Parece mentira lo que cambia la luz en Zaragoza entre diciembre y enero. Lo llevo observando desde hace varios años. Y cuando contemplo las fotografías de los últimos cinco o seis años, también lo noto. La atmósfera es distinta. Aunque enero todavía es invierno, y el sol todavía no se levanta demasiado sobre el horizonte, sin embargo esas semanas de alejamiento sobre el solsticio de diciembre se notan. Y el resultado es que la luz es más dura. Menos agradable para hacer fotos.


El otro día, unos profanos de la fotografía con quienes conversaba se sorprendían. Llevamos bastantes días de temperaturas frías y tiempo despejado y claro. Soleado. Y creían que yo estaría encantado con tanta luz, a la hora de hacer fotos. Y les tuve que explicar que no. Que tanta luz incrementaba el contraste y la dureza de la imagen. Que añoro algo de bruma, nubes que tamicen la luz del sol… la luz de finales de otoño.


En fin. Los datos técnicos de las fotos de hoy, y una reflexión de qué cámara comprar a buen precio para introducirse en la fotografía con película tradicional, los encontraréis en La inestimable eficacia de las réflex de enfoque automático para película tradicional – Canon EOS 650 con Kodak Pro Image 100. Aquí… fotos.

