Pues en principio, ya vale de Amsterdam. En cualquier caso, el último día, el domingo, dará tiempo a dar alguna vuelta más por la populosa ciudad holandesa. En cualquier caso, hoy era un día para dar una vuelta por el país.
En primer lugar, nos hemos ido a La Haya, la capital. El objetivo principal era visitar el Maurithuis, un pequeño museo donde se exhibe la colección de pinturas de la Casa Real. Y las hay famosas, como la Joven de la Perla de Vermeer, o la Lección de anatomía de Rembrandt. Un paseíllo por los patios del Parlamento neerlandés, y luego nos hemos hecho un lío sobre qué queríamos a hacer que nos ha llevado a pillar una mojadina por la lluvia sin conseguir nada en claro. Así que hemos comido algo, y después con buen tiempo, hemos ido volviendo hacia la estación.

La Mauritshuis, sede del museo que guarda la colección de pinturas reales, con la Joven de la perla como emblema.

Hacía frío, y vientecillo, pero estos chicos no han dudado en despojarse de sus abrigos, obsérvense al fondo, para quedar glamurosos en tan melosas fotos.
El siguiente destino era la coqueta ciudad de Delft, entre La Haya y Rotterdam, a pocos kilómetros de ambas. Y vuelta a llover, aunque nos ha dado tiempo a refugiarnos visitando la imponente iglesia que hay el la Grotte Markt. Después ha salido el sol, con su arco iris y todos y hemos dado un bonito paseo por entre los canales de la ciudad.

Cuando la luz aparece como aparece, el fotógrafo aficionado sabe que ha sido bueno y está siendo recompensado.
Y el siguiente destino, uno totalmente desconocido para mí. La ciudad de Leyden, que aunque mayor que Delft, también es muy coqueta, con su casco histórico rodeado de canales, su universidad con sus jardines y una tranquilidad muy relajan a la caída de la tarde. Hemos cenado allí, antes de volver a Amsterdam. Mañana, último día.