Dos series dejé finiquitadas antes de irme de vacaciones a Dinamarca. Dos series que supongo miniseries, es decir, que tienen una temporada única. Son muy distintas. Una tiene un carácter más bien anecdótica, mientras que la otra tiene más enjundia. Empecemos por lo leve.
Se trata de Dramaworld. Una pequeña parodia de 10 capítulos de unos 15 minutos de duración de promedio cada uno sobre los dramas coreanos. Una joven universitaria norteamericana (Liv Hewson) tiene una vida poco interesante, y está enganchada a los dramas coreanos que se emiten en los servicios de vídeos bajo demanda. En un momento dado, se verá trasladada al peculiar mundo de estos dramas, donde rigen una determinadas reglas para todos ellos. Y su presencia trastocará el desarrollo de uno de estos dramas, en el que nada parece que vaya a suceder como debería según los estándares de las televisiones del país asiático. Me animé a verla porque en las semanas anteriores había visto alguno de estos productos coreanos y quería ver hasta donde llegaba la parodia. Es simpática, pero inconsecuente por lo demás.

Las imágenes de hoy proceden del Moesgaard Museum. Situado a pocos kilómetros al sur de Aarhus, Dinamarca, nos habla de los avatares de la especie humana en esas tierras desde la edad de piedra hasta la época vikinga. Frente al mito del buen salvaje, el ser humano lleva en sus genes muchos de los trazos que llevan a que algunas de las series de televisión que vemos nos hablen más de la naturaleza animal que del ser evolucionado culturalmente. Y la visión de lo difícil y cruel que ha sido la vida humana a lo largo de los siglos apoya esta tesis.
Pero quizá la serie que últimamente ha dado bastante que hablar ha sido 13 reasons why. Se trata de un drama con el siguiente planteamiento. Hannah Baker (Katherine Langford), estudiante de un instituto aparentemente normal y corriente en Estados Unidos, se ha suicidado. Y ha dejado grabadas 13 cintas con instrucciones para que lleguen a 13 personas, especialmente compañeros de instituto, que de alguna forma han hecho o dejado de hacer cosas que la han llevado a esta situación. Cuando comienza la serie, las cintas le llegan a Clay Jensen (Dylan Minnette), y a través de su escucha de las cintas conoceremos lo que pasó con Hannah. Al mismo tiempo, iremos viendo cuáles han sido las repercusiones en la comunidad escolar y en sus familias de ese suicidio.
La serie está basada en una novela de Jay Asher con el mismo título, y que supuso un gran éxito de ventas y de crítica cuando se publicó en su país. Y en ella se pone de manifiesto el difícil ambiente en el que se desenvuelven los adolescentes en los centros educativos, experimentando con frecuencia el abuso por parte de sus compañeros, que se extiende en la actualidad por medio de las redes sociales. También se incluye la situación de las chicas que se ven sometida además a acoso de carácter sexual, llegando a producirse violaciones, que no son denunciadas por la presión del grupo. Se analiza también la pasividad de las autoridades escolares, más preocupadas de que nada les salpique y de salvaguardar el prestigio que de defender a los escolares.
Determinadas escenas de cierta crudeza han destapado algunas críticas, más cuando se supone que tanto la novela como la serie están dirigidas a un público juvenil también. A mí me han parecido proporcionadas, pero claras, sin tapujos, aunque sin recrearse en lo morboso. Lo que si me falla un poco es el desarrollo de la trama, que me parece excesivamente estirado para lo que da de sí la historia. Se podría haber contado lo mismo en menos episodios. También hay algunos problemas de reparto, que no siempre está a la altura. Pero es una serie que es bastante visible, relativamente recomendable.