[Fotos] El 2021 en fotos: 12 meses + 12 fotos

Fotografía

Ya es el 15º día de Nochevieja en el que presento mis 12 fotos para los 12 meses del año que se va. Más la de mi saludo personal en el encabezado.

Como de costumbre, no he buscado fotos representativas. Aunque alguna hay. Ni que fuesen las “mejores” fotos de cada mes, signifique lo que signifique eso. Simplemente, pequeños momentos, emociones, cosas que pasaron, o simplemente una foto que me había pasado desapercibida en su momento…

Hubo algún momento en que, puesto que el día 30 de diciembre abro un muestrario de fotografías realizadas con cámaras para película tradicional y otros procesos fotoquímicos, reservaba para esta despedida del año fotografías realizadas con cámaras electrónicas digitales. Pero lo cierto es que en estos momentos me conviene más una mezcla de ambas. Especialmente porque lo que más uso, dejando a un lado los viajes, son las veteranas cámaras para película tradicional.

Y aquí van.Sin pies de foto explicativos. Simplemente, el mes en que fueron hechas las fotos. En esta ocasión, sólo una por mes.

Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre

[Fotos] El 2021 en fotos: de película

Fotografía

Como ya he dicho en años anteriores, puede que el número disparos individuales, el número de fotos que he realizado en digital durante 2021 sea superior al de fotos procedentes de película tradicional. Es algo propio de la dinámica propia de cada tipo de fotografía. Al con consumir fungibles… para hacer una foto, accionas más el obturador de la cámara cuando estás en digital. Pero fuera de los viajes, he dedicado bastante más tiempo a las cámaras de antaño y a la película fotoquímica que a los sensores digitales. E incluso en los viajes, ha habido alguno de ellos en los que al final, en la selección que ha ido al album físico, en papel, de recuerdo del viaje, ha habido más representación de las fotos procedentes de la película que de la cámara digital. Como ya he dicho anteriormente, disfruto más de las viejas cámaras con su rollo de acetato, o el material que sea que sirva de soporte a la emulsión sensible a la luz.

Vamos por meses… 12 meses, 12 fotos… más los autorretratos que sirven para identificarme al principio de la entrada. Y en los que dejo constancia que también he usado la película instantánea este año. Tanto Instax de Fuji, como las nuevas Polaroid. Para ver más sobre ello, visitad mi cuenta en Instagram dedicada a este tipo de fotografía.

Enero – Una gran tormenta de nieve, bautizada como Filomena, marcó el primer mes del año. También en mis fotografías, con estos rollos de Bergger Pancro 400 expuestos a un índice de exposición de 1600, y prolongando el revelado, para aumentar el contraste de las tomas.
Febrero – Durante el año he usado cámaras de una diversidad de formatos. Desde el más pequeño, de 17 x 24 mm, como esta foto realizada con la Olympus Pen F sobre Fujifilm Neopan 100 Acros II, al 6 x 9 cm. Aquí, jugando con el grafismo y el contraste entre el positivo y el negativo en la pasarela del Voluntariado de Zaragoza. Un recuerdo de la Expo 2008.
Marzo – Con distintas cámaras y técnicas, he dedicado su tiempo al paisaje industrial de Zaragoza. Y todo comenzó con una exploración del polígono de Cogullada con la Hasselblad 500CM y un rollo de Kodak Portra 800.
Abril – El dicho popular afirma que mayo es el mes de las flores. Pero fue marzo y abril en el Parque Grande de Zaragoza cuando más tiempo dediqué a fotografiarlas. Como esta «sakura», flores de cerezos ornamentales japoneses, fotografiadas con mi vieja amiga Canon EOS 100 y el EF 200 mm f2,8L USM II sobre Kodak Ektar 100. Una película que cada vez uso más.
Mayo – Este año no he usado el filtro infrarrojo tanto como pensaba. Pero la llegada a casa de una Leica M6 me llevó a probar suerte con este tipo de fotografía a mano alzada, con un Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8 como objetivo, sobre película Rollei Superpan 200. No le cogí del todo el punto al enfoque, obligado a usar f4 como diafragma más cerrado posible, incluso a pleno sol.
Junio – Me agencié un adaptador y unas máscaras para usar película de 35 mm con la Hasselblad 500CM, aquí sobre un rollo de Ilford FP4 Plus. Y no quedaron mal. Pero es muy incómodo usar la cámara para tomas horizontales… y no lo he vuelto a usar.
Julio – Durante el verano me metí en un dinámica… que creo que no volví a repetir. En Twitter existe lo que se llama la #CrappyCommieCameraParty, que básicamente consiste en usar durante dos o tres meses que dura las viejas cámaras realizadas en los países del antiguo bloque soviético. Y como tengo un par, más unos cuantos objetivos, 50 mm de focal diversos, me puse a ello. Pero los resultados pueden ser inciertos. Como demuestran las rayas causadas por la Zenit 3M con su Mir-1 37 mm f2,8 sobre un rollo de Lomography Metropolis. Que es una película en color con los colores mal definidos, que a veces funciona bien, pero puede cansar. Todo el experimento de la «party» acabó cansándome.
Agosto – Dicho lo dicho para el mes anterior, cuando estas viejas ópticas las usas adaptadas a cámaras más decentes, como ese mismo 37 mm soviético sobre una Canon EOS 650, los resultados pueden estar bien, incluso sobre una película de dudoso origen como la Lomography Color 400.
Septiembre – Volviendo a los paisajes industriales, la combinación de entorno ferroviario e industrial del polígono de Cogullada, próximo al Arrabal de Zaragoza, resulta muy atractiva fotográficamente hablando. Aquí con Hasselblad 500CM y Carl Zeiss Sonnar 150 mm f4 C T* sobre Kodak Ektar 100.
Octubre – En septiembre aparecieron dispersos por Zaragoza unos coloridos Goyas para conmemorar un aniversario de los redondos de su nacimiento. Y también me llegó una Olympus Trip 35, que es un cámara muy sencilla pero bien construida de hace 50 años, con la que me lo paso muy bien. Aquí con un rollo de Kodak ProImage 100, la alternativa más económica de la marca americana a la Kodak Ektar 100. Bueno… son dos películas muy distintas que sólo coinciden en su sensibilidad nominal.
Noviembre – Y otro de los paisajes urbanos de Zaragoza que también he explorado fotográficamente varias veces este año es el tramo del Ebro entre los puentes de la Almozara y de Santiago. Al atardecer, con buena luz otoñal. En este caso con la Hasselblad 500CM, una vez más, con el Sonnar 150 mm, otra vez, sobre Kodak Ektar 100, de nuevo. Una combinación interesante para el paisaje urbano.
Diciembre – Y con las copiosas precipitaciones de principios de diciembre, llegaron las avenidas del Ebro. Y en otra tarde de sábado, por fin empecé a encontrar buenos resultados con la Holga 120N. Su calidad técnica es horrenda. Pero con la luz adecuada, me gustan las fotos. En esta ocasión sobre un Ilford Delta 400 caducado hace un par de años.

