[Cine] Bando 반도 [Peninsula] (2020)

Cine

Bando 반도 (2020; 28/20210429)

No me voy a complicar mucho con el comentario de esta película dirigida por Yeon Sang-ho, y que es secuela de una celebrada producción sobre zombis surcoreana que tuvo un cierto éxito hace unos años, justo el mismo en el que yo visité ese país. No la vi en el cine. La vi después en la televisión. Junto con la entretenida precuela de animación, todas ellas dirigidas por el mismo autor. No soy muy dado al cine de zombis, pero aquellas películas, especialmente la de acción real, me parecieron que tenía lo suyo. Por mero acto de relax y diversión sin pretensiones, decidimos a ver esta secuela.

Los intrépidos aventureros de la película entran y sale (no hay errata en la conjugación verbal, aunque no salga solo) de Corea del Sur por el puerto de Incheon, no lejos de Seúl, donde pasé una entretenida tarde hace casi cuatro años.

Lejos del planteamiento más original de las dos que la precedieron, esta película tiene un planteamiento mucho más sencillo. Es el típico esquema de «vamos, cogemos los que queremos, y salimos corriendo», que parece tan sencillo, pero que se acaba complicando. Se aplica a películas de atracos, a películas de comandos de la Segunda guerra mundial, a travesuras escolares… Pero el argumento es similar. Se planifica una misión para entrar en algún sitio en el que hay algo que hay que conseguir, con unos riesgos claros, pero que todo el mundo considera controlables, hasta que algo se tuerce y comienzan las complicaciones. Pues eso. Pero aquí ese algo es un camión con dinero en dólares americanos, y el lugar donde hay que entrar es la península de Corea, aislada del mundo desde que se infestó por los zombis. Y por supuesto las cosas se complican.

Con unos efectos visuales que cantan un poquito comparados con otras producciones de más nivel presupuestario, la cosa es que te olvidas del tema porque los elementos que hacen que sea una película llevadera es que la acción es,… no original, pero diversa, llevada a buen ritmo, y los personajes principales se hacen empatizar. La película tiene un momento, pasada la primera mitad, que corre el riesgo de perderse, pero finalmente enfila el tramo final que es muy entretenido, para llegar a un final que chirría un poco, y que es prácticamente un deus ex-machina tipo séptimo de caballería, pero que… bueno. Da igual. No creo que nadie vaya a ver una película esperando una obra de arte.

Película que aprueba porque da lo que ofrece, ni más ni menos. Quien espere algo especial, original, al mismo nivel que su historia de partida… entonces la suspenderá. Porque no va de eso.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Baekdusan [백두산] (2019)

Cine

Baekdusan [백두산] (2020; 56/20201102)

Sigue estando complicado ir a las salas de cine. Con las últimas restricciones, se ha eliminado la sesión de noche, no puede empezar ninguna sesión después de las ocho de la noche, cuando sales de las salas estás en la frontera de los toques de queda, me comentan que no es fácil conseguir un taxi porque estos no salen ante la escasez de clientes, y la oferta está en mínimos. Las productoras y las distribuidoras se guardan en el cajón los estrenos más destacados a la espera de tiempos mejores, con la esperanza de recuperar en esos tiempos futuros la inversión realizada, cosa que hoy en día sería difícil con un aforo de salas máximo del 25 % en mi comunidad autónoma. Y encima, lo poco que hay en versión original, dura en esas condiciones muy pocos días.

Vesubio, Teneguía, Fuji, Islandia… acorde con el contenido de la película de hoy, un recorrido por «mis» volcanes.

Pero hay alguien que gana con todo esto. Las plataformas de pago por visión o de suscripción por internet que van estrenando películas que se han refugiado en ellas para sacar adelante de alguna forma su carrera comercial. Con mayor o menor fortuna, con mejor o peor calidad. Y el día 2 de noviembre, fiesta en la comunidad autónoma de Aragón por ser el 1 de noviembre domingo, opté por hacer un rastreo de estrenos en estas plataformas. No estaba yo con muchas ganas de profundidades y sesudeces, y me encuentro en Prime Video, la plataforma de Amazon, con una película surcoreana de acción que viene publicitada como «de los productores de Parásitos«. Me da un poco de miedo, pero pico. Y me veo lo que, en un ataque de vulgaridad extrema, han titulado en castellano como Alerta roja, cuando la traducción del título original sería Monte Baekdu (o Paektu, no entraré en los misterios de la fonética de las consonantes coreanas), un lugar real, un volcán con gran lago en su cráter, en la frontera entre Corea del Norte y la República Popular China. Difícil hacer turismo en el lugar, que debe ser bonito.

