Pues esto se cuenta pronto. Como la predicción meteorológica no era buena, hemos decidido ir de museos. Y con esa intención hemos salido del hotel. Lo que pasa es que a primera hora de la mañana han salido algunos rayos de sol y nos hemos entretenido entre algunos canales, el beaterio (Beginhof) y el mercado de las flores.
Cumplido este trámite, y con amenazadoras nubes acechando, hemos visitado tres museos. El primero ha sido capricho mío. Y me ha gustado. Ha sido el Foam_Fotografiemuseum Amsterdam. Una cucada de casita a orillas de un canal en el que los diversos pisos sirven para distintas exposiciones así como para la actividad editorial de la institución. Luego, los típicos; el Rijksmuseum y el Van Gogh. Ambos estaban hasta el culo de gente. Menos mal que habíamos tenido la precaución de sacar la entrada por internet, lo que nos ha evitado las colas.
Tras los museos, y habiendo comido en el Van Gogh, nos hemos paseado para bajar el pollo por el Vondelpark, y hemos tomado café en la cacería del Hotel Americano. Muy mona y colorida.

Algunos rayos de sol se asoman tímidamente en Vondelpark; a estas alturas ya ha caído algún chaparron.
Tras pasar por el hotel para dejar algunos bultos, y abrigarnos un poco más para el final de la tarde, hemos salido ha pasear entre los canales. Claro, como nos habíamos abrigado, hemos tenido sol toda la tarde. Claro que a la sombra y con vientecillo,… hacía una rasca.
Finalmente, antes de cenar hemos paseado por la zona comercial del centro. Hoy jueves, los comercios cierran a las nueve de la noche, y había mucho ambiente. Hemos cenado en un garitillo muy majete, con unos holandeses muy simpáticos, y ya nos hemos venido al hotel porque se ha puesto a llover. A tomar un chisme y a escribir estas líneas. Y hasta mañana.