En el mundo de la fotografía se dan, sin duda, las mismas brechas entre personas de distinto sexo que en cualquier otro sector artístico, productivo, o como lo queramos considerar. Hoy, desde que esta mañana he decidido no leer en el autobús urbano el libro que comencé hace unos días, y en su lugar he estado leyendo las noticias en el teléfono móvil, llevo dándole vueltas a cómo se entiende el equilibrio entre las personas de distinto sexo, y si llevamos el mejor camino. El tema tenía que ver con el deporte. Pero como no he llegado a ninguna conclusión clara… no sé si en algún momento hablaré de ello o no. Pero preocupado estoy sobre la futura evolución de la sociedad en estos aspectos.
Como decía, en la fotografía se dan las brechas. Recientemente surgió el movimiento en redes sociales #nosinfotografas, a imagen y semejanza del #nosinmujeres en otros ámbitos, para reclamar la presencia de las fotógrafas en distintos ámbitos de la sociedad. Pero además de la baja representación de las numerosas profesionales o aficionadas que existen, está también la distinta valoración de los temas o enfoques que adoptan. Ahí también se pueden apreciar discriminaciones. Quizá por eso hoy he traído a estas páginas dos fotógrafas. Una que siempre me ha gustado, otra cuya obra se ha revalorizado mucho últimamente, aunque desgraciadamente ella nunca podrá disfrutarlo.

A principios de agosto descubrí que tenía una cámara, la Pentax MX, cargada con un carrete en color, luego supe que era un Kodak Portra 400, y no me acordaba para qué la había cargado… terminé el carrete con algunas fotos y lo mandé a revelar. Y ya me acordé… pero sin continuidad, las fotos han quedado un poco anecdóticas. Os dejo aquí algunas.
Inge Morath es desde hace unos años una de mis fotógrafas favoritas. Y no me refiero sólo a favorita entre las mujeres fotógrafas, sino favorita entre todos los fotógrafos, todos los sexos mezclados. Morath fue una fotógrafa austriaca que llegó a la fotografía después de la guerra mundial y a través del periodismo. Al principio escribía, luego fue adoptando el lenguaje de la fotografía para expresarse. Fue por lo tanto una fotógrafa documental fundamentalmente.
Sin embargo, recientemente nos han recordado en Magnum Photos uno de sus trabajos, de 1962, que hoy no dudaríamos de calificar como de fotografía conceptual. Fue una colaboración con el caricaturista e ilustrador norteamericano de origen rumano, Saul Steinberg. Un trabajo conjunto en el que Steinberg comenzó a diseñar una máscaras, sencillas, realizadas con bolsas de papel sobre las que dibujaba unos rostros con diferentes expresiones, y con las que posaban ante Morath, primero él, después otras personas, en situaciones cotidianas, habituales, que quedaban totalmente puestas en cuestión por la presencia de las máscaras y la expresión que en cada una de ellas se presenta. Una profunda reflexión sobre la identidad, proveniente de dos inmigrantes centroeuropeos con residencia en Manhattan. Algunas de las fotografías de la serie me parecen simplemente geniales. Y en su conjunto, me parece que está llena de significados y cuestionamientos sobre la sociedad del momento. Impresionante.
Francesca Woodman fue una fotógrafa nacida 25 años después que Morath. Y esta no fue inmigrante, sino norteamericana de nacimiento, criada en una familia de artistas y creadores. Desde muy joven empezó a utilizar la cámara de fotos para plasmar los conceptos que le preocupaban, muchas veces dirigiendo el objetivo hacia sí misma, en autorretratos en los que se presenta como ella mismo o como otras personas, muchas veces despojada de todo camuflaje, desnudad, muchas veces en entorno desolados. Murió joven. Afectada por alguna enfermedad mental, se suicidó con sólo 23 años. Durante mucho tiempo su obra quedó en el olvido, pero en los últimos años ha comenzado a ser muy valorada, se han publicado libros sobre ella, y los museos de arte contemporáneo y de fotografía se han lanzado a comprar obra de la fotógrafa, así como no pocos particulares.
En Cartier-Bresson no es un reloj han dedicado recientemente un artículo a la artista con abundancia de material gráfico y audiovisual para mejor comprender su obra. También hace un par de años largos, Oscar Colorado elaboró un informe especial sobre la fotógrafa, que también ayuda y mucho a comprender la obra de la joven malograda artista.
Bueno. Pues estas son la recomendaciones de hoy. Dejando claro que en estas páginas si contamos con las personas de todos los sexos.