La película la podríamos considerar heredera del cine de catástrofes, que en occidente se pone de moda de vez en cuando. Y más en concreto del cine de volcanes… probablemente una de las variantes más infames del cine de catástrofes, especialmente en los años noventa con dos bodrios del calibre de este y aquel. Aunque ya en mi infancia «disfruté» de engendros como uno de 1968 donde ni siquiera el título era capaz de acertar dónde estaba el volcán en cuestión. En efecto, el volcán Krakatoa, hoy en día Anak Krakatau, está totalmente al OESTE de Java, y no al este como categóricamente afirmaba el mencionado título. Ese es el nivel habitual del cine de volcanes.

Dejando de lado las más o menos fantásticas, o mejor decir fantasiosas, condiciones sociopolíticas y la pseudociencia de la película, el argumento es el de siempre. Ante el catastrófico desastre que va a producir la erupción del Baekdu, volcán considerado activo, última erupción en 1903, que poco menos va a hundir en el fondo del mar la península de Corea (estas exageraciones son más propias de sus vecinos nipones, pero…) un grupo de personas se lanzarán a una misión imposible, absolutamente descerebrada y con bombas atómicas, para evitar la catástrofe.

La película… ¿es una catástrofe absoluta más allá de lo que su tema indica y debe ser evitada a toda costa? Pues oye. Depende. Esta gente hizo, con los directores Byung-seo KimHae-jun Lee a la cabeza, se han esforzado y han echado el resto, aunque algunos efectos especiales son de segunda. Pero, aunque la trama sea demencial, el ritmo de la película es adecuado. Si a eso sumas unos personajes estereotipados pero simpáticos, interpretados con razonable solvencia y las ganas de olvidarte del mundo durante un rato, resulta que las dos horas y diez minutos no se hacen largas. Y que con todas sus deficiencias, exageraciones y salidas de tono, no es peor que las películas referenciadas con anterioridad en esta entrada. Incluso diría que es mejor. Sin ser buena, que no lo es. Pero entretenida, y que funciona como guilty pleasure,… eso sí es. Y de vez en cuando sale de florero Suzy Bae, que se puede ver en una serie de Netflix y que es considerada como la pop idol más mona de Corea del Sur. Es guapa la chica, sí.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

[TV] Cosas de series; amables médicos coreanos y «absurdos» militares espaciales

Televisión

A pesar de que el viernes me tomé un día de fiesta, que me tendría que haber permitido esponjar mi tiempo el fin de semana, pudiendo hacer más cosas en estos tres días, lo cierto es que he estado tan liado que ni el sábado ni el domingo he escrito nada en este Cuaderno de ruta, a pesar de que tenía temas para ello. Bueno. Hoy tampoco ando sobrado de tiempo, así que voy a lo fácil, como la mayor parte de los lunes. Televisión.

Hoy también nos vamos a Corea del Sur, fotográficamente hablando, a Dondaemun y sus modernos edificios dedicados al mundo del diseño.

En no muchos días me merendé la que parece ser primera temporada de Hospital Playlist [Seulgiroun Euisasaenghal, 슬기로운 의사생활]. Nada que ver el título «internacional», o sea, en inglés, con el título original en coreano que vendría a significar algo así como vida de doctor/es sabio/s. Frente a lo que es costumbre en la series coreanas que llevan el sello Netflix, no tiene 16 episodio sino 12. Y todo indica que es una primera temporada a la que seguirán otras. La mayor parte de las ocasiones, las series surcoreanas de Netflix son dramas en una única temporada. La serie es amable y simpática, y tiene un reparto en el que no falta gente que interpreta con razonable solvencia. Los guiones son simplones, pero no chirriantes, y salvo el exceso de histrionismo de los pacientes y sus familiares cuando se les comunica una grave enfermedad o se les dice que ya están curados,… la verdad es que tenemos el típico drama médica con toques de comedia, pero con muy buenos sentimientos. La historia gira en torno a cinco cirujanos de distintas especialidades que trabajan en un mismo hospital y que son amigos desde los tiempos de universidad. Y que además los domingos quedan a tocar música (hay tenemos la excusa para lo de la «playlist»). Cuatro mozos y una moza, en sus treintaymuchos casi cuarenta. Parecería sexista, lo cual no es raro en el conservadurismo habitual de las series coreanas, pero lo cierto es que los personajes femeninos suelen estar un paso por delante en madurez y resolutividad de sus compañeros masculinos. Tanto para la protagonista (Jeon Mi Do) como algunos de los secundarios (la residente interpretada por Shin Hyon Bin). Una serie que arrastra algunos de los problemas habituales de las series coreanas, pero que supera la media de la mayor parte de ellas y se deja ver con agrado. Y además es capaz de reírse de sí misma. Por ejemplo, Jeon Mi Do ha realizado la mayor parte de su carrera como cantante de musicales, y con muy buena voz, mientras que dentro del grupo de amigos, cuando se juntan hacer música,… canta de pena. Convencido estoy de que seguiré viéndola cuando lleguen temporadas futuras. Eso sí,… si en House M.D. siempre sospechaban del lupus, aunque nunca fuera, creo que no ha habido ningún episodio en esta serie en la que no haya habido un caso de hepatocarcinoma. Estos surcoreanos van a tener que vigilar su afición al soju.

