Hoy traigo dos temporadas de dos series muy distintas, pero que básicamente hablan de lo mismo. En una encontramos a viejos amigos, en la otra encontramos a algunos nuevo.

Como en otras entradas televisivas, aprovecho para mostrar ejemplos de lo que aparece en mi tumblelog viajero (enlaces al final). Como las trincheras de la guerra civil española en la sierra de Alcubierre en Aragón (fotografía del encabezad), o esta vista de los jardines del palacio de Schönbrunn en Viena, Austria.
Terminó recientemente la tercera temporada de You’re the Worst, comedia de situación que parte de la premisa de que los dos protagonistas, improbablemente destinados a ser pareja, son dos personas sumamente egoístas. Y a pesar de todo ligan y empiezan a tener emociones desinteresadas hacia el otro. Esta tercera temporada comenzaba con la necesidad de los dos protagonistas de lidiar con sus puntos más débiles. Con los episodios de depresión de Gretchen (Aya Cash) y con la muerte de su padre en el caso del muy británico Jimmy (Chris Geere). Por su puesto, acompañados por las desventuras eventuales de Lindsey (Kether Donohue) y Edgar (Desmin Borges), mejores amigos respectivos, y que especialmente en esta ocasión han actuado más con desahogo cómico de las vicisitudes de los protagonistas, pero sin perder ocasión para mostrar sus propios dramas. La serie sigue siendo muy interesante, aunque tengo la sensación de que ha perdido un poco de la pegada de las dos primeras temporadas. En las anteriores, los guionistas ofrecieron a los intérpretes momentos estupendos para lucirse, especialmente Aya Cash, que sabe dar muy bien a su personaje ese punto a la vez caradura y sensual, siendo que no tiene un físico especialmente llamativo. En esta, la línea ha sido más plana, constante eso sí, y quizá la serie ha perdido un poquito de intensidad como decía. Peor son episodios cortitos de algo más de veinte minutos que se ven muy bien.

También más cerca, el claustro de la seo vieja de Lérida.
La otra serie ha sido la primera temporada de Easy. En esta ocasión, cada episodio ha contado las peripecias de una pareja o grupo de personas distintos, poniendo sobre la mesa los problemas de las relaciones humanas. Principalmente las sentimentales, pero no sólo. También ha explorado las familiares de otro tipo. Hermanos, paternidad/maternidad, etcétera. Aunque los protagonistas de cada episodio, ocho en total de algo más de 20 minutos, han variado, la serie ha estado en modo «vidas cruzadas», por lo que algunos personajes han aparecido en más de un episodio. Si en uno era personajes secundarios, en otro eran protagonistas o viceversa. Curiosamente hemos tenido también a Aya Cash en un par de episodios. Pero no han faltado otras caras conocidas. Por ahí ha aparecido el «elfo» Orlando Bloom, la polifacética Kate Micucci, la guapa sueca Malin Akerman, la no menos guapa británica Gugu Mbatha-Raw, que últimamente parece que está por todos lados, y otras caras que nos resultan conocidas de series o películas diversas, pero de cuyos nombres no solemos acordarnos. Quizá no ha sido una serie tan llamativa como otras de la factoría Netflix a la que pertenece, a pasado más desapercibida, y eso se nota por ejemplo en la valoración que los votantes de IMDb ofrecen. Pero yo creo que tiene momentos muy buenos, algunos muy divertidos, y otros con tonos más dramáticos, incluso si no lo parecen.

O el amanecer en los llanos de la Violada, en Aragón.