[Fotos] El 2021 en fotos; de viaje con la cámara al hombro

Fotografía, Viajes

Como todos los años desde 2007, llega el momento de comenzar con el resumen del año. En aquel momento, era simplemente una entrada que publiqué el 31 de diciembre bajo el título «12 meses, 12 fotos». Y fue en 2012 cuando por primera vez extendí esa entrada a dos más; la dedicada a la fotografía con película tradicional y la dedicada a los viajes del año, grandes o pequeños. Y aquí estamos terminando este 2021,… que algunos consideran como 2020 temporada 2ª. Quizá hay demasiada gente que piensa que el final de un año y el comienzo de otro es algo significativo, cuando la realidad es que el tiempo es un continuo, y el universo sigue adelante sin importarle gran cosa nuestras arbitrarias divisiones del calendario.

Este año no he hecho excursiones. Durante buena parte del año todavía hubo muchas restricciones al tráfico. Las actividades asociativas no se han reactivado a los niveles anteriores. A mí me da mucha pereza coger el coche y conducir. Y gente con la que solía salir en pequeñas excursiones de día,… pues no están a mano. No están cerca o no están disponibles. Las consecuencias de la pandemia nos han afectado más de lo que creemos, incluso a aquellos que no hemos sido diagnosticados de la enfermedad. Vete tú a saber si nos hemos infectado o no. Mañana tengo «excursión» al centro de salud para el refuerzo vacunal. Con un poco de «suerte» pasaré el final de año con fiebre y modorro en la cama.

Viajes, grandes o pequeños

Hasta que no llegó el verano, no pudimos tener claro en qué medida podríamos viajar o no. Fuera de Europa siempre estuvo difícil. Y a la Europa «unida» le costó llegar a acuerdos sobre el certificado COVID y su aplicación en el movimiento de gente transfronterizo. Y la onda epidémica del verano colocó a España en los peores colores del semáforo de advertencia.

No obstante, con sólo una semana de antelación, conseguimos montar un viaje a Suiza, con tres viajeros desde España, y otros tres desde Italia en parte del viaje. Un viaje que nos supo a gloria. En el que por fin sentimos algo de libertad. En parte por la racionalidad de las medidas contra la covid en el país helvético, adecuadas pero no agobiantes, en parte por el aire fresco de los Alpes, en parte por los reencuentros entre personas que se quieren, que llevan tiempo sin verse, salvo a través de las pantallas de ordenadores, tabletas y teléfonos móviles, y que se alegran de abrazarse por fin. Dado que todos estábamos vacunados en ese momento.