Space force es una comedia de situación con Steve CarellJohn Malkovich al frente del reparto, que busca hacer mofa y befa de la pretensión del innombrable presidente actual de los Estados Unidos. Y lo consigue. Carell es el general al mando de la recién creado fuerza espacial, y Malkovich el jefe científico civil. Carell representa el absurdo continuo del pensamiento militar, aunque por sí mismo, o ayudado por Malkovich y otros personajes, con frecuencia acaba tomando la decisión correcta. O la menos incorrecta. Malkovich es la voz de la razón frente a la sinrazón de la lógica militar, aunque a veces se vea arrastrado por la misma. La serie empieza floja. De hecho, en los primeros episodios pensé en abandonar. He decir que Steve Carell nunca ha sido santo de mi devoción. Pero va mejorando y eventualmente nos brinda algún momento estupendo e incluso brillante. Tendremos que ver cómo evoluciona. Yo estoy dispuesto a darle una segunda oportunidad. Por supuesto, no habla sólo de la guerra en el espacio o del absurdo de la guerra en general. También nos habla de amistad, relaciones, paternidad, y otros muchos temás «menores» (esto es irónico claro), frente a las tontadas de los militaristas.

[TV] Cosas de series; expectativas no cumplidas, para bien o para mal

Televisión

Dos series muy distintas comento esta semana, con poco en común, salvo que ambas se introducen en el ámbito de la fantasía, de formas eso sí muy diversas. Y en ambas, las expectativas depositadas no se han cumplido. En un caso, para bien; en el otro, para no tan bien…

Kingdom es una serie coreana que ha debutado con una primera temporada de seis capítulos de unos 45 minutos de duración, y es producción de Netflix. Se diferencia de las habituales series coreanas en varios aspectos. Normalmente estas duran entre 16 y 30 episodios, y son de temporada única. Esta ha tenido estos primeros seis episodios, que sólo han servido para abrir boca. Cuando supe de su existencia no me interesó. Zombis… una más. Aunque mis dos únicas experiencias con los zombis coreanos no habían sido negativas. Ni en acción real, ni en animación. Pero bueno. Zombis… El caso es que aparecieron varias críticas positivas. Y en el reparto aparece Bae Doona. Por probar un poco, no pasa nada. Y oye… que me acabé enganchando. Producción de época, ambientada en una Corea feudal, que, tras los aspectos terrorífico-fantásticos de la cosa de los zombis, emite una crítica social algo simplona pero razonable, y una lucha por el poder que promete. Mis expectativas eran muy bajas, pero tengo ganas de que nos ofrezcan la continuación.

Hablaré más de estas fotos dentro de unos días, pero de momento, un poco de carnaval me parece apropiado para ilustrar unas series con elementos fantásticos. O grotescos.

Con un reparto muy coral, encabezado de alguna manera por Ellen Page, llegaba a Netflix también The Umbrella Academy. Percatarte de que Page es el personaje principal es algo que supones porque es la intérprete con más gancho y conocida de la serie. Pero hace falta avanzar en los excesivos diez episodios de un hora de duración cada uno para intuir el porqué. Es la enésima vuelta de tuerca del género superheroico. Aunque esta panda de hijos adoptivos de un mismo tipo excéntrico, luzcan más bien poco heroicos, por muchos poderes que tengan. Basada, como la anterior, en una serie de historietas, lo cierto es que la trama no da para tantos episodios, que se alargan, se estiran, se les de demasiadas vueltas en exceso. Que copien de la anterior; seis episodios bien contados son más agradables de ver. El caso es que una serie que llegó con ciertas ínfulas… me ha resultado relativamente decepcionante. No tengo claro que tenga continuidad en mi cartelera. Aunque he de reconocer que pasada la morosidad con la que despegó, los últimos episodios tuvieron bastante más interés. Aunque resultaba bastante previsible.

[Recomendación fotográfica] Siguen viniendo de Asia

Fotografía

Hace unos días, el domingo, subí a este Cuaderno de ruta una entrada de recomendaciones fotográficas dedicadas a fotógrafos de Extremo oriente. La pujanza de la fotografía en aquellos países es importante, y en ocasiones con propuestas más interesantes tanto en estética como en contenido que lo que se ve en Occidente. Y curiosamente, en los siguientes días he seguido encontrando artículos interesantes de fotógrafos orientales.

