[Fotocomentario] Los vecinos más tranquilos de la ciudad

Política y sociedad

Surgió a conversación este fin de semana mientras tomaba algo fresco en un terraza con unas buenas gentes. A mucha gente, los cementerios les producen repelús. La palabra repelús no existe meramente en el lenguaje coloquial como eufemismo de miedo o temor más o menos supersticioso, como yo pensaba. En el diccionario de la Real Academia Española aparece la palabra repelús como «temor indefinido o repugnancia que inspira algo». Sin embargo, dos de los presentes arqueábamos las cejas ante este repelús.

Mi padre trabajó de marmolista en un taller de su propiedad a medias con un socio y buen amigo durante tres décadas. Algo más que buen amigo; familia de la mejor. Previamente había ejercido la profesión como asalariado para otros. Y aunque preferían otros trabajos, relacionados con los complementos para muebles o las obras de baños y cocinas, de vez en cuando les encargaban y hacían lápidas para los nichos del cementerio. Y más de una vez en mi infancia subí con ellos mientras colocaban las lápidas. En ese rato, como niño que era, jugaba entre las tumbas sin mayor problema. Nunca, ninguno de los tranquilos y pacíficos residentes del lugar, me causo ningún tipo de problemas. Ni me dirigieron la palabra. Ni de niño sentí yo repelús alguno por el lugar.

Ese repelús, irracional, se extiende a otras gentes e instituciones. Por ejemplo, los hospitales psiquiátricos y las personas con trastornos mentales graves. Fue lo que desencadenó la conversación. El paso junto a la terraza de una persona con uno de estos problemas de salud, que saludó, y yo le contesté. Y se quedó mirando un rato sonriente. Lo cual… probablemente generó el repelús de alguno de los presentes. Injustificado repelús. También me habitué a su presencia desde muy niño. Tampoco he entendido nunca este repelús, también irracional. Y que nos cierra la posibilidad de algo importante y necesario; la solidaridad y el apoyo a estas personas. Una pena lo de los miedos irracionales.

Las fotografías de hoy proceden de este rollo de película; Suburbios y cementerios en formato medio – Hasselblad 500CM con Kodak Portra 400. Del que os dejo otras muestras.

[Fotos] Bajando del cementerio con película blanco y negro

Fotografía

El sábado de la semana de la «FP4Party», después de haber estado fotografiando con la Leica M6 buena parte de la mañana, tenía pensado usar la tarde para quehaceres domésticos antes de cenar con unos amigos, manteniendo siempre las precauciones debidas por la epidemia de covid-19. Pero a la hora de comer me llegó el mensaje de que el esposo de un compañera de trabajo había fallecido. Así que me sacudí la pereza y decidí subir un momento al cementerio para presentarle mis respetos y mostrarle mi solidaridad. Y conforme me preparaba para ello, viendo la suave luz de un nublado con claros esa tarde, decidí coger un cámara de formato medio con película en blanco y negro.

Así que después de visitar en el tanatorio municipal a mi compañera de trabajo, bajé caminando a casa recorriendo la zona del cementerio donde se encuentran las tumbas en tierra con las muestras más destacadas de arte funerario. Y también algunas situaciones que impresionan y que nos hablan de forma indirecta de algunos de los momentos más tristes de la ciudad, como la elevada mortalidad infantil de la posguerra. En fin… los detalles técnicos en # FP4Party Edicion 2021 – Hasselblad 500CM en el cementerio. Aquí, simplemente, os dejo unas fotos.

[Fotos] Visita nocturna al cementerio (y una visita a una exposición)

Fotografía

Los cementerios lugares muy interesantes, tanto desde el punto de vista estético como desde el punto de vista sociológico. A mi me encanta visitar cementerios. Cuando viajo y tengo alguno a mano siempre entro a visitarlo. Recientemente se propuso en Fotógraf@s en Zaragoza (FEZ) (mural en Flickr) una visita nocturna al Cementerio de Torrero de Zaragoza. Son visitas guiadas organizadas por Gozarte, y en la que contamos con nuestro guía favorito, Carlos Millán. Y ayer, a partir de las 18:30 de la tarde y durante casi dos horas, con un vientecillo helador, hicimos la visita. Os lo cuento con fotos.

¡Ah, aprovecho también para mencionar la visita que realizamos el martes también con FeZ a la exposición «Inspiración» de Beatriz Orduña (en Flickr)! Podéis leer al respecto en el blog de FeZ. Fue en Espazio Zero.

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Beatriz nos explica sus fuentes de inspiración en esta exposición que dedica a los fotógrafos que precisamente han hecho eso, inspirarle.

Pero pasemos a la visita al cementerio.

Subiendo al cementerio en una fría noche

Después de un otoño extraordinariamente benigno, el tiempo se enfría considerablemente en la noche de nuestra visita al cementerio. Lugar especialmente expuesto, al encontrarse en la zona más alta de la ciudad de Zaragoza, y recibir el azote del cierzo.

Faroles para el paseo

Unos pequeños farolillos con velas servirán, más que para iluminar, para ambientar la visita.

Visitando el cementerio

La escasa luz y el ambiente nocturno invitan a cambiar de modo, paso a blanco y negro, mientras Carlos Millán nos encamina a los primero hitos de la visita.

Visitando el cementerio

Este poderoso enterrador es uno de los diversos lugares que merecieron la explicación de Carlos, y probablemente uno de los más llamativos.

Visitando el cementerio

Como lo es la polilla que vemos salir en la puerta de hierro de uno de los panteones.

Visitando el cementerio

En los oscuro de la noche, con la luna velada por las nubes, nos acercamos a algunas de las tumbas dedicadas a toreros o novilleros, que hicieron que Carlos se arrancara con algunas coplas al puro estilo de la Piquer. Todo un espectáculo y simpatía, Carlos Millán.

Visitando el cementerio

Cambio a color por un momento para observar cómo algunos «maquillan» de color los ojos de esta «monstruosa» (por fea) esfinge en uno de los panteones que imitan a un templo egipcio.

Visitando el cementerio

Ya finalizando el recorrido, Carlos nos narra una de las tradiciones hispánicas más conocidas relacionadas con la noche de los muertos, la representación del «Don Juan Tenorio» de Zorrilla. Nos hizo un resumen comentado, con pasajes recitados, de la obra teatral que sirvieron para calentar y animar el frío ambiente de la noche zaragozana. De aquí ya a la foto final, y a casa a calentarnos del pasmo cogido.