[Libro] Nanas para un principito

Literatura

Conozco a AnaAnvica para algunos, de aventuras fotográficas. Siempre me da una «insana» envidia su X100. Pero también desde hace ya un par de años sigo Aventarte, un blog que dinamiza con una amiga, y que define muy bien la frase que acompaña al título; un lugar de cuentos, imágenes y sentimientos. En los últimos años, para la primavera han lanzado una iniciativa, un concurso, que titulan Apadrina un libro. La idea me pareció excelente desde el momento que la conocí. Pedir a la gente que recomendasen un libro que hubiesen leído con un comentario que permitiese a futuros lectores del mismo intuir qué podían encontrar. Por qué ese libro era interesante. Y a ser posible libros «alejados» de la corriente principal editorial, de los superventas, de los poderosos conglomerados editoriales. Autores poco conocidos, o noveles, o libros de pequeñas editoriales aventureras y arriesgadas. He participado dos años; en 2013 y en 2014. La única pena es que parece la iniciativa no recibe la respuesta que merece, y cada vez somos menos los que nos animamos a participar.

En cualquier caso, las animadas chicas de Aventarte decidieron premiarnos a los participantes con un libro y unos detallas. Y aquí estos para comentar el libro. Y dar las gracias a AnaAnabel, y a animarlas para el futuro.

Nanas para un principito
Manuel Cortés Blanco, textos; Raquel Ordóñez Lanza, ilustraciones
MAR Editor, 2014

El libro me llegó con dos detalles; una fotografía realizada por Ana y un simpático marcapáginas de ganchillo

El libro me llegó con dos detalles; una fotografía realizada por Ana y un simpático marcapáginas de ganchillo.

A lo largo de unos 20 capítulo, tal vez alguno más, el autor pone en boca de su hijo recién nacido, después un bebé, y durante los dos primeros años de vida del niño, sus observaciones sobre el mundo, la sociedad, la familia, la paternidad y la creatividad. El autor de los textos, Manuel Cortés Blanco, además de médico, colaborador con alguna que otra organización no gubernamental que le llevan a pasar temporadas lejos de casa en causas humanitarias, escribe y es narrador de historias. Cuentacuentos. Por lo que cada capítulo, que va reflejando las experiencias del niño y las reflexiones del padre, se complementa con un pequeño relato, un cuento al estilo de los de antaño, de países de «erase una vez que se era».

Este es un libro que yo he leído intentando ser fiel de alguna manera a su espíritu. Mientras durante el día afrontaba las lecturas de Murakami, ya comentado, y Modiano, quizá la semana que viene, casi todas las noches en las últimas tres o cuatro semanas he leído un capítulo del libro, por consiguiente, me he acostado a dormir con la lectura de un cuento. Capítulos y cuentos que intentan transmitir unos valores. Los que el autor propone para la educación de su hijo, pero que al hacerlos públicos, lleva implícita la propuesta para el conjunto de sus lectores. Valores de tolerancia y compromiso social, con unas gotitas de conservadurismo moderado en su visión de la familia y del medio urbano y rural. Por lo menos, así los he percibido yo.

La lectura del libro me ha retrotraído en el tiempo a la época de mis 12 o 13 años, cuando leí Corazón (Cuore) de Edmundo de Amicis. Un libro que también nos contaba la cotidianidad de un niño, con una exaltación de una serie de valores sociales y familiares, salpicado de cuentos y relatos cortos, algunos más famosos que el propio libro que los contiene.

León es la ciudad en la que transcurren la mayor parte de las "aventuras" de este "principito" moderno; lugar en la que estuve hace ya catorce años, admirando un fenomenal locomotora de vapor, de las de antaño.

León es la ciudad en la que transcurren la mayor parte de las «aventuras» de este «principito» moderno; lugar en la que estuve hace ya catorce años, admirando un fenomenal locomotora de vapor, de las de antaño.

El libro, desde su título, hace constantes referencias a Le Petit Prince de Saint-Exupéry, que no está mal, aunque es un texto realmente notable, pero sobre el que considero que sufre una sobreexposición social y mediática que hace que se cite en todo momento y circunstancia, incluso cuando no viene al caso o no hay correlación entre la idea expuesta y lo que en la novela corta del piloto francés se refleja. No digo que pase esto con el libro de Manuel Cortés; pero si reconozco que genera en mí una desconfianza contra la que tengo que luchar con el fin de ser… si no objetivo, al menos ecuánime. Al igual que aquel «principito» este también es un libro ilustrado, con las estimables ilustraciones de Raquel Ordóñez Lanza.