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Entre la modernidad y la tradición, la clave del trabajo de Kubota para tratar de entender el Japón de las últimas décadas.

El más notable es el dedicado en Magnum Photos al fotógrafo japonés Hiroji Kubota. Kubota, miembro de la prestigiosa agencia, en algún lugar he leído que el único japonés de la misma, es un fotógrafo ya muy veterano, con décadas de fotografía documental a sus espaldas, especializado en Extremo oriente. No sólo ha documentado sucesos en su país natal, también estuvo en Vietnam, y ha recogido con su cámara los cambios que se han producida en el gigante chino y en otros países del Sudeste asiático. O es de los fotógrafos que en su momento fueron pioneros en romper las rígidas restricciones impuestas por el régimen de la República Popular de Corea, Corea del Norte, y trae imágenes de lo que sucedía tras las herméticas fronteras de aquel país. Pero el artículo que hoy nos ocupa trata de su país natal, Japón. Porque este 2018 es el 150º aniversario de la Restauración Meiji, cadena de sucesos históricos que llevaron a un cambio fundamental de régimen político en el País del Sol Naciente, que se tradujo en su entrada galopante en la revolución industrial a partir de un pasado reciente de carácter feudal, y a un impulso creciente a convertirse en una de las naciones que querían y tenían algo que decir en el orden mundial. Cierto es que con el tiempo desembocó en el sinsentido de la política militarista y expansionista que dio lugar a una serie de guerras que culminaron con las primeras bombas atómicas que cayeron sobre territorio nipón. Ha sido una constante en las distintas formas de expresión cultural y artística la reflexión sobre las contradicciones que la rápida evolución del país planteó durante décadas. Un país que lleva muchas de esas décadas a caballo entre la más moderna y avanzada tecnología y la tradición más ancestral. Quizá mereciera una entrada en algún momento en este Cuaderno de ruta. De momento, quedémonos con las fotografías de Kubota.

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Y de Japón, pasamos a Corea del Sur. Corea, por cierto, es uno de los países que más crudamente sufrió las ambiciones imperialistas niponas. Un país que también ha sufrido cambios estructurales y sociales muy profundos en un periodo de tiempo todavía más corto. Hace unos días me llamaban la atención un par de fotografías del coreano Park Sung-jin en el fotoblog La beauté de Pandore. Park también es un fotógrafo documental, pero con un tono muy distinto al de Kubota. Este fotógrafo coreano es más de recorrer las calles de Seul, fijándose en las gentes que las pueblan o las ocupan. Puede ser gente sin hogar. Y puede ser, especialmente, los adolescentes, alumnos de instituto en su mayor parte, con sus uniformes escolares, que posan ante la cámara analógica del fotógrafo en formato cuadrado con una actitud entre desafiante e insegura, trasladando una sensación que el fotógrafo etiqueta como nostalgia. Aunque su estilo es muy distinto, y quizá sus objetivos, no deja de recordarme en algunos aspectos al trabajo del español Miguel Trillo cuando trata de reflejar los distintos estilos de las tribus urbanas juveniles, primero en España, luego en todo el mundo, especialmente también en Asia, como hemos visto en sus últimos trabajos.

Finalmente, para quien esté interesado en conocer más de la fotografía oriental, en concreto de la japonesa, recientemente se ha publicado, como nos recuerdan en AnOther Magazine, un libro que recorre visualmente la historia de la fotografía nipona y sus principales fotógrafos desde 1945 hasta nuestros días. Dándole vueltas estoy a su adquisición. Pero primero tengo que decidir si me aporta algo nuevo a lo que ya tengo en mis estanterías.

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[Cine] Bamui haebyun-eoseo honja [밤의 해변에서 혼자] (2017)

Cine

Bamui haebyun-eoseo honja [밤의 해변에서 혼자] (2017; 502017-1112)

El historiado título coreano de esta película significa, y es el título de la versión doblada al castellano, que no se proyecta en Zaragoza, en la playa sola de noche. Y sola, no sé si de noche o al caer la tarde es donde reflexionará a sola la protagonista de esta película dirigida por el surcoreano Sang-soo Hong, de quien no había visto hasta el momento ninguna película. Sí de la actriz protagonista, que protagonizó recientemente una interesante y sensual película de época.

Young-hee (Min-hee Kim) es una actriz coreana, joven, quizá no tanto como aparenta, pero joven. La conocemos en paseando por una ciudad alemana, que por alguna imagen y las matrículas de los coches, HH, es Hamburgo. Ha escapado de una agobiante situación en su país, ya que ha mantenido una relación adúltera con un director de cine. Le está pasando factura, y no sabe cómo afrontar el futuro. En una segunda parte, volveremos a encontrar a Young-hee con sus reflexiones en Gangneung, una localidad turística costera de la República de Corea.