Una de las consecuencias de la apertura de fronteras europea fue que una de mis amistades con las que más viajo, pudo hacer un breve viaje a Dinamarca, a Copenhague, por motivos de trabajo. Y fui de acompañante. Si en Suiza las medidas de prevención entraban en lo razonable, en Dinamarca estaban convencidos que ya podían hacer vida normal, y nada era obligatorio, salvo para entrar al país. Aunque nunca nos pidieron que mostráramos nuestro certificado COVID. El caso es que hizo unos días excelentes, todo estaba racionalmente animado y lo pasamos realmente bien.

Entre finales de septiembre y la primera quincena de octubre llegó mi segunda parte de vacaciones reglamentarias. Y organizar el viaje fue algo azaroso. En principio reservamos para ir a Lanzarote en las islas Canarias. Pero mi acompañante al viaje tuvo una cuestión que atender y lo suspendimos. Tuve que buscar una alternativa. Otra vez con poco más de una semana de antelación. Y fue bien. Italia fue el destino. La costa de Amalfi, el golfo de Nápoles, Roma y Tívoli fueron los lugares que visitamos. Italia siempre es un buen destino viajero.

Y a finales de octubre, igual que el año anterior, surgió la oportunidad de visitar a una de mis amistades, que vive en Sevilla y además tiene un nuevo piso, más amplio y acogedor. Por lo que no viajé solo desde Zaragoza. Recorrimos Jerez de la Frontera, Río Tinto, la sierra de Aracena, Ronda y, cómo no, Sevilla misma. Empezamos a acostumbrarnos a esta escapada andaluza a finales de octubre, antes del cambio de horario de otoño.

Mañana lo dedicaré a hablar en exclusiva de la fotografía con película tradicional. Pero ya llevo unos años en la que este tipo de fotografía tiene su importancia a la hora de documentar mis viajes. Todas las fotografías en color mostradas hasta ahora son digitales… menos uno. Adivinad cuál es. Cerraré la entrada con cuatro fotografías en blanco y negro, realizadas con al fiel compacta que me ha acompañado en todos mis viajes en este año que se cierra.

[TV] Cosas de series; Hailee Steinfeld está de moda

Televisión

Hasta tres series que he estado siguiendo en los dos últimos meses y que he terminado recientemente tienen como protagonista, de una forma u otra, a la actriz norteamericana Hailee Steinfeld. Esta chica que ahora debe rondar los 24 o 25 años, pero que conocimos con doce o trece cuando coprotagonizó con Jeff Bridges, Matt Damon y Josh Brolin la nueva versión de True Grit (Valor de ley) dirigida por Ethan y Joel Coen. Quizá una de las menos «coenescas» películas de estos hermanos, pero que a mí me gustó bastante. Y me gustó ella. Aunque lo que ha hecho después y hasta la fecha me ha pasado totalmente desapercibido. Y sinceramente… no me interesa gran cosa recuperarlo… Lo cierto es que aquella adolescente se ha convertido en una mujer joven con gran presencia física, y con buenas mañas interpretativas.

Nos iremos a Nueva York,… la ciudad que parecen odiar los de Marvel… porque la destrozan continuamente. La deben odiar.

En Arcane, el último gran éxito de Netflix en animación adulta, la oímos pero no la vemos. Da la voz a Vi, el personaje protagonista de la serie. Una serie que además de éxito entre los espectadores, está recibiendo desde su estreno grandes alabanzas de parte de la crítica. De estilo steam punk, en un mundo en el que se mezcla la ciencia con la magia, asistimos a las disputas entre una ciudad superior, rica y privilegiada, y una inferior, enterrada, pobre y necesitada. Y cada una de las dos con su propia dosis de corrupción entre los poderosos. Y está el conflicto entre dos hermanas separadas en la adolescencia y convertidas en rivales, Vi y Powder/Jinx (Mia Sinclair Jenness/Ella Purnell). Rodada en una mezcla de animación plana y tres dimensiones, diseñada por ordenador, de indudable mérito,… a mí me costó entrar en ella. Creo que lo que cuenta, una historia basada en un videojuego, no da para tanto como para los nueve episodios, divisibles en tres grupos de tres episodios, a modo de tres actos en el desarrollo de la historia. Y por lo tanto, uno de los actos, el segundo, me costó sacarlos adelante. Empieza muy bien, y tiene un final bastante conseguido, al que casi no llego… por aburrimiento. El estilo de animación, como ya he dicho, tiene mucho mérito… pero no es de los que más me gustan.