Dado el potencial público de un libro de estas características, en conjunto me parece una propuesta adecuada y equilibrada. Sin muchos riesgos. Lo normal es que las experiencias de trabajo del autor en determinados entornos como consecuencia de su trabajo en las organizaciones no gubernamentales podrían dar lugar a reflexiones más complejas, más duras, quizá no tan esperanzadas con el género humano, si tengo que basarme en mis conversaciones con otras personas que han participado en proyectos similares. Pero aquí se centra en unos valores básicos de compromiso social y familiar que no vienen mal. Aunque reconozco que en el mundo en que nos toca vivir, un reconocimiento a las realidades familiares diversas y no basadas en la familia tradicional que aquí se nos presenta, podría llegar a más público. O estar más comprometido con la realidad social. Ya digo que me ha parecido percibir un toque de conservadurismo. Moderado. Pero que ahí está.

En cualquier caso mi agradecimiento a los autores y a Aventarte por permitirme asomarme a esta venta de historias y cuentos, que nunca viene mal.

Pero también mantienen relaciones con Zaragoza, y ahora no tengo el libro a mano mientras escribo esto pero el niño ¿fue bautizado si no recuerdo mal en la Seo? Mira tú.

Pero también mantienen relaciones con Zaragoza, y ahora no tengo el libro a mano mientras escribo esto pero el niño ¿fue bautizado si no recuerdo mal en la Seo? Mira tú.

[Cine] Nebraska (2013)

Cine

Nebraska (2013), 14 de febrero de 2014.

Después del interludio teatral francés de la semana pasada, volvemos a las películas oscarizables, afortunadamente en esta ocasión en versión original. Alexander Payne ha realizado en la última década pocas películas pero bastante interesantes, analizando sobretodo los problemas de los hombres de mediana edad, bien sea en sus relaciones con las mujeres o con sus familias. Aquí nos centraremos en una relación padre-hijo que no siempre ha ido bien.

Woody Grant (Bruce Dern) está mayor, muy mayor. Y lleva muchos años con problemas de bebida que ocasionan conflictos con su mujer, Kate (June Squibb), y sus hijos, David (Will Forte)Ross (Bob Odenkirk). Ahora se le ha metido en la cabeza que un folleto de marketing que ha recibido es realmente un aviso de que le ha tocado un millón de dólares en un sorteo. Por lo que constantemente se escapa de casa para ir de Billings en Montana hasta Lincoln en Nebraska. Finalmente, David se compromete a llevarlo para que comprueba la realidad. Pero un accidente les obligará a pasar un fin de semana en el pueblo natal de sus padres, donde se encontrarán con los viejos amigos y familiares de Woody, y donde el hijo empezará a conocer mejor quién es su padre.

Paisaje miraflores

Estos paisajes alterados por el hombre en los alrededores de Zaragoza le pegan al filme de hoy, aunque quizá los tendría que haber procesado en blanco y negro.

Un repaso a las relaciones familiares, especialmente padre-hijo, en la América más profunda de las grandes llanuras. Realizada con sobriedad, con un blanco y negro que despoja la cinta de cualquier elemento superfluo, es una película básicamente de caracteres, de diálogos y de situaciones. Planteada con gran honestidad, ni se recrea en los aspectos más dolorosos de la senilidad, ni pasa por alto por ellos, encontrando un equilibrio más que razonable. Lejos de tratar con condescendencia al anciano, nos cuenta su historia y sus motivaciones. Y poco a poco aprendemos qué cosas son importantes en las familias.

Película que evidentemente descansa en gran medida en el excelente trabajo actoral de un reparto que normalmente pasa desapercibido por no encontrar actores de campanillas ni de primera línea. Sin embargo, este elenco tiene poco que envidiar a otras producciones más prestigiosas con las que tiene que competir en esta temporada de premios.

Es difícil que una película con este sabor independiente y alejado del estilo de las grandes producciones pueda tener un gran éxito en la cada vez más cercana ceremonia de entrega de los eunucos dorados. Pero a mí personalmente me ha llegado bastante más, me ha parecido más trascendente que la mayoría de las favoritas. Yo la votaría para algún premio. Seguro.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****
Paisaje miraflores

Pero me gusta ser fiel a la idea original que llevo en la cabeza cuando tomo las fotografías, y estaban pensadas para el color, y así las dejo.

[Cine] De tal padre, tal hijo (2013)

Cine

De tal padre, tal hijo (Soshite chichi ni naru, 2013), 30 de noviembre de 2013.

Vaya dos semanas dedicadas a cómo ven los directores de cine las relaciones familiares. Si hace una semana veíamos Tôkyô kazoku (Una familia de Tokio), nueva versión de Tôkyô monogatari (Cuentos de Tokio), en los días siguientes por gentileza de una cadena por satélite volvía a ver la original, que se confirma como muy superior, tanto en la forma como en los elementos de la historia, por iguales que parezcan en este aspecto, esta semana nos hemos ido a ver esta última película de Hirokazu Koreeda, muy premiada y reconocida en festivales de cine. Además, después del buenísimo sabor de boca que nos dejó Kiseki (Milagro), del mismo director, parecía obligatorio ir a verla. La lastima es que no ha llegado a Zaragoza en versión original.