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Fotográficamente, nos vamos a la playa, claro. Al Báltico, a Travemünde, no lejos de Hamburgo, donde se encuentra el puerto y playa de la también hanseática Lubeca, o Lübeck. Y al mar del Japón, u Oriental para los coreanos, la de Haeundae en Busan.

El director de la película ejecuta con este film un complejo acto de reflexión, junto con su actriz protagonista, puesto que la película, siendo ficción, está basada en un una situación personal. Ambos, en la realidad, mantuvieron, quizá todavía mantengan, una relación que costó el divorció al director, más de veinte años mayor que la actriz. Siendo Corea del Sur un país muy conservador, tanto en política como en costumbres, el affair constituyó un escándalo de considerables dimensiones. Y como sucede en las sociendades más conservadoras, las peores arremetidas van dirigidas contra la joven, cuando quien rompe sus compromisos previos, con motivos o sin ellos, es el hombre. Es la mujer sin embargo, la que en este caso, tal y como se plantea la película, duda ante su futuro al haber pasado de ídolo de masas a villana. Sin ser una película explícitamente feminista, el enfocar sobre la mujer, el hacerla protagonista, nos permitirá reivindicarla. Puesto que sus sentimientos pueden o son, en la película, auténticos.

El peso del film lo lleva la actriz protagonista que se llevó el León de Oro en la última edición de la Berlinale, lo cual habla de cuánto gustó su interpretación. Es una actriz que ha pasado de ser hace unos años, según he leído, una actriz glamourosa por su belleza singular aunque considerada de escaso talento, a un actriz prestigiada que se ha reinventado a sí mismo. Os puedo asegurar que me sigue pareciendo tremendamente guapa y atractiva. Pero aquí no va de eso. Sin apenas maquillaje, con sencillos peinados e indumentarias, encara frente a la cámara una interpretación que le sale muy de dentro.

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Yo he leído como curiosidad algunos fotos o comentarios de gentes diversas por internet y se dicen verdaderas burradas de esta chica por este affaire.

No ha recibido una especial buena acogida del público común, los votantes en IMDb no le permiten llegar ni al siete. Sin embargo, la crítica se ha rendido por completo a una película compleja en su aparente sencillez con un discurso que presenta numerosas capas. A mí me gustó y me tocó, sin entrar, ni de lejos en valorar moralmente la situación. Porque no soy quien, ni nadie. Es la vida personal de los involucrados, que han de responder ante quienes hayan adquirido sus compromisos y ante nadie más. Tomémoslo como una pequeña apología a la tolerancia y el respeto a la intimidad, aunque sean personas públicas.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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[Fotos] Leica Minilux – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía

De mi viaje a Corea del Sur me traje un recuerdo en forma de cámara fotográfica, que he estado probando al regresar a casa. Os dejo las fotos. En el enlace, los detalles técnicos de la cámara.

Origen: Un recuerdo de Seúl – Leica Minilux – Fotografía y otras artes visuales.

Fotografías en color – Kodak SuperColor 200

Fotografías en blanco y negro – Fomapan 100 Classic

[TV] Cosas de series; la irresistible levedad de la telerrealidad nipona

Cine, Televisión

Recién llegado de unas vacaciones por Corea del Sur, utilizaré unas cuantas fotografías de ese país para ilustrar la entrada. Aunque el tema principal va a ser la televisión nipona. Pero arrastro un jet lag de caballo que hizo que ayer por la tarde me quedara dormido en cualquier situación, y que ha hecho que desde las dos de la madrugada no haya pegado ojo. He aprovechado, cuando me he cansado de dar vueltas en la cama, insomne, para levantarme y desayunarme una película de zombis coreana que se estrenó hace unos meses en Zaragoza, Busanhaeng (부산행), traducida como «Tren a Busan», pero que no pude ir a ver. La crítica la puso bien… pero siendo de zombis. Pues oye, quitando unas cuantas ingenuidades argumentales, y que los ataques de los zombis están tratados con una evidente dosis de ironía o sarcasmo, la película está muy entretenida. Y como yo también he disfrutado estos días de los KTX coreanos, muy muy muy muy parecidos a los TGV franceses y a la primera generación de AVE españoles,… pues me ha hecho ilusión.

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Una locomotora diésel de aspecto muy norteamericano en la estación central de Seúl el día en que me desplazaba a Busan en un KTX (Korean Train eXpress) similar al que protagoniza la película que he comentado.

Pero hoy me apetece del programa de telerrealidad japonés de Netflix, Terrace House, cuya versión Aloha State se puso a disposición de los abonados hace pocas semanas, y que me merendé en un santiamén antes de salir de viaje. Ya he comentado en alguna ocasión, pero voy a insistir un poco más.