Hawkeye es una serie del universo Marvel dedicada a uno de los Vengadores menos vistosos, el que tradicionalmente se ha denominado en España, en traducción directa del inglés, Ojo de halcón. Un tipo sin poderes, pero que tira muy bien con arco. Si lo pensáis bien, puestos a pensar en un universo de superhéroes,… mmmmm… resulta más bien sosete. Protagoniza, teóricamente, la serie de seis episodios Jeremy Renner. Pero la serie resulta interesante cuando está el personaje de Kate Bishop (Steinfeld) en pantalla. Ahí, la chica es una auténtica robaescenas. El personaje en sí, pero sobretodo el carácter que le da la actriz, es mucho más interesante que el taciturno personaje protagonista. La chica pija que sueña con ser una gran arquera… pero que es gamberra, movida, poco reflexiva, aunque buena persona, da mucho más juego. Y por ella… porque si no, esta serie que ha resultado razonablemente entretenida, no me hubiera interesado nada en absoluto. Sale por ahí también Vera Farmiga en una papel muy poco aprovechado, y Florence Pugh, en una subtrama paralela que no va a ninguna parte y que claramente sobra. Quizá para tentar si merece la pena dedicarle una serie a su personaje o no. Hay otras caras conocidas, pero sin más interés. La serie me parece muy maja… cuando no se dedica a referenciar al resto del universo Marvel. Cuando lo hace se convierte en un tostón sólo apto para los aficionados con el cerebro lavado. Por lo tanto, irregular.

Y finalmente, Dickinson, serie de Apple TV+ que cuenta en tres temporadas una versión reimaginada de la vida de la celebrada poetisa norteamericana Emily Dickinson. Cuando la cogí había empezado a emitirse, con un episodio a la semana, la tercera y última temporada. Así que me vi las dos primeras de forma ágil, con algún episodio, de media hora de duración, casi todos los días, para llegar a los dos últimos teniendo que esperar al viernes correspondiente para verlos. Como digo, es una reimaginación de la vida de la poetisa. Se basa en lo que se conoce o lo que se supone de la vida de esta mujer que vivió toda su vida retirada, y sin publicar prácticamente nada, escribiendo continuamente, en la casa de sus padres Amherst, cerca de Boston, Massachusetts. Fue su hermana, interpretada por Anna Baryshnikov, quien se encargó de sacar a la luz su obra, convirtiéndola en una de las más grandes autoras de la lengua inglesa… postumamente.

La serie juega constantemente con esta paradoja. Y nos presenta una mujer joven, tremendamente imaginativa, con una mente inquieta, muy activa, constantemente creando, mientras a su alrededor, los dramas familiares, sociales y políticos de mediados del siglo XIX sirven para reflexionar sobre los problemas de principios del siglo XXI. Al fin y al cabo, ambos siglos solo parecen diferenciarse en la posición del palo, I. Sexismo, feminismo, homosexualidad, racismo, desigualdades, las guerras, familias prósperas y felices que quizá no lo sean… Todo ello con una buena ambientación de época, pero con personajes que hablan, o bailan, u otras cosas, al estilo contemporáneo. Entre la realidad y la fantasía… quizá en el realismo fantástico, la serie tiene unos guiones suficientemente inspirados para que, gracias un reparto mucho más inspirado, liderado con gran resolución por su protagonista, llegue a buen término, en una apuesta con cierto riesgo, que podría haber resultado más chirriante. Pero nó… resulta una comedia seria, fresca y atractiva. Desde mi punto de vista, muy recomendable.

[Fotos] Paisajes urbanos en la «Inmaculada Constitución» (y 2)

Fotografía

Llegamos a los último días del años. Probablemente, casi seguro al 99,99 %, esta es la última entrada del año en mi blog técnico sobre fotografía. En este Cuaderno de ruta aún publicaré los resúmenes fotográficos del año. Estos no son los últimos rollos del año. Tengo tres rollos en color para revelar, pero como los revelo a mes vencido, hasta dentro de unos días, entrado enero de 2022, no dispondré de ellos. Y me falta por revelar un rollo de blanco y negro. Si todo va bien, lo revelaré hoy. Mañana lo digitalizaré. Pero no creo que hable de él hasta el 3 de enero por lo menos. No sé si estos días que quedan de 2021 empezaré algún rollo más… pero quizá los considere ya del 2022. Así que, a efectos prácticos, estas fotos van a ser mi cierre fotográfico del año.

Hice estas fotos en el ámbito de una sesión de retratos ambientales; pero esas fotos de retratos son privadas y no toca mostrarlas. Pero los paisajes urbanos sí que se pueden enseñar, como los de hace unos días. Los datos técnicos en Ciertos paisajes urbanos en formato medio (y 2) – Fujifilm GS645S Wide60 + Fujifilm Neopan 100 Acros II.

[Cine] West Side Story (2021)

Cine

West Side Story (2021; 78/20211224)

Si os he de ser sincero, que Steven Spielberg se hubiera embarcado en la adaptación de un clásico del musical como es West Side Story, no me hacía una especial ilusión. Spielberg ya ha realizado algún nueva versión de alguna obra previa, o había dado su visión particular de algún universo literario, y en ninguno de los dos casos me entusiasmó. De hecho, se encuentran entre las películas que menos me gustan del prestigioso director. Y luego está el hecho de que la primera versión que se llevó al cine ya fue un gran logro. Quizá para el público, lo que más se recuerde sea el glamour de sus estrellas. Bueno… el glamour de Natalie Wood en concreto, en la romántica historia que por sí ya es también una versión o actualización de un clásico como es la tragedia Romeo y Julieta de Shakespeare. Pero es una película que tiene muchas más virtudes en su dirección, fotografía, coreografía, diseño de producción,… todo aquello que hace grande al cine. Mucho a cuestas para que no entusiasmase que de repente el director, aparentemente falto de ideas, tire de la realización de nuevas versión, algo que desgraciadamente sucede con excesiva frecuencia en el Hollywood actual.

