Versión resumida, sin la discusión sobre técnica fotográfica que encontraréis en el siguiente enlace, de mi último viaje por el norte de Italia y la frontera germano suiza: Entre Milán y los pequeños grandes lagos, y el lago de Constanza y el Rin – De vuelta a una cámara réflex para un viaje – Fotografía y otras artes visuales.
En una primera parte del viaje, en Milán y alrededores, donde he estado visitando a unos amigos.

Estación Central de Milán.
Desde allí hice una excursión a Bérgamo, ciudad cuyo aeropuerto conocía, pero nada más. Pasee durante una mañana y una tarde, durante las horas laborales de estos amigos, antes de volver por la tarde a Milán para pasar con ellos la velada.

Entre el Duomo y la basílica de Santa María Maggiore en Bérgamo.

Orto Botánico de Bérgamo.

Funicular de San Virgilio.
Al día siguiente, paseé por Milán, que ya conocía. Llena de gente, la propia fauna humana que habita las calles de la ciudad «meneghina» se convierte en el principal motivo de interés.

La copa del Giro de Italia en la galería Vittorio Emanuele II.

En las terrazas del Duomo de Milán.

Arte contemporáneo en el Museo del Novecento.

Basílica de San Eustorgio.

«Muro delle Bambole» en memoria de las víctimas de la violencia de género.

Columnata de San Lorenzo.

Ambiente en los «navigli» (canales) de Milán.

De vuelta a casa en un veterano pero inmaculado tranvía de madera.
El sábado, como unos milaneses más, y aprovechando el buen tiempo, salimos a pasar el día a los lagos. En concreto al lago de Orta, a la coqueta localidad que da nombre al lago, Orta-San Giulio.

Iglesia de Santa Maria Assunta en Orta-San Giulio.

El lago de Orta desde la isla de San Giulio.

Enlazando con el tren que nos llevará a Milán en la estación de Novara.
Conociendo ya los cuatro grandes lagos de mayor tamaño, Maggiore, Lugano, Como y Garda, de entre los grandes lagos del norte de Italia, el domingo me llevaron a conocer otro de los «pequeños», el coqueto lago Iseo, y su Monte Isola, grandota isla que domina el centro del lago.

La isla San Paolo desde Monte Isola en el lago Iseo.

Rodeando Monte Isola por la ribera del lago Iseo.

Esperando al tren en la estación de Sulzano-Monte Isola.
Tras estos días en el norte de Italia, en lo que más importante que hacer turismo, que se hizo, era estar con la gente a la que echas de menos por la distancia, cogí un par de trenes, y atravesé por mi cuenta Suiza para llegar a Constanza, a orilla de lago del mismo nombre o Bodensee, en el sur de Alemania. Esta es una ciudad fronteriza, coqueta y tranquila, bonita, famosa por el concilio con el que se dio por terminado el Gran Cisma de Occidente de la Iglesia Católica a principios del siglo XV.

Mural en Constanza que habla de una batalla contra «los españoles» en 1548; más bien, contra las tropas católicas del emperador del Sacro Imperio Carlos V… también I de España.

Un tren de los ferrocarriles alemanes se dirige a la estación fronteriza de Constanza, con la torre de la catedral al fondo.

Salones del Concilio de Constanza.
Aparte de pasear un par de ratos por la coqueta ciudad alemana, el primer día completo de estancia en la región utilicé los servicios de transporte público en barco por el Bodensee o lago de Constanza para visitar un par de punto de interés. Por una lado, la pequeña pero bonita localidad de Meersburg en la orilla opuesta del lago. Por otro, la visita imprescindible de la zona, el gran parque botánico de la isla Mainau, un lugar donde disfrutar de todo tipo de plantas y vegetación… y de las mariposas.

Castillo de Meersburg.

«Schmetterlingshaus», casa de las mariposas, de Mainau.

Isla de Mainau.
Me queda decir que el último día antes del de regreso, por la mañana me lo tomé con calma y me embarqué en una travesía de casi cuatro horas de duración hasta Schaffhausen en Suiza, donde se encuentran la famosa Rheinfall, las cataratas del Rin.

Puente de Diessenhofen sobre el Rin.

Cataratas del Rin en Neuhausen am Rheinfall.
Esa misma tarde, un tren de cercanías me llevó a Winterthur, donde tenía ganas de conocer el Fotostiftung Schweiz, museo de fotografía del que os hablaré dentro de un par de días, así como de las exposiciones que tuve ocasión de disfrutar.
Espero que os haya gustado el resumen fotográfico del viaje.

Uno de los dos edificios del Fotostiftung Schweiz, fundación para la fotografía suiza, en Winterthur.

Unterer Graben, Winterthur.