Bueno. Hoy ha salido el sol. Por lo menos, toda la mañana y una parte apreciable de la tarde. No es que nos hayamos librado del chaparrón de turno. Pero bueno. No se ha notado tanto el frío y han dado más ganas de pasear. Desde primera hora de la mañana, ya que hemos ido caminando, paseando entre canales hasta nuestro primer destino.
Primer destino que no era otro que la iglesia clandestina del ático, en la zona vieja de la ciudad. Una curiosidad más que nada. Después hemos ido a ver la Iglesia Vieja, notable templo, que estaba en parte en restauración.

Las vidrieras de la Iglesia Vieja están más dedicadas a los notables de la ciudad que a las cosas religiosas.
Hemos seguido paseando. Ante tanto sol, queríamos conocer las zonas verdes de la ciudad y nos hemos dirigido hacia Plantage, para encontrarnos que la mayor parte de estas zonas verdes son de pago. Que si un jardín botánico, que si un zoo, que si… lo que fuese. Hemos optado por el jardín botánico, y no nos hemos arrepentido porque, aunque pequeño, los invernaderos están muy bien. Especialmente el de las mariposas.

Con el calor que tienen y lo activas que están, ¡qué difícil es fotografiar a las bonitas mariposas de este invernadero!
Hemos aprovechado para comer allí. Después, visto que lo más importante de la ciudad estaba ya paseado, hemos ido tranquilamente hacia la estación. Nos hemos ido a pasar la tarde a Haarlem.
Haarlem es una ciudad muy mona, cuya zona más interesante, descontados los museos, se ve en un ratito. Nos han llamado la atención las tiendas de quesos, las casitas adosadas a la catedral y habilitadas como negocios de todo tipo,… ¡y un molino de los chachos! Que pena que se haya puesto de llover, y lo hayamos pillado con tiempo gris.
Pero en fin, es lo que tiene el turismo. Te pasan estas cosas. Así que hemos vuelto a Amsterdam y hemos hecho tiempo para cenar dando un paseo sin mucho rumbo. Como quien no quiere hemos dado con la que debe ser la calle de putas más estrecha del mundo… y no la habíamos encontrado en ninguna guía. Que cosas.