[TV] Cosas de series; la diversidad en la animación japonesa

Televisión

Entre finales de octubre y principios de enero fui siguiendo algunas series de animación de estreno en Netflix, así como recuperando en la misma plataforma alguna otra relativamente antigua que en su momento tuvo bastante éxito y tuve curiosidad por el motivo de ese éxito. Y me encontré con una serie de impresiones contradictorias,… lo cual es frecuente que me pase con la cultura nipona. Entre las cosas que me gustan, a veces muchos, y las cosas que no… o incluso me horrorizan. Pero un tema recurrente en estas series es que tienen un componente pedagógico importante sobre la diversidad… y esa es la parte buena.

Para ilustrar una entrada de producciones japonesas, un paseo por los alrededores de monte Kurama, al norte de Kioto.

Fruits basket [フルーツバスケット, Furūtsu Basuketto] es una serie de 2001 que, como muchas otras está basada en una serie de historietas. Esta serie de historietas fue muy popular y ha dado lugar no a una sino a dos adaptaciones animadas. Narra las aventuras y desventuras de una joven adolescente que ha quedado huérfana que es acogida por una extraña familia de gente,… que son la encarnación de los signos del horóscopo chino, popularizado por toda el Asia oriental. Y con una trama principal a propósito de porqué la rata forma parte de los signos del horóscopo y no el gato. En sus aspectos positivos, la serie trata de la aceptación de los demás, con sus diferencias y particularidades, y no importando sus orígenes o su pasado. En sus aspectos negativos… es patriarcal como no te puedas imaginar. A la chica la acogen en la casa… pero porque les trabaja de chacha a los tres maromos que allí residen, limpiando, haciendo la comida, cuidándoles enfermos… al mismo tiempo que tiene que estudiar en el instituto y trabajar limpiando en un edificio de oficinas para sacar algo de dinero, porque de ellos nada. Y encima ¡está encantada! No sé cómo será la versión más reciente… pero la de hace 20 años combina buenas intenciones y pedagogía con una cierta casposidad.

Komi-san wa, Komyushō desu (古見さんは、コミュ症です; Komi no puede comunicarse) también está basada en una serie de historietas japonesas. Su personaje central es una joven adolescente, atractiva, inteligente, deportista, admirada por todos sus compañeros… pero que padece un trastorno de ansiedad social que le impide comunicarse correctamente con el resto de las personas, incluidos sus compañeros. Hasta que conecta con un compañero de clase, aparentemente anodino, pero que la comprende. Y que será el vínculo para ir adquiriendo otros contactos en su entorno escolar. La serie funciona como una serie de sketchs, entre dos y cuatro por cada episodio de 23 minutos, cómicos en general, al final del cual la joven supera alguna situación o contacta con alguna nueva persona, por lo que es muy dinámica. Y está planteada de tal forma que muestra que no existe una persona diferente y el resto «normales»… sino que todo el mundo tiene sus puntos débiles o sus variantes de carácter más o menos acusadas, más o menos aceptadas socialmente. Y que incluso la chica más popular y con más amigos tiene sus momentos en los que mete la pata y la caga. Es por lo tanto una serie pensada para orientar en la tolerancia y en la diversidad, en la aceptación del prójimo con sus peculiaridades, más allá de los aspectos superficiales que percibimos de los demás, que nos atraen o nos repelen. Es más moderna que la anterior. Aunque con elementos culturales que pueden resultar más o menos marcianos desde el punto de vista occidental. En general, está bastante bien. Y parece que tendrá una segunda temporada. Teniendo en cuenta que su público diana son los niños mayores y los adolescentes más jóvenes, me parece que es recomendable.

La tercera y última serie de hoy tiene un tono algo distinto. Aunque también trata el tema de la diversidad, pero como un elemento secundario. Blue Period (ブルーピリオド, Burū Piriodo – Periodo azul), por supuesto, también está basada en una serie de historietas. Muy prolífica la industria del manga, que suministra material para todo tipo de adaptaciones. Y nos cuenta la historia de un adolescente, popular, fiestero, no mal estudiante, pero desorientado en su vida. Hasta que un encuentro con la obra de una compañera perteneciente al club de arte del instituto hace que le entre el gusanillo de la pintura. Su interés irá progresando hasta el punto que aspirará a superar las difíciles pruebas de ingreso a la Geidai (Universidad Nacional de Bellas Artes de Tokio, un centro muy prestigioso en este ámbito). En el camino se relacionará con un conjunto de jóvenes con su misma meta, pero con personalidades y objetivos muy diversos, y con formas de entender el arte y la expresión artística muy diversa. Creo que esta serie, que no está mal, resume en exceso los posibles contenidos de la historieta original, que no conozco, en los 12 episodios de 23 minutos que dura. Y no consigue profundizar de forma adecuada en los diversos conflictos que presenta, tanto del protagonista como de su entorno.