[Libro – historieta] La casa dorada de Samarcanda – Hugo Pratt

Literatura

En un año que percibo como regular para la lectura, en el mismo 31 de diciembre, una hora antes de la cena de Nochevieja, terminé de leer el último libro del año. Sobre el balance lector del año, haré un resumen dentro de unos días. Probablemente el día 6, día de Reyes, que tendré más tiempo para redactarlo de forma tranquila. Espero. Pero hoy voy con una de las dos historietas de Corto Maltés, por el genial Hugo Pratt, cada vez me gusta más, que me trajo Papanuel.

Empecé a interesarme literariamente por la historia de estas regiones del mundo cuando leí en 1991 «Las cruzadas contadas por los árabes» de Amin Maalouf, y en 1992 «Samarcanda», también de Maalouf, y «De parte de la princesa muerta» de Kenizé Murad, cuando volví de mi viaje a Estambul.

En esta ocasión nos encontramos a Corto en Chipre, en la malísima resaca de la Primera Guerra Mundial, que según los historiadores oficiales terminó el 11 de noviembre de 1918, pero dejó tras de sí una serie de conflictos armados, que se mantuvieron durante años. Uno de esos conflictos fue el que enfrentó a los republicanos turcos contra los restos del régimen imperial otomano, Grecia, Armenia y algunos de los países aliados durante la guerra mundial como Francia y el Reino Unido, en lo que se ha denominado como Guerra de la Independencia turca o Guerra de Liberación. Curiosamente…. la ganaron los turcos, cuyo ejército había sido derrotado previamente en la Gran Guerra, conformándose la República de Turquía. Sin quererlo, Corto se ve involucrado en ese ambiente de inestabilidad, especialmente por ser confundido con un sosias suyo, un oficial turco, que no está con los rebeldes principales Mustafá Kemal «Atatürk», que ganaron el conflicto, sino con la facción de Enver Bajá, el «visionario» panturiano, que buscaba la unión de todos los pueblos túrquicos y altaicos (o presuntamente relacionados con ellos). Y esto desencadenará que se lance a un viaje que lo llevará hasta «la casa dorada» de Samarcanda, donde se encuentra preso su amigo Rasputín, y a buscar el mítico tesoro del rey aqueménide Ciro II el Grande, que también interesó a Alejandro Magno.

La aventura es tremendamente divertida, como de costumbre está llena de variantes ucrónicas de personajes históricos reales, y aporta dosis importantes de realismo fantástico. Tiene acción, humor y el romanticismo propio del aventurero maltés. Se ha convertido rápidamente en una de mis aventuras favoritas de Corto. y además es estupenda para impulsarte a incrementar o refrescar tus conocimientos sobre la historia de una parte del mundo que nos resulta lejana, pero que es clave para entender la historia del Viejo Mundo en su conjunto. Todo eso que pasó en torno a los territorios del Asia Central, en lo que los griegos llamaban la Transoxiana, en las cuencas de los ríos Amu Daria y Sir Daria, en la ruta de la Seda. Una región que los antiguos iranios llamaban Turán, y de ahí viene el Panturianismo de Enver Bajá. Conflictos, aventuras, romanticismo, historia,… ¿quién puede pedir más para terminar bien el año?