Una de las secuencias de la película está rodada en The Cloisters, una sucursal del Metropolitan Museum de Nueva York, en el extremo norte de la isla de Manhattan. Pocos turistas se acercan. Está lejos y se pierde tiempo en los desplazamientos. Pero a mí me encantó, como a los protagonistas de la película de hoy.

Por otro lado… el musical no es un clásico por nada. La música de Leonard Bernstein, las letras de Stephen Sondheim… son de lo mejor del género. Y los problemas derivados de la inmigración, la pobreza, las desigualdades basadas en etnias y otros factores en el mundo, y especialmente en los Estados Unidos… no han dejado de estar de moda. Aunque hace tiempo que hay quejas de las minorías étnicas sobre el hecho de que la única visión de sus problemas que llega a los medios y a la creación artística parece ser la de los blancos. No entraré en ese tema. Me centraré en los aspectos relacionados con la calidad cinematográfica. Sobre el argumento… para quienes no lo sepan… en el lado oeste de Manhattan respecto a Broadway conviven malamente los inmigrantes puertorriqueños con los restos de gente de origen europeo que han prosperado poco. Y los adolescentes se enfrentan en bandas callejeras entre sí. Hasta que un día, Tony (Ansel Elgort), uno de los líderes blancos [trasunto de Romeo Montesco, del partido gibelino en Verona], se enamora de Maria (Rachel Zegler), hermana de uno de los líderes puertorriqueños [trasunto de Julieta Capuleto, del partido güelfo en la bella ciudad italiana]. Pero eso no va a impedir que sigan los trágicos enfrentamientos entre las bandas. Todo… con muchas canciones.

Después de ver la película, mi impresión es que Spielberg, que debe estar forrado, tiene la capacidad para filmar lo que quiera, es decir, de conseguir el dinero para ello, y le apetecía demostrar al mundo entero su capacidad para filmar con solvencia e innovación este película, siendo fiel al musical original, y con las justas referencias a la buena adaptación de 1961. Es decir, nos encontramos ante un alarde. Un alarde de considerable empaque. Y en el aspecto artístico sale perfectamente adelante y con buenísima nota. La película es muy muy muy notable, bordeando la excelencia. A pesar del escepticismo con el que la afrontábamos a primeras horas de la tarde de nochebuena, poco a poco nos dejamos llevar por lo que pasaba ante nos ojos, sumergiéndonos progresivamente en un espectáculo excelente.

Pocas caras muy conocidas entre el reparto. Con la simpática presencia de Rita Moreno en el reparto, quien hizo de Anita (hoy en día Ariana DeBose) en la versión de 1961, ya octogenaria, pero en muy buena forma, y con unas intervenciones de gran nivel, y algún otro secundario veterano, estamos ante un reparto joven y poco conocido, escogido entre artistas que cantan y bailan con solvencia, e incluso con gran calidad. Un punto a favor de la versión de 2021 sobre la de 1961, en la que el reparto hacía playback sobre las voces de cantantes profesionales. Y aunque pocos número se han grabado en directo en la grabación, son playback sobre sus propias voces, alguno sí… lo cual es meritorio. Sin dudar de que los ingenieros de sonido habrán puesto de su parte para que todo quede perfecto al final. Muy bien para el reparto.

En la parte musical, no vamos a descubrir la calidad de la música de Bernstein y las letras de Sondheim, como ya hemos mencionado, pero hay que destacar las excelentes coreografías que se nos ofrecen, innovadoras con respecto a las de 1961, aunque con recuerdos y detalles extraídos de las mismas, para establecer un buen diálogo entre las dos obras. Y qué decir de la maravillosa fotografía de Janusz Kaminski, un clásico en los trabajos de Spielberg, que firma una de las iluminaciones para interesantes de su carrera, que demuestra la maestría de este director de fotografía.

Vamos… que nos gustó mucho. En una enorme y fría sala de cine, casi vacía, puesto que no creo que llegáramos a diez personas las que estábamos en esa sesión en versión original subtitulada. Y no es simplemente que fuera el día de nochebuena. O que fuera versión original. Es que la película se ha estrellado en la taquilla en sus primeras semanas de proyección en todo el mundo de forma estrepitosa. A pesar de la entusiasta opinión de la crítica cinematográfica, que la ha ensalzado notablemente. Pero a la gente parece que ya no le interesa este tipo de cine. Salvo que el boca a boca la recupere, Spielberg y sus financiadores las van a pasar canutas para recuperar la inversión. Porque no es una película barata… En fin, una pena. Como digo, una muy buena película. No una versión de la película de 1961, aunque le preste varios homenajes, sino una nueva versión, muy fiel, al musical original de Broadway. A mí me mereció mucho la pena las dos horas y media de proyección. Es lo que hay.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Libros de fotografía] Robert Adams y el paisaje americano y la felicidad postiza en China

Fotografía

Una entrada breve para el día de Navidad, que servirá también como mis recomendaciones fotográficas de esta semana. Dos libros de fotografía que encargué hace unas semanas y que me han llegado recientemente. Algunos paquetes de correos o de empresas de transporte llegan sin problemas… pero sólo algunos. Y estos dos son algunos de ellos.

