[TV] Cosas de series; en el terreno de la fantasía y de la realeza

Televisión

Series de origen europeo, suponiendo que podamos considerar que el Reino Unido sea parte de Europa, que no es lo mismo que la Unión Europea, y no se haya convertido en un universo paralelo y alienígena. En cualquier caso, dos de Netflix y una de HBO. Dos británicas y una alemana. Y con mucha fantasía por el medio, incluso en la que se basa en hechos reales, me parece a mí.

Como hay mucho británico en las series de hoy, ilustraré la entrada con fotografías de mi visita a Stratford-upon-Avon, la ciudad natal de William Shakespeare en las Midlands inglesas. ¿Que cosa más británica/inglesa puede haber, dejando de lado a los rancios y apolillados Windsor?

Con cambio de protagonistas, como era de esperar para ajustarse al envejecimiento de los personajes, hemos asistido a la quinta temporada de The crown. La celebrada serie de Netflix, una ficción razonablemente verosímil, pero ficción, basada en hechos reales entorno a la difunta Isabel II de Inglaterra (Imelda Staunton) y su familia. Con especial atención en esta temporada al actual Carlos III de Inglaterra (Dominic West), a su anterior y difunta exposa, Diana de Gales (Elizabeth Debicki), y en menor medida a Felipe de Edimburgo (Jonathan Pryce) y otros miembros de la familia, allegados, apegados y advenedizos. Con la aparición estelar del erotismo de retrete de Camilla Parker-Bowles (Olivia Williams), actualmente reina consorte Camila de Inglaterra. Cuando digo «de Inglaterra» hay que considerar que habría que incluir también el resto de los «dominios» del Reino Unido y países de la Commonwealth que reconocen al soberano británico como jefe del estado. Los acontecimientos de esta quinta temporada han correspondido a la ajetreada época que sufrieron en los años 90, muy centrados en las desavenencias entre los príncipes de Gales, aunque con otros derivados o asuntos en paralelo. Pensaba que terminaría con el finiquito al personaje de Diana de Gales… pero no. Eso lo dejan para la sexta temporada. En cualquier caso, sigue siendo una muy buena serie, aunque haya perdido ya el factor sorpresa y novedad de las primeras temporadas. Las nuevas «chicas», Staunton, Debicki, Williams y otras, siguen haciendo papeles tremendamente creíbles y bien adaptados, mientras que a los nuevos «chicos» me cuesta más verlos en sus personajes. No porque lo hagan mal, hacen lo que pueden… pero no los veo. En cualquier caso, sigue siendo una serie muy recomendable.

Hace unos años, una serie alemana de fantasía/ciencia ficción, no sé cómo calificarla porque no terminé de verla, sorprendió al público de Netflix, y tuvo gran éxito. No terminé de verla porque era tan compleja, que a lo que llegó su segunda temporada se me había olvidado casi todo y no tenía ganas de volver a ver la primera temporada para que la segunda y la última tuvieran sentido. Pues bien, de sus creadores ha llegado 1899, que empecé a ver con reticencia por si me sucedía lo mismo. Esforzarme en una primera temporada para que luego me costase excesivo esfuerzo retomarla al cabo del tiempo. Pues bien, sin preocupaciones, porque a pesar del éxito y las buenas críticas, a Netflix no le han salido las cuentas y la han cancelado. Con un reparto coral y multinacional, recorremos la peripecia del pasaje de un trasatlántico tipo «Titanic» que recibe una llamada de socorro de un gemelo suyo desaparecido, y que como consecuencia también empieza a sufrir las consecuencias de una realidad alterada que va afectando profundamente al pasaje. Evitando destripar la serie, esta se mueve entre la intriga y la fantasía hasta desembocar en el ámbito de la ciencia ficción en sus últimos compases. Que para mí es cuando la cosa empieza a tener más interés… pero nos quedaremos sin saber qué narices pasa en realidad. Netflix no encuentra su rumbo y lleva un tiempo dando bandazos. Todas las plataformas los dan; la cuenta de resultados pesa mucho en la toma de decisiones, lo que genera la frustración de los espectadores tarde o temprano. Por mi cabeza ha pasado ya en varias ocasiones la idea de mandarlos a freír espárragos. Es difícil recomendar una serie de misterio inacabada. Pero no está mal si te gusta este tipo de ficción.

