La película que voy a comentar hoy es distinta de las habituales. Dirigida por el alemán Julian Rosefeldt, esta obra cinematográfica entra más dentro del campo de las instalaciones audiovisuales en el ámbito del arte contemporáneo. Su obra, por sus características, tiende a contemplarse más en galerías de arte o en museos de arte moderno que en salas de cine convencionales. Sin embargo, esta que vamos a comentar hoy se puede considerar de pleno derecho como una obra cinematográfica, por las técnicas aplicadas, independientemente que esté totalmente inserta en lo que se considera cine de arte y ensayo. No experimental, como en algún lugar he leído, ya que las técnicas cinematográficas usadas para su realización son convencionales, aunque no lo sea su tema, contenido o forma de exhibición.

El ‘O’ Space en el que se proyectaba la instalación, terminó su exhibición el día siguiente a nuestra visita, se encuentra entre los edificios industriales del puerto de Aarhus que han sido o están siendo objeto de reconversión, integración a la ciudad, y recuperando para usos recreativos o culturales. En cualquier caso, la pequeña y discreta entrada, pasando a través de unos lavabos, no dejaba de ser curiosa.
La obra consta en realidad de 12 películas diferentes destinadas a ser proyectadas simultáneamente en el ámbito de una sala de exposiciones o galería de arte. Nosotros la vimos en el marco de la programación de la capitalidad cultural europea de Aarhus durante el año 2017. Se exhibía en el O Space de esta ciudad danesa de la región de Jutlandia Central.
En cada una de las películas, la actriz australiana Cate Blanchet representa un papel diferente, hasta 13 distintos, de ambos géneros, y en un momento dado recita un monólogo en el que se incluye alguno de los manifiestos seleccionados dentro del arte moderno o contemporáneo. Los papeles con sus respectivos manifiestos son los siguientes:
Hombre vagabundo – Situacionismo
Agente de bolsa – Futurismo
Trabajador de una planta de incineración de basura – Arquitectura
Científica – Suprematismo / Constructivismo
Oradora en un funeral – Dadaismo
Madre de ideas conservadoras – Pop Art
Punk tatuada – Estridentismo / Creacionismo
Profesional del entretenimiento corporativo / Planificadora de eventos – Vorticismo / Der Blaue Reiter / Expresionismo abstracto
Coreógrafa – Fluxus / Merz / Performance
Titiritera – Surrealismo / Espacialismo
Locutora de informativos / Reportera – Arte conceptual / Minimalismo
Profesora – Cine (Dogma 95)
Por el tiempo del que disponíamos no voy a decir que viéramos los doce fragmentos en su totalidad, pero sí vimos al menos una parte de ellos, y más de la mitad integramente. Originalmente, en sus primeras concepciones, había hasta 60 manifiestos distintos de carácter cultural, artístico, social o político, que progresivamente fueron fundiendo o agrupando hasta dejar los doce fragmentos que interpretó Blanchett. El resultado es fascinante.
En primer lugar, por la versatilidad y presencia de la actriz, indudablemente una de las más importantes del momento actual, con una capacidad increíble para integrar en situaciones, ámbitos o diálogos fuera de contexto el contenido de los manifiestos que va recitando. Todos y cada uno de ellos es notable. El que probablemente nos llamó más la atención, quizá por su más declarada ausencia de contexto racional, fue el que en el papel de una maestra de niños de unos nueve o diez años, les recita el manifiesto de Dogma 95, para a continuación mandarles unos deberes de clase que va corrigiendo mientras pasea entre los pupitres. Si la interpretación de Blanchett es notable, la de los niños, que no se debían de coscar de nada de lo que les decía, casi lo era más todavía.
En segundo lugar por el efecto de reflexión que tiene al descontextualizar unos textos que en su momento o en su lugar aparecen como trascendentes o fundamentales, sesudos y profundos, pero que sacados de su momento histórico, y en el marco de un escenario cinematográfico muy reconocible con las ficciones que habitualmente presenciamos como espectadores consumidores, pierden buena parte de su sentido. Lo que lleva a la reflexión crítica que el autor quiere realizar sobre este tipo de documentos. Sin que con ello pierdan necesariamente todo su sentido original; no creo que sea ese su objetivo.
Obviamente, no voy a calificar como habitualmente esta obra. Aunque Cate Blanchett merezca una vez más un sobresaliente, mientras que el autor y director de la obra alcance un notable alto, como mínimo.