Fiel al espíritu de Robert Adams, algunos paisajes suburbanos, en uno de los polígonos industriales de Zaragoza, en un largo paseo dentro de la niebla en la mañana de hoy mismo, día de Navidad.

Bueno… el primero de ellos, más que hace unas semanas, lo encargué hace unos meses. Es una amplísima retrospectiva de uno de los fotógrafos contemporáneos que más cosas me dice. Recogiendo fotografías que abarcan desde 1965 a 2015, cincuenta años de carrera como fótografo, American Silence es el último libro publicado sobre la obra de Robert Adams. Lo encargué ya… a finales de septiembre o principios de octubre. Cuando todavía no había salido a la venta. El caso es que en Amazon han tardado más de lo que pensaban en tenerlo disponible. Pero al final ha llegado a punto, como «regalo» un tanto «inesperado» de Navidad. Miembro de la famosa exposición colectiva New Photographics, de los años 70, es uno de los fotógrafos norteamericanos que se fija en el paisaje alterado por el ser humano. Su mirada se centra en los espacios abiertos y en los suburbios de las ciudades de estados del oeste americano como Colorado, California y Oregón. Su fotografía, en blanco y negro, es directa, sin florituras, descriptiva, pero de calidad. Y fundamentalmente pone el foco en la crisis de los valores más importantes de esta región del mundo, una vez que es alterada por la presencia del ser humano. Y no me refiero precisamente a los nativos americanos que vivían por allí. Como decía, uno de mis fotógrafos favoritos… por lo tanto, para mí, un libro imprescindible, que tardaré días en digerir.

Un tono menos trascendente tiene el libro Happy Tonite, libro que recoge una selección de autores chinos contemporáneos de las colecciones del Archive of Modern Conflict. Esta organización cultural privada, originalmente estaba dedicada a la recuperación y recopilación de fotografías y otros objetos procedentes de la Segunda Guerra Mundial y otros conflictos armados que le siguieron en el siglo XX. Fotografías de lo que los anglófonos llaman vernacular photography, es decir, no realizadas por fotógrafos profesionales con fines documentales, reporteros gráficos o fotógrafos con un interés artístico. Vamos… la fotografía de la gente común o la que realizan profesionales de otros campos para sus propios fines. Con el tiempo, se extendió el archivo fotográfico a otros temas y procedencias, y en este libro se reúne una selección de fotografías contemporáneas, que reflejan la realidad constantemente cambiante del gigante asiático, con un enfoque específico en la ilusión de prosperidad y felicidad, sean estas más o menos reales, o más bien ficticias. Interesante la selección de fotografías, y viene bien para conocer a algunos de estos autores.

[Fotos] Paisajes urbanos en la «Inmaculada Constitución»

Fotografía

Las fotos de hoy son de los días festivos del puente de la «Inmaculada Constitución». Y fue un día en que consideramos oportuno hacer una sesión de retrato, por la luz con la que amaneció, algo casi improvisado, con dos rollos de la misma película. Lo que pasa es que entre retrato y retrato en distintas localizaciones en la zona entre el parque de la Granja y el azud del río Ebro en Zaragoza.

Las fotos de retratos son privadas y no toca mostrarlas. Pero los paisajes urbanos sí que se pueden enseñar. Los datos técnicos en Ciertos paisajes urbanos en formato medio – Hasselblad 500CM + Distagon 50/4 C T* + Fujifilm Neopan 100 Acros II. En aquellos días festivos, vimos el sol y se paseó con agrado, a veces con algo de viento. Volvemos a estar de fiesta… pero el sol no parece querer hacer acto de presencia. Y llevamos así casi dos semanas.

[Libro – historieta] Astérix et le Griffon – Didier Conrad, Jean-Yves Ferri

Literatura

No voy a dedicar mucho a comentar sobre un nuevo volumen de Astérix el Galo. Tengo todas las historietas del pequeño guerrero de la armónica y su «ligeramente desarrollado» compañero y repartidor de menhires, desde el número 1 y en lengua original, el francés. Creado por la genial pareja formada por René Goscinny y Albert Uderzo, conoció su edad de oro mientras el genial e ingenioso escritor estuvo con nosotros sobre la faz de la Tierra. Su prematura muerte, con sólo 51 años, en 1977 dejó un vacío que luego nadie ha sabido cubrir. Nunca las aventuras de los invencibles galos alcanzaron los niveles previos, e incluso en algún momento decayeron considerable a niveles en los que casi habría que plantearse haber dejado descansar para siempre al personaje, como sucedió con Tintin a la muerte de Hergé.