La premisa básica es muy sencilla. Se reúnen a seis jóvenes, tres chicos y tres chicas, entre 18 y 29 años, para que convivan en una casita tipo chalé, muy mona, con piscina. Les ponen un par de coches para sus desplazamientos y… nada más. No hay competición, no hay descalificaciones. No hay producción bajo mano para que haya conflictos. Se les deja que simplemente convivan, mientras siguen a lo suyo. Van a trabajar, a clase, a darse un paseo,… quedan con amigos, entre sí. La vida más vulgar y corriente que te puedas imaginar.

Yo vi primero algún episodio de la entrega anterior, Boys and Girls in the City. Pero allí,… no pasaba nada. No había gritos, ni chulerías. Todo el mundo era extraordinariamente educado. En esa edición, la casa estaba en un barrio de Tokio, y los participantes eran principalmente japoneses, con alguna excepción. Ah, se me olvidaba mencionarlo. Los participantes no están obligados a estar hasta el final. Cuando se cansan o tienen cosas mejores que hacer, se van, y entra otro del mismo sexo a sustituirlo.

Mi primera impresión fue de aburrimiento. Hasta que llegó la segunda edición, la Aloha State, a la que le di una nueva oportunidad. Y entonces me di cuenta. Le vi la gracia. En su levedad, en su «aquí-no-pasa-nada» está el meollo. En esta ocasión, para impulsar el programa a través de Netflix en todo el mundo, y especialmente en Estados Unidos, la casita la pusieron en Oahu, la isla más poblada de las Hawai, con vistas al mar y a la playa. Y el reparto de participantes incluía, además de los japoneses típicos, japoneses residentes en los Estados Unidos, principalmente en el estado de Hawai, personas con algún progenitor no japonés, e incluso una chica norteamericana de origen chino que quería triunfar como modelo y diseñadora en Tokio.

Como digo, con esta entrega le vi la gracia. Vi la primera tanda de ocho capítulos y recuperé la entrega anterior. Con el tiempo, han ido llegando las siguientes entregas, hasta los 32 episodios de esta última edición que ha terminado recientemente, cada uno de alrededor de media hora de duración. En cada uno de ellos se van pasando fragmentos de lo grabado en las vidas de los participantes, los de más interés, y hay tres interrupciones en los que seis comentaristas, también tres mujeres y tres hombres, le dan unas vueltas a lo que sucede. Típicamente en clave de humor y dándole la vuelta a lo que pasa. También hacen un excelente trabajo de guiado para que los televidentes no nipones capten las sutilezas de los usos y costumbres nipones.

Porque todo el mundo es exquisitamente educado. Todos se tratan mutuamente con gran consideración. Pero claro… aunque parece que no pasa nada, donde conviven seis personas pasan cosas. Hay conflictos que poco a poco van surgiendo. Habiendo tres chicas, generalmente elegidas entre mujeres jóvenes que están de muy muy muy buen ver, hay tensión sexual, inicialmente no resuelta. Porque la formación de parejas es una de las expectativas del programa. Pero todo a un ritmo enloquecedormente lento. Ha habido parejas que han tardado semanas en darse la mano. O en darse un besito ligero en los labios. Es obvio que tras las cámaras se animan mucho más… pero todo es muy contenido. Y a la vez muy divertido.

Y los conflictos. Esto es lo mejor. Porque es el reino de los Pasivos-Agresivos. La que se puede montar por que alguien se coma un bistec de otro. O porque una de las chicas sea un poco guarrilla en el baño y no limpie todo lo que deba. O el pavo que suelta eso de «bueno, las chicas harán la comida ¿no?… y se va unas semanas más tarde desesperado porque ninguna quiere saber de salir a tomar un chisme con él. Las mismas que le consuelan con palmaditas cuando se va, con aquello de «amigos para siempre» y esas cosas.

Lejos de las estridencias, de la vulgaridad y la obscenidad mal entendida de la telerrealidad occidental, aquí todo es elegancia y buenas manera. Buen rollo, incluso si te estás despepitando con los más mundanales conflictos de las relaciones humanas que te puedes imaginar. Por eso, no soporto ni de lejos la telerrealidad occidental, y estoy enganchado como un memo con esta «terraced house» de la que ya estoy anhelando una nueva entrega, que no sé cuándo se producirá. Espero que no tarde. Es que me resulta hasta relajante.