Huertos del Parque de la Memoria

Frente al entorno urbano, de grandes rascacielos considerados como grandes logros, el ambiente semirural, sencillo, los huertos y los parques.

En esta ocasión nos presenta a Ryota Nonomiya (Masaharu Fukuyama), un arquitecto de éxito, para quien el trabajo y el éxito lo es todo después de venir de una familia y un ambiente difíciles, que además tiene lo que parece una familia prácticamente ideal. Una esposa, Midori (Machiko Ono), guapa, cariñosa y dedicada, con un hijo en quien proyectar sus anhelos de futuro. De repente, cuando el niño cumple 6 años, les llaman de la clínica donde nació anunciándoles que hubo un error en el nacimiento. Y hubo un intercambio de niños. Su hijo biológico ha sido criado por los Saiki, una familia de clase trabajadora, con tres niños, que salen adelante con una tienda de reparaciones electrónicas. La madre, Yukari (Yôko Maki), es cariñosa y atenta, pero enérgica y nada sobreprotectora. El padre es una aparente catástrofe de hombre, Yudai (Rirî Furankî a veces escrito Lily Franky), pero todo corazón. El dilema viene sobre qué hacer. Intercambiar o no a los niños. Quedarse con el que cada familia a cuidado durante seis años, u optar por el tirón de la sangre.

Frente al dinamismo y alegría que nos trasmitía la película antes comentada del mismo director, aunque no faltasen los problemas, en esta ocasión estamos ante un filme más introspectivo, más reflexivo. Estamos ante una serie de personas que se ven enfrentadas ante un fuerte dilema, que tiene que trastocar mucho sus vidas. ¿Quién es su hijo? ¿Ese niño que han estado queriendo, cuidando y educando durante seis años, y que en ningún momento han visto de otra forma que no fuese como un hijo propio? ¿O es ese niño totalmente desconocido, de costumbres extrañas, pero que lleva tus mismos genes, tu misma «sangre»? La familia protagonista son los Nonomiya; una familia privilegiada, pero insatisfecha. Vemos una madre cariñosa y preocupada, pero dañada por las circunstancias y consecuencias de su maternidad. Vemos un padre que nunca estará satisfecho, porque más que querer aspirar a ser algo, está luchando por escapar de algo. Y un niño cogido en medio, condenado a sufrir unas expectativas que no sabemos, que no sabe, si puede llegar a satisfacer. Hay muchos detalles que son significativos. Y alguno demoledor. Tremendo el certamen de piano. La cantidad de cosas que es capaz de decir el director en escenas en las que no se dice una sola palabra. Qué capacidad para el lenguaje cinematográfico. Qué drama el del padre atrapado en su propia trampa moral. No me estoy olvidando de los Saiki. Son fundamentales en la película. Pero no son los protagonistas. Son los antagonistas. Son personas satisfechas con lo que se les ha dado. Que viven la vida con mucha más sencillez. Pero no nos están contando sus dilemas, sus problemas, sus conflictos. No caigamos en la trampa. Están ahí para que los rasgos de Nonomiya aparezcan más acusados. En el borde de la distorsión. Tremenda exposición de conflictos éticos.

Todo ello con colaboración necesaria de unos intérpretes muy contenidos, pero muy eficaces en sus trabajos, que encarnan perfectamente a los personajes. Probablemente, el hecho de que no sean para nosotros intérpretes conocidos, los hacen más creíbles, los vemos con menos prejuicios en sus respectivos papeles. La lastima es el doblaje. Que hace que nos perdamos muchos matices que están ahí.

Una película recomendable. No para los tontos ruidosos e impacientes que no hicieron más que molestar, probablemente porque no tenían ni idea de qué película iban a ver. Si lo que te va es empapuzarte de palomitas mientras ves a ruidosos y verborreicos personajes evolucionar sin sentido, pero con muchas explosiones, y a veces vestidos con pijamas de colores, esta película probablemente no sea para ti. Si te interesa una interesante reflexión sobre la paternidad, la familia, los modelos de convivencia, con drama, pero con alguna ocasión para el (buen) humor.

Valoración

  • Dirección: **** Me parece impresionante su capacidad para contar una historia con diálogos contenidos.
  • Interpretación: *** Gran credibilidad en interpretaciones también muy contenidas.
  • Valoración subjetiva: ****  Una película que mejora con el recuerdo de la misma.

Esta película va a quedar incluida en mi colección de películas sobre Cine y Fotografía. Ficha de la película.

Parque de la Memoria

Y un momento de inflexión en el protagonista de la película al pasear entre árboles, y tomar conciencia de lo que tarda la naturaleza en construir sobre lo que el ser humano destruye.