Unos paisajes de la península de Armórica, tierra de Astérix y compañía. Que ya tienen sus casi treinta años. Debería volver a visitar aquellas tierras.

En cualquier caso, desde hace unos años, son la pareja formada por el dibujante Didier Conrad y el guionista Jean-Yves Ferri quienes siguen adelante con las aventuras de Astérix. Aunque no elevaron de forma notable el nivel sobre lo que se venía haciendo de los tiempos de Uderzo en solitario. Quizá por eso,… por esa caída aparentemente irrecuperable en cierta mediocridad, esta nueva aventura en el que nuestros héroes coinciden por casualidad con unos emisarios romanos buscando el mítico grifo en las tierras incógnitas al este del mundo conocido (o sea el Imperio romano y fronteras adyacentes), en tierras de los sármatas (al este del Vístula en la Polonia actual y hasta el Cáucaso, me gustado más. Es realmente muy entretenida en su mayor parte, aunque decae en sus últimas páginas, como si la pareja de autores no hubiera previsto un final adecuado y un cierre razonable, a una aventura con un planteamiento muy entretenido.

Pero… misión completa. Sigo teniendo la colección completa. En francés. Y supongo que seguiremos. Es lo que hay.

[Cine] The power of the dog (2021)

Cine

The power of the dog (2021; 77/20211216)

Con un estreno limitado en salas de cine y un estreno amplio en plataforma en línea, nos llega el último trabajo de la directora Jane Campion. La directora neozelandesa se prodigo poco, muy poco; pero su trabajo siempre es interesante. No siempre me ha convencido el resultado del mismo, pero siempre me resulta interesante. Y además viene acompañado de un reparto no menos interesante. En la temporada de premios ya ha recibido varios premios de la crítica en varias ciudades norteamericanas. Así que había cierta expectativa por verla.

Algunos de los paisajes de la película me recordaron al paisaje estepario que a veces encontramos en la provincia de Zaragoza y otras comarcas de Aragón.

Estamos literalmente ante una de vaqueros en las primeras décadas del siglo XX. En algún lugar de Montana (aunque la película está rodada en Nueva Zelanda), dos hermanos llevan un próspero rancho ganadero; el viril de personalidad arrolladora Phil Burbanks (Benedict Cumberbatch) y el más apocado y menos carismático George (Jesse Plemons). Cuando este último se case con una atractiva viuda (Kirsten Dunst), con un hijo joven que acaba de comenzar en la universidad (Kodi Smit-McPhee), Phil los acoge con desagrado y comienza a acosarlos con sus comentarios y actos. Lo que provocará una depresión en la mujer. Pero el hijo, conocedor de un secreto del rudo vaquero terrateniente, comenzará poco a poco un acercamiento al mismo de consecuencias imprevistas.

Campion con sobriedad y excelente oficio nos cocina un drama que se cuece a fuego lento, muy lento, pero sin desperdicio, durante las poco más de dos horas que dura el largometraje. Dos horas en la que toda la información que se suministra, visual o dialogada, en un ejercicio magnífico de efectividad y eficiencia narrativas, es importante para dar forma al relato, y a las consecuencias de la interrelación de estas personas, que viven a caballo entre el espíritu de la frontera del siglo XIX y de la modernidad del XX. Relato que además se apoya en un trabajo interpretativo de primer orden.

La película exige atención y la participación activa del espectador. Y es más propia de la concentración que se puede conseguir en la sala de cine que del entorno menos controlado y con más distracciones del salón de casa. Tampoco entra en explicaciones superfluas, tan habituales en el cine de consumo rápido actual, pero toda la información necesaria está ahí, para que al final toda la historia encaje perfectamente y con gran coherencia. Una muy buena película, absolutamente recomendable, aunque pueda quedar fuera de los hábitos y costumbres de los espectadores más acostumbrados a entretenimientos vacuos que a otra cosa.

Como curiosidad, Plemons y Dunst son matrimonio en la vida real. Y en la ficción lo fueron también en la segunda temporada de Fargo.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Fotos] En los benévolos días de principios de noviembre…

Fotografía

Estamos en el noveno día consecutivo de nieblas en Zaragoza. Nos dice que el jueves pueden levantar. Lo cual probablemente quiere decir que el fin de semana de Navidad puede estar con tiempo revuelto. Es lo que tiene el invierno en «el Charco». Si el tiempo está calmado, nieblas; si se revuelve, cierzo. En cualquier caso, cualquier escusa es buena para intentar ver la luz y el sol. Aunque sea en fotos de semanas atrás.