[Cine/TV] Adaptaciones de Fingersmith: Ah-ga-ssi (아가씨) (2016) y Fingersmith (2005)

Cine

Ah-ga-ssi (아가씨) (2016; 622016-0212) [Largometraje para la gran pantalla]

Fingersmith (2005) [Miniserie para la pequeña pantalla]

Sí. Y hoy voy a pares. Originalmente esta entrada estaba pensada para comentar uno de los estrenos del pasado viernes. La película coreana dirigida por Park Chan-wook (sigo la convención de extremo oriente según la cual el apellido va delante del nombre de pila) es una adaptación de la novela Fingersmith (en castellano, Falsa identidad) de Sarah Waters. Es la segunda vez que veo una película de Park en pantalla grande. No he visto la que probablemente es su película más famosa, he visto en la pantalla pequeña su díptico sobre sus simpatías por la venganza, Mr y Lady, que me gustaron, y sí que vi su incursión en el cine occidental, que no me gustó demasiado. Lo que hacía que yo fuese a ver la película que hoy nos ocupa con cierta reluctancia.

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No hemos visitado Corea todavía, la del sur, que la del norte es complicado. Pero Japón sí, y servirá de ilustración de la película de hoy.

Tras la película, al conocer que la novela había sido sujeto de una adaptación británica en televisión, bastante bien valorada, decidí ver esta antes de hacer el comentario de la película. Y si merecía la pena, hacer una valoración conjunta. Me llamó la atención que en cierto blog cinéfilo que sigo de vez en cuando se publicaran dos opiniones sobre la película que, en cierta medida eran contradictorias; una muy positiva y la otra,… no tanto. La primera no menciona la adaptación británica para televisión, la segunda sí, en términos muy elogiosos.

Vamos a la historia. Un estafador, Conde Fujiwara/Richard «Gentleman» Rivers (Ha Jung-woo/Rupert Evans) propone a un matrona de los bajos fondos que se dedica a criar niños abandonados para formas su tropa de rateros y carteristas («fingersmiths» en inglés), Sasaki/Sucksby (Kim Hae-suk/Imelda Staunton) un asunto que les proporcionará mucho dinero. Enviarán a una de sus mejores carteristas, Sook-hee/Susan Trinder (Kim Tae-ri/Sally Hawkins) como doncella de una noble, Hideko/Maud Lilly (Kim Min-hee/Elaine Cassidy). Ganándose su confianza, permitirá que sea seducida por el truhán que se casará con ella para despojarla de todo su dinero. Pero habrá que burlar al tío de la joven, que la mantiene encerrada. Kouzuki/Christopher Lilly (Jo Jin-woong/Charles Dance) es un bibliófilo con unos peculiares gustos, no aptos para todos los públicos.

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No he dicho que la versión británica siendo fiel a la novela de 2002, está ambientada en la Inglaterra victoriana, los truhanes pululan por Londres mientras que los Lilly habitan en una mansión en el campo. La versión coreana, sin embargo, se ambienta en la década de los años 30 en Corea, durante el periodo en que era una colonia japonesa. Los truhanes, coreanos, viven en alguna ciudad no especificada. Los nobles, en parte de ascendencia nipona en parte coreana pero niponizados, viven en una mansión alejada de la civilización. La versión coreana es bilingüe, con diálogos tanto en coreano como en japonés. El día que la vimos, no había sesiones dobladas programadas, sólo versiones originales. Un código de colores asistía al espectador no acostumbrado al sonido de los idiomas en el momento de distinguir si hablan en japonés o en coreano. Lo cual tiene su importancia.

La versión británica es la típica producción de época de la BBC, correctamente realizada en lo técnico, probablemente filmada con película de 16 mm (no consta en los datos en IMDb), como muchas producciones similares, con una muy buena ambientación, pero que descarga su atractivo en la potencia de la historia, que es bastante en este caso, y en la buena labor de los siempre competentes intérpretes británicos. Ambas protagonistas están excelentes, tanto Cassidy como Hawkins, y hay que hacer mención especial al trabajo de Imelda Staunton. Como anécdotas, papel antipático para «Tywin Lannister», y breve y «loco» papel para una irreconocible «Lady Mary Crawley», muy lejos todavía de la fama que le dio un famoso culebrón. Entiendo que es una versión que permanece fiel a la novela original de Waters.

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La versión coreana juega a ser un «peliculón». Drama que despliega todo tipo de pasiones y amoríos, realizado con una ambientación lujosa, rodado en este caso con las más novedosas técnicas de cine digital con una cuidada postproducción. A pesar de su localización en el extremo oriente en los años 30 del siglo XX, no deja de tener ese ambiente gótico tan propio de ciertas novelas británicas del siglo XIX, y que también han dado lugar a una diversidad de peliculones.

