[TV] Cosas de series; los «nuevos» papas

Televisión

Cuando se estrenó en 2016 la serie The Young Pope, salida de la mente del director italiano Paolo Sorrentino, quedó claro que iba a entrar a formar parte del género de las «inclasificables». ¿Drama político? ¿Reflexión religiosa? ¿Comedia costumbrista en el Vaticano? ¿Crítica social? ¿Todo lo anterior es válido? ¿Nada de lo anterior puede asegurarse? Las aventuras del peculiar Pio XIII, o Lenny Belardo (Jude Law), un cardenal norteamericano, aparentemente ultraconservador, pero capaz de arrastrar tras de sí a gentes de todo tipo de ideologías, resultaron un indudable éxito. Aderezado además con un plantel de secundarios excelente en el que destaca ese impresionante cardenal Voiello (Silvio Orlando), camarlengo y secretario de estado, todopoderoso de la política vaticana, más compleja y renacentista que nunca. Todo ello aderezado con la moderna y personal estética que Sorrentino sabe imprimir a sus realizaciones. Hay que reconocerlo, nos dejo con ganas de más.

Paseemos por Roma y por el Vaticano, los museos al menos, como durante esta serie tan interesante y distinta.

Y han sido más de tres años los que hemos tenido que esperar para ver la continuación. Que no ha venido como una segunda temporada sino con un nuevo nombre, The New Pope. Pero desde ya hemos de decir que no hemos perdido al «papa joven», y que hemos tenido no uno sino dos «papas nuevos»… Uno breve, en el que se ironiza sobre el breve papado de Juan Pablo I, y otro, nuevo coprotagonista, Sir John Brannox, o Juan Pablo III (John Malkovich), que ha resultado en algún cambio de tono de la serie.

La serie ha entrado más de lleno a cuestionar o fabular sobre la realidad de las intrigas internas de la Santa Sede como peculiar organización política y económica. Se cuestionan en momentos dados, incluso las creencias. Personalmente, hace tiempo, en mi adolescencia haciendo el bachillerato unificado polivalente en un colegio católico, ya me empecé a plantear en qué medida muchos de los sacerdotes que por allí pululaban creían realmente en lo que predicaban. Mantengo la sospecha, indemostrable, de que varios de ellos, y no pocos, no creían en su propia religión. Pero en la serie, que adopta a ratos un tono más críptico y lleno de simbolismo, no siempre fácil de aprehender, aunque mantiene la excelencia formal de la anterior, vamos cuestionando muchos de los fundamentos de la organización religiosa más potente y estructurada sobre la faz de la Tierra.

Una empresa con demasiados intereses. Mucho más allá de la guía de sus fieles. Y al final, no estoy seguro de haberlo entendido bien, seamos sinceros, por lo que he comentado con otras personas, en medio de un batiburrillo en el que lo que es honesto y lo que no queda confundido o resulta sorprendente, la impresión que te queda es que Sorrentino «apuesta» por el gatopardismo de la Iglesia, en la que mucho han de cambiar las cosas,… para que todo siga igual. La tercera vía de Brannox. Que inglés tenía que ser como todos los inventores de malditas terceras vías que ha habido en las últimas decadas.

Lenny Belardo,… ¿santo, resucitado, cristo, anticristo, mesías,…? ¿O simplemente, un papa? No he oído nada sobre una tercera entrega. Yo creo que así está bien. Muy bien. No hace falta más.