En la primera quincena de septiembre, llevé en la mochila ciudadana la Olympus Pen F con su 38 mm f1,8 y un rollo de Kodak Portra 400. Así como la modesta y sencilla Olympus Pen EE3 la he utilizado con cierta frecuencia con película negativa en color, la Pen F, desde que la tengo, la he usado fundamentalmente con película en blanco y negro. Así que quise cambiar un poco la tendencia. Los detalles, no muchos más, los he contado en Recordando días soleados de principios de noviembre – Olympus Pen F con Kodak Portra 400. Aquí os dejo unas pocas de las muchas fotos que salen en un carrete hecho con las Pen de Olympus.

[TV] Cosas de series; Cowboy Bebop, nuevas adaptaciones… que no siempre salen bien

Televisión

Segundas partes, terceras partes, trilogías de cuatro, segundas trilogías, terceras trilogías, universos con veinte películas o más, nuevas versiones, reboots, reimaginaciones, spin-offs… Intentar explotar una gallina de los huevos de oro hasta el agotamiento no es algo nuevo. Pero la sensación de que hoy en día, en la ficción televisiva o cinematográfica, se usa y se abusa de ellas hasta el extremo está constantemente presente en quienes nos gusta el cine y sus derivados en grandes o pequeñas pantallas. Y no siempre salen bien. Muchas veces pienso que lo de Battlestar Galactica fue más la excepción que la norma. Porque además, estos fenómenos se dan más en la ciencia ficción, ficción fantástica, o en la fantasía científica,… tres géneros que parecen similares, pero tienen diferencias que hay que saber diferenciar. Y no siempre es fácil.

Tanto la animación como la acción real están ambientadas en un sistema solar colonizado por los humanos, en los que cada ciudad o establecimiento humano recuerda a algunos de la Tierra, muy devastada como consecuencia de la ruptura de la Luna. Alguno de ellos recuerda mucho a Hong Kong, y por ello traigo fotos de la ciudad china.

Recientemente, en el ámbito de la ciencia ficción hemos tenido muchos anuncios de adaptaciones, nuevas adaptación, nuevas versiones… de materiales originales de referencia, de culto, de gran calidad,… como los queráis llamar. Algunas van saliendo bien (Dune), con el alivio de que las veremos terminar. Otras son decepcionantes (Foundation). Y todas ellas nos echan a temblar de miedo al mismo tiempo que no generan interés y expectativas (recientemente se ha anunciado la adaptación de Cita con Rama)

Esa mezcla de expectativas y miedo me suscitó el anuncio hace ya un tiempo de la adaptación a serie de acción real de una de las series de animación japonesa más redondas e interesantes que conozco. Una serie de referencia, de culto, como la queráis calificar… una serie de gran calidad. No es otra que Cowboy Bebop (animación). Una serie que mezclaba con habilidad elementos de aventura espacial, cine negro y western, con una grandísima, maravillosa banda sonora a cargo fundamentalmente de Yoko Kanno, que la interpretaba al frente de The Seatbelts, y que se movía con habilidad entre la comedia y el drama, con un tono melancólico, nostálgico, que impregnaba cada poro de cada uno de los veintiséis episodios de los que constaba, y con ese quinteto mágico de antihéroes de los que no podrías prescindir ya; Spike Spiegel, Jet Black, Faye Valentine, Edo y E1n, el simpático y misterioso perrillo que los acompaña. Fantástica. Con la excusa de la llegada a Netflix de la versión de acción real, la he vuelto a ver,… y… fantástica.

Efectivamente, fue Netflix, que tiene en catálogo la serie de animación, quien encargo la adaptación de Cowboy Bebop (acción real). Y después de terminar de verla, de dejarla reposar unos días… he de decir que no. Que no es lo mismo, que no tiene el mismo espíritu, que no transmite, ni de lejos las mismas emociones, y que es una serie absolutamente prescindible. Innecesaria por completo. Probablemente, quienes amamos el original de animación la rechacemos por traicionar en gran medida el espíritu y el tono del original, aunque quiera ser fiel al universo y a los «hechos» narrados. Pero los personajes, aunque vistan igual (o parecido, que a Faye la han vestido menos descocada), aunque se llamen igual, aunque se involucren en aventuras similares… no son los mismos. Más parecidos a variantes del pícaro espacial tipo «Han Solo» que a los originales, carecen de la mochila emocional, de la carga melancólica, de las carencias que daban sal y pimienta a la historia original. Y por mucho dinero que se hayan gastado en la ambientación de la serie, no habrá salido barata, visualmente carece del expresionismo de la original, y en general del expresionismo de la animación japonesa de la época. El reparto hace lo que puede con el material que le dan… pero no son quienes tenían que ser. Aunque la última escena (la única en la que aparece Edo), deja abierta una continuación, no se va a dar. Porque al parecer la serie tampoco a sabido convencer a audiencias nuevas, quizá más jóvenes, quizá más diversas… No ha funcionado. No habrá segunda temporada. No puedo decir que lo sienta. Siempre nos queda la original.