Pero ambas producciones, cuyo argumento discurre en paralelo, y con sorprendentes similitudes, hasta cierto punto, en un momento dado divergen. Y dan lugar a dos historias que, sobre la misma base, son distintas. Trasladan distinto mensaje y distintos valores. Por supuesto, es notable la relación entre las dos chicas protagonistas, la noble y la ratera convertida en doncella. También es mucho más intenso el contenido erótico de la versión coreana, mucho más explícita en las escenas de cama. Y mientras que la británica mantiene su tono de película heredera de los «Oliver Twist«, de infancia atormentada en la pobreza, y similares, la coreana tiende más a «les diaboliques«, y quiero dejar claro que lo he escrito en francés para obviar la totalmente prescindible versión yanqui. Ambas tienen un punto de reivindicación feminista, aunque más acusado por los triples giros en la trama que introduce la película coreana. La serie británica sin embargo es más profunda en la exploración social y en la confianza, o las traiciones a la confianza mutua, de las dos protagonistas principales, como tema principal.

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¿Cuál de las dos versiones es mejor? Pues según y cuando. Son para verlas de forma distinta. Ambas son muy apreciables. Yo disfruté bastante con la película, a pesar de mis prejuicios iniciales hacia el director. No carece de humor y de ironía, aunque es cierto que en determinados se recrea y enlentece la trama, mientras que otras situaciones las resuelve someramente y con poco detalle. La diferencia en el tratamiento que hacen ambas producciones sobre el paso por una institución en régimen cerrado de uno de los personajes es muy notable. A pesar de todo, la película se acerca a las dos horas y media de duración. La serie, con no mucho más tiempo disponible, media hora más en total, consigue marcar un ritmo más uniforme y firme, repartiendo mejor la importancia de cada una de las tres partes de la historia. Bien es cierto que la tercera ellas cambia mucho entre ambas producciones. Yo recomiendo las dos. Más profunda la serie de televisión, más espectacular la de pantalla grande. A la cual doy la valoración pertinente.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

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60 años de la Guerra de Corea, y sigue uno de los muros que en el mundo han sido

Historia

Hoy hace 65 años comenzó oficialmente, por lo menos según las cuentas del mundo occidental, la Guerra de Corea. Una guerra de la que hoy en día se habla mucho menos que otras, probablemente tapada por el recuerdo de la Guerra de Vietnam, pero que en su relativamente corta duración fue notablemente brutal por ambos bandos.

Corea estuvo bajo dominio japonés hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, en el que tras la oportunista intervención soviética en la guerra con el Japón, quedó dividida en dos áreas de ocupación divididas por el paralelo 38º. A partir de 1948 quedó confirmada la división de la península coreana en dos repúblicas, una apoyada por Estados Unidos en el sur y otra por la Unión Soviética en el norte.

Si bien el régimen norcoreano habla de una agresión por parte de la república del sur, lo cierto es que el 25 de junio de 1950 tropas masivas del norte atravesaron la frontera, arrollando al ejército del sur y a sus mal pertrechados aliados estadounidenses, que quedaron en una situación precaria, sosteniendo apenas una pequeña porción del territorio en torno a Pusán. Tras conseguir estabilizar la situación, el contraataque norteamericano fue igualmente contundente y en octubre de ese mismo año habían llegado al norte de la península a punto de hacerse con el control de la misma, unificando el país bajo el gobierno de la república del sur. Sin embargo, en ese mismo momento una intervención masiva de tropas chinas volvió a empujar a los surcoreanos y norteamericanos hacia el sur, perdiendo la capital, Seul. Finalmente, hubo cierta estabilización del frente en torno al mencionado paralelo 38º. Todo ello en el plazo de menos de un año. A partir de ahí fue un mantenimiento del statu quo, hasta la firma del alto el fuego en julio de 1953. No se ha firmado la paz; oficialmente, persiste el estado de guerra.

Lo cierto es que fue una guerra extremadamente cruel y sangrienta, con un elevadísimo número de víctimas civiles, provocadas por ambos bandos. Incluso Picasso pintó su particular versión de las muertes de civiles por el ejército norteamericano. Sin embargo, tengo la sensación de que es una guerra más desconocida que otras. Entre la euforia de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, y la turbidez de los años del Vietnam, da la sensación de que ha quedado poco entendida. No son muchas las referencias populares a este conflicto. Por supuesto, está esa delicia de filme que fue M.A.S.H., donde con mucho sarcasmo se pone en solfa la institución militar en el marco de este conflicto, y la serie derivada de ella, mucho más correcta políticamente. Hubo también algunos filmes propagandísticos por parte de Hollywood, pero de calidad muy diversa.

En cualquier caso, hace unos días el fotoblog de The Denver Post publicó una colección de 119 fotografías de aquel conflicto que merecen la pena ser vistas, y que aprovecho como excusa para recordar tan relevante hecho histórico.

En la playa de Sopot

Hoy comienzo las vacaciones; hace dos años fue en dirección a Polonia, en la imagen la playa de Sopot, este año... ya os lo contaré - Fujifilm Finepix F10