Y la que sí que ha llegado a término es la fantasía basada en las novelas de Philip Pulman, His dark materials. Reconozco que estuve a punto de abandonarla en algún momento durante la segunda de las tres temporadas que la componen. La serie tiene logros notables, pero también tiene momentos débiles. También es de las que complican enormemente la trama, como múltiples ramificaciones, que son llevaderas en forma literaria, pero que en formato audiovisual, no siempre es fácil equilibrar el seguimiento y el cierre progresivo de todas las subtramas. También hay un problema de reparto, con algunos logros notables, entre los que he de considerar la presencia de Ruth Wilson, solidísima actriz británica, encarnando el personaje más complejo e interesante de la historia. Sin embargo, los dos protagonistas juveniles, Dafne Keen como protagonista principal y Amir Wilson como su partenaire principal, no siempre me convencen. Son dos intérpretes que empezaron en su preadolescencia y han terminado la serie hacia el final de su adolescencia, pero con todavía una falta de madurez interpretativa, que no han terminado de alcanzar. La chica protagonista resultaba más convincente al principio, por su aire más espontáneo, con una edad más temprana, pero no me ha parecido que mantuviera la solidez con el tiempo. No es que lo haga mal. Ninguno de los dos. Pero no sé si están a la altura de la encomienda de sostener una serie de por sí compleja. No obstante, la tercera y última temporada ha estado bien desarrollada, proporcionando buenos cierres a todos los hilos pendientes, y lo único que me ha chirriado ha sido el prescindible último episodio, que no sé hasta que punto interpretarlo como un pie a futuras secuelas. Bien. Visible. Con momento muy buenos. Pero sin más.

Como curiosidad, Ruth Wilson/Mrs. Coulter y Dominic West/Carlos de Gales coprotagonizaron hace un tiempo una serie que tuvo momentos excelentes… como amantes.

[Cine/TV] Adaptaciones de Fingersmith: Ah-ga-ssi (아가씨) (2016) y Fingersmith (2005)

Cine

Ah-ga-ssi (아가씨) (2016; 622016-0212) [Largometraje para la gran pantalla]

Fingersmith (2005) [Miniserie para la pequeña pantalla]

Sí. Y hoy voy a pares. Originalmente esta entrada estaba pensada para comentar uno de los estrenos del pasado viernes. La película coreana dirigida por Park Chan-wook (sigo la convención de extremo oriente según la cual el apellido va delante del nombre de pila) es una adaptación de la novela Fingersmith (en castellano, Falsa identidad) de Sarah Waters. Es la segunda vez que veo una película de Park en pantalla grande. No he visto la que probablemente es su película más famosa, he visto en la pantalla pequeña su díptico sobre sus simpatías por la venganza, Mr y Lady, que me gustaron, y sí que vi su incursión en el cine occidental, que no me gustó demasiado. Lo que hacía que yo fuese a ver la película que hoy nos ocupa con cierta reluctancia.

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No hemos visitado Corea todavía, la del sur, que la del norte es complicado. Pero Japón sí, y servirá de ilustración de la película de hoy.

Tras la película, al conocer que la novela había sido sujeto de una adaptación británica en televisión, bastante bien valorada, decidí ver esta antes de hacer el comentario de la película. Y si merecía la pena, hacer una valoración conjunta. Me llamó la atención que en cierto blog cinéfilo que sigo de vez en cuando se publicaran dos opiniones sobre la película que, en cierta medida eran contradictorias; una muy positiva y la otra,… no tanto. La primera no menciona la adaptación británica para televisión, la segunda sí, en términos muy elogiosos.

Vamos a la historia. Un estafador, Conde Fujiwara/Richard «Gentleman» Rivers (Ha Jung-woo/Rupert Evans) propone a un matrona de los bajos fondos que se dedica a criar niños abandonados para formas su tropa de rateros y carteristas («fingersmiths» en inglés), Sasaki/Sucksby (Kim Hae-suk/Imelda Staunton) un asunto que les proporcionará mucho dinero. Enviarán a una de sus mejores carteristas, Sook-hee/Susan Trinder (Kim Tae-ri/Sally Hawkins) como doncella de una noble, Hideko/Maud Lilly (Kim Min-hee/Elaine Cassidy). Ganándose su confianza, permitirá que sea seducida por el truhán que se casará con ella para despojarla de todo su dinero. Pero habrá que burlar al tío de la joven, que la mantiene encerrada. Kouzuki/Christopher Lilly (Jo Jin-woong/Charles Dance) es un bibliófilo con unos peculiares gustos, no aptos para todos los públicos.

