones, pero no chirriantes, y salvo el exceso de histrionismo de los pacientes y sus familiares cuando se les comunica una grave enfermedad o se les dice que ya están curados,… la verdad es que tenemos el típico drama médica con toques de comedia, pero con muy buenos sentimientos. La historia gira en torno a cinco cirujanos de distintas especialidades que trabajan en un mismo hospital y que son amigos desde los tiempos de universidad. Y que además los domingos quedan a tocar música (hay tenemos la excusa para lo de la «playlist»). Cuatro mozos y una moza, en sus treintaymuchos casi cuarenta. Parecería sexista, lo cual no es raro en el conservadurismo habitual de las series coreanas, pero lo cierto es que los personajes femeninos suelen estar un paso por delante en madurez y resolutividad de sus compañeros masculinos. Tanto para la protagonista (Jeon Mi Do) como algunos de los secundarios (la residente interpretada por Shin Hyon Bin). Una serie que arrastra algunos de los problemas habituales de las series coreanas, pero que supera la media de la mayor parte de ellas y se deja ver con agrado. Y además es capaz de reírse de sí misma. Por ejemplo, Jeon Mi Do ha realizado la mayor parte de su carrera como cantante de musicales, y con muy buena voz, mientras que dentro del grupo de amigos, cuando se juntan hacer música,… canta de pena. Convencido estoy de que seguiré viéndola cuando lleguen temporadas futuras. Eso sí,… si en House M.D. siempre sospechaban del lupus, aunque nunca fuera, creo que no ha habido ningún episodio en esta serie en la que no haya habido un caso de hepatocarcinoma. Estos surcoreanos van a tener que vigilar su afición al soju.

Space force es una comedia de situación con Steve CarellJohn Malkovich al frente del reparto, que busca hacer mofa y befa de la pretensión del innombrable presidente actual de los Estados Unidos. Y lo consigue. Carell es el general al mando de la recién creado fuerza espacial, y Malkovich el jefe científico civil. Carell representa el absurdo continuo del pensamiento militar, aunque por sí mismo, o ayudado por Malkovich y otros personajes, con frecuencia acaba tomando la decisión correcta. O la menos incorrecta. Malkovich es la voz de la razón frente a la sinrazón de la lógica militar, aunque a veces se vea arrastrado por la misma. La serie empieza floja. De hecho, en los primeros episodios pensé en abandonar. He decir que Steve Carell nunca ha sido santo de mi devoción. Pero va mejorando y eventualmente nos brinda algún momento estupendo e incluso brillante. Tendremos que ver cómo evoluciona. Yo estoy dispuesto a darle una segunda oportunidad. Por supuesto, no habla sólo de la guerra en el espacio o del absurdo de la guerra en general. También nos habla de amistad, relaciones, paternidad, y otros muchos temás «menores» (esto es irónico claro), frente a las tontadas de los militaristas.