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No he dicho que la versión británica siendo fiel a la novela de 2002, está ambientada en la Inglaterra victoriana, los truhanes pululan por Londres mientras que los Lilly habitan en una mansión en el campo. La versión coreana, sin embargo, se ambienta en la década de los años 30 en Corea, durante el periodo en que era una colonia japonesa. Los truhanes, coreanos, viven en alguna ciudad no especificada. Los nobles, en parte de ascendencia nipona en parte coreana pero niponizados, viven en una mansión alejada de la civilización. La versión coreana es bilingüe, con diálogos tanto en coreano como en japonés. El día que la vimos, no había sesiones dobladas programadas, sólo versiones originales. Un código de colores asistía al espectador no acostumbrado al sonido de los idiomas en el momento de distinguir si hablan en japonés o en coreano. Lo cual tiene su importancia.

La versión británica es la típica producción de época de la BBC, correctamente realizada en lo técnico, probablemente filmada con película de 16 mm (no consta en los datos en IMDb), como muchas producciones similares, con una muy buena ambientación, pero que descarga su atractivo en la potencia de la historia, que es bastante en este caso, y en la buena labor de los siempre competentes intérpretes británicos. Ambas protagonistas están excelentes, tanto Cassidy como Hawkins, y hay que hacer mención especial al trabajo de Imelda Staunton. Como anécdotas, papel antipático para «Tywin Lannister», y breve y «loco» papel para una irreconocible «Lady Mary Crawley», muy lejos todavía de la fama que le dio un famoso culebrón. Entiendo que es una versión que permanece fiel a la novela original de Waters.

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La versión coreana juega a ser un «peliculón». Drama que despliega todo tipo de pasiones y amoríos, realizado con una ambientación lujosa, rodado en este caso con las más novedosas técnicas de cine digital con una cuidada postproducción. A pesar de su localización en el extremo oriente en los años 30 del siglo XX, no deja de tener ese ambiente gótico tan propio de ciertas novelas británicas del siglo XIX, y que también han dado lugar a una diversidad de peliculones.

Pero ambas producciones, cuyo argumento discurre en paralelo, y con sorprendentes similitudes, hasta cierto punto, en un momento dado divergen. Y dan lugar a dos historias que, sobre la misma base, son distintas. Trasladan distinto mensaje y distintos valores. Por supuesto, es notable la relación entre las dos chicas protagonistas, la noble y la ratera convertida en doncella. También es mucho más intenso el contenido erótico de la versión coreana, mucho más explícita en las escenas de cama. Y mientras que la británica mantiene su tono de película heredera de los «Oliver Twist«, de infancia atormentada en la pobreza, y similares, la coreana tiende más a «les diaboliques«, y quiero dejar claro que lo he escrito en francés para obviar la totalmente prescindible versión yanqui. Ambas tienen un punto de reivindicación feminista, aunque más acusado por los triples giros en la trama que introduce la película coreana. La serie británica sin embargo es más profunda en la exploración social y en la confianza, o las traiciones a la confianza mutua, de las dos protagonistas principales, como tema principal.

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¿Cuál de las dos versiones es mejor? Pues según y cuando. Son para verlas de forma distinta. Ambas son muy apreciables. Yo disfruté bastante con la película, a pesar de mis prejuicios iniciales hacia el director. No carece de humor y de ironía, aunque es cierto que en determinados se recrea y enlentece la trama, mientras que otras situaciones las resuelve someramente y con poco detalle. La diferencia en el tratamiento que hacen ambas producciones sobre el paso por una institución en régimen cerrado de uno de los personajes es muy notable. A pesar de todo, la película se acerca a las dos horas y media de duración. La serie, con no mucho más tiempo disponible, media hora más en total, consigue marcar un ritmo más uniforme y firme, repartiendo mejor la importancia de cada una de las tres partes de la historia. Bien es cierto que la tercera ellas cambia mucho entre ambas producciones. Yo recomiendo las dos. Más profunda la serie de televisión, más espectacular la de pantalla grande. A la cual doy la valoración pertinente.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

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